XIOMARA BU
Tegucigalpa, Honduras
Filosofa Y poeta, ha publicado “Fuego en el silencio”, prologado por Antonio José Rivas, libro que desarrolla una vena erótica, un poco de la liberación de la mujer; “Fugas a la luz del espejo”, con un prólogo de Helen Umaña, y un tercer libro que se llama “Al límite del tiempo”, que me lo prologó Adán Castelar, se acerca más al compromiso social, con una visión política. Todo esto es una vena que se la debo a mi familia materna.
Un día su tío Efraín Bu Girón -quien fue diputado presidente del Congreso Nacional 1981-1986- le preguntó ¿qué vas hacer con la filosofía?, pero Xiomara Bu Aguilar tenía claro que estudiar esta profesión no significaría quedarse en el mundo del cuestionamiento y la contemplación, implicaba obtener el conocimiento para transformar la realidad.Tras obtener su bachillerato y licenciatura en filosofía en la universidad Rodrigo Facio, de Costa Rica, sacó su maestría en la Universidad Católica de Washington y su doctorado en filosofía en la Universidad Libre de Berlín, Alemania.Regresó a Honduras y dedicó muchos años a la docencia; fue analista de políticas sociales en el Centro Informático y Estudios Legislativos (CIEL), investigadora del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos y desde inicio de los 80 se involucró en la temática de la lucha contra el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).Desde hace diez años es la coordinadora del Foro Nacional de Sida, una iniciativa de las Naciones Unidas que nació por la falta de compromiso y voluntad política de acuerpar procesos en defensa de la vida.Con los años, Xiomara rompió la línea delgada que existe entre la filosofía y la poesía y publicó su primer libro de poemas, “Fuego en el silencio” al que le siguieron “Fugas a la luz del espejo” y “Al límite del tiempo”. En su oficina ella atiende a EL HERALDO y habla de su concepción del hondureño y su realidad, de su labor en el Foro Nacional de Sida y de sus versos plasmados en tres libros.
Violencia
Va y viene
teme que la luz asesine las tinieblas
Rueda en las raíces debajo de las casas
en las fisuras que dejan los temblores
en los pétalos que tocan
la profundidad del desamparo
En el rio inagotable que besa las mejillas
y desfigura el rostro de su presa.
Debajo de la piel circula la agonía
la mirada se pierde
en la impotencia
niega la existencia
porque hay más miedo
que amor en los senderos
Pesada carga bajo la caparazón de la tortuga
zopilotes que buscan su carnada
y en línea observan el Universo
Naturaleza intangible a los deseos
a los olores que emanan de la tierra
Ausencia que ahoga sus gritos
en cualquier esquina de la patria
Trizas de humanidad
innombrables, irreconocibles
las de siempre asesinadas
sin importar el nacimiento tierno de la aurora,
la piel fresca a la ternura, la inocencia del lirio
o el pañuelo de sueños a la luz de la luna
La Nada instalada entre lágrimas y lamentos
La perfección de la injusticia
La voz de mis hermanas canceladas
Solo quedan los ecos grabados en el viento
un mosaico rojo de miembros cercenados
y el silencio cómplice del miedo.
Todos los días fluye un hilo de sangre
del vientre de mi patria
La tormenta no cesa y amenaza de frente,
no la detiene el tiempo ni el espacio
Hasta la fe se petrifica en las entrañas
Deseo deshabitar el reino de la muerte
espero llegar a tiempo y ver aguas cristalinas
junto con mis hermanas
vivir en un mundo sin violencia.
II
Hoy observo la lluvia
Su danza intermitente
Mi ventana asalta los recuerdos
Pareciera que la eternidad
gravita entre dos mares
y el ruido sobre el techo
es un canto anónimo
para mermar el desconsuelo
No estoy al otro lado de la ventana
No sé del dolor que atraviesa
la orfandad de la alegría
pero vivo la herida sangrante de mi patria
No sé si el canto de la lluvia sea refugio
para el dolor, e incertidumbre
que alberga en sus hogares
III
Cuento las huellas de mi piel
En pinceladas dejo la angustia
en los candiles que alumbran mi camino
Hoy es como ayer
ánfora plena de enigmas y sorpresas
Nuevamente el tiempo nos roba la mirada
nos enternece el oleaje del mar
violento y tierno.
Suelto mi cabellera y pienso
agazapada entre tus pliegues
la infinitud del desamor
y la frialdad de nuestros tiempos
La melodía de Strauss
invade la plaza de bohemios
Me dirijo a mi casa tejida de cristales,
mientras las rejas carcelarias
invaden como plaga
la ciudad que en otros tiempos
albergó hermandad en sus entrañas
EXALTACIÓN A UNA MUJER POETA
Tejedora de versos con paso de gacela, siembra una eternidad que no tiene fronteras.
Atraviesa el oleaje que sacude el silencio y mantiene en alerta las pupilas del tiempo.
Yo te recuerdo ahora mujer de multitudes bajo la plenitud del beso de la aurora y los atardeceres habitados de entregas con tu pluma-fusil como trinchera y tu ropaje de fuego en primavera.
Te recuerdo con ese sol radiante fuente de rebeldía con tu cabello suelto acariciado por la brisa afirmando tu existencia.
Extraña a tu Universo bajo miradas necias siempre bajo sospecha rosa florecida fragante en primavera guerrera sin medida que condena con su verbo tiranìas.
En tu sed de libertad y justicia soñabas la nueva patria.
Radiante en osadía hiciste de tu cuerpo un oasis de dicha un nido de pájaros de fuego.
Anhelabas poder para eliminar de raiz los males de la patria.
Mujer-poeta inquisidora y justa siempre comprometida sin códigos morales sin castigos ni premios de temple y gallardía.
Desataste tempestades y rabias pueblerinas.
La fuerza del patriarca se estremeció en sus versos liberó cautiverios y superó prejuicios.
Ungda por las diosas libre como el viento que besa las palmeras gozastes en mil lunas la miel acariciada de la dulce colmena, la dicha complacida bajo arpegios de fuego y danza de sirenas.
Hiciste de la belleza del cuerpo femenino constelación de estrellas matutinas atravesando recónditos senderos.
Amaste a tu pueblo con sus amaneceres y amaste la vida que se te dio entera.
En horizontes indescriptibles a tu paso supiste del desamor y le volviste la espalda.
En manantial de vino ahogaste la angustia y resurgiste bajo su fuerza indomable bajo el candor de tu mirada Yytu grito extendido a los confines.
Enviagada en tus versos atracaste al puerto y nos vestiste de luna mujer universal elixir de vida en cada radiante amanecer en arenosa playa de sueños libertariios.
La patria celebra hoy la lucha de la obrera-poeta que sin temer la muerte expresó sus postreros deseos con el mismo temple e irreverencia que su esencia emanaba.
Fue al unísono en armonía la nueva conciencia de mujer realizada.
El grito del amor que desató tormentas Y erotizó el deseo en lecho de hierbas humedecidas.
Cuando llegó el invierno hubo fiestas interminables y noches de lluvia al pie de la tertula.
Lejos quedó la niña de los primeros años reflejada en silencios con su techo de rosas y el amor de sus padres.
Guerrera bajo su propio signo la historia conserva y guarda su memoria. Nos heredó su palabra convertida en poesía clara, rebelde,audaz,bella,pura, cristalina y su admirado e imborrable nombre, Clementina.
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