CLEFFA TAKAHASHI
Sol Figueroa, escribe con el seudónimo Cleffa Takahashi.
Nací en 1998 en San Miguel de Tucumán, Argentina y me mudé a Rosario en 2001, firmo mis "trabajos" como Cleffa Takahashi desde 2009, mis amigos también me llaman así. Este último año empecé a firmarlos como Kurefura Takahashi (que es la pronunciación japonesa de Cleffa) y también como Kieko Takahashi (su hermano, funciona como complemento opuesto a Kurefura), según el dibujo o el texto que dibuje o escriba.
Me gustan tanto las letras como las ciencias duras; disfruto de leer desde ciencia ficción como Ray Bradbury, o el realismo fantástico de Cortázar; hasta informes de la OMS sobre neurociencia o técnicas de laboratorio para determinación de diferentes drogas.
En 2013 publiqué mi primer libro, de poesía, “101: Memorias de un pianista”, tras haber sido la ganadora del concurso Felipe Aldana organizado por la Municipalidad de Rosario ese año.
A fin de este año voy a recibirme de técnica química, me fascina la ciencia y me encanta darle un toque nerd a mis creaciones. Mi meta es ser Biotecnóloga y Neuróloga, trabajar en investigación respecto del funcionamiento del cerebro y sus reacciones frente a determinadas sustancias y situaciones. Más allá de esto, la literatura es para mí una parte importante de mi vida que no pienso abandonar. El plan no es dedicarme a la literatura científica, sino que me gustaría mantenerme en la línea de la ficción, con algunas trazas de química, física, lo que salga de mi corazoncito.
Cleffa Takahashi, 101: Memorias de un Pianista. Argentina, 2011. Ed. Municipal de Rosario
Puta:
Me estoy volviendo viejo.
Anoche soñé que me inyectaba con tu perfume. Cuando desperté, lo único que quería
era fumar.
Sé que el humo te desagrada, pero te extraño, y sé
que no vas a volver.
Envuelto en mis sábanas, me arrastré hasta el balcón.
Aún estaba oscuro, pero quién sabe, quizá no era temprano.
Quizá, dormí dos días seguidos. O tres. O meses.
No entiendo el tiempo que paso sin ti.
Tendido en el suelo, escuché al viento hablándome de
todo lo que te robaste;
me relata mi estupidez.
Intento matarme despacio y de forma discreta con estas drogas,
no puedo alejarme de tu recuerdo
y cuando pinto
hago arte con dolor
porque es todo lo que siento.
Quebré mis lápices favoritos, los que quedaban desde entonces.
Me arremangué y me tapé los ojos. No quiero ver nada que no seas tú.
Lloré.
(Puta, “101: Memorias de un pianista”, primera edición 2013)
“Pdd” en tu casa: (Uke)
Azúcar, estás destruyendo mi futuro
Amo intoxicarme cuando estás frío y dulce,
Lleno de deseos imposibles!
Guardo en porcelana mis intenciones más descaradas
Lejos de esconderlas, me ocupo de hacerlas evidentes
Debajo de toda esa ropa,
Nunca encuentro tu piel
Distante de concretar mis sueños,
Te dejo disfrutar.
"Más que simplemente amarte, quiero sentirte en una forma que
destroza mi mente."
Escuché eso y mi corazón quería reventar,
No puedo evitar pensar en ti
Como mi mayor... mi más grande amor.
Mierda, me doy cuenta y no quiero aceptarlo
Te amo como a nadie en el mundo.
Kureff.
(sin título)
"No es que la mitad de tus historias incluyan matarme o algo así."
Drogas.
Juega a que puedes colorearte, a ver si puedes. Camina.
La capacidad se reduce y todo se ve atropellado.
Esa sensación, no quiero que se duerma.
Creé el dolor dentro de la felicidad.
Tal vez explicarme sea innecesario. No sé cómo hacerlo tampoco.
Aquel veneno atrapó lo que valía la pena, y me arrodillé en la lluvia a mirar.
Una señora me dijo "no lo hagas". Ni siquiera lo había considerado hasta que se me indicó no accionar de tal modo. Hice que temiera un momento, y luego bajé de la ventana de Koan.
Unas gotas cayeron sobre mi rostro. Les dediqué una sonrisa.
