Alexéi Tellerías. (Santo Domingo, REPÚBLICA DOMINICANA, 1981). Poeta, periodista, narrador, gestor cultural y performero. Coordinador general y miembro fundador de El Arañazo, Colectivo Literario (2011). Ha publicado el poemario Cuaderno de catarsis (Editora Nacional, 2011). Con Los peces del subsuelo ganó el premio de cuento del XIII Concurso Literario Alianza Cibaeña (2009). Su obra ha sido incluida en varias antologías, la última es Número especial antológico Puerto RicoRepública Dominicana, de la revista literaria puertorriqueña El Sótano 00931. Desde 2005 escribe en su blog <catarsisdiaria.word press.com >.
Encriptado
Vamo’ arriba, bring it on baby. Mis versos son garras para el arpa, zarpazos hiriendo aire y espaldas ajenas. Afilo cuerdas desafinadas en prevención de réplicas no acontecidas bajo ladrillos de asfalto. Vamos nena, bring it on, tengo el machete en guardia, yo también sé mochar cabezas. Conozco el filo de una palabra sembrada a tiempo. No soy nuevo en este juego nena. Vamo’ arriba, bring it on. Mete mano, bring it on. Piedras planetarias de perdición. Soy, soy, soy. Bachata apocalíptica, gomorra express. Existo, pienso, formo, transformo. Maldigo a la mujer de Lot y a Lot por no haber seguido su ejemplo. No me apendejo, metamorfoseo. No soy yo, soy todos. No soy todos, soy yo. Buscando la perfecta imperfección de mis actos, concatenando cada fobia, cada átomo y acto de fuerza para bregar y subir mi entorno. Soy hambre vegetariana de carne. Me guillo, no me quillo. Suelto, ruedo y agacho para caer en letanías. Siento el boom de este perreo intenso. Letanía retorno. Proceso, furia. Soy palabra. Gravedad, gravitaciones. Mete mano, vamo’ arriba. Existencias elevadas. Cristales son bala de cañón. Danza lunera de viernes. Sinfonía de caderas en colmado, culipandeando, culipandeando. Milagros en Rosarios trastornados. Aprender desaprendido de velloneras frente al parque Independencia, rendido y prendido. Guaguas rodando a mil hacia el doceavo círculo del infierno. Sangran ojos cerrados en oraciones sin dioses. Soy verso. Bring it on. Halo oculta sus faltas, lamiendo sus heridas. Distancia de pétalos de cristal verde. Sueños de salitre. El tró de malas desacatadas en celo bailando electro boogie junto al coro. Miradas epilépticas. Furia. Es la hora de los cuchillos. Energías agitan en redoblante. Ansias de rapidez. La morena le baila al alemán. Metáfora amarrada que respira. Kabash. Crepúsculo, destrucción. Soy sed que previene, reviene y se viene. El alemán pide una viagra al delivery. Vamo’ arriba y manga ahí. Augurios de tierra salpicados de sangre por tres malletazos. Mete mano, bring it on. Voten, honorables. Voten.
Pseudo
Amo el sabor a jueves por la noche.
Madrugada.
Primaverainvierno
en punto de ebullición.
Melancolía ignota
que se borra con mierda
y se entierra
seca,
caliente,
en la acidosa y pálida
molécula.
Cadencia de morenas en 35mm
retumbe de tambores enraizados
puentes en PVC hacia la estación paralela
infinita,
negativa.
Y entre todo eso,
entre toda esta discordia,
entre juntos y reburujados,
mansos y cimarrones,
macos y cacatas,
ando yo,
y ellos yo,
tu más yo,
cualquiera en yo,
por egocéntrico
que suene.
Testigo involuntario
de chismes de vecinas travestis.
Víctima indefensa
de una ameba uasdiana.
Enfermo empedernido,
maniaco-compulsivo
yo,
obsesivo con la materia.
En el medio del mundo,
en el ombligo del mundo,
en el ombligo del medio…
Canalizando y eliminando
frustraciones.
Adoro el recuerdo de una cama dulce
y de los mojados despertares
de un domingo en la mañana.
Añoro
(eso he dicho)
la palidez de un pase de pintura,
el perderme de golpe en tus pupilas,
zigzagueante palpitar
por la tensión de una mentira
no piadosa.
Y ellos, que son yo
junto al prisma invisible,
materializan la parafernalia
a golpes de matraca
metralleta…
Ellos
tan ellos
(yo mismo a la vez)
Junto a los fantasmas
de importación
envueltos en papel celofán
con la bittersweet musiquita de fondo…
Y el mar,
inundado de catástrofes,
la ciudad,
la eternidad.
Tierra que se ciega a tus pasos.
Halo que te ciega la existencia.
Y entre tanto zigzag metálico,
sin parar,
ellos,
proletarios y burgueses,
buitres y megadivas.
Tan ellos
(y yo con ellos)
Y la ciudad que quiere jugar a lo eterno
con puentes invisibles,
invencibles,
incurables
de zinc.
