Iris Alejandra Maldonado
Nació en Mayaguez, Puerto Rico (1979). Estudió Contabilidad en la Universidad de Puerto Rico, Recinto dde Río Piedras, y Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico. Ejerce la Contabilidad Pública y la Abogacía. Ha participado en el Festival Internacional de Poesía de Puerto Rico 2011 y 2012. Además, en el Encuentro Internacional de Escritoras de Colombia (2010) y Panamá (2012). Ha publicado escritos legales en la Revista CLAVE, y escritos literarios en la revista Boreales.
Nómbrame tuya
Y seré del mundo
Gato
Callejón
Escalera
Nómbrame ausente
O de nadie
Qué más da
Seré tu piel
Cama
Sábanas
Pequeña muerte
Nómbrame como quieras
Tuya
De nadie
Sola
Del mundo
Yo soy
Mía
Estatua
I
Muchacha
Mortal, fragancia
De otra música
De nieve
Sigilosamente
Andina:
Tú
Gonzalo Rojas
Estate quieta
me ordenó aquella voz
ya el filo del metal
arrancaba caminos de mi piel
Estate quieta
mientras el aleteo
de un aterrizaje forzoso
despedía vientos
buscando la luz
de la pista de aterrizaje
Estate quieta
y me pintó de rojo
Estate quieta
y encendió la luz
No mires hacia atrás
ordenó otra voz
no pude evitar voltearme
Allí estaba yo
en el espejo
el hielo y su imagen
piedra
II
Con tres heridas yo:
La de la vida,
La de la muerte,
La del amor.
Miguel Hernández
Me encontró frente al espejo su voz
convertida en roca
me cubrió con un sudario hilo blanco
En él se impregnó mi forma
Me rodeó con sus brazos
la espalda
levantó mi peso
hoja y aire
Me colocó en el centro
de su habitación
con aceite aromático
limpiaba la pintura roja
con la que bañaron mi cuerpo
El incienso a mi izquierda
se metía por los poros granulados
Me diluía
entre aceite y humo
me diluía
en aquél hombre
Sus manos comenzaron a limpiarme
desde mis pies
bordeó mis piernas, mis muslos
mi pubis, mi vientre, mis senos
Mi blancura recién expuesta nos sedujo
no desistió
quería apaciguar mi crudeza
Cuando llegó a mi cuello
encontró el primer camino
me besó
la primera herida
Un poco más arriba
encontró el segundo camino
la segunda herida
Horrorizado
con sus lágrimas
pronunció los nombres
Temblaba al rozar mis labios
se vio tentado a despertarme
continuó su labor
Entre la silueta de mi pelo
hedor a sangre
encontró el tercer camino
la tercera herida
En él fui agua
Amante de Dios
el sexto de los días
sentí tus manos
en mí caricias
moldeando contornos
tú
inexplicable imagen
seductora de insomnios
aparecía desencadenada
distinta a ti
pero en ti tuya
susurraste vida
sorpresiva belleza
erigida frente a tu luz
como un espejo
proyectada al cosmos
desbordadas en tus labios
silenciadas por tus normas
palabras irrefutables
retumbaron ecos
caos en desenfreno
tu vida
vida mía
es
abrí los ojos
denotando cielos
entendí mi lugar
tu derecha
temblabas ante tu criatura
prejuiciado por ese tercero
que contigo es uno
me apartaste entregándome
a mortal simpleza
mirada
deseada
apartada
condenada
matrimonio arreglado
inaceptable naturaleza
hermosura resplandeciente
duele en las pupilas
ante vulgar ademán
sola
incomprendida
odié sus formas
debilidad pretenciosa
error cronológico
hombre primero creado
reclamos
súplicas
llanto
suicidio
temeroso te acercaste
escuchaste paciente
sálvame
llévame
contigo
inquieto profesaste
ni lo uno ni lo otro
apasionados besos
tejiste en ellos
alas de libertad
que nunca más
abandonaron este cuerpo
vuela lejos
ordenaste
lejos de lo divino
lejos de lo mortal
ni perfecta o imperfecta
simplemente tu
eres
mía
traicionado fuiste
según escuché
débiles espectros
mantenidos por ti
a tu lado
te traicionaste
traicionándome
y te traicionaron
yo
despreciada
bella
vagabunda
bruja
gitana
vagué eternidades
buscándote
fui apresada
ahorcada
subyugada
en hogueras quemada
morí y reviví
distintos cuerpos
en caliz
distintos nombres
con sabor a fuego
Lilith
María
Magdalena
Verónica
todas
yo
en todas
tuya
El límite sagrado
cierras los ojos complacido
duermes al extremo izquierdo de la cama
con tu mano derecha
pretendes alcanzarme
aunque me rozas con la punta de los dedos
no me alcanzas
tal vez porque es tu pretensión atraparme
o porque entre nuestros cuerpos
se erige el límite sagrado
la intimidad no revelada
que apuñala silencios
eres todos menos él.
Whitman
I
Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro comienzo a cantar hoy
Y no terminaré mi canto hasta que me muera.
Walt Whitman
Cómo saber la hora en que deba morir una canción. Mi canción. El momento preciso. Tal vez muera pequeña tras su orgasmo. Cómo saber si mi salud es perfecta. He sangrado tanto. Me han penetrado tanto. Todavía no me han hecho la vida. Sostengo el aliento. Lo sostengo dentro porque es puro. Probablemente lo único puro. Tengo treinta y dos años. La muerte no me intimida. Me intimida cantar.
II
Quédate hoy conmigo
Y te mostraré el origen de todos los poemas
Walt Whitman
Anoche te toqué con los ojos
Los tatué en la palma de mis manos
Te toqué
Decidí que entraría a tu cuerpo sin permiso
Ese hombre
me mostró la muerte del poema
Ese hombre
se quedó conmigo
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