Gonzalo Martínez de Medina, poeta. SEVILLA
Nacimiento: 1380 Muerte: 1434
Nacido en la ciudad de Sevilla hacia el año 1380, fue hijo de Nicolás Martínez de Medina, contador mayor y tesorero de Juan II de Castilla, y Veinticuatro de Sevilla, y de Beatriz López de los Roeles. Hermano del poeta Diego Martínez de Medina
Este desir fiso e ordenó el dicho Goncalo Martines de Medina cuando estava en su privança Juan Furtado de Mendoça, mayor domo mayor del Rey nostro señor, disiendo le commo este mundo es muy fallecedero e dura poco e para: en pena: d'ello trae en memoria muchos de los grandes señores pasados.
Tú que te vees en alto coluna
E tiendes tus braços en el Oceano,
E commo te plase atraes la Luna,
E piensas que as la rueda en tu mano,
Cata non te finjas nin seas loçano,
Que si mirares las cosas pasadas,
Verás que fortuna en pocas jornadas
Muda, trasmuda todo lo umano.
Ca esta non es jamas en un ser
Nin de las cosas en una firmeza,
Su propia dotrina es fer e desfer
Alçar e abaxar por la su laidesa:
Al que es agudo nol val agudesa,
Ante'l su poder mirable, estraño,
Nin al poderoso non le trae daño,
Si ella lo quiere sobir en altesa.
Aquesta da nublos do es claridad
E fase sereno do es escuresa,
E da a los rudos grand atoridad
E fase a los sabios bevir en rudesa:
A los abondantes consiste en pobresa
E los mendigantes en grand abondança,
Al flaco que quiere fas ferir de lança
E al muy valiente cometer vilesa.
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E porque conoscas sus obras estrañas,
Pues sabes de cierto que as de morir,
Segund las estorias, antiguas fasañas
De los que pasaron te quiero desir;
Pues que bien visto puedes concluir,
Que tú non eras muy mas apurado,
Nin mas discreto, nin mas esmerado
Para la fortuna poder resistir.
El grand Lucifer, angel ilustrado,
En todos los cielos el mas poderoso,
Por que quiso ser a Dios igualado
Cayó en el infierno triste, doloroso;
E do antes era el muy mas fermoso,
Claro e linpio e puro, lusiente,
Tornó a ser dragon e fea serpiente
E de los infiernos el mas espantoso.
Adam, nostro padre, fué en el paraiso
En muy grand poder e onrra asentado,
E por quel mandado de Dios non apriso,
Ovo por juisio a ser dél echado
En el infierno muy triste, cuitado,
A donde bivió cinco mill años,
Sufriendo tormentos e asás muchos daños
Por comer el fruto que le fué vedado.
E aun Menbrote, el fuerte gigante,
Que fiso Babel, torre muy fermosa,
De muros e obras asi abundante,
Que ojos de bivos non vieron tal cosa.
Despues de aquesto fortuna dudosa
Le tractó la muerte en una montaña,
Do bivia solo, sin otra compaña,
Vida muy triste, amarga, espantosa.
El grande Hércoles que Anteo mató,
E a Girion el señor d'España
Los fuertes leones que descarrilló,
Los toros de Grecia mató con gran saña,
E la fuerte idra, sierpe muy estraña,
E fiso cibdades, castillos e villas,
E siendo pujado en tan altas sillas,
Murió ponçoñado en fuego con maña.
E cuando Ecuba, la su fija, vido
A Pulicena ser despedaçada
Por el gran Pirro, fuera de sentido
Quedó, commo loca desaventurada,
E dixo Nason por que apedreada
Fué en la isla, vistos tantos daños:
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«Los sus señorios e bienes estraños
Asi fallescieron en chica jornada.»
El gran Anibal que tan verilmente
Venció quinse lides en Roma campales,
El cual destruyó infinita gente
E ermó en Italia tierras muy reales,
En fin de aquesto vido grandes males,
E fué vencido e fué desterrado,
E por que non fuese a Roma entregado
Rescibió ponçoñas e yervas mortales.
