Francisco Imperial
(Sevilla, ¿1350 - 1409?), poeta español.
(Sevilla, ¿1350 - 1409?), poeta español.
Afincado en Sevilla, donde pasó la mayor parte de su vida y donde desempeñó diversos cargos públicos, era hijo de un mercader genovés. Llegó a ser vicealmirante de Castilla y fue lector y admirador de la obra de Dante Alighieri, como prueba su Dezir a las siete virtudes (circa 1407) o su Decir al nacimiento del rey don Juan, poemas alegóricos de arte mayor escritos en dodecasílabos. Cultivó la lírica amorosa y fue un notable poeta didáctico. Cantó a la Estrella Diana, a la cautiva Angelina de Grecia y a la Fortuna mudable. Constituyó el más importante precedente de los poetas de la escuela alegórico dantesca del siglo XV, como Juan de Mena o don Íñigo López de Mendoza. Su obra se encuentra recogida sobre todo en el famoso Cancionero de Baena. Enfrentado a Enrique III de Castilla, abandonó la Corte.
Se le ha considerado el introductor de la poesía alegórico- narrativa, de influencia dantesta, que apunta ya a las nuevas corrientes. La larga tradición provenzal va desapareciendo y aparecen los decires (poemas narrativos de carácter moral e histórico y de lenguaje culto, llenos de recursos eruditos). Junto a este tipo de composiciones, Imperial también es conocido por ser uno de los precursores del endecasílabo italiano, aunque la poca pericia en el uso de los acentos, impedirán que triunfe.
El nombre de Estrella Diana, referido a la dama, ha sido objeto de varias interpretaciones. Sin embargo, es lógico que remita, a través del tópico de la religión de amor, a la figura central de la Virgen María. Ante ella palidecen las heroínas antiguas
(Eufreginia, es Ifigenia, la hija de Agamenón) y a loarla no alcanzan los autores clásicos. Las referencias a la virgen (rosa de mayo) a las mayas (cantos de primavera) y a los conceptos y tópicos de la gentileza y del galardón convierten el poema en un mosaico de los recursos de la época: esos materiales tradicionales, se muestran unidos a la novedad del endecasílabo.
Decir de la Estrella Diana
Non fue por cierto mi carrera vana,
passando la puente de Guadalquivir,
atán buen encuentro que yo vi venir
ribera del río, en medio Triana,
a la muy fermosa Estrella Diana,
cual sale por mayo al alba del día:
por los santos passos de la romería;
muchos loores haya santa Ana.
E por galardón demostrar me quiso
la muy delicada flor de jasmín,
rossa novela de oliente jardín
e de verde prado genil flor de liso
el su gracioso e honesto risso,
semblante amoroso e viso suave,
propio me paresce al que dixo: Ave,
cuando enviado fue del paraíso.
Callen poetas e callen abtores,
Homero, Horacio, Virgilio e Dante,
e con ellos calle Ovidio D´amante
e cuantos escripbieron loando señores,
que tal es aqueste entre las mejores,
cando el lucero entre las estrellas,
llama muy clara a par de centellas,
e como la rosa entre las flores.
Non se desdeñe la muy delicada
Eufreginia griega, de las griegas flor,
nin de las troyanas la noble señor,
por ser aquesta atanto loada;
que en tierra llana é non muy labrada,
nace a las veses muy oliente rosa
assí es aquesta gentil e fermosa,
que tan alto merece de ser comprada.
Decir de las siete virtudes.
La trama del decir se inspira en la Commedia de Dante (especialmente en el Purgatorio y en el Paraíso): viaje de Imperial por el paraíso terrestre y llegada al Empíreo. Su guía y maestro es Dante, quien, en el marco de una visión supuestamente ocurrida veinte años antes, le acompaña para contemplar las siete estrellas, que simbolizan las virtudes teologales y cardinales (y aquí sigue el orden y doctrina de Santo Tomás); en el centro de cada una hay una dueña y en cuada rayo una doncella (que simbolizan las virtudes complementarias). También le señale las siete sierpes (pecados) que le han acompañado. Hay, además, un trasfondo histórico en el poema: la visita de Enrique III a Sevilla y la justicia que debe administrar.
(...) La una en mano un cirio tenía
que la pupila al cielo llegaba,
en la otra un breve, o lo que parecía
Dilige dominum Deum comenzaba;
e la segunda el árbol abrazaba
que de una piedra de cristal nacía
e en doce ramos qu´él árbol tendía,
del credo doce artículos mostraba.
La tercera estaba como nave surgida
e con una ancla de oro e echada
e otra a pique, por respeto erguida;
e la cuarta estaba d´estas tres apartada,
blandiendo en la mano una grant espada,
e en la otra mano un peso derecho.
Tenía la quinta un escudo ante pecho
e de todas piezas estaba armada.
De ver la sesta hobe pavor sobejo,
por que le vi dos faces delicadas,
e en la mano miraba un espejo;
e la setena dos llaves doradas,
para cerrar e abrir muy aparejadas,
tenía en mano, en la otra un castillo.
E dije "Señoras, a vós me homillo"
mirando sus devisas atán honradas.
En las seis d´estas puede homme errar,
me dijo el sabio, tú debes creer,
por poco o por mucho en ellas mirar,
mas la del cierro, cierto debes ser,
quien mas la mira más crece su veer
-adedando la cual a mi era primera-.
Ésta es llamada Caridat sincera.
De sus donsellas, conviene a saber:
que la primera es llamada Concordia,
Paz la segunda, la tercera Piedat,
grant Compasión e Misericordia,
la sesta es noble, es Beninidat,
e la Tempranza e Libertat
e Mansedumbre, e la otra siguiente
ha nombre Gracia que abajó la puente,
segunt acostumbra sol´ por su bondat.
La otra dueña estaba abrazada
con el santo árbol de las doce ramas,
la verdadera Fee, fijo, es llamada;
ésta es la que crees e la que amas,
mira sus ramos que parecen llamas:
Mundicia, Castidat e la Reverencia,
Afeto e Religión, Obediencia,
Firmeza e Hemencia, que honradas llamas.
