Laura Forchetti
Poeta argentina. Nació casi en la primavera de 1964 en Coronel Dorrego, Pcia. de Buenos Aires, donde todavía reside. Coordina talleres de lectura y escritura en su ciudad y en la zona. Publicó: Cerca de la acacia (Vox, 2007); Cartas a la mosca (El suri porfiado, 2010); Un objeto pequeño (con la artista plástica Graciela San Román, Ed.Vacasagrada, 2010 y temprano en el aire (Vacasagrada, 2012).Textos suyos integran la antología 23 chichos bahienses, de Editorial Vox, año 2005 y la antología Poetas Argentina 1961-1980 (selección de Andi Nachon) de Editorial del Dock, año 2007.
Ha sido invitada al Festival de Poesía de Rosario (2009). La obra 'Buenos días-medianoche' ha sido la ganadora entre los 159 poemarios que se han presentado del VII Premio Internacional de Poesía para Niños Ciudad de Orihuela, 2014.
El cuerpo de un hijo
el cuerpo de un hijo
es para siempre
el cuerpo de un hijo
quiero decir
algo que se asiste
se abriga
el cuerpo de un hijo
es para siempre
un objeto pequeño
LIBRO "EL MAL ABRIGO"
uno
ahora
desde la cocina
miro una acacia
lento
se cubre de flores rosadas
como panaderos
echarán a volar
si me descuido
escribo con los ojos en el árbol
sobre el silencio de la siesta
de mis hijos
perdida en ese paisaje
-hojas bipinadas dice el
diccionario
frutos en legumbre-
ausente de lo necesario
mientras leo la hora
en el movimiento de las hojas
la sombra que desciende
y algo señala sobre mi cuaderno
sigo el dibujo con el lápiz
como en esos juegos de niños
para descubrir qué animal
se esconde
después
mi marido menciona a Silvia Plath
mientras comemos
dos
en la fotografía
me vería de espaldas
bajo un árbol asimétrico
de hojas duras en ramillete
sentada en un banco de madera
yo miraría el mar
sobre la rambla
en el silencio
de los primeros días de diciembre
la luna
fuera del encuadre
más alta al nordeste
**
siempre estuve ahí
**
dejar el dolor
estar
lo que pasó
despierta sobre las heridas
**
se escucharía el agua
en el balanceo
sobre una línea blanca
variaciones en espiral
que ocultan el movimiento
**
sostiene la atención
en los detalles
de eso que duele
**
siempre quiero estar ahí
tres
1.
Vittorio se descubre
sobre la pared que alumbra
el foco de la calle:
un contorno nítido
que sigue sus movimientos
se detiene
levanta los brazos con las manos abiertas
da unos pasos de baile
avanza y vuelve
sobre la sombra que cambia de tamaño
perfiles
frentes
cada posición es un dibujo
una pertenencia
a los dos años y medio
caminando
2.
ha llovido apenas
volvemos a casa
en el apuro de la hora
mi hijo mayor conversa
acerca de la noche
fines de febrero 2003
con la cría
alerta
desde hace tres millones de años
3.
Laetoli Tanzania
2 de agosto de 1978
a las 10:45 Mary Leakey
se incorpora repentinamente
enciende un cigarro
vuelve a agacharse
observa
las marcas de los pies en la piedra
ha encontrado algo importante:
4.
la estación seca termina
sobre el fondo continuo
del volcán
nada violento
un atardecer con algunas nubes
las primeras gotas sobre la ceniza
si hubiera llovido más el agua
hubiera borrado las huellas
si hubiera llovido menos el viento
hubiera hecho volar las cenizas
pasan rinocerontes
liebres cerdos elefantes
hienas un hiparión
antílopes el tigre
docenas de papiones
tres homínidos también
van hacia el norte
quizás un macho y dos hembras
una pequeña
a ella
la llamaron Lucy
5.
Lucy se aburre en el paraíso
camina un poco más atrás
todavía no busca comida
ni refugio
las manos libres
y algo como el pensamiento
con la última luz del día
Lucy juega
sobre la ceniza
va apoyando cada pie
para siempre
dentro de la huella del adulto
que se apura adelante
alerta
desde hace tres millones de años
con la cría
6.
todo el verano caminamos
ida y vuelta
cada día
cada hora
la luz es diferente
Vittorio se retrasa
prueba la sombra
de los objetos
o del cuerpo
que arrastra sobre la vereda
en ángulo
por las paredes
como un doble que obedece
la orden del juego
las manos libres
y el pensamiento
se aburre Vittorio
todavía
7.