El gran Cepion que Anibal venció
E escapó a Roma de ser despoblada,
E fiso fasañas por que meresció
Que fuese su fama por sienpre nonbrada,
Despues de aquesto, fortuna mudada
Lo traxo a morir abiltadamente,
Ca fué desterrado contra su talente
En un castillejo de tierra apartada.
Pues el gran Ponpeo non es de dexar,
Que en oriente nin en ocidente
E en meredion non dexó lugar
Que a Roma por él non fuese obediente,
E seyendo del mundo el mas excelente,
Fué de Julio Cesar en campo vencido,
E su noble cuerpo en la mar fondido,
E la su cabeça cortó una vil gente.
El gran Julio Cesar que aseñoreó
A todo el mundo e fué él tan preciado,
E al gran Ponpeo asi guerreó
Fasta que lo fiso morir tribulado,
E fué Enperador primero nonbrado,
Despues de aquesto estando en su silla
Murió en el teaato con mucha mansilla,
A muerte cruel de fierros llagado.
Despues Alixandre que fiso traer
Todo el mundo a su obediencia,
E a todas las gentes le obedescer
En Bavilonia con tanta excelencia,
Vido su muerte en la su presencia,
Segun Aristotiles avia fablado,
Que so cielo d'oro morria ervolado
En cama d'asero, non de su dolencia.
Silingos e Vandalos e los Alanos
En el universo grand parte tomaron,
Godos, Estragodos por fuerça de manos
De todas tierras los desterraron,
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Tanto que en España gran tienpo enperaron
Fasta el Rey Rodrigo que fué mas potente,
El cual ortolano murió pobremente,
En un monimento donde lo fallaron.
El gran Morato a quien no sofria
Toda Grecia la su fortalesa,
E a su sujebcion toda la tenia
Por fuerça de armas e gran ardidesa,
De parte de India vino sin peresa
De mas de mill leguas el gran Taborlan,
El cual le venció e puso de plan
En fuertes presiones de gran asperesa.
El gran Papa Juan que ayer fué criado
Cuando desonrrado fué desposeido,
E el Benedito que en tan alto estado
Era en España por santo tenido,
Veslo agora do está ascondido
Dentro en Peñiscola desaventurado,
Ereje, cismatico e descomulgado,
E todos los suyos d'él se han partido.
Otros muy muchos sobiendo decieron,
Segun que los traxo la alta fortuna,
Baxo sobieron e alto cayeron
Por se mostrar non seer siempre una.
Mas sobre todos la gracia divina
Fase e desfase, trasmuda potencias,
Muestra sus obras e manificencias,
Al viejo da vida, muerte al niño en cuna;
Trasmuda los cursos e las ruedas guía,
A los malos pone en alta excelencia,
E a los buenos los bienes desvia
Por los castigar con muy gran femencia:
A los que se omillan con firme creencia
Dáles la gloria alta, soberana;
E non les fallesce la gloria mundana,
E a los sobervios priva su potencia.
Pues tú, gusanillo, criado a su mies,
Sueño e viento, cosa corrompida,
¿Non vees tu ser cuan poquillo es?
Non mas que rocio procede tu vida:
Asi commo bestia e cosa adormida,
Es quien no conosce lo que ante si vee,
E en las mundanas glorias se revee,
E la perfeccion de Dios se le olvida.
Despues que te ves en trono sobido
Luego desconosces al tu criador,
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Olvidas justicia, estas infingido,
Commo si fueses alto Emperador.
Non oyes al pobre nin al pecador,
Nin al que a tí viene justicia llamando,
Ensalças aquellos que son de tu vando,
Los otros destruyes con muy gran rigor.
Otro si, cuitado, non vees que es nada
Toda tu obra, potencias e artes,
E que ante Dios está una espada
La cual siempre taja de todas las partes,
Non eres seguro del lunes al martes,
Pues ¿por qué te finges en faser pecados?
Apiada los tristes e los tribulados
E de faser males el tu tienpo encartes.
Finida
Tú que en el mundo tu vida repartes,
Mira estos fechos que te he nonbrados,
Que si bien esaminas estos mis tratados,
Conviene de yerros e males te apartes.
[Cancionero de Baena. Ed. P. J. Pidal.]
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