lunes, 2 de febrero de 2015

JESÚS CARMONA-ROBLES [14.643] Poeta de México


JESÚS CARMONA-ROBLES

Jesús Carmona-Robles (Chihuahua México 1992). Poeta y traductor. Ha escrito Tos (ICM-CONACULTA 2013), Pólvora (Bakcheia 2011) y es coautor, junto con Bertha Choza, de Tengo ganas de vomitar (LuegoLuego 2014). Ha traducido al español a Tao Lin, Jordan Castro, Noah Cicero, David Shook, Raymond Carver, Ahmed Shamlou, Edgar Lee Masters, entre otros. Su blog es lechedebruja.blogspot.com. 




LA VIDA ES UNA CAÍDA HORIZONTAL

Mátenlo
se metió a mi casa y embarró las paredes de sangre
mátenlo
con sus manos tocó el altar que he construido
después de tantos años de no creer en nada
mátenlo
que no les importe su cara de estrella apagándose
que no les importe su mirada acuática y pegajosa
mátenlo, arranquen sus dientes uno por uno y luego úsenlos como balas
para matar a los que son igual que él
porque en el mundo hay mentiras y hay químicos en los alimentos
pero también hay orgasmos simultáneos y carniceros felices
a ellos no los maten, a ellos denles un lingote de oro tan brillante
que lo rechacen entre gemido y gemido
que lo rechacen justo cuando el revolver
deja de ser la única salida.
Pero a él mátenlo
porque encontró un sitio
en los pulmones de mi madre,
y aunque ya no está,
dejó su voz como el parpadeo de dos ojos resecos
y en sus piernas el miedo de ya no poder perseguir
a Dios y su séquito de tartamudeos.
Escupan su cadáver, drenen sus venas, hurguen en sus bolsas,
llévenselo todo.
No me miren a mí, mátenlo a él, yo ya me vi en el espejo,
y pude reírme.


LA RECONSTRUCCIÓN DE LOS MISTERIOS

ubico a las mujeres de las cuales en algún momento de inexactitud pensé estar enamorado
con otra ansia les digo que la mentira fue blanca, amorosa e inasible
como la primer sonrisa de la noche que es cálida y púrpura sólo en los primeros instantes
véanla ella es la mujer que amo el tiempo extendido la manecilla eterna e invisible
quiero hablarles de cómo en tu amor encontré las ganas de asesinar
matar a la gente que sirvió de artificio en los humeantes días de tu infancia
en mi mano está un cuchillo deben saberlo todas ellas en mi mano hay un cuchillo
me lo encajo en el pecho pensando que mi cuerpo es ahora y para siempre una mentira
mi padre me vio llorando afuera de la casa y con sus manos me envolvió el corazón
él es mi padre observen la manera en que llora la manera en la que el aire se le termina
mírenlo mientras yo ubico en mi memoria a la risa de la mujer que estoy amando
con el cuello escondido en el cuello de mi padre sonrío saco el cuchillo y mi padre huye
huye como yo huí hacia el amor isla rodeada por voces y relojes isla derrotada y conquistada
ubiquen a mi padre vean en su miedo el miedo que yo convertí en bestia 
sepan también que la sala de espera está repleta ya nadie puede entrar quédense afuera
sé que hace frío pero hay demasiadas personas no cabe un alma lárguense
ahí estoy yo ocupando cinco espacios acostado a lo largo de mi cuerpo 
yo soy la sala de espera huelo a medicina y mi café sabe horrible esperen en mí
habítenme en lo que el cáncer llega jueguen en mis baldosas llenas de cloro y pisadas
la mujer que amo se está besando desde hace años con la enfermedad que yo mismo inventé
cuando era espora y hongo antes de ser esto que soy cuando apenas podía moverme
yo conozco la enfermedad que besa la mujer que amo pero no puedo hablar
díganselo ustedes alcen la voz cuéntenle de la noche cuando casi muero cuando casi desaparezco es decir ahora mismo ustedes que me habitan como Dios habita en los muertos ahora mismo tómenla de su corto cabello tómenla de las blancas muñecas muerdan sus labios explíquenle cómo mi odio y mi amor se trenzan en la punta más filosa de mi alma
y me impulsa a hacer cosas grandes estúpidas maravillosas.



