viernes, 25 de abril de 2014

ELÍ URBINA [11.577]




Elí Urbina

Chimbote  (Perú)

Elí Urbina poeta peruano nacido en la ciudad de Chimbote en 1989. Además de poeta es docente de literatura, carrera que ha concluido con la presentación de la tesis El hiperrealismo metafísico como corriente poética estimuladora del lenguaje sensorial. Es también editor de contenido del libro Plexo Perú, Poesía y gráfica Perú—Chile del grupo de Investigaciones poéticas Casa Azul de Valparaíso, además de Plexo Puertos, Narrativa y gráfica del mismo grupo. Actualmente prepara la publicación de su primer volumen de poesía.

Email: urbina.overdrive@hotmail.com






NI PORQUE PREDIJE NUESTRO FIN 

pude descenderte hasta al ahogo 
de esta ansia submarina

Eras el reflejo incontable del espejo en el espejo 
eras el pasadizo hecho de sueños
a punto de acabar constantemente 
eras a través de la superficie verdísima del lago 
la reliquia acorde con la ilusión del tacto

De tus manos brotaron en torbellino los elementos
la vertebración del tritón de las tinieblas 
el cachorro de pastor alemán ahora en los brazos del sueño

ah! yegua de imán 
resurgiendo del subsuelo erizada de magnetita
esfera de luz cortada en rebanadas 
encaracolado axolotl fosforeciendo 
donde acaba el túnel de piedra mohosa tu boca espera
como el salto de esa catarata esmeralda 
en el espacio

Son babosas las estrías luminosas 
sobre el caparazón transparente de la aurora
son tantas las lampreas marinas que han besado 
el arremolinado ano de la eternidad

Como un rayo de turquesa 
dirigido desde mi ombligo al universo

Como un amuleto que llevara en el bolsillo 
antes de tocarlo con mis manos
te encuentro amor      y en seguida      te desprecio

Siempre la alambrada o 
el dragón volador entre nosotros 
siempre el mismo eco del eco
la cornucopia de piedra pómez 
anillada como el árbol de la vida 
                               en donde la luz se exilia cada siglo






            EL PERRAZO DEL ANSIA

Como la bilis negra está en la sombra
la prédica del grillo adentro de mis huesos
ahora que el perrazo del ansia 
hunde sus garras en mi corazón
y escarba buscando un hueso insondable
Yo atravieso un nocturno callejón
con mil estalactitas por sobre la cabeza
Que el niño contemple a vista de pájaro
la majestad del bosque como si fuera un sueño
Que la plegaria a media voz del afligido
resuene a través de la metagalaxia
Que otro dé caza a los insectos
El fin del callejón es un espejo 
así como una puerta girando para darme paso
un vaho hediendo  un olor a rata en descomposición
me llega a las narices desde el alma
Mas el esqueleto de cocaína me sonríe 
con una vela prendida entre los dedos y 
con adictos en posición fetal orbitando alrededor
La moneda negra está sobre mi lengua





Y SI RESUCITAR SIGNIFICARA

no sólo recuperar 
el aliento 
de la vida 
sino también 
recordar 
otra vez
que perdimos 
la razón de estar 
entre lo vivo

Quizá 

la convulsión telúrica del 
recuerdo 

nos devuelva en un
brusco
sobresalto

Tal vez así 

al des
prender la 
costra de lava
de mi herida 

he de abrazar
nuevamente
la vida

Aun 

cuando ya no sepa 
para qué





                   SOLO LA MUERTE SOBREVIVE

A un paso de ser pus, menos que pus, grumosa gusanera,
miro desde lo alto de una sombra la imagen del mundo,
nauseabundo para siempre, cárdeno de podredumbre,
He aquí la herencia de la humanidad cegada por el odio,
he aquí un condón relleno de semen podrido 

La Tierra se ha convertido en la hondura abominable
de un círculo oscurísimo, nada, nada sino cráter,
hocico horripilante acaso igual al de caribdis,
dentellada en espiral, anillo del caos rebosante de cadáver,
ano brutalmente sodomizado, recto que insomne
crece con la raza que, arremolinándose 
sin pedir memoria, allí en la oscuridad desaparece,
lo mismo que un bebé carbonizado,
como quien dice con su diarrea ensangrentada “adiós” a nadie

oh si aquí donde no suena más habla que la de mi boca,
esta boca que desde luego nunca habla,
esta boca lentamente hecha de mierda,
sonara la música del bosque, la risa del agua,
pero horrísona, como la de un puerco al cual degüellan,
resuena mi voz, mi grito mudo, mi vómito de silencio 

Después de la muerte vino la muerte y ahora sigue la muerte, 
sórdida, maldita y miserable      ha nacido      y sobrevive




MISTERIO DE LA MARIPOSA



I  
                                                     
La pequeñita diaethria anna
es la llave que entreabre sutilmente
     la puerta al corazón del sequoia


II

La mortificada anteos menippe
     una herida ni abierta ni cerrada
     crepúsculo sin sol


III  
   
La nocturna napeocles jacunda
      un claro de plenilunio suspirado 
      por la soledad de nuestra alma


IV

La lapidaria parides iphidamas
     un negro pegaso pilotado 
     por un homúnculo bañado en sangre


V

La nigromante urania leilus          
     un umbral hipnótico                            
     psicodélico tórax de ballena 

VI
La divina morpho didius
    la mantarraya azul de oro
    que se abre paso a través del cosmos







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