viernes, 3 de julio de 2015

RA HEE-DUK [16.455] Poeta de Corea del Sur


Ra Hee-duk

Ra Hee-duk es una poetisa coreana.

Ra Hee-duk (1966-) nació y creció en un orfanato coreano donde sus padres, de religión cristiana, impartían la enseñanza de su religión en la comunidad. Ra Heeduk ha dicho que la experiencia de vivir con niños huérfanos le hizo madurar más rápido y que reconocer las diferencias entre ella y sus compañeros de juego le dio una perspectiva única del mundo.

Llegó a ser poetisa sin pretenderlo. Mientras se debatía entre los ideales religiosos que había aprendido de sus padres y las causas que defendía el movimiento estudiantil que encontró en la universidad, intentó encontrar una salida en la poesía.

Obra

La imaginación poética de Ra Hee-duk se basa en la fuerza de la vida y el crecimiento que se manifiestan en la maternidad y la vida de las plantas. Su primera recopilación de poemas A las raíces y la segunda Las palabras que tiñen las hojas desgarra la niebla de la hipocresía y las contradicciones de nuestras vidas, a la vez que mantiene un espíritu de compasión y calidez maternal hacia las vicisitudes de sus contemporáneos. En "Tierra suave que tiembla con alegría al alimentar con su propia sangre las raíces de los árboles" encontramos la imagen de una madre que aguanta todas las calamidades para poder criar a su hijo. La suavidad con la que la poetisa abraza este mundo difícil surge de su absoluta fe en la fuerza de la vida que hace que los árboles crezcan y la leche de la madre fluya.

Puede decirse que siempre busca el origen de la fuerza de la vida. Para poder captar lo que la naturaleza puede decirle, Ra Hee-duk cree que tiene que ser capaz de escuchar con sus ojos y ver con sus oídos. Este esfuerzo se detalla en su tercera recopilación de poesía No es tan lejos de aquí y en la cuarta Lo que significa oscurecer. La poetisa utiliza la armoniosa yuxtaposición del sonido y la oscuridad para mostrar el proceso de escuchar con los ojos, ya que ver es inútil en la oscuridad.

Obras en coreano (lista parcial)

Poesía

A las raíces (1991)
Las palabras que tiñen las hojas (1994)
No es tan lejos de aquí (1997)
Lo que significa oscurecer (2001)
La palma de mano que falta (2004)

Ensayos

Medio cubo de agua (1999)

Crítica literaria

De dónde viene el púrpura (2003)

Premios

Premio Kim Soo-young de literatura (1998)
Premio Artista Joven del Año (2001)
Premio de Literatura Contemporánea (2003)


Ra Hee-duk is a poet and professor from South Korea. She received her PhD in Korean Language and Literature from Yonsei University in 2006. She has authored five books of poetry, most recently 사라진 손바닥 [A Disappeared Palm] (2004); one collection of essays, 반 통의 물 [A Water Bucket Filled By Half] (1999); and a volume of literary criticism, 보랏빛은 어디에서 오는가 [Where Does the Purple Come From] (2003). Among her awards is an I-San Prize for Literature (2004). She currently teaches literature at Chosun University in Kwangju.




Coloquio

No existe nada, excepto la catarina y yo;
las dos entramos en esta habitación para evitar el frío.

La catarina se arrastra con dificultad por el suelo,
sacude el aire en un colapso patas arriba,
posa absorta en la página abierta de un libro
y —como si de pronto recordara— 
despliega sus alas traseras para limpiarse silbante.

El silbido de las alas corta el corazón
como una pequeña sierra eléctrica.
A través de la ventana, el sol de invierno
ilumina la espalda pinta de la catarina.
Y cuando también ilumina 
los ojos que miran la espalda de la catarina,

la oruga dentro de mí
se dirige a la catarina dentro de ti.

Los dos somos un poco como insectos:
¿qué tipo de coloquio podemos mantener?

¿Un olor que se libera;
un zumbido al rodearnos el uno al otro;
una juntura que sacude el aire
al quedarnos patas arriba;
una ociosa agitación de polen
al deslizarnos entre el pistilo y el estambre?

¿Qué calor podemos —medio insectos como somos— 
compartir antes de secarnos
en un rincón de la ventana?

Un puñado de sol de invierno,
corto como la cola de muñón de un corzo.



