sábado, 5 de abril de 2014

RAMÓN GUIRAO [11.468]



Ramón Guirao 

(La Habana, 1908 - 1949). Poeta cubano. Escribió poesía negrista y fue miembro fundador de la Sociedad de Estudios Afrocubanos. De su obra destacan títulos como Bongó, Poemas negros y Órbita de la poesía afrocubana.

Para muchos hoy Ramón Guirao es un poeta desconocido. Un gran silencio, un injusto silencio rodea su nombre. Como si no fuera suficiente infortunio el haber muerto tan joven, a los cuarenta y un años, el 17 de abril de 1949. Guirao figuró entre los primeros autores que publicaron libros acerca del tema negro en la poesía. Su libro Bongó, de 1934, nos alerta sobre el detalle. De él apuntó el crítico y estudioso Max Henríquez Ureña que tenía “una personalidad poética de positiva fuerza original. Era hijo de su siglo. Seguía las corrientes de más acusada novedad, con resonancias eventuales de Rafael Alberti y de Luis Cernuda”. La biografía del vate no es muy extensa. Nació en Cabañas, Pinar del Río, el 11 de octubre de 1908, por lo que se aproxima el centenario de su natalicio y sería una lástima dejarlo pasar entre la vorágine de las rutinas y los olvidos de la injusta desmemoria. El padre y la madre eran españoles, pero el vástago resultó muy cubano.

Su Obra

Estableció romance con las letras desde la adolescencia, dándose a conocer en el suplemento del Diario de La Marina, allá por 1928, con el poema afrocubano “La bailadora de rumba”. También cultivó el periodismo; sus colaboraciones pueden rastrearse en Revista de Avance, La Prensa, Orbe, Carteles, Social, Línea, Revista Bimestre Cubana, Bohemia, Espuela de Plata, Verbum, Orígenes y otras publicaciones, incluidas algunas revistas de Centro y Sudamérica. No fue, como hoy puede llevarnos a creer su ausencia total en los recuentos literarios, un autor desconocido, ni ignorado, ni exento de pujanza en el panorama literario y poético de los años 30 y 40 del siglo XX, donde abundan las voces trascendentes.

En 1937 ganó el premio nacional de ensayo de tema cubano del Concurso de la Secretaría de Educación y, por entonces, fue jefe de redacción de la revista Grafos, un mensuario de temas culturales que editó trabajos de importantes autores de la época. Publicó sólo otro libro:Presencia, pero dejó inéditos los poemarios Cuadrante y Seguro secreto, además de un texto crítico sobre el poeta esclavo Juan Francisco Manzano. Figuró entre los fundadores de la Sociedad de Estudios Afrocubanos y trabajó en las redacciones de Avance y Alerta.

Formación

De formación autodidacta aunque individuo cultivado, se asegura que su vida fue un tanto bohemia y ajena a las comodidades. Lo negro lo apasionó, su modo de hablar y vivir. Hasta la lejana Nigeria viajó en su afán de conocer mejor las raíces yorubas, algo singular en un hombre de la primera mitad del siglo XX que, sin dinero, trabajaba para ganarse la vida. Cintio Vitier llamó a Guirao el poeta pudoroso, testimonio de que fue un hombre para quien el hacer literario, la indagación en las raíces africanas y una existencia consecuente con su modo de pensar, marcaron derroteros.

Premios y distinciones

En 1937 ganó el premio nacional de ensayo de tema cubano en el Concurso de la Secretaría de Educación.



Ramón Guirao publicó el primer poema de tema negro en Cuba, «Bailadora de rumba», una temática que recogió en Bongó: Poemas negros (1939). En 1939 publicó una imprescindible Órbita de la poesía afrocubana, 1928-1937. Su poesía negra acierta en la descripción de los personajes populares y en la reproducción de los elementos fónicos propios de su habla, alcanzando una rica sonoridad y el empleo de valores rítmicos, cercanos al de la guaracha y el son. En su libro Poemas (1947) se aprecia una poesía más íntima y levemente desolada.


BAILADORA DE RUMBA

Bailadora de guaguancó,
piel negra,
tersura de bongó.
    Agita la maraca de su risa
con los dedos de leche
de sus dientes.
Pañuelo rojo
-seda-, 
bata blanca
-almidón-,
recorren el trayecto
de una cuerda
en un ritmo afrocubano
de
    guitarra,
    clave
    y cajón.
    «¡Arriba, María Antonia,
alabao sea Dió!»
Las serpientes de sus brazos
van soltando las cuentas
de un collar de jabón.




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