La otra dueña llaman Esperanza
que tiene las anclas por señales.
Llega, mi fijo, con grant homildanza
a estas tres dueñas papales;
las fijas d´estas sus nombres son tales
Fiucia, Apetito, Amor e Desear,
Certedumbre la quinta, la sesta Esperar:
las otras cuatro son dueñas mortales.
La que tú miras como enamorado,
que tiene en la mano el espada,
e con el peso lo pesa afinado,
aquélla le llaman Justicia honrada.
Mira sus fijas de que es honrada
Juicio, Verdad, Lealtat, Correbción,
la quinta llaman Conjurado Sermón,
la sesta Igualdad, la setena Ley dada.
La otra dueña ha nombre Fortaleza,
non teme taja nin punta de espada,
nin precia oro, nin teme pobreza,
e vence voluntat desenfrenada;
por ende está fuertemente armada
e ante pechos el escudo tiene,
por se escudar cuando el golpe viene
de cualquiera parte, muy aparejada.
Sus fijas d´esta han grant dinitat,
son doncellas de gran excelencia,
e es la primera Magnanimidad
e la segunda es Magnificencia,
e Segurança, la cuarta Paciencia
e Mansedumbre, la sesta Grandeza
e Perseveranza, la otava Firmeza:
de la mirar non hayas negligencia.
Vuelve los ojos e alza más el cejo,
mira Prudencia como faz lozanas
sus anbas faces mirando el espejo,
e de una en una mira sus hermanas,
e cura d´ellas cuando non son sanas,
providencia, Comprehender, Enseñamiento,
Cautela, Solicidat, Acatamiento:
éstas son fijas, en obras non son vanas.
La del semblante nin alegre nin triste,
que abre e cierra tan mansamente
el su castillo, segunt ver podiste,
es la Templanza verdaderamente:
su fija es Continencia propiamente,
e Castidat, Limpieza e Sobriedat,
Vergüenza, Templamiento e Honestat,
e Humildat que del mundo non siente.
E fágote saber, mi amado fijo,
qu la su vista de aquestas estrellas
non te valdría un grano de mijo
sin haber Discreción, que es madre d´ellas:
mírala fija como a estas estrellas.
Yo onde miré e vi dueña polida
so velo albo e de gris vestida,
tener el canto al tenor con ellas
MICER FRANCISCO IMPERIAL
I
Este desir fiso e ordenó Micer Francisco Imperial, natural de Génova, estante e morador que fué en la muy noble cibdat de Sevilla, el cual desir fiso al nascimiento de nostro Señor el Rey Don Juan, cuando nasció en la cibdad de Toro, año de M.CCCCC.V, e es fecho e fondado de fermosa e sotil invencion e de limadas dicciones.
En dos seteçientos e mas doss e tres,
Passando el aurora, viniendo el dia,
Viernes primero del tercero mess,
Non sé si velava, nin sé si dormia,
Oí en boz alta: «¡O dulce Maria!»
A guissa de dueña que estava de parto,
E dió tres gritos, de si dixo el cuarto
«Valed me, Señora, Esperança mia.»
En boses mas baxas le oí desir:
«¡Salve, Regina! ¡Salvad me, Señora!»
E a las de vezes me parescie oir:
« Mod hed god hep, alunbrad m'agora»
E a guisa de dueña que devota ora
« ¡Quam bonus Deus! » le oi rezar,
E oile a manera de apiadar:
« Çayha bical habin al cabila mora. »
Abrí los ojos e vime en un prado
De candidas rossas a flores olientes,
De verdes laureles, todo circundado,
A guisa de cava, de dos bivas fuentes:
Nascia un arroyo de aguas corrientes
Caliente la una, e la otra fria,
E una con otra non se bolvia:
Otro tal nunca vieron los ojos bivientes;
[p. 143] La calda corria por partes de fuera;
Segunt mi abisso creo que seria
Por guarda del prado a guis de lussera,
Tan fuertemente tanto fervia.
Por partes de dentro la fria corria,
De que se vañavan las rossas e flores:
Cantavan lugares a los ruiseñores,
Commo acostumbran al alva del dia.
El ronper del agua eran tenores
Que con las dulces aves concordavan,
En bozes baxas e de las mayores
Duçainas e farpas otro si sonnavan;
E oí personas que manso cantavan,
Mas por distancia non las entendia,
E tanto era su grant melodia
Que todas las aves mucho se alegravan.
Siguiendo las boses pissava camino
Oliendo las flores por medio del prado,
Al pie de la fuente sonbra de un pino
E a la redonda de un jazmin cercado,
Vi entrar un toro muy asonsegado,
E una leona sobr'él asentada:
De dueña la fas tenia coronada,
Ahonsas e flores el manto broslado.
Alcé los ojos e vi en el aire
En fuses de dueñas lozir ocho estrellas,
Ojos e fasiones e graçia e donaire
Muy angelicales, e juntas con ellas,
Vi ocho fases de ocho donzellas,
Dueñas e donzellas todas coronadas
Con coronas de oro e piedras labradas
Que me parescian muy bivas centellas.
La mas alta d'ellas e la primera,
Era cubierta de grand resplandor,
Non sé si de fuego, nin sé de qué era,
Que tal non lo vi nunca nin mayor;
E todas las otras de aquesta color
Eran cubiertas, e de las donzellas,
Que si non las fazen en figura d'ellas,
Non vido mi vista, tal era el vigor.
Vi doze fazes, muy alvas anzillas,
Coronas de piedras e de diamantes,
De muy clara flama buelta con centillas
Cubiertos los cuerpos al cuanto distantes,
E una de otra eran circundantes,
E las ocho dueñas firme las mirando,
[p. 144] E seis a seis bozes en alto alternando,
Te Deum laudamus todas concordantes.