UN POEMA PARA IVÁN Y PARA FRIDA

Iván, anoche tenía ganas de escribirte un poema pero hoy no,
desperté llorando,
entonces te olvidé así como tú nos olvidaste,
no te reprocho,
sólo me llegaste a decir: léete a Kenneth Rexroth y a Derek Walcott,
yo asentía,
pensaba en tu pasado y en las cosas que debiste vivir para convertirte
en lo que eres.
De hecho, Iván, comencé a escribir pensando en ese sueño
y saliste tú
como una hermosa tortuga entre la arena de mi pecho
muriendo
y entre la muerte me recordaste que soñé con mi exnovia,
Frida,
volando sobre una cancha de basquetbol llena de sangre
y de oro.
Frida volaba pero estaba muerta mientras volaba, entonces le grité
queriendo revivirla.
Cuando ella abrió los ojos yo también los abrí, pude ver que hacía un gesto
con sus manos.
Iván, tú no conociste a Frida y apenas me conociste a mí.
Frida huyó,
así como tú huiste de las cosas estúpidas del mundo.
Ivan,
voy a soñar que vuelas muerto sobre una cancha de basquetbol
y lloraré
porque sé que eso significará que algo horrible y peligroso
ocurre en mi cerebro.





JIRAFAS

dos jirafas pelean golpeándose con sus cuellos
quizá haya ojos con dolor
y muecas de disgusto
no porque se maten a cuellazos
el corazón debe ponerse como loco
no hay que ser así
no se puede
qué vida más miserable 
me convertiré en una jirafa e iré a pelear
con la gente que no controla su corazón
no debo hacer
un solo
movimiento
debo mirar fijamente
y enseñar los dientes al sonreír
así mi corazón de jirafa se calmará
dejaría entonces de ser una jirafa
cuando el aburrimiento
en vez de agitarme
sólo me haga cerrar los ojos
y golpear con mi cuello
a algún descontrolado interlocutor
las jirafas miran fijamente y sin expresión
tal vez sólo eso baste para descontrolar a las naciones
y los haga pensar que las jirafas son nihilistas o algo así
seré una jirafa capaz de desquiciar pueblos enteros
cuando sonría mostrando todos los dientes
cuando camine por la mitad de la calle y los automovilistas se paren en seco
y miren sus manos en el volante con un gesto inexpresivo
y digan ‘ha llegado la hora’
a mí no me importará la anagnórisis
de hecho no me importaba antes de ser una jirafa
alguien me dijo que quería cambiar las cosas y yo le dije que todo ya me daba igual
aunque siendo sincero no recuerdo cuando no era una jirafa
¿qué era antes de ser lo que soy ahora?
¿alguna vez me paré en seco en la mitad de la calle
y miré mis manos engarruñadas al volante de mi vida
con un gesto inexpresivo?
estoy buscando el pretexto ideal
para golpear a alguien con mi cuello
pero sólo puedo golpear a otras jirafas
porque yo soy una jirafa
de otra manera sería algo muy poco educado
sería algo predecible de una jirafa cuya vida se salió de control


FOTOS

quiero existir en una foto en donde mi sonrisa muestre una carcajada, que mis manos en el pecho hagan contrapeso porque mi torso se inclina hacia atrás

quiero existir en una foto donde, bajo un árbol, alguien esté recostado en mi regazo y yo miraría no al lente de la cámara, sino a la persona que toma la foto

quiero existir en una foto donde una parte de mi vientre se descubra entre los pétalos de una hortensia y una mano demasiado blanca

quiero existir en una foto donde, si alguien mira con mucha atención, satán aparece en un tercer plano, entre las solapas de un abrigo o en las manos de una mujer hermosa

quiero existir en una foto donde los maizales se doblen ante un viento que no quiso ser evidenciado

quiero existir en una foto donde el mar sostenga una miserable barquita de madera encalada

quiero existir en una foto donde una nave espacial extraterrestre de luz verde ilumina la mitad superior de mi cara, y a mi lado, un montón de personas señalan el objeto, menos yo

