martes, 10 de febrero de 2015

MARCO LÓPEZ ABALLAY [14.801] Poeta de Chile


Marco López Aballay

Nace en Petorca, Chile el 20 de abril de 1968.  
En marzo de 1986 se traslada junto a su  familia a la ciudad de Putaendo en donde reside actualmente. 

Entre los meses marzo-diciembre del 2000, participa en el taller de poesía “Daguerrotipos”, dirigida por la poetisa Azucena Caballero H. Obras publicadas:“Diálogo nocturno”. Poesía. 2003 “Cuentos grabados – Antología Imaginaria”. 2005. En Agosto del 2002 recibe mención honrosa por su trabajo de poesía “Textos Diversos” en el concurso “Colección Cuadernos de Literatura de Aconcagua” del Centro Almendral en la ciudad de San Felipe.   

En Marzo del 2003, publica su primer libro de poemas “Diálogo Nocturno”, ediciones Casa de Barro.

Entre los años 2003-2006, escribe diversos artículos de carácter fantástico titulados “Animales Imaginarios” para la revista visual y literaria La Piedra de la Locura.

En Noviembre del 2003, es invitado a participar en la antología “Poesía Nueva de San Felipe de Aconcagua”, ediciones Piedra de la Locura, aquí publica poemas de su trabajo “Entre los Escombros de mi Círculo”.

En el Año 2005, obtiene beca, a través del Fondo del Libro y la Lectura. Participa en el recital “Seis poetas de San Felipe en Valparaíso” proyecto elaborado por SISMO.

Actualmente escribe crónicas de carácter literario para el periódico La Merced de Petorca y participa en el proyecto “Peludíssima”, suplemento literario inserto en revista “La Piedra de la Locura”.

En Marzo del 2003, publica su primer libro de poemas “Diálogo Nocturno”, ediciones Casa de Barro.

En el año 2005, publica Cuentos Grabados, Ediciones Altazor de Viña del Mar.

En el 2012, en Ediciones Inubicalistas, lanza su última obra Historias de Rock. Narrativa (Ccuentos)





MANTRA



INTENTO

“Toda palabra es una metáfora muerta” 
                                                 - Leopoldo Lugones-

Pero insistimos en el poema 
y lo cubrimos en un traje blanco-negro.       
Aunque se sabe que el tiempo sopla fuerte 
Y el universo de palabras desaparece. 



VIAJE

De tanto nombrarlos he gastado su corteza: 
Objetos 
Cosas que me acompañan en este viaje de lágrimas: 
Mesa, silla, pantalón. 
(el desplazamiento a su núcleo es travesía infinita) 




DISCURSO

Un lenguaje bien construido cubre las paredes del otro discurso, 
Tras él 
la verdad asoma, 
se transparenta 
Y es un vidrio empañado por el aliento de la mentira. 





LENGUAJE  NATURAL

El conocimiento en el vocabulario primitivo: 
Cubierto de flores 
¿O quizás llovido en otro invierno? 
(cuya Enciclopedia se cubre de polvo).

Expulsado del útero: 
el sonido del llanto es lenguaje natural.



PENSAMIENTO

Lo otro es abrirse a la noche, a sus olas, avenidas y abrazos de cemento.
Pero intentemos siquiera romper un trozo de tela y visualicemos la abundancia de luces que te acompañaban. Claro, una partida son sobresaltos. Una adolescencia de mejillas rosadas tras la brisa en madrugada, con pasos seguros frente al océano.
Un pensamiento de no más allá de diez metros a la redonda no supo ver el otro paisaje; el de la oscuridad y sus regalos de fiesta: abrazos en año nuevo, velas encendidas en la sala de baño y un puñado de estrellas después del coitus interruptus.
Aún entre mis dedos escurre hielo. Corre la sangre como transpiración de muerte y la cortina me niega la vista; el gris espectáculo de los que giran y giran frente a una luz que desconocen.

&&&&&&&

Un pensamiento encerrado en otro pensamiento golpea los cristales de la lluvia y chapotea en su interior.
Danza
Vuela alrededor de la cruz (sin darse cuenta, anochece).
Sin entender vuelve a caer en la sábana que lo esperaba desde el otro invierno.
Enormes muletas lo llevan, extraviándose en las avenidas de la vida.
Sabe del color que desorienta el paisaje; son las cinco de la tarde y amanece en otro globo. Desesperado corre tras la cinta de regalo; un racimo de pensamientos en la selva de su tumba.
Al otro lado las manos. Radiografía de huesos y sombras de fantasma.







