Julio Ycaza Tigerino
1919-2001
Ensayista, abogado y político nicaragüense, nacido en Estelí el 21 de octubre de 1919, y fallecido el 18 de abril de 2001. Estudio el bachillerato en el Colegio Centro-América (de los jesuitas) en Granada (Nicaragua), se licenció en 1942 en la Universidad Central de Managua. Miembro de la Cofradía de Escritores y Artistas Católicos del Taller de San Lucas. En 1940, siendo secretario general del grupo que acaudillaban Luis Alberto Cabrales, José Coronel Urtecho y Pablo Antonio Cuadra, fue encarcelado y deportado a la isla del Maíz. Liberado en 1941 se doctoró y se dirigió a Chile, donde se especializó en Derecho del Trabajo y colaboró en la Revista Estudios, de Jaime Eyzaguirre, uno de sus maestros. Tras una estancia en Buenos Aires, en junio y julio de 1946 asistió en España, formando parte de la delegación oficial de Nicaragua, al XIX Congreso Mundial de Pax Romana [fueron diez los representantes de Nicaragua en este Congreso: Rafael Paniagua Rivas y Julio Ycaza Tigerino como observadores, el resto como invitados: Pablo Antonio Cuadra Cardenal, Carlos Molina Argüello, Manuel Pérez Alonso S.J., León Pallais Godoy, Federico Argüello, Carlos Martínez Rivas, José Adnán Guerra Molina y José Dampiels.] En diciembre de 1946 pronunció una conferencia en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid: «Génesis de la independencia hispanoamericana», que fue publicada en 1947 por la revista Alférez. En esta revista coincidió con los también nicaragüenses (asistentes, por supuesto, al Congreso de Pax Romana) Carlos Martínez Rivas y Pablo Antonio Cuadra, y en ella publicó sus primeros trabajos en torno a la hispanidad y al lugar que deben ocupar España e Hispanoamérica (aquélla a través de ésta) en la «magna misión redentora de superar la crisis de Occidente». Vuelto en 1950 a Nicaragua se adscribió al Partido Conservador y asumió una intensa praxis política como ideólogo. El 5 de enero de 1954 ingresa en la Academia Nicaragüense de la Lengua, con un discurso titulado: «Los nocturnos de Rubén Darío» (desde 1964 es Secretario perpetuo de esa institución). Ha sido parlamentario entre 1957-1967 y 1972-1979, y presidente del Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica. En 1980, durante la revolución sandinista, conoció la cárcel en dos ocasiones. Fundador y director de la revista Encuentro de la Universidad Centroamericana, la prensa de Nicaragua celebró ampliamente en 1999 su 80 cumpleaños.
Bibliografía cronológica seleccionada de Julio Ycaza Tigerino
Génesis de la Independencia Hispanoamericana, Alférez, Madrid 1947, 52 págs.
«La Hispanidad en retórica», Alférez, nº 3 (1947), página 6.
«Sentido y ubicación de México», Alférez, nº 4 (1947), página 7.
«Notas sobre la Hispanidad», Alférez, nº 9-10 (1947), página 11.
Originalidad de Hispanoamérica, Cultura Hispánica (Cuadernos de monografías, nº 9), Madrid 1952, 196 págs.
Hacia una sociología hispanoamericana, Cultura Hispánica (Cuadernos de monografías, Temas Políticos, vol. 15), Madrid 1958, 230 págs.
Los nocturnos de Rubén Darío y otros ensayos, Cultura Hispánica, Madrid 1964, 108 págs.
Estudio de la poética de Rubén Darío, Comisión Nacional del Centenario de Rubén Darío, Managua 1967, 440 págs.
Perfil político y cultural de Hispanoamérica, Cultura Hispánica, Madrid 1971, 285 págs.
La cultura hispánica y la crisis de Occidente, Ministerio de Cultura (Colección Cultura y Comunicación, nº 19), Madrid 1981, 176 págs. [Esta obra obtuvo uno de los accesit en el Concurso «Premio Hispánico 1980» convocado por el Ministerio de Cultura de España.]
«Reflexiones sobre la evolución actual de nuestra lengua», en Presencia y destino: el español de América hacia el siglo XXI, Instituto Caro y Cuervo, Bogotá 1992, II:149-160.
Textos de Julio Ycaza Tigerino en el Proyecto Filosofía en español:
1947 Génesis de la Independencia Hispanoamericana, Alférez, Madrid 1947, 52 págs.
1947 La Hispanidad en retórica • Sentido y ubicación de México • Notas sobre la Hispanidad
Son evidentes las muestras de esa poesía impresionista y delicadamente espiritual en el período que va de 1936 a 1953, la cual podemos leer en la primera sección de su Poesía Reunida (1936-1993), publicada en 1994 por Jorge Eduardo Arellano. Ahí tenemos piezas características del poeta como "pájaro soñoliento", un poeta todavía inmerso en la atmósfera post-modernista y post-simbolista.
"Piano", "Canción", "Paisaje espiritual" y "Egloga de invierno" son ejemplos elocuentes:
"Tiene la lluvia fina un aire triste
que viste al cielo de desilusión,
y que hace al alma derramar sus lágrimas.
Está lloviendo en nuestro corazón".
