DAMIÁN SALGUERO
(Pereira, Colombia 1990) co-fundador de editores piratas La Silla Renca. Actualmente reside en la ciudad de Popayán.
Damián es uno de los editores de La Silla Renca, su poesía se asemeja a la de los mexicanos de la Red de los poetas Salvajes. Hay un juego con el lenguaje y la metáfora muy bien entramados, en ellos se compartes diferentes referencias religiosas o místicas, hay reflexión y cotidianidad. Junto a Damián hay otros autores que vale la pena conocer. Sin embargo, no están en internet, a diferencia de Damián de quien podemos descargar un par de libros de internet. También pueden seguir a La Silla Renca ( a decir verdad fue mi primer acercamiento a Damián, pero no soy un admirador del trabajo anterior a esto que ahora simplemente es sublime).
Ciclo Primero: Julio
Yo nací en una ciudad imaginada por algún ángel borracho
que peleaba con el cantinero por una mujer que no recordaba su nombre,
que no recordaba su vuelo, ni el color de sus cielos.
Yo nací en la ciudad imaginada de un ángel
que nunca conoció el amor.
Nací en la imagi-nada ciudad donde Penélope
solía cantar y dibujar en las líneas de mis manos
notas al azar, puñaladas al azar.
10 a.m. —————————————————–7 de julio 20B
(hora y día en que conocí a Penélope)
A Penélope la conocí un día antes de que ella se fuera a la guerra, estaba vestida de jeans, con algunas flores en sus dientes, parecía una niña que recorría las calles sin afán alguno. Ella me sonrió, y secuestró mis labios en un tiempo sin nombre que se atomiza en la memoria, ella hablaba escandalosamente mientras yo reía a carcajadas y escarbaba en su piel los imperios de sus padres que eran hechos de arcilla y agua.
Fuimos felices jugando con sus acuarelas, con el cabello que arrancaba de mi cabeza con sus dientes, construimos nidos entre las sombras de las casas y mis huesos, jugábamos en los arenales del barrio, en los columpios rotos por tanta lluvia, Penélope vestía un traje de marinerita, un minuto después estaba seca como el desierto, y se mojaba con su saliva, se revolcaba en la calle, montaba su bicicleta y aceleraba, jugaba, reía y se tiraba a sus calles, sus carreras, se tiraba contra las iglesias, era una niña vestida de ponqué, blanco café naranja, se vestía de verbos, se vestía con el poema de algún silencio de bareque, de barro, de papá canta cada cosa cuando caigo en los vientos del sol. En mis huesos crecía su angustia, en mis huesos crecían torcazas y tortugas, crecía la maleza y la selva, en mis huesos creció una montaña que se extendía en el diámetro de tus pupilas.
En la tarde, tomamos café con pan. Comimos tranquilos. Nuestras madres se miraban, hablaban sobre amores y planetas, hablaban de mi destino y el de Penélope, nos aseguraron que viviríamos felices por siempre. Mi madre se detuvo en el color de la ausencia. Callaron. Se vistieron con las flores de algún jardín vecino. Bailaron ellas juntas, mientras nosotros jugábamos, sus rostros parecían planetas incendiados, cantaban con fuerza, se congelaban en un vacío de cafeína, nuestras madres parecían cascadas que cantaban con el viento del primer día de julio. Penélope me quitaba los huesos con sus dientes. Me sembraba en un jardín. Me desenterraba, me miraba, luego me volvía a dibujar y resucitaba en sus ojos de luciérnaga morena.
Cuando terminamos de jugar nos sentíamos cansados. Nuestras madres nos cargaron. No me pude despedir de Penélope. Cuando íbamos en el bus mi mamá me dijo que ella me iba a extrañar, y siempre iba a pensar en mí. El amor –dijo ella- es un pedazo de eternidad que dura un segundo amorcito. El bus seguía andando y la ciudad que estaba detrás de la ventanilla fue el primer golpe, y es golpe me envejeció 20 años, mi madre ya no me cargaba, me salía barba y quedaba solo ante el mundo. Sé que a Penélope le sucedió lo mismo cuando vio el mar por primera vez y zarpó a alguna guerra. Recuerdo que mi mamá me dijo que Penélope se iba para la guerra a desenterrar las arterias de la muerte. Quedé solo y dormido, y soñé que estabas montada en una nave, vestida de marinerita, atravesando un mar que ya estaba seco.
LO ÚNICO QUE LE PIDO A LA VIDA ES UNA BUENA PÁGINA PORNO DE ALIENÍGENAS EQUINOS….
Esta mañana me levanté con la ilusión
de comprarme unos buenos doritos
y ver anime hasta volverme virgen otra vez,
luego llamar a mis amigos
y comentarnos entre nosotros
lo difícil que es levantar a una buena hembra,
porque a decir verdad es difícil conseguir una buena mujer
en estos tiempos de feminazismo,
de patriarcado hegemónico capitalista,
luego me doy cuenta que a esas mujeres
les gustan los punkys que tienen brahmas de 300 mil pesos
y crestas doradas con jeans levi straus originales,
hasta para ser antisistema hay que tener lucas,
o para levantarse a la hembra del barrio hay que tener moto
y un bonito peinado,
o para levantarse a la chica universitaria toca ser interesante
entonces
mis parceros prenden un bareto,
y pensamos que no hay nada que hacer…
al irnos y despedirnos, me voy a una sala de internet a ver porno
porque en mi casa no tengo ni radio,
pero no encuentro lo que quiero
y me voy a casa pensando
en yeguas alienígenas
cantando villancicos navideños con la vagina,
nada puede ser más hermoso.