E asi acabaron fasta fin del salmo,
E las otras donzellas luego siguiente,
Benedictus qui venit en modo tan alto
Que si nunca oyó aqui entre la gente:
E oilas cantar ordenadamente
Deus iudicium e tuum regi da
Que el re mi ut re e la sol mi fa
A par parescia de arte dificiente.
Desque mas miré de oriental çaffi,
Vi letras escritas e en la primera
Corona de dueña muy claro leí
Saturno só, e en la otra era
Júpiter escripto. Mars en la tercera,
E Sol e Venus, Mercurio e Luna,
E asi degradando mana fortuna
Con tales letras en la postrimera.
Bien commo cuando fablar señores
Quieren en cortes o en los conclaves,
Que dexan la fabla todos los menores,
Asi cesaron por todas las aves
Sones e cantos: despues muy suaves
Bozes espiraron las nobles doncellas,
E para se dezir las razones d'ellas
Ayúdeme Apolo, que a mí son muy graves.
Non vido Aliger tan gran asonsiego
En el escuro limbo espiramentado,
En el grant colegio del maestro griego
Con el Mantuano ser poetizado,
Commo de mostro me paresció cuando
Començó a fablar el alto planeta
Con Jupiter junto en bos mansueta,
Commo adelante va metrificado.
«Pues nos avemos, señores, llegado
Al nascimiento» dixo «d'este infante,
Faremos, Nobleza, que sea doctado
De nuestras virtudes e muy abundante.
E por que de las mias sea concordante,
En todos sus auctos sea asentado
E non aya el sesso muy arrebatado,
Mas maduramente cate adelante.
«Grant hedat biva muy luengos dias,
De cibdades e villas grant edificador,
Todas las tierras le dó que son mias,
De nobles palacios sea labrador,
[p. 145] E mas que Oclides muy grant sabidor,
E do le a Prudencia, esta mi donzella,
Por su mayordoma mayor, e con ella
Será sin dubda mejor obrador.»
Jupiter dixo muy assonsegado:
«Limpio e puro, sabio e honesto,
Pacifico e justo sea e messurado,
Misericordioso, otro si modesto,
Nobre e benigno, escelente, apuesto,
E del sumo bien sea servidor,
E de todos bienes muy amador
E de la verdat siempre manifiesto.
E dó le otrosi en singular don
Que sea illustrado de perfecta sapiencia,
Mas conplidamente que fue Salomon
E todos sus dichos sean sentencia:
E aya aspecto e aya presencia
De grant reverencia e abtoridat,
Horrores de vicios e felicidat
Cuantos dar pueden la mi influencia.
De la republica sea amador,
Mas que Medelo que tan virilmente
Defendió a Tarpea al Emperador,
El solo seleto entre tanta gente,
E por que sea aun mas ecelente,
E entre los nobles mas esclarecido,
Mas ame ser.............................
E será dotado muy perfetamente.
Aya nobles paños, e sus vestiduras,
Mucho preciossas e inperiales:
Mudesse bien, que las fermosuras
Mas las alunbran que claros cristales,
Sus sobre vistas e sobre señales,
Sus paramentos e sus coberturas
De sus cavallos e las aposturas
Las del Carlomano non sean atales.
E vos, Tenprança, donzella señora,
Deste infante vos sed camarera,
De vuestra dulce faz mucho se inflora
Mares, Saturno en clara mi esfera:
E doctole que sea cual fué e cual era
El Livio romano en moral costumbre»
Callada la boz de la segunda lumbre:
Con muy grande ardor seguí la tercera.
«Ardid commo Achiles sea e ligero,
Animoso commo Etor tan esforçado,
[p. 146] Muy cavalgante e buen cavallero,
Fermoso sin armas muy mas armado,
E commo leon muy descadenado,
Valiente e seguro, grant batallador,
De los vencedores sea el vencedor,
Por que mas en esto sea redotado.
Al gran Macabeo é al gran Cepion,
Al buen Josué lieve mejoria,
E a los que vencieron so el alto pendon
De la noble ave que bolar solia;
Asi vença él, llamando Maria,
So el fuerte castillo e bravo leon,
E de los que fueron, e fueren e son
Será flor de flores e cavalleria.
En dones dos joyas le do muy gentiles,
De dos cavalleros que mucho preciava,
La una es la lança del gentil Archiles,
Qu' el fierro feria e el cuento sanava:
La otra el espada con que batallava
El muy esmerado duque de Bullon,
Que en la conquista del alto Sion
Tan maravillosos golpes golpava.
E do le otro si Abocin fallaz
De los altos saltos, e grant corredor,
Do le el estado del noble Galaz
E dol'Fortaleza por guarda mayor.
E por que batalle sin ningunt pavor,
De mis lindas armas sea bien guarnido,
E sea feridor e nunca ferido,
De guerra e batallas muy grand sabidor.»
Tanta alegria non mostró en el viso
El poeta jurista teologo Dante
Beatris en el cielo, commo cuando quiso
Rasonar el Sol: despues con senblante
De grant affection dixo: «Este infante
Mas que Absalon sea muy fermoso,
En andar e gestos muy asseoso,
Commo Ercoles fuerte sea, e constante.
De los non poderosos sea defensor,
Con muchas mercedes a todos onrrado,
De Reyes e Duques principe e señor,
E a los gentiles ommes preciando,
Commo aguila manta en aire bolando,
Monte en alteza, e commo montaron
Alixandre e Julio cuando conquistaron
Al mundo universo todo trihumphando.
[p. 147] E sea señor de todo el oro,
De piedras preciosas; jamas nunca ame
Desordenada guarda de thesoro:
Sienpre diga toma, nunca diga dame;
El su coraçon todo se enflame
En magnimidat e magnificencia,
E mire sienpre a alta excelencia
E de altas flores su corona enrrame.
Aya fijos e fijas, nietas e nietos;
En nostras virtudes todos le parescan;
Granen los panes, metan los sarmientos,
Frutales e flores fruten e florescan:
Los aires diversos sean purificados,
Panes e viñas, yervas e ganados,
Multiplicando en su tiempo crescan,
E de yervas los campos todos reverdescan.