¿Qué dirán cuando sepan que este es mi límite? No estoy terminado, pero a veces estoy tan cansado que deseo dormir.
Ese incendio invadió el bosque de las notas. Las notas escritas con cada uno de mis pensamientos, se quemaron... Y con ellas, toda constancia de mi anterior cordura.
Qué pena. Pues he de crear un bosque enloquecido, repleto de papeles desordenados con dibujos de armas y pasteles, frases del pasado y del futuro, escritos que gritan "Necesito Ayuda!".
Koan llegó a casa, y dejé de cantar.
Esta noche, será mi noche. Huiré lejos de Koan. Viviré en mi bosque hasta que alguien lo incendie buscando curarme.
Ah, Libertad. Libertad, a veces te extraño como si te hubiera tenido.
Teismo
No intentes ser decente
Despechado e incoherente oso celeste
Mi gente no quiere oírte!
Me harté de leerte,
Libro de plegarias
No quiero creerte.
Arte silente, ¡no ataques mi mente!
Luna creciente, vives, inerte.
Tú, creyente, creaste al ente.
Hero.
ANOREXIA:
Cuando pienso en vos diciéndome Faca, basta Faca
me veo a mi mismo diciéndote
la gente joven no mira televisión, Male.
¿Dónde quedaron tus ganas de vivir, flaca?
Sos espectacularmente prolija, perfecta, me decís
tenes altas ojeras Faca, ¿por qué no te vas a dormir?
y yo te miro desde mis ojos hundidos y te digo
la gente joven no duerme, Male.
Tenes todo pulcramente recortado:
el pelo, las cejas, las uñas, los músculos, el cerebro.
Con esa boca de sangre me decís
Faca, estás manchas significan que tenés mala circulación
pero no me entendés:
a la gente joven le fluye la sangre, Male, no importa eso de la circulación.
Male, vos y tus huesos tienen que aprender a vivir y dejar vivir.
Viví y dejá vivir.
(Anorexia, “PROXIMAMENTE”, aún inconcluso)
32:
Lunes a la mañana con mi voz de dinosaurio convaleciente y el sin aliento que me dejan los tres pisos hasta el salón, llego y les digo
“buen día chicas”
con la mejor cara que puedo -aunque estoy seguro de que me veo como si me hubiera arrollado mi camión para luego tirarme en una mesa de disección de investigadores extraterrestres que me mataron y revivieron mil veces; todo durante la madrugada atestada de sueño sin descanso en mi cama-
Tengo el café caliente en la cabeza y el calor de las escaleras; digo buen día, me desarmo en la silla y trato de convencerme de que será
un no mal día.
(32, “Las Aventuras de Florilú y Cabrilú”, primera edición 23 septiembre 2015)
Fusión
“Lo que intenté realmente fue escupir en verso o en prosa, de la forma más cruda pero elegante posible, cómo cada uno sentía la vida pasar, como cada uno amaba, o sufría, o soñaba, o pensaba, con sus propias palabras; para que sea leído en privado y comentado en público, porque creo que la interpretación del texto desnuda nuestra imaginación. A mí parecer, la confrontación de la imaginación de las personas, es un conflicto bello y puro digno de ser escuchado y discutido.” Con estas palabras Sol Figueroa se presentó en público en el último Festival de Poesía de Rosario y leyó, entre otros, el poema del título de este recuadro:
En el fondo de mi pozo
Solo encuentras desesperación
Y en los suburbios escondidos
Las jóvenes hiedras persiguen las lágrimas del cielo
El rey, desolado, se encontró en el suelo
Existió en mi, el remoto deseo de olvidarlo
Pero dentro de sus acordes, recordé su dolor
Un aroma retorico y deshonesto llenó su corazón
El perfume de un dragón
La tinta derramada después de la masacre
Ablandó el corazón de unos pocos
Pero no el mío.
El mío siguió latiendo a su agitado y normal ritmo
El rito solo se ha postergado.
Hay óxido en sus ojos
Mojé mis manos en el infierno
Y ahora las uso para acariciarte el pelo.
Mojé mis pies con sus lagrimas
Y los pétalos se desprendieron de su piel
El metal se quebró
Una guerra interna comenzó.
No puedes imaginarlo, pero puedes amarlo.
Ámala, por favor.
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