martes, 3 de febrero de 2015

CARMEN GIMÉNEZ SMITH [14.682] Poeta de Estados Unidos


Carmen Giménez Smith 

(nacida el 20 de febrero 1971 en la ciudad de Nueva York) es poeta, escritora y editora.


Libros 

Colecciones de poesía 

Milk and Filth (Tucson, The University of Arizona Press , 2013). ISBN 9780816521166
Odalisque in Pieces (Tucson, University of Arizona Press , 2009). ISBN 9780816527885
The City She Was (Ft. Collins, Center for Literary Publishing, 2011). ISBN 9781457111723
Goodbye, Flicker (Amherst, University of Massachusetts Press , 2012). ISBN 9781558499492

Memoir 

Bring Down the Little Birds (Tucson, University of Arizona Press , 2010). ISBN 9780816528691

Ficción antología 

My Mother She Killed Me, My Father He Ate Me, edited with Kate Bernheimer (New York, Penguin , 2010).

Chapbooks 

Glitch (Zurich, Dusie Kollectiv, 2010)
Reason's Monster (Zurich, Dusie Kollectiv, 2011)
Can We Talk Here (New York, Belladonna Books , 2011)





Carmen Giménez Smith: "Soy ceniza y vos viento, lo que justifica mi ausencia..." 



Conversación con la almohada 

Soy una odalisca en pedazos. 
El escalofrío debería ocurrir cada momento, 

pero no lo hace. En lugar de ello tartamudea 
como una luz de bicicleta. 
Prometiste tarjetas postales 
De Atlantic Mirror, 

después dejás los escarabajos debajo 
de tu huella dactilar. 

Mi ventana gitana: 
tu fisura. 

Escuchá, llegué acá 
el mismo modo en que lo hiciste, 

depositando el corazón en un extraño 
que arrancó la música de mis genitales, 

así que hacé algo verdadero 
antes de irte. O no lo hagas. 

Lo encontraré. 
Mi especie siempre lo hace. 






Pestaña 

Me gustaría que la preocupación por los diamantes no sea una gran bisagra 
o eso que viví como el globo ocular de una estrella. 
Me gustaría poder soltar una blasfemia tan veloz como motocicletas. Deseo que mi membrana sangrienta vuelva. 

Se busca: un organismo grande y gordo que me coma viva. 

Me gustaría que todo el mundo en mi estómago dejara de rascar. 
Me gustaría levantarme sobre la multitud en un palanquín, 
¡por favor! 


¿Alguien me escribiría una respuesta apropiada? 

Sueño que Manhattan se vuelve más barato. 
Que estas cosas son más baratas: 
Drogas, delicadeza, el vestidito acinturado. 

Me gustaría un poco, vale cinco o diez centavos,
un favor, una puerta, una miga de la que se salió con la suya. 

Me gustaría poder encontrar lo que necesitás encontrar un veinte 
en un abrigo viejo. Me gustaría poder deshacer todo y empezar 
otra vez con una nueva lana salpicada de plata. Para rehacer cada primer día. 

Quiero elegir bien. Quiero el aspecto 
y la sensación de autenticidad. Tengo sed, hambre, 
alcanzar el punto máximo de lujuria. Un espeleólogo de yenes de dolor. Quiero, quiero, quiero. Tiene un anillo en él. Quiero el anillo. 





Foto de una chica en una playa 

Una vez cuando era inocente 
y no conocía otra forma, 

un espejo en frente de mí 
y un océano detrás, 

me recosté en medio de la luz del día, 
muñeca de papel delgada, soñando, 

después desaparecí. Le di al día una huella digital, 
después se olvidó. 

Me senté desnuda en una toalla 
en un caluroso lunes de junio. 

El sol se grabó en el interior de mis párpados,
mientras un joven dormía a mi lado. 

El olor de todos los océanos estaba alrededor de nosotros- 
sal excitante, molusco, y sudor,

pero vislumbré a la distancia. 
Una marea subió mientras dormía, 

y pronto me quedé sola. Trato de ser 
una figura en la memoria. Está hueco ahí. 

Por amor a la verdad, voy a decir que ella estaba en una playa 
y sus ojos estaban cerrados. 

Ella estaba desnuda en la arena, recostada, 
y la hora la tomó poco a poco. 





