Ramón Javier Ayala Martínez
(D.F México 1979) Poeta y ensayista, ha vivido en Tlaxcala desde hace varios años. Es Licenciado en Literatura Hispanoamericana por la UAT; participante en el Encuentro de estudiantes de lingüística y literatura, en México joven y en el evento Verbo oscuro en la ciudad de Cuernavaca Morelos. Becario del FOECAT (fondo estatal de cultura y de las artes de Tlaxcala en el 2007) en el área de jóvenes creadores, autor de poemario LSD (Lasos de suicidio y derrota) ediciones el perro 2009. Ha tomado talleres de poesía con Eduardo Langagne y Mario Bohórquez en la ciudad de Tlaxcala. Junto a María Fernanda Ayala, Ricardo Ayala Martínez y el poeta Milton Medellín prepara la traducción de las 77 canciones del sueño del poeta norteamericano John Berryman. Además conduce el programa “Insania la furia del Metal”, junto a Miguel Ángel García Luna y prepara una Antología de la denominada poesía confesional donde incluye poetas como Anne Sexton, Sylvia Plath, John Berryman, Snodgrass, Robert Lowell, y Theodore Roethke. Colabora en la revista electrónica Ágora.
Ruge la sangre sobre un hambriento noviembre
Abajo donde las ciudades han perdido la paz
Los sueños desenmascaran pesadillas
Ahí donde al alba el fulgor se desintegra
Y la voz famélica esboza un desentonado ritmo
El vacío del corazón se derrumba sobre la noche
Ruge el odio presa de su voluntad destructora
Y donde la cicuta penetra en los pulmones
El llanto huele a humedad.
Bajo un amanecer donde los rastros aguardan sus rumores y la selvática agonía asemeja una pasión
Tu cuerpo mojado por el olvido
Un amanecer derribado por la culpa
La crueldad acechando el pecho en el desgarramiento del otoño.
El aliento quebrado por el odio.
Porqué a veces la muerte nos llama junto a una terrible vereda, tomando la sed de un ángel podrido
O bajo un infatigable signo que llama a los albores y el amor del alcoholismo se arropa en las garras de su miseria.
Este rumor devastado donde las tinieblas suben por la conciencia
Reclamos inefables de un mundo interpretado por la rabia
A veces el corazón perdura bajo un sendero de materia derruida
En el aliento reposado de la eternidad se esconde el llanto
Como artesano el suicidio se construye y brilla en cada una de sus esferas
Al igual que la vida la muerte tiene motivos una ausencia o un mismo vestigio
En este tiempo cuando las sombras son inmortales y los huesos se pudren
En una noche en donde los dioses suplican su inmolación
Y toda pasión se destruye buscas oscurecerte y entonces la nada te abraza y resurges en cada lágrima horadada por el dolor
Treinta años rememoran tu llanto
Sepultas las horas
Y bajo la tempestad
Te queda un suspiro de arrepentimiento
Recuerdas donde la inmortalidad
Se unía con la pradera de la sangre
Ahora el tiempo exige su trono
Y el encuentro con la devoradora eternidad
Se retrata el canto del silencio
Llevando datos sobre la noche y sus antiquísimos misterios
Donde las manecillas recorren la madrugada
Donde el fuego se eclipso
Y Daniel empezó a desvanecerse
Dios maldice a Daniel
Vivió como rata
Encogido en las cloacas traga sus mentiras
Días de alcohol donde no se vislumbra el amanecer
La luz de antaño se ha esfumado
Recorre las calles con ojos rojos
Y el espíritu sudoroso
Daniel ya no comes
Ya no amas
Te engañas con tus palabras
Miras pasar los años
Ya no hay más
Solo el trayecto a lo incierto
Jamás emergerás victorioso
No tienes ninguna ventaja sobre tu vida
Has sobrevivido a tú canto fúnebre
Escucho tus pisadas sobre el murmullo de la sangre
Recorriendo las vértebras del olvido
Sobre un sitio vacío tus pisadas pierden fuerza
Tus memorias poco a poco se fragmentan
Este sueño de cadáver
En la alta cámara del destino
Un rumor acariciando la ruta fúnebre de un zodiaco oscuro
Estos pensamientos envueltos sobre las grietas del tiempo
Sobre el velo de la conciencia se envuelve la consagración del miedo
No te engañas y tu sistema de amar se reduce a una flotación
De carne podrida y moribunda
Tratas de cazar aquello que perdiste
Aquello que te duele y los pliegues de tu reminiscencia
Se ensanchan en los retratos del pasado
Miras a tu alrededor y sabes de alguna manera que tus lágrimas se evaporan ya
Todo el trayecto creyendo en el honor
Golpeando el templo quemando
El plan
Tan raro y trivial
Toda la locura vaciada en la nada
Concibe el sufrimiento
Y aleja las esperanzas
Todos los momentos en solemne misa
Pálido sobre la aurora
El corazón robado del otoño
Donde vives, donde sepultas
Las despedidas hurtas los juramentos
Y lloras nuestros anhelos
Tienes miedo de una sola cosa que eres tú
De aquel deseo marchito
Buscando y mandando telegramas urgentes
Soñando con la caminata al cielo
Tienes que volver en libertad oscuro y noventa y nueve.
Empezamos de nuevo bajo una pira donde loa ayeres se despiden
Escondido detrás de tu rabia;
Has estado agonizando la vida se aleja
Lloras frente al pórtico del infierno
Bajas a las veredas d4e las lagrimas y encuentras resquicios de una añeja tristeza
Se ciñe una imagen de dios una ideología de silencioso tormento
Intentas hablar con tu madre que te alejo con su muerte
Por treinta días frecuentaste tu historia Daniel
Los sueños vas y vienen en un trivial sacrificio
Abrazando una nueva pérdida
Mirada podrida en el tiempo
Aquí en la noche el llanto asfixia
El significado del final nunca lo aprendiste das la vuelta con el orgullo vencido
El llanto sobre la música del blues
Alrededor tuyo suena la pureza, el final, la sed, el hambre cualquiera que fuera
Nada te ata bajo el vano silencio de la sangre
Con cada despertar una nueva perdida.
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