quiero existir en una foto donde mis padres luchan contra el sepia de la misma foto, y yo, con el color que me dieron las circunstancias, apenas me asomo en el breve espacio de sus cuerpos abrazados

quiero existir en una foto donde muchos niños juegan con el cadáver de una paloma y yo sería uno de esos niños, el que menos ganas tiene de jugar

quiero existir en una foto

donde

pero

allí



CÓDEC AUBIN

Escribir buscando el códec:
partitura accidental de un código binario
                                                                   en otro idioma:
es decir
la representación física de un estado en desorden.
El dolor de la caída
                                  en el códec rescribirlo
usando un órgano en vestigio que derrama tinta
                                                                           y nunca se vuelve una falla
                                                                               una grieta.

Abrir las ventanas
cerrarlas a gritos
a golpes de pecho
Pero el códec permanece inconcluso:
                                                                  hay formatos que no acepta
hay leyes que no aceptan ser violadas
mas la violación del códec no pide un consenso:
                                                                               la violación lo quiere todo
para descargarse           para ser un accidente
un error de dedo:
no se le teme a la violación
                                                  sino a la libertad que ésta otorga:
Tu vida es un flujo de datos:
nunca descargas el mismo códec 


Cuarenta minutos

Perdóname. Yo fui un intrigante como muchos de esos que se deslizan
furtivamente por las humanas habitaciones de la noche.
Czeslaw Milosz

Muchas cosas sentí en el pecho en menos de cuarenta minutos:
primero mi corazón se llenó de vómito
al pensar que la vida sólo se trata de buscar cosas vacías
que te hagan sentir vivo,
entonces mi exnovia dijo cosas sobre irme a vivir con ella
o fui yo el que dijo esas cosas
o quizá nadie las dijo y todo fue una disociación
que mi cerebro maquinó para hacerme sentir
que vale la pena seguir vivo otro día más
entonces me olvidé de todo eso
y dejó de ser importante
por lo menos durante el rato en que mi habitación estuvo en silencio
y mi corazón se volvió a llenar de vómito.
Si yo estuviera en esa situación lo más lógico sería que gritara,
gritar y gritar hasta que los niveles de ruido fueran científicamente aceptables.
Abrí los ojos de mis ojos y vi que estaba en el silencio.
Voy a gritarle a mi cerebro que deje de ser tan creativo.
Voy a gritarle a mi exnovia que nos vayamos a vivir a la Antártida.
Voy a gritarle al silencio que deje de ser tan blanco,
compraré aerosol de colores y haré un graffiti en el silencio,
dibujaré un oso polar parado en dos patas sobre un bloque de hielo que se desprendió y avanza lentamente hacia un abismo.
Ya lo dibujé y me estoy dando cuenta que el vómito de mi corazón
chorrea entre mis costillas como una increíble cascada de sangre y leche,
y mi exnovia busca en internet los motivos del vómito,
y un oso polar se rasca la espalda en mi librero,
y el silencio construye un nuevo muro afuera de mi casa,
quizá pueda brincarlo si es que mi cuerpo no está muy entumido
por pasarme toda la noche viendo fotos de mi exnovia
o videos de osos polares comiendo focas

sólo han pasado cuarenta minutos
me duele el pecho




Bisonte eunuco

Me tatuaré un bisonte en el antebrazo,
lloraré porque el dolor se comerá mis ojos.
Será un bisonte eunuco;
las muchachas me preguntarán por qué hay un bisonte en mi antebrazo,
mi respuesta será mostrar mis otros tatuajes,
costillas: diez píldoras de bencedrina.
nuca: un oso devorando a un salmón
pié derecho: un haiku que dirá:
no tengo nada,
solo un tatuaje horrible.
Alguien ámeme.
Y me amarán.



