Juan de Tapia
Juan de Tapia, fue un poeta nacido en los primeros años del siglo XV en un lugar no precisado de la península ibérica. Ejerció de soldado, pasando de España a Italia siguiendo el expansionismo de la corona de Aragón. En efecto, formó parte, durante el reinado de Alfonso V de la corte literaria que existió en Aragón y cuya obra estuvo influida por los humanistas italianos. Sus poetas más destacados fueron: Lope de Stúñiga y Carvajales, además de Juan de Tapia.
Los poemas de éste nos han llegado a través de tres conocidos cancioneros: seis composiciones están en el Cancionero de Palacio (SA 7) y los restantes dieciséis en el Cancionero de Estúñiga (MN54) -que es la principal fuente para conocer esa corte literaria de Aragón- y el Cancionero de Roma (Biblioteca Casanatense) (RC1).
Bibliografía
Juan de Tapia: Poemas. Edición crítica de Luigi Giuliani. Ediciones Universidad de Salamanca. 2004, ISBN: 978-84-7800-681-6
Rovira Soler, José Carlos: "Nuevos documentos para la biografía de Juan de Tapia". Anales de Literatura Española, núm. 5 (1986-1987), Alicante, Universidad, Departamento de Literatura Española, pp.437-460
Una cancion que fiso a la Condesa de Buchanico
Fermosa gentil deessa,
La mejor de casa Ursina,
Por virtud de fama digna,
De Buchanico Condesa.
Bien mostrastes lealtad
A la casa de Aragon,
Sufriendo toda passion
Con fe, amor y verdat;
Defendiendo vuestra empresa
Contra Francia et casa Ursina,
Porque sois de fama digna,
De Buchanico Condesa.
Segunda Pantasilea
En armas e por amores,
Vos sois flor de las flores,
Fermosura vos arrea;
¡Oh graciosa aragonesa!
Por virtud vuestra divina
Serés de fama muy digna,
De Buchanico Condesa.
En el templo de Diana
Celebrarán vuestra fiesta,
Donde será manifiesta
A la poblacion humana;
Pues fesistes tal defesa
Por los planos e marina,
Sereis de fama muy digna,
De Buchanico Condesa.
Las gentes adorarán
Vuestras gestas y grand fecho,
Y las leyes por derecho
Siempre vos alegarán;
Sereis con las de la mesa
Loada en lengua latina,
Porque sois de fama digna,
De Buchanico Condesa.
Cancion a la fija del Duque de Milán siendo él en presion
Muy alto et muy excellente
Princesa muy generosa,
Más gentil e más fermosa
Que non el sol cuando es luciente.
La luna teme de vos,
Gentil dama, e la Diana,
E Las estrellas, par Dios,
Tanto sois bella e loçana;
Yo, el triste padesiente,
Me encomiendo a vos, señora,
Más gentil e más fermosa
Que no el sol cuando es lusiente.
La claridat escuresce
Ante vuestra fermosura,
[p. 329] La escuridat esclaresce,
Tal es la vuestra figura;
La nieve, de vos presente,
Se muestra ser otra cosa,
Tal es la vuestra graciosa
Cara muy resplandesciente.
El fuego faseis morir,
Muy discreta criatura,
Al cristal poneis tristura,
Las piedras faseis fuir;
El carbonclo reluciente
Su esplendor monstrar non osa
Ante la vuestra graciosa
Cara muy resplandesciente.
El agua clara es turbada
Ante la vuestra mesura,
E todo miralle escura
Siendo allí vos presentada;
El rayo muy relusiente
Su claror mostrar non osa,
Ante la vuestra graciosa
Cara muy resplandesciente.
Última
Arboles, aves e hierbas,
Los mundanos elementos,
A todos fases contentos,
A todas cosas contiemplas;
Los pexes de la corriente,
Cualquier animal reposa,
Viendo la vuestra graciosa
Cara muy resplandesciente.
Esta primera obra es una que dize que, estando sin amores, le buscó Amor y le mandó que los toviesse; y dale una señora a quien sirva, y es quien mucho tiempo avia que començó a servir, y dexóla temiendo que seria mal gradescida.
