jueves, 5 de mayo de 2016

SANDRA SÁNCHEZ [18.622]


SANDRA SÁNCHEZ 

Oviedo (Asturias), 1971. Licenciada en Derecho.
Finalista del III Certamen Umbral De La Poesía de Valladolid 2016
Finalista del II Premio Internacional de Poesía Jovellanos 2015.
Finalista del II Certamen Umbral De La Poesía de Valladolid 2015.
Ha publicado varios poemas en la antología “Poemarte. El reto de Calíope” (Editorial Poesía Eres Tú, 2016),  en revistas literarias como “Anáfora”, “Estación Poesía” y “Maremágnum”; así como en otras publicaciones digitales dedicadas al género poético.
También colabora en otras revistas literarias como Zoque, con poemas y microrrelatos.
Publica habitualmente sus microrrelatos, poemas y aforismos en el blog:
www.letricidiospremeditados.blogspot.com



EL ENCUENTRO

                           A Machado.

A don Antonio me lo encontré
esta mañana en la escalera.
Lucía bastón y sombrero,
traje,
y una cara afable y algo triste.
Yo vestía vaqueros y mochila
al hombro con mis libros.
Le dije: “Qué tal todo don Antonio”
-con esa confianza
que da el ser vecinos de toda la vida-
Me contó que le preocupaba
la salud de su Leonor, y yo
sin saber muy bien a qué atenerme,
le dije las consabidas frases de ánimo,
ésas de siempre llenas de buena intención.
Me dio sus más sinceras gracias
y con un gesto del sombrero
siguió después por su camino…
Le vi alejarse calle abajo sin volver la vista
atrás, ni por un segundo tan siquiera.

Yo sé que don Antonio habita la buhardilla
-aunque nadie lo haya visto-
en el 98 de la estantería izquierda,
letra M -de Machado-
con vistas, por supuesto,
a sus campos de Castilla.
      
(“Poemarte. El reto de Calíope”, Editorial Poesía Eres Tú, 2016)



HAY MUERTOS QUE CAMINAN POR LAS CALLES

Hay muertos que caminan por las calles
arrastrando jirones de su piel
encadenada al vacío,
vagando por las aceras
rodeados de silente ruido.

Hay muertos que caminan por las calles
que se sientan a tu lado
en autobuses sin destino,
que se esconden en los metros
y vomitan en las alcantarillas
la soledad de sus vidas.

Hay muertos que caminan por las calles
que parecen estar vivos
sin estarlo,
que se acuestan por las noches
sin querer despertar,
que sacuden su tristeza
en callejones solitarios.

Hay muertos que caminan por las calles
que no escuchan el crujir 
de sus propias pisadas,
con la mirada tan triste
que se ciegan con la luz
de los portales,
con la cabeza tan baja
que se tragan los excrementos de los perros.

Hay muertos que caminan por las calles
rezando al dios del olvido,
haciéndole sacrificios
con sus almas,
quemando sus recuerdos en piras
de droga y alcohol,
no viendo que se mueren cada día
acuciados por la prisa
del infierno, sin saberlo.

Hay vivos que caminan por las calles,
que no hacen otra cosa que estar muertos.

(“Poemarte. El reto de Calíope”, Editorial Poesía Eres Tú, 2016)



MEVLEVÍS

Ahí fuera, en la calle, las hojas valsan
girando en remolinos.
Son derviches danzantes
de Damasco que siguen el compás
del viento, atentas al pizzicato
que millones de gotas de una lluvia
incesante y recia interpretan.

Aquí dentro, el anticuado reloj
del salón  -metrónomo constante e implacable
de la luz que se atenúa- da paso
firme a la oscuridad que entra en escena;
y del azabache cielo –entre bambalinas-
cuelga la Luna que al llenarse entera
ilumina el vestíbulo del mundo.
Se oye el frío aterido en los cristales:
suena el otoño, y suena el invierno.
Y la simple ventana se convierte
-una vez más-
en palco improvisado del concierto.