Un desastre natural

Cuando mis padres eran jóvenes e idiotas
ocurrieron catástrofes,
ahora sólo quiero estar en un lugares seguros.
A veces entiendo la forma de las nubes,
(ahí veo un rostro que grita,
una mujer bailando,
dos bocas que se insultan),
y a veces soy como los perros,
los perros gimen para avisar el diluvio
así, el día del diluvio, podré ir a tu casa
te llevaré a tierra alta
para ver a la ciudad destruida.
La punta de los edificios
saliéndo triunfantes por encima del agua.
Los cadáveres flotando panza abajo,
moviéndose despacito
hasta chocar contra otro cadáver.
Observar pequeños incendios
que retan a la física:
fuego sobre agua.
Al final reiremos porque no entendemos,
abriremos la boca
para tragar las últimas gotitas de lluvia,
las que no matan.


Cierva

Se escucha la voz de una mujer,
te lo juro.

Del árbol cuelga una cierva
aún tibia.
Que alguien la baje y le cierre los ojos.
Se escucha el canto de una mujer endulzando el mediodía.
Su voz tiene forma de nube
y se entrega a mi estupor con la desidia del borracho.
El árbol donde cuelga la cierva
se incendió hace poco.
Te lo juro.
Una humareda escarlata brilló toda la noche y no dejó dormir a nadie.
Se escucha el murmullo de una mujer saliendo de aquel lugar
donde algún desesperado
ahorcó a una cierva.
Alguien dígame si eso que se oye es real
¿o sólo es el crepitar del fuego?
Se escucha la voz de una mujer correr por mis venas como corre la sangre de los fantasmas




Mal rato

Para los que llegan a las fiestas
ávidos de tiernas compañías,
y encuentran parejas impenetrables
y hermosas muchachas solas que dan miedo
Rubén Bonifaz Nuño


Nadie te preguntó cuál es el color favorito de tu corazón,
Nadie te preguntó si lloraste el día en que tus ancestros resucitaron,
o si armaste un escándalo cuando viste al invierno comiéndose tu sangre.
Estuviste rodeado de caras desconocidas
en una fiesta donde todos recordaban algo
en una fiesta donde todos esperaban dar respuestas.

¿Qué hora es?
¿de quién es esta mano que encontraste en las bolsas de tu abrigo?
¿por qué aprieta tan fuerte los ojos la muchacha que está sentada
sobre la barra de la cocina?
Dale un beso
o mejor una cerveza.
¿De quién es esta mano que aprieta tan cruelmente el reloj de tu juventud?
La noche es perfecta para una golpiza
pero cosas tan precisas ocurren rara vez.
¿Qué pasa en el patio?
sálvese quien pueda
gritó el dueño de la casa
pero nadie le prestó atención;
unos se besaban
en el cuarto del baño,
otros recitaban poesía frente al espejo.
¿Qué pasa en el patio?
¿Qué pasa con todos ustedes?
a ti nadie te preguntó si te estás divirtiendo,
si quieres papitas,
un beso
o mejor dicho
una cerveza.




Tos

Jesús Carmona-Robles
Prólogo de Margarito Cuéllar
ICH / ICHICULT / CONACULTA
México, 2013
(Colección Soltar las amarras)


Recuerdo Estar enfermo, ensayo de Virginia Woolf, y que he mencionado antes, donde cuestiona a los poetas por no hacer una poesía capaz de acompañarte en las horas de enfermedad y convalecencia. Tos, más que ser un libro que te acompañe mientras sufres de las vías respiratorias, es un libro que habla sobre la enfermedad de la vida misma, los obstáculos que a veces no te permiten continuar entre pasos arrítmicos.

Los poemas de Carmona-Robles son de una profunda tristeza, respuesta ante esta imposibilidad de ser joven y tener el mundo como lo prometieron, y cómo se pude enfrentar al mundo siendo un cualquiera. Destaco los poemas “Cosas precisas”, “Manzanas”, “Tos” y “Desapariciones”:

Veo fotos donde yo no aparezco,
Dios tenía mejores planes para mí
que ser recordado en una imagen
donde no quepo.

Lo malo: la juventud le llega a ganar al autor, pues presenta ciertos defectos formales como son, nuevamente, las rimas internas o adjetivos apantalladores que, en el afán de denotar rebeldía juvenil, llegan a chocar; por ejemplo “espejo de mierda”, el uso excesivo de la palabra “pendejo” o referencias que pueden ser graciosas como los Tamagochis o Pokemón pero, que más que aportar resultan una distracción que no alcanza a ser sarcasmo.