Estando yo descuidado
De ansia mia ni ajena,
Con vida muy a mi grado,
Sin congoxas ni cuidado
Ni de gloria ni de pena,
Vi venir un cavallero,
Preguntando por mi nombre
Muy ufano,
Vestido como estranjero,
En forma de gentil ombre
Cortesano.
Y como llegó do estava,
Lleno el gesto de alegría,
Más mirava que hablava;
Yo le dixe qué mandava,
Que buscaba, qué quería.
Respondió: Tú me paresces
A quien busco con desseo,
No de esquivo,
Y lo mucho que meresces
Me da gloria, porque veo
Que estás bivo.
Yo soy Amor a quien tienes
Olvidado en tu memoria.
—Gran señor, dime a qué vienes.
—Vengo a darte de mis bienes
Porque gozes de mi gloria.
Vengo a verte y que me veas
Como amigo verdadero,
Desseando
Que me sigas, que me quieras;
Que me quieras, pues te quiero,
Te demando.
Dize Tapia
Amor, señor de las vidas
De los tristes sin ventura,
Cuyas bozes doloridas
De tus bienes despedidas
Van llorando mi tristura;
Cuyo llanto de amadores
Lastima los coraçones
Por memoria;
[p. 330] Cuya boz con tus dolores
Más publica sus passiones
Que su gloria.
Estos son los que siguieron
Tus servicios sin errarte;
Estos son los que quisieron
Tu querer, y te sirvieron
De una fe firme sin arte:
Estos son los desdichados
Que por bien amar sufrieron
Mil enojos,
Estos son más olvidados
Porque vean que hizieron
Con sus ojos.
Estos andan dando gritos
Con afanes descubiertos;
Estos muestran por escritos
Que con lloros infinitos
Andan muertos y no muertos;
Estos veo lastimados
Por seguir tras tu renombre,
Que es amores,
Y los bien aventurados
Son aquellos que en tu nombre
Son peores.
Y pues esto sé muy cierto,
¿Para qué quieres mandarme
Que siga tu nombre muerto,
Pues tu vida es desconcierto
De penarme y de matarme?
Déxame, si te ploguiere,
Amor dulce y lisonjero
Con engaños,
Que el que quiere es el que muere:
Déxame, que bevir quiero
Sin tus daños.
Responde el amor
Amigo de mis entrañas
Tú que dizes lo que hago,
No temas cuitas estrañas,
Que a quien me sirve sin mañas,
Comigo le hago pago:
Porque essos que de mi quexan
De no dalles vida buena,
Mas destierros,
No me toman ni me dexan:
Su culpa les da la pena
De sus yerros.
Assi que tú con mi suerte
Quiero que tengas ventura,
Ventura que te concierte,
Amor de vida sin muerte,
Sin dolor y sin tristura:
Quiero que tengas comigo
Tal concierto en bien amarte
Sin recelo,
Que con tu fe ni contigo
No me vean desviarte
De consuelo.
Habla Tapia
Dulçor que torna en amargo,
Engaño buelto en razón,
Con tu cativerio largo,
Al que tienes mayor cargo
Le das menos gualardón:
¿Porqué quieres engañarme
Prometiéndome tus dones
Por maneras,
Que después serán penarme
Con tus fuerças y prisiones
Lastimeras?
Que con razones y mañas
De tus obras contrahechas,
Tu placer tornando en sañas,
Cuanto apañas desmarañas,
No aprovechas, más despechas:
Y al que más, más te sirvió
No gradesces ni le pagas
Sus servicios;
¿Qué seguro terné yo,
Qué segure que me hagas
Beneficios?
Habla el auctor
Gran temor tienes de mi,
Hazes malo de lo bueno,
Nunca te lo merescí,
Que penando yo por ti
Penes tú con mal ajeno:
Dejate de essas querellas,
[p. 331] Ten conmigo compañías
Tiempo luengo,
Y verás allí sin ellas
Que la culpa que dezías
No la tengo.
Y por esto sigue agora
Tras mi nombre y sus plazeres
Con fe firme duradera,
Pues te doy una señora
Flor de todas las mujeres.