E do l'en merced mas esta donzella
Que la tenga e aya por su cara esposa,
En todo el cielo non ha tal estrella
Nin entre las rossas otra tal rosa:
Fé es su nonbre e es tan fermosa,
Que sin ser vista deve ser amada.»
La bos de la cuarta lus acabada,
Espiró la quinta muy mas sonorosa.
Tan grant amor nunca mostraron
Ojos de padre nin de enamorada,
Commo los de Venus cuando remiraron
Donde la leona estava asentada;
Creo que seria por que fué pagada
De ver al infante, que yo despues vi;
Assí en falagos dezir le oí,
De rayos de amor la fas inflamada:
«Cual fue Narciso el muy amoroso
En la fuente clara e a su nascion,
Sea este infante mucho gracioso
En conversacion, en fablar rason:
Manso e cortes de gentil coraçon,
Amador a todos, de todos amado,
Deleitoso en fablar, de buen gasajado,
E mas sabidor de amor que Nason.
Todos los amores que ovieron Archiles,
Paris e Troylos de las sus señores,
Tristan, Lançarote, de las muy gentiles
Sus enamoradas e muy de valores;
El e su mujer ayan mayores
Que los de Paris e los de Viana,
[p. 148] E de Amadis e los de Oryana,
E que los de Blancaflor e Flores.
E mas que Tristan sea sabidor
De farpa e cante mas amoroso
Que la Serena, e sea jugador
De todos juegos, cuando fuer ocioso
E por que sea muy mas viciosso,
Vos, Caridat, la mi muy amada,
Sed su leal e su enamorada,
E viva con vos sienpre gozoso.»
Tanta agudeza nunca en focilar,
Veí en centellas de bivo carvon,
Commo cuando Mercurio quiso fablar
Mostró en sus ojos e su descricion,
Diz: «Yo le enfloyo seso e razon,
E sabiduria por que él solo apure
A Justiniano en cevil jure,
Leyes e Partidas las que buenas son.
Mas que la logica lea muy sotil,
E las sotilezas en él se acaben,
Mas que en Agostin mill vezes mill
Quepan en él las que en libros caben:
E por que los sabios todos lo alaben,
E que semejante sea mas a mí,
Dóle influencias las que influi
E sea maestro de los que saben.
Sea muy envisso e muy mañeroso,
Aya e tenga perfeta espresiva,
Solicito sea e muy acuciosso,
Non biva en ocio, mas en vida activa.
Tome por amigo aquesta muy diva
Donzella garrida, por nonbre Esperança.
Quien bive con ella bive en adelantança,
E quien sin ella, bive vida esquiva.»
«En salud buena biva, dixo Luna,
E muy igualada la su conplision,
En todos sus tiempos jamas en ninguna
Tenpestad venga e nin corrupcion:
El aire en su tienpo muy con sazon
Venga e derechos los tenporales,
Panes e viñas, yervas e frutales,
Ayan abundançias cuantas en mí son
Gosen simientes e todas las flores,
Peses e aves e todo ganado
Sean perfetas en todos sabores;
El su tienpo sea de aquesto abasta
[p. 149] E aun por que biva en mas gasajado,
De todas las aves sea caçador,
Muy grant montero e grant venador,
E dóle mis flechas, e arco endonado.
E mando que sean los vientos suaves,
E sea abonança en toda la mar;
Todas sus flotas, galeas e naos
Puedan en popa sienpre marear;
E por lo mas aun consolar,
Fijos e fijas en salud le bivan,
Nietos e nietas otrosi le sirvan,
E le obedescan todos su mandar.
Vos, amiga Justicia, seredes portera
De toda su cassa e su señorio.»
Respondió: «Señora, soy muy plasentera,
E yo le abriré, tanto en mí fio,
El alto palacio que es propio mio,
Porque bien usse su muy alto oficio.
Do muchos entran por el resquicio
E dexan la puerta, por que me sonrrio.
Yo le abriré las puertas cerradas
Que nunca se abrieron despues que Rafeo
Por ellas passó con sus delicadas
Mis tres hermanas que aqui encima veo.
El que jugó contra si tan feo,
E dió la sentencia por una muger,
E el que la vieja le fiso bolver,
E la su sangre por mí fiso reo.»
A guisa de dueña que está sobre si
Con buen andança e presentuosa,
Commençó Fortuna su razon así:
«Vestras influencias sin mí non val cossa,
Ca yo en el mundo só más provechosa,
Muy mas amada que vos todas siete,
Ca lo que alguno se da o promete
Non le aprovecha, si dél só enojosa.
Ca puesto, señoras, que vos le dotedes
Thesoros, poderes, onrras, señorios,
Commo a este infante, vos bien lo sabedes,
Que los tales bienes todos son mios.
Vos, Luna bolvedes las aguas e rios,
Vos, Sol, verde seco en los naturales:
Todas vosotras, mas los mundanales,
Yo los robuelvo en caluras e frios.
De unos en otros los buelvo e traspaso,
De linage en linage, de gentes en gentes,
[p. 150] En un solo puerto e muy passo a paso
A buenos e a malos, sabios, neglisientes;
Bien son mis amigos los muy diligentes,
Pero contra mí non val fuerça e sesso:
Todos vuestros bienes puestos en un peso
Mas pessan los mios, maguer son movientes.
E maguer que non dó mis gracias mundanas
A las vuestras concordes, mas a mi talente,
Bien me plaza agora por vos, mis hermanas,
Ser próspera amiga de'ste grant nasciente.
En mi alta esphera, en el mas excelente
Colmo le pongo, do las gracias goze,
De las vestras e mias e las d'estas doze
Ancilas e signos en el ascendente.»