Con zapatos rosas

Me entregué a la música;
mis pies se deslizaron y empecé a desprenderme del tiempo.
El hilo se desenredaba dentro de mí,
se deslizó sul-sul-sul-sul en el umbral.
Mis pies bailaron más allá de la panadería, más allá de la lavandería,
más allá del parque, más allá de la oficina local china,
más allá de tu mesa y de tu cama, más allá de las tumbas y los campos de 
[hierba.
No regresaron. ¿Y ahora qué?
«¡Sigue bailando!», gritó el mundo.
Aunque a mis piernas las amenace la amputación,
aún puedo entregarme por completo a la música. 
Recuerda que traigo mis zapatos rosas ajustados.
¿Escuchas la melodía en mi sangre?
¿Escuchas el agua que atraviesa el dique?
Soy libre de ir a donde quiera, pero no tengo dirección.
El sol no se pone sin importar cómo baile.
El carrete dentro se desenreda sin fin,
como agua que corre sobre el dique.
Los hilos se enredan, las carreteras se enredan.
Con el hacha levantada, la ciudad corre hacia mí,
tratando de atraparme,
pero no puedo parar de bailar,
por culpa de los zapatos rosas que me puse hace mucho tiempo,
somnolienta por demasiado tiempo.

Versiones del inglés de Jorge Curioca





Five Poems

Ra Hee-Duk Traducidos al inglés por Diana Hinds Evans



Death by exposure

This morning I noticed
An abundance of dried fruit in my room.
The pomegranates and clementines on my desk have become hard as stone.
Their fragrance gone, they lie at rest.
Perhaps losing your scent you will gain eternal life,
I whisper as I stroke toughened skins.
Acorns that dropped on my head last autumn
Line up evenly on paper.
When I rattle them a distant bell tolls.
The dried wild rose is still red.
Looking at fresh flowers or fruit
The thought that I should give them a funeral
Before they rot in their own juices
Brought me to subject them to death by exposure.
In the breezy sunshine
I hung the fragrant bodies upside down
If flesh and blood did not disappear
I could have no peace
I placed on the fire flesh pickled in sugar of pain,
Stirred it with a wooden spoon
If I did not run away I couldn't endure
Have I dried up too?
Someone said I do a good job of drying flowers but I said
I'm just putting to rest my nomadic blood
This morning the moment I entered my room,
The scent of dried flowers rushed at me
Those lip-like petals,
Lips that have never grazed a wet thigh,
Faced me all at once and screamed.
Flowers desiccated light as butterflies.






Half moon

Perhaps her cold body was heavy—
At dawn she saddled the ridgeline to rest

Even a god may be caught in the act!

Sometimes she tamps the ground under her feet,
Traces the isolated spur of the mountain; I've watched her
Suddenly our eyes meet
Blushing, she darts behind clouds
Then ventures out again elsewhere

The imprint of her buttocks
Remains on the ridgeline
Trees there have bright scars
Like Isaiah's lips cleansed with a hot coal.






Flowers underground

The orchid blooms underground.
Because it never emerges
They say few have seen it.
Only the termite, following its scent in the fall
Through cracks in the dirt, visits it.
The orchid withers when it sees the sun,
The termite eschews the light by digging:
Despite dark determinations, here are bodies of pure white.

Like undeveloped film, the entire plant is a root
It does not rise to the surface
Even the flower
Is only a hidden root






Five minutes

In the shade of blossoms
My life seems to pass.
I wait and pace
Has it passed already?
Five minutes I wait for the child
White acacia petals fall around me.
In their shade
Suddenly I become a white-haired crone
When the bus rounds the corner
And stops in front of me
No 6-year-old will leap into my arms
A tall youth will walk towards me.
As much as I've aged he will have grown
I'll look at him like we've swapped lives
Even while waiting life flashes past in a blink
I waited in this spot
When for a long time he didn't return
I faced his too distant ebb tide,
The falling petals,
Or the passing bus.
Surely my wait will end as I stand here grumbling.
As I wait, the blanket of petals deepens.
Ah, here comes the bus.
I jump lightly and step out of the shadow.






A seven-year-old reading

Only through the weight of their light
Did the stars plug holes in the sky. That night there was a leak; how quickly the sky fell!
With each shooting star sky gushed out
Soaked our beds and flowed to the sea.
That early summer night when in the deep well
A scorpion's red heart beat like a drum,
We weren't afraid. There was a house by the shore, without roof or floor,
But thin brick walls blocked the wind;
On the cold sand we giggled and pulled and tugged our blankets
And fell asleep.
Sand and sky—our sure floor and ceiling—
Encircled our sleep; afraid the sky might disappear,
I woke from slumber again and again and read that big book,
And read it more. On that night by the waves,
I read all the night sky. But no one knows I
Stole a page...









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