Historias de rock de Marco López Aballay
Ediciones Inubicalistas, Valparaíso, 167 pp., Colección narrativa, 2012

Presentación de Gladys González
Unión de Artesanos, San Felipe, 05 mayo 2012


Historias de rock es el segundo libro de narrativa publicado por Marco López Aballay, escritor oriundo de la ciudad de Petorca, en la V región. En la mayoría de los cuentos presentados el narrador utiliza un imaginario oscuro y bien definido, que se acerca notablemente a la novela negra, ambientando la trama de los relatos en espacios cotidianos que se tornan a cerrados, viciados, trágicos, y otras veces fantásticos, pero no por esto totalmente irreales sino adyacentes a la corriente de la conciencia, tomando como referente geográfico principal la provincia de San Felipe y el tránsito por la ruralidad, y como motivo escritural transversal el rock.

El texto total pareciera tener como eje un solo argumento que va entrelazando los relatos, de distinta extensión, a lo largo del libro, construyendo un imaginario altamente visual que se podría analogizar a las características del cómic negro, particularmente a los personajes centrales que narran las acciones en las viñetas de Frank Miller, en donde el hablante en un constante, derrotado y carrasposo monólogo interior tiende a sentirse perplejo frente a las acciones de los personajes que coartan radicalmente sus propósitos, o que se muestra turbado, ante el descenlace de hechos inusitadamente espeluznantes, momentos en donde no se busca redención sino un estado neutro donde no hay paz sino un continuo que les permite avanzar y proyectar, simplemente, lo que son.

El libro logra traspasar experiencias sensoriales, olfativas y emocionales en cada historia gracias a la aguda descripción del escritor que llega a momentos memorables en algunos pasajes de los cuentos, siendo una totalidad que se acerca a un mundo límbico, en espiral, donde cada personaje fácilmente podría ser protagonista, mutando levemente sus características, de una sola gran historia central.

Estos elementos fantásticos que guían el ritmo narrativo del libro van sumándose con velocidad a medida que se avanza en la lectura de cada historia, delatando en las construcciones ideéticas una particular influencia borgeana donde predominan los espacios experienciales pero marcados, imaginados o concebidos por la psiquis y cavilaciones de los personajes, miedos atávicos, deseos irresueltos, necesidad de conocimiento de sí mismo por medio de la experiencia con alucinógenos, todos condicionamientos que sujetan al hombre desde los inicios.

En el prólogo de Adolfo Bioy Casares a la Antología de la literatura  fantástica de 1940, en la que participaban él, Ocampo y Borges, sintetizaba el espíritu ancestral de ésta de la siguiente forma:

Viejas como el miedo, las ficciones fantásticas son anteriores a las letras. Los aparecidos pueblan todas las literaturas: están en el Zendavesta, en la Biblia, en Homero, en Las Mil y Una Noches.

Borges -como idea refuerzo a este planteamiento- expuso lo que sigue, en una conferencia sobre “La literatura fantástica” realizada en 1949 en Montevideo:

Lo primero que encontramos en la historia de las literaturas, son narraciones fantásticas. Y, además, esto mismo ocurre en la vida de todos nosotros, pues los primeros cuentos que verdaderamente nos han encantado, son los cuentos de hadas.

Suele tildarse, erróneamente, al género fantástico como literatura de evasión, término que se refiere al contenido de una obra más que a la estructura formal [1]. Lo fantástico evoca una "especie de inseguridad o de inquietud que se produce en lo real, mediante la cual accedemos a la otra cara de lo real, a la surrealidad que determina y explica la apariencia de lo real" (Gálvez, Marina, pp. 145). Entonces, la lógica ya no es el único conductor para acceder a la realidad. 

En el caso de Marco López -en una primera lectura interpretativa, aún- quizás utilice, resignificativa y, más aún, cosmopolitamente, la música rock como una construcción de deseo, proyección (in)consciente de modernidad y como vehículo conductor de sus cuentos como una reminiscencia literaria respecto al doble. En Borges y yo del libro El Hacedor (pp. 808) podría haber una respuesta a esto:

“Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán...; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario geográfico. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil; yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica... Por lo demás, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo... Yo he de quedar en Borges, no en mí... mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro. No sé cuál de los dos escribe esta página.”

Quizás entre Marco López y su narrador ficcionado exista una fuga similar, cediéndose espacio inagotablemente el uno al otro para existir.



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