Pablo Alfonso Graniel
Comalcalco, MÉXICO 1983
Integrante del taller literario del Instituto Tecnológico Superior de Comalcalco. Ha sido becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Tabasco en dos ocasiones. Sus poemas y traducciones han aparecido en diversos medios especializados. Ha publicado Primer aviso (Monte Carmelo, 2000), Oscura confidencia (Monte Carmelo, 2004) y Una herida blanca (Monte Carmelo, 2007). Ganó los primeros Juegos Florales de Villahermosa en 2004 y el Premio Latinoamericano de Poesía Benemérito de América en la categoría estudiantil en 2005.
A manera de poética
A Carlos y Paulina
Hay un lugar donde el lenguaje es breve
todo se llama Dios, sol o lluvia
Un lugar donde la memoria se olvida a sí misma
Allí alzaremos una casa
para poblarla de silencio
Sangre tan viva
Al abrir los ojos recordé la muerte
Ella acechaba el refugio
transparencia de mi madre
—La muerte habita la memoria blanca
Y en la transparencia están los restos del naufragio
*
Reconocer las palabras que me nombraron
Y renovarlas con un minuto blanco de silencio
Y volver hacia donde ya no queda nada
—¿Volver?
—Lo frío del recuerdo quemaría tus pasos
*
Y vuelven tus pechos
A posarse en la cima de mis manos
—Tu cuerpo me servirá
para atravesar el tiempo
En la noche oscura ascenderé a él
hasta caer derrotado
—En la húmeda cima de tu cuerpo
deja de respirar la muerte
*
¿Por qué cometiste ese error, Caín?
¿por qué no acabaste
con los demás de una vez por todas?
*
Pronto brotará la voz
que en medio del hastío
salvará mi muerte
—La sangre del suicida
Canta al amanecer
Su canto es un coágulo
Que resplandece mientras dura el desastre
*
El sol más hermoso germina sólo
En la memoria del suicida
—Ni todos los soles ni todos los cantos
ni las aves o los ángeles verán jamás brotar
sangre tan viva en mitad de la muerte
*
El desastre es el lugar de la oración
derrumbemos las cúpulas vacías
para mirar el cielo
—Lo que se ha salvado del destrozo
no vale la pena
—Hay que caer de rodillas
y arrastrarse a la salvación
*
Qué decir cuando se ha acabado el canto
pero hay tantas voces por nombrar
y tanto camino por delante
—Tantas manos desgarrando nuevamente
el cráneo maduro del insomnio
y esta mi sangre que vuela
desde la herida para habitar mi garganta
Ten piedad de aquel herido
que se ha quedado sin palabras
*
No vuelve su cara el espejo
su cínico envés delata mi ausencia
Todo es más fácil en la sencillez
no es necesario trastornar el infinito
Aun al final mirando atrás
hasta no encontrarme con mi rostro
*
No bastará con destruir los lugares que habitamos
con quebrar los engranes del tiempo
quedaría aún el viento flotando,
con todas sus respuestas ocultas,
llenas de dioses e invisibles geometrías
Si bastara algo más,
no quedaría otra cosa
que acabar con nosotros en silencio
*
En ese ir y venir en uno mismo
cuando la noche oculta
las cosechas o las desnuda
es hora de mirar el rostro
que nos amordaza al despertar
Víbora que muda nuestra piel
cuando callamos
Seremos uno al recordar
uno que habitó el olvido
*
Lo siento, no pediré perdón
No debí acariciarle a Dios el rostro
con manos que no eran mías
Es cierto, no hay nada más allá
de lo que no nos pertenece
Sólo el amor hace visible
lo que la muerte vuelve transparente
De Herida blanca
Que no florezca todo
Algo delinea también aquella rama
donde no ha de cantar el pájaro
Palabra de doble filo
desgaja símbolos maduros en mi lengua
taja mis manos cansadas
descubre sus raíces luminosas
Para que no sean necesarias las sombras
Que no florezca todo
Hay un lugar vacío en la palabra
un silencio aparente
una tormenta invisible
No habita el poema
sino en la ferocidad del grito
Andar oculta es tu secreto
madre humilde de lo mínimo
Inquieta luz desterrada de los ojos de Dios
Para ser trazable
la llama desprendida de tu ojo
Esparce una hebra de luz
Hasta el claro de luna
donde lloro mi ceguera
Escribe con la mano ensangrentada
No dejes que los muertos entierren a sus muertos
Aleja de estas palabras el amor
cúbrelas de hielo
concreta con ellas tu verdad desfigurada
Entonces oirás una música salvaje
Guarda silencio
sígueme hasta el desvelo
Pon el fruto entre tus piernas
para sembrarlo al alba
Lo que callamos
hace crecer muy adentro
nuestras tímidas cosechas
Uno dice
La palabra lo desdice fácilmente
en su delirio
Las paredes oyen:
–La fiebre es un laberinto sin eco–
–La fiebre es un laberinto sin eco–
–La fiebre es un laberinto sin eco–
de Huida
Ábrete casi púrpura en la sien
Lame la herida
Y repite:
Esta vida
que gotea
es cada vez más negra
Deja que se encharque
La muerte no fluye como el plomo
Ni tu sangre
Ni tu sangre
Quita el sargazo de tus ojos
aunque ya no veas
En tu tumba está tu cuerpo
En tu tumba está tu cráneo
y en tu cráneo hay una bala
Y esa bala es la piedad de dios
hecha pedazos
En el mismo vaso
la vida bebe lenta
y el tiempo escupe su amenaza
Ahí dentro
la serpiente morderá otra vez su cola
Alguien nos dará de nuevo el fruto
De ayer es la noche
donde se oye aún el grito
De ayer son los pasos
que no pudieron
ser pasos
ni huellas
hacia ningún sitio
De ayer son los puentes quebrados
en la estúpida esperanza de la huida
En uno u otro extremo de tu pérdida
bajo nubes salvajes que iluminan la razón
hay una pequeña isla
de donde sólo es posible partir
En tu vientre, aún herido
las canción de cuna se vuelve aleteo de sombras
combate enfermizo contra aquello que tampoco soy
Cierra mis ojos para siempre
ahógame en tu paz
Mira lo negra que se ha vuelto la ternura
Somos la eterna fiebre de Dios
su estampida inagotable de memoria
Dios es un grito incisivo calando el cráneo del mundo
Dios es el eco que callan estas paredes derrumbadas
No te vi partir
pero aún escucho cada uno de tus pasos:
la muerte es un camino empedrado
Ha escrito algunos versos maravillosos, verbigracia:
ResponderEliminar"De ayer es la noche
donde aún se oye el grito"
Saludos.