Más hermosa que ninguna,
Más discreta, más galana
Y más graciosa,
A quien hizo la fortuna
Más pomposa y más ufana
Y más preciosa.
Que viendo su gentileza
Tu vista será encendida
De un grado que dé firmeza
De jamás te dar tristeza
Ni dolor ni mala vida:
Esta quiero que te mande
Con querer de amor crescido
Sin fatigas,
Porque quedes hecho grande,
Y del tiempo que has perdido
Te maldigas.
Cabo
Esta es por quien venciste
Tu querer y servidumbre;
Esta es por quien temiste
De te ver cativo y triste,
Dándole tal certidumbre:
No temas ser suyo, no,
Que yo no te dexaré,
Pues es servida,
Porque a mí me prometió
De tener fe con tu fe
Toda su vida.
Acaba Tapia con esta canción, que
riendo lo que quiere amor
Vencedor de mi porfía,
Plázeme de te seguir;
Y pues me das compañía,
Dale tu también la mía
Con fe de nunca partir
Ni querer de su servir.
Porque su merescimiento
Es tan alto como el mío,
Que si tu consentimiento
No le haze estar contento,
Mi firmeza es más desuío:
Con más fe que no tenía
Me plaze de te seguir,
Y tomar por compañía
Tu esperança y dar la mía
Con fe de nunca partir
Mi querer de su servir.
Otras suyas
Estando ausente de su amiga
Id, mis coplas desdichadas,
Trobadas por mi dolor,
Con mis males concertadas,
Sacadas y trasladadas
De las entrañas de amor,
A do fui por mi ventura
El más firme enamorado,
A do tienen mi cuidado
Por mi triste desventura
Ya olvidado.
Irés á Guadalajara,
Do verés la hermosura
Cuya vista cuesta cara;
Do mi pena verés clara,
Do verés mi gloria escura:
Do dirés con la tristeza
Y dolor que yo os embío,
Que con todo el daño mío,
De mudança mi firmeza
Yo la fio.
Y vosotras, mensajeras
De mis tristes pensamientos,
[p. 332] Llevarés por compañeras
Mis angustias verdaderas,
Mis congoxas, mis tormentos:
Y llevad el sello cierto
De mi fe sellada y cierta
Conque amor cerró la puerta,
Que primero seré muerto
Que ella abierta.
Y llevad aquel llavero
Do la llave se añudó,
Hecha de amar verdadero,
Templado de aquel azero
Que mi querer confirmó;
Cuya puerta está cerrada
De mano de mi ventura,
Porque fué la cerradura
Su merced y su sobrada
Hermosura.
Llevadle más mis cuidados,
Mis penas y mi passion,
Mis servicios olvidados,
Mis sospiros arrancados
De dentro del coraçon;
Y la vista de mis ojos
Que quedó con mi memoria,
Porque lloren la victoria
Do ganaron mas enojos
Que no gloria.
Y tambien quede conmigo
El grado que me venció;
Mi esperança, mi enemigo,
Vaya con vos y consigo,
Que no la quiero yo, nó.
Que su nombre es nombre incierto,
Pues sus obras son inciertas,
¡O gloria de glorias muertas,
Cuyo bien y gozo cierto
Es de concierto!
Acordalde mis canciones
Que hice por su servicio,
Las copas y las razones
En que digo las passiones
Que me da sin beneficio:
Y dezilde vos, cuitada
De mi muerte peligrosa,
Que aunque sea muy hermosa,
Que es cruel desamorada,
Y no amorosa.
Fin
Y en fin, de todo mi daño
Sepa como no estoy bivo,
Posque está bivo su engaño
Y con este desengaño
Ni estó libre ni catiuo,
Y pues su gran merescer
Me hizo su servidor,
Assi que tengo temor
Que por mi mucho querer
Me he de perder.
[Cancionero de Foulché Delbosc.] [1]
[p. 332]. [1] . Nota del Colector.—En el Cancionero de Foulché-Delbosc estas dos últimas composiciones figuran a nombre de Tapia, a quien se diferencia de Juan de Tapia.
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