Aurelio Espinosa Pólit
Aurelio Espinosa Pólit (Quito, Ecuador 1894 – 1961). Ensayista, poeta, crítico literario, traductor y catedrático universitario ecuatoriano. Sirvió como sacerdote de la orden de la Compañía de Jesús. Fundador de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador e iniciador de la actual Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit.
Nació en Quito el 11 de julio de 1894. Expatriado con su familia a la edad de 4 años, a raíz de la revolución liberal de 1895, estudió el bachillerato Namur (Bélgica); luego ingresó a la Compañía de Jesús y pasó a Granada (España) donde estudió Filosofía. Allí mismo ejerció la docencia en la cátedra de Literatura, desde 1917 a 1921.
Desde 1922 estudia teología en Sarriá (Barcelona) y el 31 de diciembre de 1924 recibe la ordenación sacerdotal de manos de su tío materno Mons. Manuel María Pólit Lasso, Arzobispo de Quito. Desde entonces el carácter sacerdotal se convierte en él, en vivencia íntima permanente.
En 1927, se especializó en humanidades clásicas en la Universidad de Cambridge. Regresó al Ecuador, su patria, en 1928 y fue destinado por sus superiores a hacerse cargo de la dirección de estudios en el Colegio Noviciado que la Compañía de Jesús tenía en Cotocollao, un pueblo al norte de Quito.
Obra y muerte
Maestro y escritor, derramó proficuamente el tesoro de su saber y de sus vivencias sacerdotales en las sucesivas generaciones de alumnos jesuitas, al principio y más tarde, de universitarios de la Universidad Católica del Ecuador, de la que fue su fundador y primer Rector vitalicio.
De su pluma fueron brotando con prodigalidad sus escritos, sus libros, sus opúsculos, sus conferencias, sus discursos, los que al fin de su vida pudieron consignarse en una extensa bibliografía de más de 600 títulos, muchos de los cuales corresponden a libros de gran volumen y de excepcional valor y trascendencia literaria e histórica, como la traducción en verso castellano de las obras completas de los poetas latinos Virgilio y Horacio y del dramaturgo griego Sófocles o el magnifico y original estudio crítico: "Virgilio, el poeta y su misión providencial", premio nacional de literatura, Cuenca 1933, que se impuso a la atención de la crítica literaria universal.
O las ediciones críticas de la Vida de Santa Mariana de Jesús por el P. Jacinto Morán de Butrón, de la Historia del Reino de Quito por el P. Juan de Velasco, de los escritos de los jesuitas del extrañamiento decretado por el Rey Carlos III de España; de las obras y epistolario de Olmedo, autor al que también dedicó un hermoso libro: "Olmedo en la Historia y en las letras".
Fue elegido miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua. El Padre Aurelio Espinosa Pólit falleció en Quito el día sábado 21 de enero de 1961, a la edad de 67 años y cuando aún se esperaba mucho más de su talento.
Bibliografía
Ensayo
Virgilio, el poeta y su misión providencial (Quito, 1932)
Sófocles. Edipo Rey en verso castellano (Quito, 1935-1945)
Dieciocho clases de literatura (Quito, 1947)
El Lebrel del Cielo de Francis Thompson. Semblanza, versión poética y comentario (Quito, 1948)
Posiciones católicas en educación (Quito, 1953)
Temas ecuatorianos (Quito, 1954)
Gramática latina y escritos complementarios (Quito, 1958)
Curso de cultura superior religiosa (Quito, 1958)
Los dos primeros poetas coloniales ecuatorianos, siglos XVII y XVIII: Antonio de Bastidas y Juan Bautista Aguirre (Puebla, 1959)
Síntesis virgiliana (Quito, 1960)
Epistolario de José Joaquín de Olmedo (Puebla, 1960)
Poesía y prosa de José Joaquín de Olmedo (Puebla, 1960)
Los jesuitas quiteños del extrañamiento (Puebla, 1960)
Virgilio en verso castellano.
Bucólicas, Geórgicas y Eneida. (México, 1961)
Trozos selectos de autores ecuatorianos (Quito, 1962).
Poesía
Del mismo laúd (1914)
Alma adentro (1938)
Estaciones y cristofanías (1944)
La fuente intermitente (1946).
Biografías
Olmedo en la historia y en las letras. Siete estudios (Quito, 1955)
Santa Mariana de Jesús, hija de la Compañía de Jesús (Quito, 1956).