Aunque haya quienes digan que la sinceridad no se puede medir en un poema, esto sí es detectable en los textos de Jesús Carmona-Robles, donde el sentimiento está a flor de piel y la lectura llega a conmocionar. La cuestión es que el sentimiento no es suficiente y hay detalles técnicos que se irán afinando con el tiempo. Esta no deja de ser una voz que me emociona y que espero que evolucione en algo bueno.

Dos revistas de literatura joven

No quisiera desperdiciar este espacio para hacer un comentario sobre lo que considero lo peor del año, que son las dos revistas oficiales de literatura joven, que nadie lee pero que como currículum son funcionales: Tierra adentro y Punto de partida.

La primera, a pesar de vivir “una nueva etapa”, sigue sin cambios después de la salida de Mónica Nepote, pues continúa la promoción a los mismos autores y figuras de siempre. Además del cuestionable diálogo que entablan cuatro “poetas” en su número de septiembre, donde se da a entender que esta nueva etapa en la revista estará enfocada a la poesía, pero dan una visión bastante reducida sobre lo poético y donde su punto de crítica y hasta de burla es la realidad de la publicación, un diálogo donde todos asientan amablemente y no hay puntos de conflicto.

Esto es curioso porque yo no quería creer la falta de lectores de esta revista, pero cuando quise discutir con alguien sobre el diálogo que menciono, todo mundo me contestaba que no leía Tierra adentro.

Por otra parte, Punto de partida, “la revista de los universitarios”, donde se cree que juventud es obligatoriamente igual a vanguardia y no hay lugar para la pluralidad de poéticas. Esto quedó claro en el último Premio Punto de Partida, el 44, donde la propuesta de los dos ganadores está vacía de sentido y contenido, pero como se abordan los videojuegos (bien posmoderna la poesía), por el mencionar el primer lugar, merece ser premiado. Y lo que pudo significar una alternativa a esto, un trabajo que va más por un lado clásico, El camino de una larva de José P. Serrato, mención honorífica del concurso, sigue hoy en día sin publicarse. Si la excusa es que las menciones honoríficas no se publican, no tiene sentido darlas si los textos quedarán inéditos.

El agradecimiento

Para terminar este recuento, quiero agradecer a La Estantería por mantener abierto el espacio a la crítica de poesía, único en su tipo en la red. También felicitar a Mijail Lamas por seguir con este proyecto un año más y deseando que permanezca abierto mucho tiempo.



El día en que Jesús murió

El día en que morí
alcancé a ver la sombra despegase de mi cuerpo
como una inservible membrana negra.
Casi pude tomar entre mis dedos a la última
exhalación,
pero se escurrió y cayó al suelo,
nadie sintió el chasquido
porque el llanto de mis hijos embotaba el aire
y nada se escuchó
sólo el crujir de dientes y el sorber de mocos.
Se veían todos tan lindos escoltando mi inofensivo
 cadáver.
Luego, en espíritu, floté por el cuarto;
observé cada mueble y cada adorno.
La ira de la muerte me poseyó,
quise gritar pero de mi boca salieron cucarachas
que volaron entre las cabezas de mis dolientes:
mi hija menor gritó,
mi sobrino manoteó con pasmo,
papá las siguió con la mirada
hasta que se escondieron entre los recovecos de algún
mueble
donde debían ir los libros que nunca compré,
los que nunca me regresaron.
Vi a mi esposa acomodar mi almohada,
peinarme el bigote y decirle algo al enfermero en voz
baja,
quizá la hora de mi muerte
o alguna insinuación propia de las nuevas viudas.
Quise abrazarla y así lo hice
mis brazos atravesaron su cuerpo
como en las películas,
le dio un escalofrío
como en las películas.
Mi hijo mayor se abrió paso y cerró mis ojos.
He muerto.
Qué triste es estar muerto y escribir.
Qué triste es escribir cuando uno ya no tiene otra cosa
Qué hacer.





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