Aldana Gaggero
Nació en Buenos Aires en 1976, se encuentra estudiando el profesorado de Castellano, Literatura y Latín.
En el 2003 publica su primer libro de poesía "Guirnalda", un ciclo poético configurado a lo largo de seis años, "Fuegos artificiales", Buenos Aires: El Mono Armado, 2007 y .
“Silencio pez”, editorial Catálogos, 2013.
Pertenece a los grupos poéticos “Adán quería” en la SEA (Sociedad de Escritoras y Escritores de la Argentina) y “Redecoramos tu pozo” en APOA (Asociación de Poetas Argentinos). Co-conduce en ciclo literario “Otros Animales” en La Casa de la Poesía de la Ciudad Autónoma de la provincia de Buenos Aires. Sus poemas han sido publicados en diversos medios, nacionales y extranjeros.
Poema con variación
los lugares se cierran
no podemos decir culpa
tampoco razones
caer en el destino
¿decir razón o culpa del destino?
no podemos decir culpa
tampoco razones
no podemos decir
los lugares se cierran
De
FUEGOS ARTIFICIALES
Buenos Aires: El Mono Armado, 2007
palpé infinitas veces los mismos huesos
palpé el desierto
hasta ahogarme
2003
por primera vez ganas
de que sea para siempre
2004
hice el viaje de este cuerpo
sin saber si la promesa aún existía
el terror disminuyó en cada nuevo anclaje
hoy él se encuentra en el espejo que mira hacia atrás
2003
estos días por los que me arrastro
son los días del anuncio
quise decir
la voz
podrá salvarnos
2005
el peso
es la habitación
y sus innumerables círculos
si fuese laberinto
creería en salidas
2005
es la muerta que vive en mí
la que hace que me reconozca
más allá de mi cuerpo
lejos de mis extremidades
se me ha permitido jugar con ellas
a veces
las miro
como si fuesen otras
2006
un poco más acá
un poco más
acá
¿ves?
justo en este punto
no nos entendemos
2006
la única certeza que me quedaba
saluda
retorceré su mano
hasta que desista
2006
Del libro “Silencio pez”, editorial Catálogos, 2013.
Fue así como limpié la mesa y me puse mi mejor ropa
cuando alguien muere
es mejor que esté todo limpio
las moscas huelen de lejos
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Hoy quise ver el principio
de los pasos de los siglos
quise ver qué hay debajo
y sólo pude recuperar el eco de unas manos
perdidas entre la multitud de los ruidos
Hoy supe
-como un anuncio-
Supe de los gritos sepultados
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