Busto de Aurelio Espinosa Pólit, frente al Centro Cultural de la PUCE.
PRELUDIO
Los negros flancos de la peña rota
al interior destilan gota a gota el agua, que latente
callada se acumula, y por fin brota en límpida vertiente.
Y de mi duro corazón partido gota a gota ha surtido
la salobre vertiente de mi llanto, que luego con melódico gemido
fluye trocada en canto.
Y canto es asimismo la dulzura del hilo de agua pura
que en tomo riega la sedienta grama, cuando la íntima paz que me satura
del pecho se derrama.
Así alternando el himno y la elegía, ya llore, ya sonría,
sólo te canto a Ti, mi único Dueño, en quien puse mi ensueño
desde que supo amar el alma mía
¡EN MARCHA!
¡Viaje divino del alma hacia Dios! La meta, Jesús;
y Jesús, el guía;
y el camino asimismo Jesús, que un día le dijo: ¡Ven, Yo soy la vía!
Jornada difícil, viaje doloroso, ascensión abrumante-a una cumbre;
esperanza inquieta que escruta las cimas, sin que el término ansiado
columbre...
Pero viaje emprendido en radiante visión inicial:¡y ésa fuiste Tú, mi Sol matutino, Belleza esencial!
Y allí en la retina del alma perdura, sonrisa de cielo, lenta, obsesionante,
y es como aguijón, que en ella clavado de continuo le grita:
¡adelante!
Y es esa visión amorosa, que al alma la ciega a toda otra
luz;
¡y ese amor es el tuyo, tu amor perdurable, tu amor absorbente, OH Jesús
LA VOZ QUE LLAMA
¡Fue mi alma tu conquista!
-hazaña inexplicable de tu amor- ¿cómo Te abriste paso? ni yo mismo puedo recordar hoy.
Con táctica divina
consumaste en silencio la invasión, y antes de que ni yo supiera cómo,
ya era tuyo, mi Dios.
Mas no entrabas del todo; querías que sellase la oblación, que el amor que
llamaba respondiese
con espontáneo amor.
Y Te oía, cautivo
del insinuante hechizo de tu voz, aunque sentía la existencia rígida
de un amor de exclusión:
“Si has de venir conmigo, el todo de tu vida he de ser Yo...”-y, callado, soñaba yo en mi dicha, aurora en arre bol...Urgías amoroso:
“Ven, hijo mío, que de paso voy... mira cuánto pagué lo que te pido,
¡dame tu corazón!
-Y el corazón lloraba del hogar al recuerdo seductor... mas al fin a tus pies
caí rendido
con divina ilusión;
y el viviente holocausto consumé en aquel día por tu amor, y llorando Te
dije: “Voy ahora,
ya todo tuyo soy...”
EL ADIÓS
Cuando dejé partida en dos pedazos en el paterno umbral
mi juventud, Señor, y entre tus brazos, con ansias vivas de abreviar los
plazos,
busqué mi alto ideal,
iba sangrando el corte de la herida que por llegar a Ti,
en cruel congojosa despedida,-por Ti, mi único amor, por Ti, mi vida- en el pecho me abrí.
Mas tu primer encuentro fié dulzura de increíble fruición,
anestesia divina que perdura
cuando ya del adiós y su amargura se olvidó el corazón.
Y aunque tomase a recordarlo un día, ya no hay volver atrás:
a todo amor el tuyo desafía
;pude dejar mis padres... ¡no podría dejarte a Ti jamás!
SEÑOR, NO SOY DIGNO
OH Jesús que a mi puerta tierno llamas, ¿habré de recordarte lo que fui?
No Te puedo engañar... mira a quien amas...no te fíes de mí..
¿Por qué? -No he de decirlo, que mi historia sin hablar la entendemos ya
los dos:
yo Te fallé como hombre, y fue tu gloria perdonar como Dios.
¡Ah no ignora tu mano que me hizo de qué barro formó mi poquedad,
y el sentirlo tan pobre y quebradizo
conmueve tu piedad.
Tú lo olvidaste todo; - yo no puedo... de mi pasado en mí vive el dolor...¿Te lo diré, Dios mío? ¡me da miedo,
miedo de tanto amor!
Me abruma la grandeza de tu oferta; y al verte amante derrocharte así,
Te repito angustiado ante mi puerta:
no Te fíes de mí!
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