Con muy leda faz, mostrando alegria:
«Por le ser» dixo «yo mas favorossa
Gracia le doto de muy grant valia,
Que aya muger muy linda, fermosa;
Donaire e faciones, onesta e graciosa,
Muy sabia e fiel, discreta, Real,
E ámensse amos de amor leal,
E abaxe la frente muy omildosa.
E álcela luego con lindo senblante,
Nin triste nin alegre de su discrecion.
Cuando estas donzellas van adelante
Relumbran sus fazes, reluz su facion.
E vos, la Prudencia, en mi circulacion
Mas lugar avedes que donzella aya,
A este infante vos dó por su aya
E d'estas donzellas vos sed correcion.
Despues de sus dias biva en memorias,
Cuanto la vida humanal durare,
Escrívanse libros e pintense estorias
De sus altos fechos, do Rey se nombrare:
Por él se entienda a quien la pintare
La gloria mundana qu'es la llamada fama,
E a la corona allegue su palma
Mas alegada que el que mas alegare.»
Pasé los jasmines por mi omillar
A estas señoras de tan grant valia,
Por ser yo su siervo e familiar,
E non vi ninguna do ante las via:
E luego en punto la grant melodia
Oi razonar por el verde prado,
E vi a la leona un niño abraçado,
Besándolo dulce, desie: «Vida mia.»
[p. 151] De angel avia fas e semblante,
Braços e pechos de gentil leon,
E todo lo otro dende adelante
De cavallo avia su propia facion:
Tenia en la mano del su coraçon
De oro corona de piedras labrada,
E en la otra mano le vi un espada,
E a las espaldas un alto pendon.
De oro e de sirgo, e armas Reales,
De la grant España; en derredor dél
Las echo donzellas tan angelicales
De alvo vestidas, cintas de laurel:
Discrecion me dixo: «Amigo e fiel,
Llegad al infante, besadle la mano»;
Mas llegar non pude, por que el ortelano
Me lançó fuera de todo el vergel.
II
Este desir fiso el dicho Micer Francisco Imperial por amor e loores de una fermosa muger de Sevilla que llamó él Estrella Diana, e fisolo un dia que vid e la miró a su guisa, ella yendo por la puente de Sevilla a la iglesia de Sant'Ana fuera de la cibdat.
Non fué por cierto mi carrera vana,
Passando la puente de Guadalquivir,
Atan buen encuentro que yo vi venir
Ribera del rio, en medio Triana,
A la muy fermosa Estrella Diana,
Cual sale por mayo al alva del dia,
Por los santos passos de la romeria:
Muchos loores aya santa Ana.
E por galardon demostrar me quiso
La muy delicada flor de jasmin,
Rosa novela de oliente jardin,
E de verde prado gentil flor de liso,
El su gracioso e onesto risso,
Semblante amorosso e viso suave,
Propio me paresce al que dixo: Ave,
Cuando enviado fue del paraisso.
Callen poetas e callen abtores,
Omero, Oracio, Virgilio e Dante,
E con ellos calle Ovidio D'amante
E cuantos escripvieron loando señores,
[p. 152] Que tal es aqueste entre las mejores,
Commo el lucero entre las estrellas,
Llama muy clara a par de centellas,
E commo la rosa entre las flores.
Non se desdeñe la muy delicada
Enfregimio griega, de las griegas flor,
Nin de las troyanas la noble señor,
Por ser aquesta atanto loada;
Que en tierra llana e non muy labrada,
Nasce a las veses muy oliente rosa,
Assi es aquesta gentil e fermosa,
Que tan alto meresce de ser comparada.
[Cancionero de Buena. Ed. P. J. Pidal.]
III
Desir de Micer Francisco a las siete virtudes
«El tiempo poder peso a quien mas sabe»;
E donde aqueste principio yo tomo,
Non es menester que por mí s'alabe:
Ad laudandum non [sum] suficiens homo.
Non en tanto, nin cuánto, nin en cómo:
Enpero, loando el principio tomado,
Por yo non estar un dia aquedado,
De la mi hedat non aun en el somo,
Cerca la ora que el planeta enclara
Al Orïente, que es llamada aurora,
Fuéme a una fuente, por lavar la cara,
En prado verde que un rosal enflora.
Et anssí andando, vínome a essa ora
Un grave sueño, magüer non dormía,
Mas contemplando la mi fantasía
En lo que el alma dulce s'asabora.
Oh sumo Apolo, a tí me acomiendo:
Ayúdame con suma sapiencia:
Que en este sueño que escrevir atiendo
Del ver non sea al desir diferencia.
Entra en mi pecho, expírame tu ciencia,
Commo en los pechos de Febo espiraste,
Cuando a Marsías sus miembros sacaste
De la su vaina por la tu excelencia.
Oh suma luz, que tanto te alçaste
Del concepto mortal, a mi memoria
Representa un poco lo que me mostraste,
[p. 153] E faz mi lengua tanto meritoria,
Que una centella sol de la tu gloria
Pueda mostrar al pueblo [ora] presente:
Quiçá despues alguno grant prudente
La encenderá en más alta estoria.
Ca assi commo de poca scentella
Algunas veses segundó gran fuego,
Quiçá segunde d'este sueño estrella,
Que lusirá en Castiella con mi ruego.
Alguno lo terná luego a grant juego
Que lo provechará, si bien lo mira:
Por end, Señor, en mis pechos espira,
Ca lo que vide aquí comienca luego,
En sueños [yo] veía en el Oriente:
Cuatro cercos que tres cruzes fazian;
Et non puedo desir conplidamente
Cómmo las cuatro con las tres lusian.
Enpero atanto [sí] que á mi movian,
Cual movió Glauco por gustar la yerva,
Por quél fué fecho de una conserva
Con los dïoses que la mar regian.
E commo cuando topa en algún foyo
El ciego, que [del] todo se estremesce,
Bien assi fise yo cabe un arroyo
Que d'una clara fuente claro cresce.