con la última luz del día
sobre la ceniza
desde hace tres millones de años
y solamente
lo fugitivo
cuatro
el agua que corre
movimientos
del rectángulo
en el aire
del fuego
las hojas de los álamos
que vi acostada de espaldas
una tarde
a los doce
o aquella bandera que subían
en la plaza Dorrego
y yo con las rodillas heladas
lo que se hila
como capullo
cinco
sobre la media siesta
amarillo dorado
verde
en algún lugar
el gallo
ahora sueño que escribo
letras como dibujos
y no puedo leerlo
voy ciega tras una huella débil
cuatro dedos
uno para atrás
**
negros
negros
-sólo en la cresta rojo-
negros
mi hijo se ha detenido a verlos:
vigila el movimiento escaso
en la jaula en que los trajeron
agitan un poco las plumas
el inicio de un movimiento
desplegar las alas
mostrarse
observa
traza la imagen con sus gestos
lo veo levantar apenas los brazos
como si quisiera
agitar el cuerpo
prepararlo para el salto
**
negros
negros
-sólo en la cresta rojo-
negros
**
entre la gente que desfila
para los gallos
un niño
pregunta por la belleza
**
vuelve la abuela en el sueño
entra al gallinero silbando
nosotras esperamos lo que sigue:
la elegida prendida por las alas
el tajo en el cuello
y después
las manos como si nada
retengo la escena
para saber cómo lo hacías
**
canta cuando amanece
y vuelve
a cantar
cuando el día
desaparece
seis
me ha llamado por teléfono
a media mañana:
leí algo muy triste en un libro
después te cuento
repaso mentalmente la escena:
Pablo sentado en el sillón del escritorio
gira de izquierda a derecha
la mirada rápida sobre la biblioteca
a los ocho años
los títulos
tienen cuerpo
un mapa fantástico
para el juego de perderse
sin verlo
intento seguir
el movimiento de sus ojos
los colores que se destacan
en los estantes
las letras
las tentaciones
a las cinco y media de la tarde
trae el libro
página quinientos cuarenta y seis:
dentro de 8000 años, al agotarse,
el sol se volverá enormemente grande
y convertirá a la tierra en un desierto
estéril, sin agua y sin atmósfera
ritornello
hemos leído las mil y una noches
habrá sueños de anillo mágico
antes de apagar la luz
los miro dormir
reconozco el olor
de sus cuerpos
la dulce transpiración
-si rezara-
temprano en el aire
4-
siempre la muerte
es un gesto ridículo
pienso en delmira agustini
la imagen del cuerpo
atravesado
sobre el corazón
la herida
tendida ahora
en la cama del marido
de la mano de él
muertos los dos
la desnudez expuesta
como nunca
encendida
por la pasión
a los veintitantos años
una fotografía
clausura la palabra
las metáforas
el cuerpo perdido
en ese gesto
ya no se leen los poemas
dispuestos
para los cirujanos
7-
sobre el vestido negro
en la fotografía
la flor del hibiscus
reúne toda la luz
en su naranja intenso
enorme
abierta como un ojo
en la sombra húmeda
la mujer corta la flor
para mí
-no puedo detenerla-
sólo quería
mirarla
sobre el follaje oscuro
en la pared de ladrillos
soñar
que ilumina la noche
en el silencio de tres siglos
de la casa
encendida
en el patio de tierra
su nombre de flor
sobre mi memoria
la abuela
lo decía casi en secreto
como si no quisiera develar
su presencia:
rosa china
en el jardín de entonces
las palabras
encontradas en la infancia
densas
como objetos
que pesan en las manos
que huelen
era lo exótico:
plumas de pavo real
porcelanas
seda roja
sobre seda negra
cinco pétalos
naranja
como una palma
en la fotografía
la flor que cortó la mujer
sin darme tiempo
para decirle
que no es nada
una imagen
atravesó los años
como fuego
la rosa china
ilumina el patio irreal
de la abuela
que sale a cubrirla
con delicadeza
contra la helada
en el invierno que vuelve
16-
temprano
en el aire
junto jazmines
como si bordara o escribiera
uno a uno
en un vaso de barro
hay que dejarlos secar
para hacer té
cosecharlos
antes de que caigan
a la tierra
perfumo mi mano
que va
entre las hojas amante
el día se detiene
en este acto
dispuesto para vos
pero no ves
demoro el trabajo
del amarillo
y el mío
la gata huele alrededor
la mañana
que no conoce
espirales que hilvanan
los jazmines
mientras caen
y todo contiene la respiración
para que no se apague
la minúscula luz
la agitación
blanca
del viento
todo contiene la respiración
menos mi mano
que borda o escribe
entre las hojas
deja que el tiempo haga su parte
como si cada cosa
fuera sólo perfume
-y qué más hace falta-
digo el ritmo
de las silabas de idea
co-mo-un-jaz-mín-li-via-no
pétalos de mi voz
apenas sostenida
antes de deshacerse
que-cae-cae-cae
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