lunes, 9 de febrero de 2015

CRISTÓBAL DE CASTILLEJO [14.775]


Cristóbal de Castillejo

Cristóbal de Castillejo (Ciudad Rodrigo, 1490 - Viena, 1550), fue un poeta español, representante máximo en la primera fase del Renacimiento español de la reacción tradicionalista frente a la adaptación de los metros italianos que llevaron a cabo Garcilaso de la Vega, Juan Boscán y Diego Hurtado de Mendoza.

A los quince años fue llevado a la Corte de Fernando el Católico, donde sirvió como paje al archiduque Fernando de Habsburgo, nieto segundo del rey y hermano del emperador. En este periodo profesó como cisterciense en el convento de San Martín de Valdeiglesias. En 1525 dejó su retiro para encargarse de la secretaría de su antiguo señor, quien en 1526 se convertiría en rey de Hungría, al año siguiente en rey de Bohemia, y quien en 1531 accedería a la corona alemana con el título de rey de romanos como lugarteniente de su hermano imperial. Viajó por toda Europa. En Viena, aunque monje, llevó una vida disoluta y tuvo amoríos y un hijo natural, y pasó por dificultades económicas, ya que malgastó todos los beneficios y prebendas que sus cargos le proporcionaban. Se enamoró de una joven dama alemana, Ana de Schaumburg, quien lo dejó por un noble bohemio, si bien anduvo al parecer también tras una tal Ana de Aragón; perdió al cabo las esperanzas de regresar alguna vez a España, como cuenta evocando un famoso romance: "Tiempo es ya, Castillejo, / tiempo es de andar aquí". Desengañado, se retiró a un convento vienés donde murió. Está enterrado en Wiener Neustadt, cerca de la ciudad.

Obra

Si bien es un poeta que pertenece a la lírica cancioneril del siglo XV y escribe en arte menor predominantemente octosílabo simple o combinado en pies quebrados, aunque alguna vez lo hace en dodecasílabos, su espíritu y temática es plenamente renacentista, como lo son también sus géneros (fue un asiduo cultivador del diálogo), y se aparta del usual conceptismo cancioneril persiguiendo una mayor claridad en la expresión, en consonancia con lo preconizado por Juan de Valdés; solamente escribió una composición contra la nueva estética italianizante: Contra los que dexan los metros castellanos y siguen los italianos, que incluye algunos sonetos en endecasílabos de carácter burlesco, no obstante, como "Garcilaso y Boscán siendo llegados". En ella lamenta el nuevo ritmo que imponía la estética del Petrarquismo ("Bien se pueden castigar / a cuenta de anabaptistas, / pues por ley particular / se tornan a baptizar / y se llaman petrarquistas") y su nuevo lenguaje lleno de metáforas, antítesis y perífrasis y sutilezas o conceptos de amor que imponía, o sea, rodeos que eludían el nombre cotidiano de las cosas:

Nuestra lengua es muy devota
de la clara brevedad
y esta trova, a la verdad,
por el contrario, denota
oscura prolijidad.

No deja de señalar como buen poeta que era sin embargo, la belleza conseguida por este "nuevo trovar" y "algarabía de allende", y así dice a las Musas italianas y latinas "¿Cómo habéis venido a nuestra España / tan nuevas y hermosas clavellinas?". Pero, por ejemplo, le molesta el verso suelto ("usan ya de cierta prosa / medida sin consonantes") y señala la razón que movía a los más de los petrarquistas: la falta de un verso largo flexible y digno para tratar temas mayores:

Y qu'el metro castellano
no tenía autoridad
de decir con majestad
lo que se dice en toscano
con mayor felicidad.

Castillejo reunió toda su obra en tres grupos: Obras de amores, Obras de conversación y pasatiempo y Obras morales y de devoción. En el primer grupo la mayoría de las composiciones se dedican al amor platónico de Castillejo, la dama Ana de Schaumburg, pero también a una tal Ana de Aragón. Hizo traducciones de Ovidio (su famosa Fábula de Polifemo traduce y amplifica un episodio de las Metamorfosis de aquél) y compuso un celebérrimo Sermón de amores, publicado en 1542, que le dio fama de escritor picante y no muy limpio. Se trata de una obra de ambientación celestinesca, con huellas de Giovanni Boccaccio y los dos arciprestes, Juan Ruiz y Alfonso Martínez de Toledo, y traza cuadros nada edificantes de la vida conventual (es de notar que conocía la materia de la que hablaba).

Entre las Obras de conversación destacan los diálogos en verso, por ejemplo el Diálogo que habla de las condiciones de las mujeres 1546, antifeminista, o el Diálogo entre el autor y su pluma.

En el tercer grupo se incluyen más diálogos: Diálogo entre la memoria y el olvido, Diálogo entre la verdad y la lisonja y el Diálogo y discurso de la vida en corte, quizá su obra más personal.