E commo cuando el dia [ya] amanesce
Que poco a poco se muestra lo oculto
Et torna por contrario un grande bulto
E en nueva parte, nuevo romanesce:
Bien assi se mostró en aquella ora
[Ante mí] un ver incrédulo e fermoso,
Cual el desir atal comiença agora.
Non era el fondo turbio nin lodoso;
Mas de diamante mucho illuminoso,
E todo a luengo [iva] d'una equina;
E las paredes de esmeralda fina,
E d'ahi allende un jardin gracioso.
Era cercado todo aquel jardin
D'aquel arroyo, á guisa d'una cava,
E [tien] por muro muy alto jazmin,
Que todo a la redonda lo cercava.
El son del agua en [la] dulçor passava
Harpa, dulçaina [con] vihuela d'arco;
E non me digan [hi] que mucho abarco:
Ca non se sé si dormia, ó [si] velava.
En mi dezia:—«Mucho'm maravillo
[p. 154] Que non veo [yo] aquí ninguna entrada;
Non veo puente, puerta, nin portillo.»
Esto disiendo, vi una puerta alçada
Entre el jazmin, non [de] tabla labrada,
Mas de robí mas vivo que sçentella:
Commo movime a ir derecho a ella,
Non vide [por] quien luego fué abaxada.
Muy a vagar passé d' allend la puente,
Oliendo del jardin dulces olores,
Por que ove d'entrar mayor talente
E fise entrada entre flores et flores.
Ante que entrasse, ove muchos suores;
De que fuí entrado ¡oit que aventura!...
Vi toda blanca la mi vestidura
E luego conoscí los mis errores.
Desque volviera a man[o] diestra el rostro,
Vi por la yerva pissadas de omme,
Onde alegre fuïme por el rastro,
El cual derecho a un rrosal llevóme.
E commo cuando entre árboles asome
Alguno, que ante los [sus] ramos mesce,
E poco a poco todo assi paresce,
Tal vide un omme; muy cortés saluóme.
Era en [la] vista benigno e suave
E en color era la su vestidura
Cenisa o tierra, que seca se cave;
Barba e cabello albo sin mesura,
Traía un libro de poca escriptura,
Escripto todo con oro muy fino,
E comenzaba: En medio del camino,
E del laurel corona e centura.
De grant abtoridat avia senblante,
De poëta de gran excellencia,
Onde [yo] omilde, enclinéme delante,
Faciéndole conplida reverenoia.
E díxele con toda obediencia:
—Afectuosamente a vos me ofresco,
Et magüer tanto de vos non meresco,
Seya mi guia vuestra alta sciencia.
Dióme respuesta en [muy] puro latin:
—«A mí [me] plaze lo que tu deseas.»
Et dessi dixo en lengua florentin:
«E poroue cierto tú más de mi seas,
Vuelve conmigo do quiera que veas
Las síete estrellas, que en el ciel relumbran,
Et esto, fijo, ciertamente creas.»
[p. 155] Tomóm' la mano e vuelve por do vino;
E yo seguiendo sienpre sus pisadas,
Los ojos baxos, por non perder tino:
Non fueran ciento aun bien contadas,
Que oi [yo] boses muy asossegadas,
E angelical e musicado canto;
Mas eran lexos de mi aun atanto
Que las non entendia a las vegadas.
Manet in caritate, Deus manet in eo
Et Credo in Deum alli se respondía;
E a las vesses [tanbien] Spera in Deo:
Aquesto alli entendiera en cuanto oia.
E en otra parte, segunt parescia,
Cantavan manso cantares morales;
E assi andando por entre rosales,
Oi una voz et canto [que] dezia:
—Cualquier que [agora] el mi nonbre demanda,
Sepa por cierto que me llamo Lya,
E cojo flores, por fazer guirlanda,
commo acostunbro al alva del dia.
Aquesto oyendo, dixo la mi guía:
«Creo que duermes o [que] estás ocioso:
¿Non oyes, Lya, con canto gracioso,
Que d'estas flores su guirlanda lia?...
Dixe:—Non duermo.—Pues ¿por qué tan mudo,
atento sin fablar as [tú] ya andado?
E si non duermes, eres omme rudo.
¿Non ves [fijo], que tú eres ya llegado
En medio del rosal en verde prado?...
Mira adelante [en faz] las siete estrellas.»—
Onde yo miro, et vílas atan bellas
Que mi desir aquí será menguado.
Forma de [gentil] dueña en cada estrella
Se demostrava, et otrosi fasian
En cada rayo forma de donsella.
Las tres primeras, triángulo seían,
Et cuadrángulo, segunt parecian,
Las otras cuatro, non mucho distantes:
Et omnes auri coronas portantes,
E las donzellas guirlandas traían.
Las tres avian color de llama viva,
Et las cuatro eran albas, [pero] atanto
Que la su albura al alba nieve priva.
Las tres cantavan el su cantar santo;
Las otras cuatro el su moral canto
Con gesto manso de grant honestat,
[p. 156] Tal que non puedo mostrar igualdat,
Ca el rostro a [la] su par seria grant planto.
La una en mano un [grant» cirio tenia
Que la púpila al cielo [alto] llegava:
En la otra un libro; en lo que parescia:
Diligite Dominum Deum començava.
E la segunda el árbol abraçava,
Que de una piedra de cristal nascia,
E en doze ramos, que el árbol tendia,
Del Credo doze artículos mostrava.
La tercia, commo nave, está surgida
E con un ancla de oro [al par] echada,
Et otra a pique por respeto erguida.
La cuarta estava d'estas apartada,
Blandiendo en la su diestra grant espada,
E en la otra mano un pesso derecho.
Tenia la quinta un escudo antel pecho
E de todas piecas estava armada.
Por ver la sesta ove pavor sobejo,
Por que le vi dos fases delicadas,
E en la mano miraba un [claro] espejo;
E la setena dos llaves doradas,
Por cerrar et abrir aparejadas
Tenia en mano, en la otra un castillo;
Et dix:—«Señoras, a vos me omillo»,
Mirando sus devisas tanto onradas.