Luego, por la mañana el barrendero
recoge con ahínco
las hojas -partituras ya caducas-
arrumbadas en pilas,
una vez concluida su función.

Y es éste el devenir de cada día:
una sesión continua de estaciones,
un bucle de adagios interpretado
                                 [por el Tiempo
en La (calle) Mayor.

(“Poemarte. El reto de Calíope”, Editorial Poesía Eres Tú, 2016)



SIN TÍTULO

No quiero imitar lo inimitable,
ni juntar letras en palabras
que sólo yo pueda entender.
Me gusta la armonía de lo sencillo,
la simple falta de artificio
que tiene lo simple.
Me complace pensar que los versos
que salen de mis manos
podrían salir de tu boca.
Me gusta jugar con las palabras
como cuando de niños 
hacíamos castillos en la arena,
pero sabiendo ahora 
- por adelantado-
que nada resiste el embate de la ola,
salvo la roca; 
que subirá la marea y arrasará con todo…
Y que no me importará-si al menos-
quedan en pie vestigios 
de lo que quise decir,
de lo pronunciado tímidamente, 
versos,
que dejen vislumbrar lo que una vez
quisieron ser,
aunque mis manos
no fueran capaces de moldear
-entonces-
belleza con su arcilla.

No quiero imitar lo inimitable.

Sé bien que mis versos nacen pobres
y con los brazos cercenados.

(“Poemarte. El reto de Calíope”, Editorial Poesía Eres Tú, 2016)


HORIZONTE VERTICAL

La línea que se junta
entre estas dos paredes,
no es más que un horizonte
vertical, que señala
los puntos cardinales
de mi pequeño cosmos,

donde una exigua luz
apenas balbucida
por la marchita lámpara,
menoscaba y achica
el sol de su bombilla.

Mi mundo es un espacio
finito y cuadrilongo
adosado a otros mundos;
encarcelados todos
en una caja gris.

Y una pequeña araña
que cuelga de su tela
me apunta con tibieza
que en este diminuto
reducto, yo también soy para ella
un dios universal.

(“Poemarte. El reto de Calíope”, Editorial Poesía Eres Tú, 2016)



SE YERGUE LA FLOR

Se yergue la flor entre la maleza,
sostenida por su tallo
que enreda la mala hierba.
Ajena a toda amenaza,
despliega sus pétalos
como brazos que desperezan
al quebrar albores.
Espontánea, sencilla y
aparentemente frágil,
no pretende ser más que
ella misma;
no, ni siquiera ella misma…
nada.

Mas, no son tanto su belleza- que resalta
por encima de espinos y zarzales-
como la candidez de sus días efímeros
-en este presente ya casi pasado-
sus especiales atributos.
Lo que me conmina a mirarla,
a contemplar- aunque sea un momento-
tanta delicadeza
es, sobre todo,
esa incertidumbre de no saber
si ella estará ahí mañana…
si estaré yo, siquiera.

(“Poemarte. El reto de Calíope”, Editorial Poesía Eres Tú, 2016)



MIS POEMAS TIENEN OJOS

Mis poemas tienen ojos
y me miran,
lloran,
cada lágrima derrama
letras mojadas en sal
que resbalan de verso
en verso.

Mis poemas tienen ojos
y me miran,
tristes,
prisioneros de las hojas
en que los hallo,
encadenados unos
a otros por corchetes
y puntos suspensivos…

[Se hacen viejos,
se arrugan,
se encorvan en cada
estrofa,
se van muriendo 
entre líneas]

Mis poemas tienen ojos
y me miran silentes,
aunque por dentro
yo lo que siento
es que me gritan.



SUEÑOS VERBALES

He soñado un sueño esdrújulo:
ingrávido, cálido, erótico…
Era grave, por ser
contigo.
Y agudo, por ser
tabú.
Y a pesar de tu
elevación y tu redondez,
te he soñado en llano.