Sus obras completas no se editaron hasta 1573 en Madrid y fueron expurgadas por la Inquisición, por ejemplo del "Sermón de amores". Escribió además algunas obras dramáticas que se perdieron al extraviársele a Bartolomé José Gallardo, como la farsa Constanza, que al parecer seguía a Menandro.




Canción

Aquí no hay
sino ver y desear;
aquí no veo
sino morir con deseo.

Madre, un caballero
que está en este corro
a cada vuelta
hacíame del ojo.
Yo, como era bonica,
teníaselo en poco.

Madre, un escudero
que estaba en esta baila
a cada vuelta
asíame de la manga.
Yo, como soy bonica,
teníaselo en nada.








Canción II

Aquel caballero, madre,
como a mí le quiero yo,
y remedio no le dó.

Él me quiere más que a sí,
yo le mato de crüel;
mas en serlo contra él
también lo soy contra mí.

De verle penar así
muy penada vivo yo,
y remedio no le dó.







Dame, Amor, besos sin cuento...

Dame, Amor, besos sin cuento,
asida de mis cabellos, 
y mil y ciento tras ellos 
y tras ellos mil y ciento, 
y después
de muchos millares, tres; 
y porque nadie lo sienta, 
desbaratemos la cuenta 
y contemos al revés.







Estando conmigo a solas...

Estando conmigo a solas,
Me viene un antojo loco
De burlar con causa un poco
De las trovas españolas
Al presente;
De aquellas principalmente
Muy altas, encarescidas,
Excellentes y polidas,
Que mucho estima la gente;
Y de aquellos estremados
Que por estilo perfeto
Sacan del pecho secreto
Hondos amores penados.
Son del cuento
Garci-Sánchez y otros ciento
Muy gentiles caballeros,
Que por caos cancioneros
Echan sospiros al viento.
No se me achaque o levante
Que me meto a decir mal
De aquel subido metal
De su decir elegante;
Antes siento
Pena de ver sin cimiento
Un tan gentil edificio,
Y unas obras tan sin vicio
Sobre ningún fundamento.
Los requiebros y primores
¿Quién los niega, de Boscán,
Y aquel estilo galán
Con que cuenta sus amores?
Mas trovada
Una copla muy penada,
El mesmo confesará
Que no sabe dónde va
Ni se funda sobre nada.
Aunque no por un tenor,
Todos van por un camino;
También sabe Guardamino
Quexar su mal y dolor
Sin paciencia;
No hay dél otra diferencia.
Al que se cuelga de un hilo,
Que no ser tal el estilo
Sobre la mesma sentencia.
Y de aquí debe venir
Que contando sus pasiones,
Las más más comparaciones
Van a parar en morir;
Van de suerte
Que nunca salen de muerte
O de perderse la vida;
Quitaldes esta guarida,
No habrá copla que se acierte.
Por donde los trovadores
Son de burlas y reír
Que no se dan a escrebir
Sino penas y dolores.
¡Cosa vana,
Que la lengua castellana,
Tan cumplida y singular,
Se haya toda de emplear
En materia tan liviana!
Coplas dulces, placenteras,
No pecan en liviandad,
Pero pierde autoridad
Quien las escribe de veras,
Y entremete
El seso por alcahuete
En los misterios de amor;
Cuanto más si el trovador
Pasa ya del caballete.
Y algunos hay, yo lo sé,
Que hacen obras fundadas
De coplas enamoradas,
Sin tener causa por qué.
Y esto está
En costumbre tanto ya,
Que muchos escriben penas
Por remedar las ajenas,
Sin saber quién se las da.
Pero digo que arda en ellas
De los pies a la cabeça,
Decidme, ¿a quién endereça
Sus coplas y sus querellas?
Si las vende
A la dama que le prende,
¿Qué mayor desaventura
Que hablar por escritura
Con quien sé que no la entiende?
Cuanto más que ni leer
Las más saben ni escrebir.
Y en el dar o rescibir
Aún hay algo que hacer.
Mal mascada
Vais, copla desventurada,
Y la que más os estima
Devana su seda encima,
Y quedáis vos allí aislada.
Ved qué donoso presente,
Que la que más fe aventura
Por gozar d'esta locura,
Ni la gusta ni la siente;
Y el provecho,
Es que por vuestro derecho,
Alguna dama loquilla,
Dirá por gran maravilla:
«¡Ay, qué coplas que me han hecho!»
Pues si donde era razón
Tan pequeño fruto hacen,
Con los demás, aunque aplacen,
Deshonesta cosa son,
Y muy vano
Exercicio, y aun profano,
Publicar yo mis flaquezas,
Liviandades y baxezas,
Y escrebirlas de mi mano.
Sobra de bien y pan tierno
Hace que los amadores
Comparen el mal de amores
A las penas del Infierno.
Tú, Cupido,
Estás muy favorescido
Pensando que aquello es,
Mas donde hay dolor francés
El tuyo queda en olvido.