«En las seis destas puede [el] omme errar,
Me dixo el Sabio», tú deves creer,
Por poco o mucho en ellas mirar;
Mas la del cierro, cierto deve ser.
Quien más la mire, más cresce su veer.
Ahé dónde la qu'era a mí primera,
Esta es llamada CARIDAT sincera;
De sus donsellas conviene saber:
Que la primera es llamada Concordia,
Paz la segunda, la terçer Piedat,
E con grant Compasion, Misericordia;
La sesta es noble, cá es Beninidat:
E la Templanza et la Libertat
E Mansedumbre, e la otra siguiente
Há nonbre Guerra, que abaxó la puente,
Segunt costunbra sol por su bondat.
La otra dueña [que] estava abraçada
Al santo árbol de las doze ramas,
La verdadera FÉE:, fijo, es llamada:
Esta es la que crees et la que amas.
[p. 157] Mira sus ramos que parescen llamas:
Mundicia, Castidat e Reverencia,
Afetto, Religion et Obediencia,
Firmeça, Herencia, a quien onradas llamas.
La otra dueña llaman Esperança,
La que tiene las anclas por señales:
Llega, mi fijo, con grant omildança
Cabe estas tres dueñas principales.
Las fijas desta sus nombres son tales:
Fiuna, Apetito, Amor é Desear,
Certidumbre la quinta et Esperar:
Las otras cuatro son dueñas mortales.
La que tú miras commo enamorado
Que tiene en la su mano [grant] espada,
E con el peso pesa lo afinado,
Aquella llaman la JUSTICIA ornada.
Mira sus fijas, de que es onrada:
Juisio, Verdat, Lealtat, Correpcion,
La quinta es conjurado Sermon;
Le sesta Igualdat, la sétima Ley dada.
La otra dueña ha nonbre FORTALEÇA;
Non teme tajo, nin punta d'espada,
Nin precia oro, nin teme pobreça,
E vence voluntat desenfrenada.
Está por ende fuertemente armada
E ante [sus] pechos el escudo tiene,
Por escudarse, cuando el golpe viene.
De qualquier parte muy aparejada.
Sus fijas d'esta han grant dinidat,
Son donzellas de grant excelencia;
E es la primera Magnanimidat,
E la segunda es Magnificencia;
E Segurança, la cuarta Paciencia
E Mansedunbre, la sesta Grandeça,
Perseverança, e la octava Firmeça.
De la mirar non ayas negligencia.
Vuelve los ojos e alça más el cejo;
Mira PRUDENCIA como faz lozanas
Sus anbas fases, mirando al espejo,
E de una en una mira sus hermanas,
E cura dellas, cuando non son sanas.
Providencia, Couprensión, Enseñamiento,
Cautela, Soledat, Acatamiento...
Estas son fijas, en obras non vanas.
La del semblante nin ledo nin triste,
Que abre et cierra [allí] tan mansamente
[p. 158] El su castiello, segunt ver podiste,
Es la Templança verdaderamente:
Su fija es Continencia propriamente;
E Castidat, Linpiesa e Sobriedat,
Vergüença, Templamiento e Onestat
Et Humildat, que del mundo non siente.
E fágote saber, mi amado fijo,
Que la su vista d'aquellas estrellas
Non te valdria un [sol] grano de mijo,
Sin aver Discreción que es madre dellas,
Mirala, fijo, como a estas estrellas.»
Yo miré ende et vi dueña polida,
Só velo alvo et de gris vestida,
Tener del canto la tenor con ellas
E commo aquel que cossa estraña mira
E nunca vido, e non cessa mirando,
E del mirar los ojos nunca tira,
Tal era yo, cerca dellas andando:
Sus condiciones bien argumentando
Tanto que la memoria non seguia,
Onde me dixo la mi buena guía,
Viendo que estava así [fito] cuidando:
En un muy claro vidro [assaz] plomado
Non se veria tan bien tu figura,
Commo en tu vista veo tu cuidado,
Que te tien ocupado sin messura.
Tú argumentas:—pues en fermosura
Estas doncellas están apartadas,
Por qué nonbré algunas egualadas;
Mas alunbrando la tu vista escura.
Todas, mi fijo, son commo cadena;
E de un linage todas descendientes;
Entretexidas, cada una convena.
Por end', mi fijo, si parares mientes,
Si son las que an un nonbre diferentes,
La diferencia es en los objetos,
Por onde un omme nonbra los sujetos,
Salva sí la elección de mas sabientes.
Otrosi piensas si estas doncellas
El mundo alunbran, segunt que yo digo,
Porque en Castiella solmente una dellas,
Que non alunbra un poco por abrigo.
A esto respondo, el mi fijo amigo,
Que esta lunbre vïedan las serpientes,
Las que vinieron, si bien as en mientes,
Fasta el arroyo muy juntas contigo.
[p. 159] Contigo estavan fasta aquella ora,
Que vista el agua de la clara fuente:
Oye, mi fijo, y guárdate que agora
Aquellas bestias non vuelvan la frente.
Ca destas dueñas ninguna consiente
Ser vista de ojo, que las sierpes mire;
E quien las mira, convien que se tire,
D'este jardin et fuera de la puente.
Todas son siete, et cada una dellas
Atantas fases tiene por corona
Cuantas ha cada dueña de donsellas.
A la una llaman la sierpe Merona;
El su espirar el aire todo encona:
La otra ha nonbre la sierpe Ariana,
Muy enemiga de la fé christiana,
Emponzonada, e falsa e rencona.
La tercia llaman la bestia Juderra,
De si enemiga et desesperada,
E aborrida del cielo et de la tierra,
E de sus braços anda enforçada.
E commo de la tierra está apartada
E mucho más está sienpre del cielo;
Estas tres sierpes miran en el suelo,
E al cielo tienen la [su] cola alçada.