Déja Vu 

Me pasó una vez . 
El invierno llegó, y la nieve cubrió cada centímetro .
Me paré en la tribuna, como me dijeron , 
e hice acusaciones asombrosas. El público lo ignoró
así que me oculté detrás del tejo en maceta. 
Esperando por un momento que supuse iba a tener 

sobre un balcón con vistas al gigante, el paisaje cuadriculado. 
Los sonidos que hice subrayaron lo que quise decir. 
La maceta de tejo era el rostro que llevaba. 
Era una metáfora de lo que podría ser. 
El público soportó. 
Puse el la maceta de tejo detrás de mí. Hice del asombro un arte. 

Sin embargo esa no era la verdad. El invierno 
viene y niega todo lo que cubre. No importa donde esté. 
El balcón es un piso sin paredes. 
El tejo es un dolor que ensombrece. 
La instancia vive por debajo de nosotros. No sólo nosotros, de todos. 

La sombra nos lastima. Hago sonidos como 
la verdad. El destino y el robo están involucrados. 
Creo que te dije esto antes. El suelo es una pared que oculta. 
El tejo es acolchado y sin color. La sombra es un destino en el que estás involucrado. 
El tejo sobre un balcón que niega. Te dije esto antes. 
Me quedé deshecha. Es lo que quise decir. Debajo de todos. 






La hija 

Dijimos que ella era una imagen negativa de mí debido a su liviandad. 
Ella es la luz y también el pasaje, la gloria en mi corteza. 
Hija, ¿de dónde sacaste toda esa diosa? 
Sus ojos son dos oscuros remansos de Neruda al atardecer. 
A veces es una extraña en mi casa porque no la había imaginado. 
¿Quién será su hija? 
Ella y yo somos el flujo gradual de la oscuridad de mi madre. 
Despliego la cinta de su vida, y es un pasillo largo liso, las puertas se abrieron de golpe. 
Su superficie es una desviación por eso. 
La daño a ella, daño a todos nosotros. 
Dentro de ella, mi coraje y timbre, mi vehemencia. 





Traslado 


Te dejé durmiendo en una ciudad como ésta - estabas mejor sin mí. 
Soy ceniza y vos viento, lo que justifica mi ausencia. 
Los gestos que convertiste en castillos no eran nada en absoluto. 
Una fortaleza siempre disimula. 
Oh sí, la huella de tu dedo no te hace divino. 
Pero el fastidio en el corazón de una mujer la hace monja. 
Hablaste como si hubiera una Italia a la que iríamos juntos. 
Cuando era elegante y perlada, nadie me quería. 




Lo de siempre 


Crecí bajo la casa 
donde viven las esporas limosas. 

Planté a mis amigos por ello. 
Puse sacos de arena alrededor 
cuando llegó la primera inundación. 

Cuando la segunda vino, 
Los sostuve sobre el agua turbulenta 
hasta que me lastimé el hombro 
y tuve que ceder. 

Así que parecía auténtico, 
Quemé los bordes del mismo. 

Lo puse en la boca de alguien más. 

Depositó una gota 
de sí misma en mí, así que 
Me convertí en esa cosa, 
que sin nombre y sin vergüenza 
se enreda alrededor 
de una rama de un árbol de manzanas. 

Me susurró en sus oídos 
las tensas letras 
de mi infancia, "por favor, 
por favor decimelo ahora", 
como si pudiera tener algo de ello.



Fortuna: una conversación 

Tu sueño en el que el techo se dilató sobre nosotros 
era una visión, y 
los barcos que también habías visto - espectáculos cerca a tiempo - 

todavía se avecinan. 
Lo que tenés que saber está enterrado, 
apartado como un hueso que descubre 

sólo cuando un perro está listo para ello. 
Las joyas que escondés, 
ese examen intenso. 

Tu gemelo vive sólo para explicar 
estás en contra de su cara de trasfondo. 
Cuando te detenés ahí para mirarte a vos, 

hacés un descubrimiento. 
Mantenés tu copia 
tus malentendidos, pero 
sin nada del espíritu original. Iluminando. 

Llevá esta retrospectiva como una billetera, 
cambiarlo por la moneda local, vos 
inversión interminable. Vos optimista. 





Descubriendo la alondra 

Uno 

Nuestra casa de "Refugio Pasiva" 
tenía tan pocos detalles dentro. Mi madre 
vivió pasiva como un anillo en una caja de terciopelo. 

Escribí un poema sobre mi padre 
volviendo a un planeta, a ser 
un satélite ansioso de ese planeta, 

ascendiendo de su órbita 
en la atmósfera. 
En los poemas, hice cenizas 
nuestra modesta casa.
Hice cenizas las casas 
de todo el pueblo. 

Nadie me conocía, pensé. 
Pero mi madre sí. 
Ella me garabateó una foto 
donde mi boca debería haber estado. 