Final
Coplas y locuras mías,
Vuestro tiempo se ha llegado
Para aliviar el enfado
Destos trabajosos días.
Todas pasaréis por buenas,
Siendo aquel que os da favor,
Por natura mi señor,
Y por suerte mi Mecenas.







Musas italianas y latinas...

Musas italianas y latinas,
gentes en estas partes tan extraña,
¿cómo habéis venido a nuestra España
tan nuevas y hermosas clavellinas?

O ¿quién os ha traído a ser vecinas
del Tajo, de sus montes y campaña?
O ¿quién es el que os guía y acompaña
de tierras tan ajenas peregrinas?-

-Don Diego de Mendoça y Garcilaso
nos truxeron, Boscán y Luis de Raro
por orden y favor del dios Apolo.

Los dos llevó la muerte paso a paso,
Solimán el uno y por amparo
nos queda don Diego, y basta solo.







¿Quién no llora lo pasado?

¿Quién no llora lo pasado
viendo cual va lo presente?,
¿Quién es aquel que no siente
lo que ventura ha quitado?

Yo me vi ser bien amado,
mi deseo en alta cima;
contemplar en lo pasado
La memoria me lastima.

Y pues todo me es ausente
no sé cual remedio escoja;
bien y mal todo me enoja,
¡cuitado de quien lo siente!

Tiempo fue y horas ufanas
las que mi vida gozaron,
donde tristes se sembraron
los simientes de mis canas.

Y pues si tiene por bueno,
bien puedo decir así.







Soneto II


Garcilaso y Boscán siendo llegados
al lugar donde están los trovadores
que en esta nuestra lengua y sus primores
fueron en este siglo señalados,

los unos a los otros alterados
se miran, demudadas las colores,
temiéndose que fuesen corredores
o espías o enemigos desmandados;

y juzgando primero por el traje,
pareciéronles ser, como debía,
gentiles españoles caballeros;

y oyéndoles hablar nuevo lenguaje,
mezclado de extranjera poesía,
con ojos los miraban de extranjeros.







Soneto IV

Si las penas que dais son verdaderas,
como lo sabe bien el alma mía,
¿por qué no me acaban? y sería
sin ellas el morir muy más de veras;

y si por dicha son tan lisonjeras,
y quieren retoçar con mi alegría,
decid, ¿por qué me matan cada día
de muerte de dolor de mil maneras?

Mostradme este secreto ya, señora,
sepa yo por vos, pues por vos muero,
si lo que padezco es muerte o vida;

porque, siendo vos la matadora,
mayor gloria de pena ya no quiero
que poder alegar tal homicida.







Villancico

No pueden dormir mis ojos,
no pueden dormir.

Pero, ¿cómo dormirán
cercados en derredor
de soldados de dolor,
que siempre en armas están?
Los combates que les dan,
no los pudieron sufrir,
no pueden dormir.

Alguna vez, de cansados
del angustia y del tormento,
se duermen que no lo siento,
que los hallo transportados;
pero los sueños pesados
no les quieren consentir
que puedan dormir.

Mas ya que duermen un poco,
están tan desvanecidos,
que ellos quedan aturdidos,
yo poco menos de loco;
y si los muevo y provoco
con cerrar y con abrir,
no pueden dormir.







Visita de amor

Unas coplas muy cansadas,
con muchos pies arrastrando,
a lo toscado imitadas,
entró un amador cantando,
enojosas y pesadas.
Cada pie con dos corcovas,
y de peso doce arrobas,
trovadas al tiempo viejo.
Dios perdone a Castillejo,
que bien habló de esas trovas.
dijo Amor: ¿Dónde se aprende
ese metro tan prolijo,
que a las orejas ofende?
Algarabía de allende:
el sujeto frío y duro,
y el estilo, tan oscuro
que la dama en quien se emplea
duda, por sabia que sea,
si es requiebro o es conjuro».
«Ved si la invención os basta,
pues Garcilaso y Boscán,
las plumas puestas por asta
cada uno es un Roldán,
y, con todo, no le basta;
yo no alcanzo cuál engaño
te hizo para tu daño,
con locura y desvarío,
meter en mi señorío
moneda de reino extraño.»
«Con dueñas y con doncellas
(dijo Venus), ¿qué pretende
quien las dices sus querellas
en lenguaje que no entiende
él, ni yo, ni vos, ni ellas?
Sentencio al que tal hiciere
que la dama por quien muere
lo tenga por cascabel,
y que haga burla dél 
y de cuanto le escribiere».



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