Las otras cuatro d'estas apartadas,
Pero no tanto que quien unas mira
Non vea de las otras las pisadas,
Ca el uno espiro en las otras espira,
La una de las sierpes a si tira
Sustancia agena e fásela apropriada;
La grant bestia Alenxada es renonbrada,
Que de todas las otras es en ira.
La quinta, pues [ques] lánguida e menguada,
Ha nonbre, ó fijo, sierpe Calestina:
Del infierno e del cielo desechada,
De todos bienes e onrras es indina.
La sesta es hí nombrada la Asissina,
Que nunca cata dó pon sus pisadas,
Nin quiere ver dó quedan las pasadas;
Sus obras non son órden, mas ruina.
La cuarta de las cuatro e la setena
Sardanapala ha nombre propriamente;
De sucios vicios nunca se refrena,
E [se] deleita en ellos muy vilmente.
El fedor dellas, fijo, ciertamente
El aire turba tanto sin mesura
[p. 160] En nuestro regno que la fermosura
D'aquestas dueñas non vee la gente.
¡O cibdat noble!... pues que te esmeraste
En todo el regno por más escogida,
Que destas sierpes una non dexaste,
Que todas siete han en ti guarida;
Vergüença te vergüence ¡ó mal regida!
Vergüença te vergüence ¡ó espelunca!
Que luengo tienpo faze que en ti nunca
Passó la lança, nin fué espada erguida.
Ca ante Inapo, Ciceron, Fabricio
E los que en Roma fueron tan ceviles,
Al bien bevir non fecieron un quicio
A par de tus oficïales gentiles:
Que facen tan discretos e sotiles
Proveimientos que a medio febrero
Non llegan sanos los del mes de enero,
Tanto que alcancen altos sus cobiles.
Ora te alegra que fazes derecho,
Pues que trïunphas con justicia e pas
E multiplicas hí de trecho en trecho,
Atanto el bien que el uno al otro fas
Por el comun cada uno más fas
Que fiso en Roma Metelo Tribuno;
[Pues] mira e vee si en ti hay [solo] uno
Que cate al cielo e colore su fas.
¡Mírate, ciega; mírate en el seno;
Mira tus faltas, despues el regaço!
Mira las riendas, e [ansi] mira el freno,
[E] si en ti queda sano algun pedaço.
Miénbrate ¡ó triste! que eres grande braço
De todo el regno; si quier ave duelo
De la dolencia del niño moçuelo,
E guarda, guarte, guárdate del maço.
Si cerca el alva la verdat se sueña,
Cuando la fantasía assaz descansa,
A ti averná como a fermosa dueña,
Que con dar vueltas su dolor amansa
Antes que cunpla [ya] la bestia mansa
Ciento con ciento e cuarenta lunarios,
Tira los mantos et escapularios;
Ca ya de los sofrir la tierra cansa
A los tus subcessores claro espejo
Ser ha mira, et el golpe de la maça,
Ser ha mira el cuchillo bermejo,
Que cortará do quier que falle raça.
[p. 161] Entonces lucirá en toda plaça
La cuarta de aquestas [siete] estrellas
E cantarán todas estas donsellas:
¡Viva el rey, dó justicia [amor] enlaça...
Silencio puso al su raçonamiento
El Sumo Sabio, e mientes parava
En la mi vista, si era [yo] contento;
E yo, que nueva sed me aquejava,
En mí dezia, magüera callava.
«A mí conviene que desate un nudo;
Mas ¿qué será que fuertemente dudo
Si mi pregunta a este Sabio grava?...»
Quando el poeta bien entendïó
Mi tímido querer, que non se abria,
Tornando a su fablar, ardit me dió,
Disiendo:—«De temores te desvia.»
Yo respondí:—«Declárame, lus mia,
Cómmo esta lunbre viedan las serpientes,
Cómmo con ellas, segunt fases mientes,
Vine al arroyo, ca yo non las via.»
«Lo que te dixe (dixo) non lo niego;
E dóte, o fijo, respuesta muy viva:
Que entonce magüer tú [non] eres ciego,
Tenias velada la vertut vissiva.
Ca cuando, fijo, la virtud activa
Labra con las sïerpes en la tierra,
Mirando baxo, los párpados cierra,
E con tal velo de las ver se priva.
Onde si dellas nasce atal velo
Que priva de se ver, estando en tierra,
¡Cuánto más priva la vista del cielo,
Non digo cielo, mas de una sierra!...
Por ende, o fijo, mi desir non yerra:
Que esta lunbre vïedan las serpientes;
Nin tú la vista, si bien paras mientes
En lo que en mi respuesta se encïerra.
¡O sol, que sanas vista atribulada,
Tú me contentas tanto cuanto absuelves,
Non menos que saber, dubda menguada:
¡Atanto mi memoria en gloria envuelves!....
Tú me volvistes, et agora vuelves
Mi vista escura de [la] noche en dia:
Las dubdas grandes que antes [yo] tenia
Magüer passadas, ora me son lieves.»
Esto disiendo, oí espirar canto,
Como de órdenes, pero mas suave,
[p. 162] De cada rossa d'aquel rossal santo:
Tan dulces voces nunca cantó ave.
Unas cantavan: Gracia María, ave:
E otras respondian: Ecce ancilla.
Despues oyera, commo aguda esquila,
En alta voz: Celi Regina, salve.
«Pues amansaste (dixe) en tu bever
La mi grant sed, non sé desir cuanto,
Dime ¡o Poeta! que yo non se ver,
Cómmo estas rosas cantan este canto.»
Díxome:—«Fijo, non tomes espanto,
Ca están en estas rosas Serafines,
Dominaciones, Tronos, Cherubines;
Mas non lo vedes que te ocupa el manto.»
E commo en mayo, en prado de [las] flores
Se mueve el aire, en quebrando el alva,
Suavemente vuelto con olores,
Tal se moviera, al acabar la salva.
Feríame en la faz et en la calva,
Et acordé commo a fuerça despierto:
E en mis manos fallé a Dante abierto
En el capítul, que la Vírgen salva.
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