Me explicó nostálgica 
y me ofreció bálsamos, pieles, 
cigarrillos envueltos en hojas de tilo. 




Dos 

Cada mañana una alondra 
llega a la ventana frontal 
que la enmarca. 

El incendio es invención, cantó la alondra 
desde su lugar, 
señalando dónde ardía su corazón plateado. 

Crece mi boca, 
besando esa ventana, 
aguas turbulentas por dentro, 
mi hambre extiende 
sus extremidades felinas. 

Me pregunté cuáles eran sus talentos. 
Pregunté si la alondra fue mi madre o 
si mi madre, ¿mi madre? Entonces una mañana 
la alondra desapareció. 

Desde mi ventana observé 
la mancha desesperada. 
Busqué en los arbustos. Busqué en la mesa, 
su lugar en el desván velado 
de la casa. El halo de humo 
en el cielo estaba salpicado de pájaros. 
Pero no eran la alondra. 
Observé el cielo, salí empujando la ventana 

para ver, mi pelo largo retorcido en los cables 
que conecta nuestra casa 
a la distancia. Un fuego incesante.
Miré a la cara delicada del mismo. 
No sé de dónde viene. 
Lo quería. 
Al principio me pareció 
que era la verdad 
consumiendo. 
Después, no, en absoluto. 






Tres 

Dormí mientras mi madre 
midió mi hambre. 
Ella dejó el requesón en cajas de cartón. 
Ella dejó una nota en la puerta: 
Me fui. No me esperes levantada. 

Ella encontró la foto 
Que tomé de la alondra. 
La adorné con perlas. En ella la alondra canta 
una canción que traté de aprenderme 
desde la hendidura de su boca. 
Una vez presioné la foto a mi cara 
como una máscara, pero nada. 
Esto mi madre se llevó. 

Dulce. Dulce hija. Dulce hija mía. 
Ella sabía lo que quería desde el principio. 





Cuatro 

Mi lapicera se torna más punzante. 
La tinta se llena. 
El viento frío se queda en mi espalda. 
Mi padre se convierte en un fantasma de industria. 
Mi madre se envuelve en capas 
en la noche. Cada noche, ella mira en los árboles. 
"Duuu-lce", ella dice en voz alta, en busca de la fuente de humo. 
Dulce hija. Ella se convierte en una extraña con ramitas en el pelo. 
La alondra, vuelve a casa. La alondra, encuentra a mi madre. Ahora ella es la que te necesita. Cuando mi madre me besa, 
ella sabe como hollín. 

(versiones en castellano: Hugo Zonáglez) 






Déjà Vu

It happened to me once.
Winter came, and snow quilted every inch.
I stood on the soapbox, as I was told,
and made staggering accusations. The public ignored,
so I retreated behind the potted yew.
I was waiting for a moment I was supposed to have

on a balcony overlooking the giant, gridded landscape.
The sounds I made underscored what I meant.
The potted yew was the face that I wore.
It was a metaphor for what could be.
The public endured.
I put the potted yew behind me. I made staggering an art.

That wasn’t the truth though. Winter
comes and negates all its covers. It doesn’t matter where I stand.
The balcony is a floor without walls.
The yew is a hurt that shadows.
The instance lives beneath us. Not just us, everybody.

The shadow hurts us. I make sounds like
the truth. Fate and theft are involved.
I think I told you this before. The floor is a wall that obscures.
The yew is quilt without color. Shadow is a fate you involved.
The yew on a balcony negates. I told you this before.
I was left undone. It’s what I meant. Underneath everyone.





Happy Trigger

Off-season and in
the burnt forest
of my nightgown, a feral
undergrowth that marks
me as burial site—
to be still enough or
just enough.

My arms become fat arms:
hearth. I eat dirt for doubt,
a secret bleached
old as lie. I out-want
like a spindly
winged monster.
If I were a bug—
were I—then you'd hope
for reparation, and paint
more brown into the plot.






Photo of a Girl on a Beach

Once when I was harmless
and didn’t know any better,

a mirror to the front of me
and an ocean behind,

I lay wedged in the middle of daylight,
paper-doll thin, dreaming,

then I vanished. I gave the day a fingerprint,
then forgot.

I sat naked on a towel
on a hot June Monday.

The sun etched the inside of my eyelids,
while a boy dozed at my side.

The smell of all oceans was around us—
steamy salt, shell, and sweat,

but I reached for the distant one.
A tide rose while I slept,

and soon I was alone. Try being
a figure in memory. It’s hollow there.

For truth’s sake, I’ll say she was on a beach
and her eyes were closed.

She was bare in the sand, long,
and the hour took her bit by bit.




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