Luego, al despertarme,
he sentido desilusión
en pretérito perfecto
porque,
aunque había puesto
 mi acento en
“Quédate”,
todo es indicativo de que
Tú,
eres sílaba libre
que no acepta imperativos;
y de que lo nuestro,
fuera de este sueño,
no tiene futuro.

(Revista Anáfora, nº 3)



VIVIR BEBIENDO  O VICEVERSA

Invítame a beber vivir
en la barra de tu bar.
Ponme ahora
lo que quieras,
como quieras,
ponme (a) diez
(sobre diez).
Vivamos Bebamos juntos,
que aún queda mucho alcohol
en la despensa…
Y a la vejez,
-ya sabes-
unas copas de jerez.



PASAJEROS- 11M

Somos pasajeros de la Vida,
y éramos – un poco todos-
pasajeros en aquel tren.
Y seremos habitantes- vitalicios-
de la Muerte.
Pero ciento noventa y dos
 lo fueron antes, 
-antes de tiempo-
a la fuerza, porque sí,
sin derecho.
El resto,
seguimos ruta
sin estación definida de llegada, 
ni horario previsto.
Sólo somos pasajeros de la Vida.
Seguimos siéndolo.
Y ya es bastante.



TROPEZARÉ

dos veces
con tu misma piedra.

Me daré de bruces
con ella...
y me dolerás
a Gloria Bendita.


CERTEZA

Que los muertos están vivos
(o viceversa)
ni lo dudes.

Teclean quinientas pulsaciones por minuto
en oficinas,
esperan pacientes en la cola 
del paro,
calculan números imposibles para pagarse
la hipoteca,
se desprenden de su dignidad en el despacho
de un banco…
(aparte de otras cosas más propias de seres grises
y carne mortecina)

Que los muertos están vivos
(o viceversa)
no lo dudo.

Nacemos,
y ya nos cambian la placenta por mortaja.

(Revista Maremagnum, nº 2)


DELIRIUM  TREMENS

Creo que necesito un trago.
Casi todos lo necesitan, solo que no lo saben.
-Charles Bukowski-

Tengo la mala costumbre
de emborracharme cada noche
con brebajes de poemas;
de sacarle tajada a las metáforas
hasta la ebriedad más absoluta;
de beberme, sediento y sin medida
las palabras compuestas
-como si no fueran aguardiente-
Me gusta darle tragos largos
a la sílaba tónica mezclada
con ginebra y contemplar
el diptongo de los hielos
derretirse.
A veces trastabillo entre renglones
la torpeza temblorosa de mis manos
y al destello refulgente del morfema,
mis ojos enrojecen.
Y es entonces cuando escondo
mi rostro avergonzado
al abrigo de la hache intercalada
del alcohol.

Sé que no hay remedio,
que no soy más que
un remedo de mí mismo.

Y soy un borracho, sí, lo reconozco,
un borracho que está siempre
con la misma cantinela de intentar
dejar atrás un pronombre personal
sin conseguirlo;
pero soy también,
-no se te olvide-
uno de esos que a pesar
de lo que pase o lo que no,
siempre ven el verso medio lleno.

(Revista Estación Poesía, Otoño 2015)


INVÍTAME A UN CAFÉ

Invítame a un café
con leche,
con sol
o con lluvia.
Da igual.

Invítame a un café
con… tigo,
con tus labios,
con tu risa.

Molido 
de caricias,
cargado 
de avidez…
pero sin prisa.

Invítame a un café
caliente de deseo,
humeante de seducción,
con ese aroma tuyo,
que despierta
mi sexo sentido.

Invítame a un café.
Desvélate conmigo.

Déjate 
tomar a sorbos…

Y si quieres
azúcar,
está aquí
-en polvo-
Sobre mi piel.



NEPAL

Miles de muertos
bajo los escombros y
Dios, en las nubes.







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1 comentario:

  1. Un honor formar parte de esta antología mundial.
    Gracias Fernando.
    Sandra.

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