AMISTAD
En la historia de los hombres,
siempre los mejores amigos,
los que iniciaron la lucha,
los que hombro a hombro
construyeron un imperio,
toman en su destino las líneas enemigas.
necesitamos expandirnos,
y entonces queda tanto a la deriva,
quedan las noches en las que se nos brotaban los sueños
y de las calles salían arboles gráficos,
repletos de signos
tómate este chorro,
los mejores amigos se vuelven en los enemigos más temibles,
eso lo dijo la historia aunque no tenga memoria para recordar nombres.
En el monte dos amigos de loma a loma se gritaron que se amaban
mientras florecía en ellos la guerra,
él le dijo ríndete
y él respondió jamás,
ambos se separaron con la guerra entre sus dientes
con los corazones hinchados de violencia y de árboles marchitos,
con las manos arrancando de la adolescencia
sus risas más sagradas.
PRINCESA
soy joven pero he vivido más de seis mil años.
perdí a la mujer de mis vidas
en el desierto del Sahara
cuando un rey inventó a un dios
que caía con el viento y los templos de la arena,
ella huía con sus éxodos solares
en la puerta de sus senos
caminaba tranquila guiada por palabras
y canciones de ríos
por mi parte la conocí en Prusia y el Cuzco.
Siempre fue una princesa
que pintaba en el pergamino de su cuerpo
el destino de nuestros pasos bendecidos por el olvido.
Dos alacranes alados
con sus crines de plata
descansan en mis hombros,
por mi parte hace más de seis mil años la persigo,
mientras los alacranes se marchitan
en las paredes de las montañas.
COMETAS GOTHA G.V
Agosto trae cometas consigo aire,
digo cualquier viento,
que ganas de elevar cometas.
Ayer cuando te fuiste sentí la ausencia
y el beso de la soledad por tantas veces…
sentí la soledad por primera vez en el año 1357 a.c.
cuando con mis uñas construí una ciudad baldía alrededor de un
mito,
y los nobles abandonaron los castillos
porque el río se tiñó de sangre,
porque los campos se envenenaron
entre el oleaje de un cielo furioso a punto de volverse mierda,
cuando te vi marchar en el bus
supe lo que era la soledad
y por primera vez me sentí solo en la ciudad,
cuando sus hormigas se vuelven cometas
y te prometo vivir hasta agosto,
Damián podrías traerme el café, claro, no hay problema,
te prometo sobrevivir hasta agosto para poder elevar cometas,
hoy no te llamaré,
y por cuantas sonrisas se envejece el corazón…
Amor cuando te fuiste,
y yo cargaba los recuerdos de tu adolescencia con una cadena,
te vi sonreír lejos de mí,
te vi hecha de piña dulce,
y sentí soledad por segunda vez como la vez que naufragué en Santa
Helena,
y el exilio fue veneno que se diseminó rápido
por las venas de la derrota,
cuando te vi irte en el bus
no hubo terceras soledades,
sólo un rugir como de no poder dormir
hasta que la historia se acabe.
FOTOGRAFÍAS HISTORIOGRÁFICAS
Entonces, me quedo aquí,
en medio de la historia,
fotografiando los futuros,
me quedo en medio de todas las selvas
sin nombres que se pierden
y se vuelven guerras de besos y de plomo
de espíritus sueltos
solicitándome que me muerda la piel,
que me la arranque
que haga tiras de olvido con la historia
de las verdades a medias.
Ayer me dijiste, que si te amaba
construiríamos un imperio con amor,
Que nos edificaríamos
y cógete duro que hace frío
y los viajes son largos,
pero más larga es esta tristeza de monte y guayabas,
de signos fijos que disparan pequeñas muertes
detrás de mis orejas,
el olor de tu carne,
el cielo cubierto por luciérnagas que cantan
y miran un pelotón de un millón de hombrea marchando
haciendo temblar la tierra,
y dos mil indios se esconden detrás de sus leyendas
me dijiste que si te amaba construiríamos un valle
una montaña y un río sin cicatrices,
el batallón canta mientras las mariposas
se aparean con los ríos
la historia toma café mientras ve desde la ventana
su ciudad en ruinas por la noche roja,
ella me tomó la mano,
fue cibernético creo,
me besó amarilla entre sus puentes
de miedo y odio,
entre sus amores profundos,
la historia se escondió bien detrás del poder,
y ese batallón de sangre y noches rojas
se detuvo frente al valle que construimos,
ahora quieren invadir nuestro reino
que está más allá del olvido.
ERA EL AÑO EN QUE LOS ALACRANES VOLVÍAN DE LA GUERRA.
Los árboles se movían rápido entre los causes del fuego,
era el año bisiesto de una guerra que empezó con un beso,
era el año en que conquistamos una tierra poblada por el olvido,
tenemos ganas de volvernos flores de un campo lejano,
en la cima de las montañas,
entonces te dije que te amaba
que iba a irme,
te lo dije en silencio
porque sé que estas cansada de mis palabras,
en el año de 1779,
un ejércitos de hombres rojos
montando alacranes y torcazas se dirigían a la capital,
sé que estas cansada de mis palabras,
en el año 2002
mis hombres se perdieron en el desierto
donde conocieron mujeres libres de los edificios
rieron tanto
se drogaron tanto
que al día siguiente
nos emboscó la vergüenza
y la sed de venganza quedó a medias,
compréndeme,
y se derriban las paredes de tus amores,
entonces me dan ganas de desertar,
lanzarme de los puentes pero,
luego recuerdo que mis alacranes no están tranquilos
si no les canto canciones a media noche
cuando me emborracho de soledad,
me río con ellos,
ellos lloran
porque saben con claridad
que no importa el año
porque en la guerra el único tiempo
que corre es el de la muerte.
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