("Piano")
"Escribir con el dedo sobre el cristal dormido
de tu remanso claro, un claro verso mío,
y decirlo en voz baja como en una oración,
para que el alma sea como un pájaro herido
que arrastra la corriente porque cayó en el río,
sangrando la armonía de su letal canción".
("paisaje espiritual")
"La lluvia es como el llanto de Dios. En el pañuelo
de la llanura pone las montañas su arruga.
Los caminos dibujan iniciales humanas.
En las praderas brillan al sol celestes lágrimas".
("Egloga de invierno")
Sin embargo, ya en este primer período de producción poética, nos encontramos otras vertientes, otras preocupaciones que llegarán a ser más importantes que
La poesía de Julio Ycaza Tijerino
Por Ricardo Llopesa
Julio Ycaza Tijerino (Estelí, 1919-2001), el gran dariano, especialista y estudioso de la obra de Rubén Darío, es un poeta de obra escasa, pero no por reducida menos valiosa. Todo lo contrario, a lo largo de casi sesenta años apenas ha publicado setenta y dos poemas que dan prueba de rigor, precisión y belleza de la palabra poética. Esto es lo que podríamos llamar la virtud de escribir lo esencial.
Su primer libro, Poemas del campo y de la muerte, publicado en la prestigiosa colección Ángaro de Madrid, en 1959, y elogiado por Vicente Aleixandre, apareció cuando el poeta tenía la edad de cuarenta años. La poesía de este breve libro es una luz que brilla a través de la pincelada y el trazo, el color y el rasgo. Pero, a la vez, es poesía de reflexión y observación, conceptual y vivencial. Poesía de concentración más que de dispersión.
El libro se divide en dos partes que enuncia el título, perfectamente diferenciadas, y contiene diez poemas la primera y ocho la segunda. La primera, “Del campo”, es una visión personalísima de la vida terrenal y la experiencia del poeta dentro del mundo. La invención de la palabra, pulcra y nueva, recorre las líneas de los versos, como en este breve poema titulado “Casa de humo”:
Exhala el techo al aire el humo alado,
un humo casi azul, casi morado.
Enredado en la luz sube, se expande,
se abrillanta, se dora y tornasola.
Más alto viene el viento y lo desata,
lo eleva, lo blanquea, lo desguaza;
y recobra el azul su quieta gracia.
Estos pulcros versos endecasílabos, concentrados en una septina de arte mayor, son una novedad. Su cultivo, a diferencia de la septina de arte menor que es popular, se inició en el siglo XV. Se ha tenido por forma poco dotada de vitalidad y ritmo, además de poco cultivada en nuestra tradición castellana. En manos del poeta Ycaza Tijerino sorprende la capacidad de flexibilidad y armonía, gracias a los recursos que han hecho posible el milagro de conferirle vida propia, como la aliteración, la sinestesia y la cesura, que dan al verso aliento nuevo para comunicar la idea con ritmo y alegría. No resisto la tentación de exaltar la belleza plástica y eufónica de ese primer verso que invita a la reflexión: “Exhala el techo al aire el humo alado”.
La segunda parte del libro, “De la muerte”, mira hacia dentro, hacia el lado de la vida que conlleva la muerte. El lenguaje se eleva por encima del pensamiento y explora el sentido de la muerte, pero en lugar de tener el carácter trascendental de los fenómenos irrepetibles, se convierte en una realidad que el poeta mira con sobria naturalidad, del nacemos para morir, como cuando escribe en el poema “Morir al alba”: “Quiero morir al alba,/ con el último lucero de la noche”.
Su segundo libro vio la luz once años después, fue Premio Nacional Rubén Darío y lleva el título de Tierra de promisión (Managua, Ministerio de Educación, 1960). Esta vez se trata de un solo poema dividido en nueve cantos. Un rasgo distintivo, con respecto al primer libro y el resto de la obra, lo constituye el lenguaje torrencial con predominio de poemas y versos largos. Mediante esta expresión el poeta describe el espíritu y la carne de su patria nicaragüense, haciendo un concentrado repaso a los varios siglos de su historia. Pero, sin ser un texto didáctico en la mirada de la historia, a la manera de aquellos poetas que vierten la historia en poesía, sino bajo la mirada sensible y vivencial del poeta que coge lo mejor de su experiencia para mostrarlo a los demás. Donde lo que importa, como en La leyenda de los siglos de Hugo, es el fragmento concentrado de una época que, unida a otra, trasmite un concepto global.
Han tenido que pasar tres décadas desde su segundo libro para ver publicada su obra completa, que comprende los poemas escritos entre 1936 y 1993, bajo el sobrio título de Poesía (Managua, Jorge Eduardo Arellano, Editor, 1994). Casi sesenta años de vida han dado el fruto de setenta y dos poemas. Una obra breve, brevísima; pero valiosa, por su intensidad y su concentración, su ritmo y su musicalidad, su construcción y su temática, su naturalidad y su precisión, su erudición y su sabiduría. Nada hay en esta poesía que resulte gratuito ni vulgar. Ycaza Tijerino, dueño de su propio estilo, ágil y concentrado, posee el don divino de la palabra alada y se permite el lujo de ser, a su edad, el único poeta de obra tan breve como consistente.
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