La dicha epifánica arrendada,
recuerdo blurry de la niñez
efecto del alcohol o de la distorsión.
De aquellos jueves donde no diferenciabas
la noche del día.
Y las moscas nocturnas que chupaban
la sangre esperanzada.
De las prosas confundidas
con versos estúpidos.
De amores que hieden
a pecado.
De cortes en pastelito
a la quemeimportacarajo,
y en el mismo centro del medio
sigo como al principio yo
y mi descendencia
—sempiternamente—
Cual guardia raso
que no ve llegar su ascenso.
Izquierdo en un mundo al revés,
ave por antonomasia,
peatón nocturno por accidente
en la Duarte con París,
mantenido y vividor
de sueños ajenos,
de frustraciones
prefabricadas
(marca west… ¿o no es?)
que se canalizan y mantienen
por los siglos de los siglos.
¿Me importará algo
o alguien
(lo que sea)
al final?
¿O simplemente pasaré
a engrosar las filas
del army de plomo
junto con ellos
(que son yo)
y todos
(que son ellos)
juntos como mansos
reburujados
como cimarrones?
Le pregunté al viento
mas no me entendió.
Habré de devolverme
a vivir entre grutas
—como las bestias—
Bostezar al mundo
en un tsunami gigante
y, tras superar la réplica,
extraer las cuerdas
del corazón inerte.
De lunes a viernes
De lunes a viernes soy un duende oculto en la Zona Colonial.
Asi me llaman, Duende.
He llenado de piercings mi hablar,
combinado con miradas andróginas.
Los días de la semana confundo a todos,
guachimanes, taxistas, turistas,
los cueros de la Palo Hincado,
camareros recien llegados y uno que otro Politur.
Asi brota mi leyenda,
robándole cigarrillos a los indigentes,
tumbándole mi diezmo a los falsos mendigos del sida
bailando sin musica en el parque Colón
rodando el horizonte de salitre
desde el obelisco macho al hembra.
Duende sin magia con los Converse sucios hasta el tobillo
los pantalones de corduroy gastados
que delatan mi ser entre los bares.
De lunes a viernes soy la envidia del dedo del Almirante,
el alma de los palos cada miercoles en La Espiral
conocedor de cada adoquín de la Meriño
mano derecha de la diestra de Satanás.
La Duarte con Nouel me ha visto vomitar la jiel varias veces
y caminarla en otros hombros hasta la emergencia del Padre Billini,
cazadores de la dextroza perdida.
Soy el duende.
Los dias de semana ni yo mismo se quien soy.
Mi refugio es la hierba,
me escondo entre músicos, metalicos, poetas y mochilitas.
A medianoche del viernes la historia es otra.
Torno en licántropa,
bella,
majestuosa.
Me miro en el espejo
y me enamoro del sueño en que me he transformado:
Santa Barbara de los bares
nuestra señora de las plataformas
madre del rimel divino.
Soy Changó, dueña de truenos y relámpagos
al choque de mis uñas.
bembé infinito indefinido
Estrellita losminera que traga whisky como agua
Mientras tiene fantasias de psicologa clínica
al volar entre nicotina y alcohol
levantando machos, secuestrando maridos.
Los sabados,
cuando Barbara me habita la piel
me siento bella,
esplendida,
caminando frente a la Catedral
tirándole besitos a su excelencia reverendísima
cuando está dando misa
(pero solo por joder,
él no es mi tipo)
robando atenciones
al bailar salsa en Secreto Musical
¡pa' gozá!
todos hacen una ronda para verme
gozando como bestias.
Richie Rey y yo somos una misma cosa muy mia.
Las papeletas llueven sobre la pista
también de vez en cuando una botella vacía
pero yo no me intimido
ni siquiera cuando me agacho a recoger
lo que mi sudor me ofrece.
Soy Bárbara, Changó, la guerrera,
con dos toneladas de calamina en cada oreja.
No le tengo miedo a la candela
vestida de rojo con paños blancos.
Soy la cuñada astral de Celina y Reutilio
acuchillo con la mirada
a quien se me meta en el medio.
El ron va bajando y el calor subiendo
Igual que los deseos de que nunca llegue el lunes
y haya que volver a mutar
para sobrevivir.
Habitación 55, Pinar Quemado
Roja rabia,
destilada a través de las venas
respirando los vestigios de los días
y nadando en contraluz.
Rabia,
pálida, absurda
y necesaria rabia,
la de historias anónimas
que ambos conocemos.
Sangre macerada
que brota de botellas verdes
y se inyecta veloz
contra luces de plástico.
Golpear las fauces contra las paredes
no hace nada,
mucho menos ignorar
el trayecto de las pieles.
Mientras afuera
un lago de humanidad goza
sus dolores compartidos,
escupo la blancura de estas paredes
pretendiendo desenterrar el misterio
que me ocultan.
Cierro los ojos
hasta sangrar mis dudas.
Roja rabia,
profunda incertidumbre,
amanecer escondido entre madrigueras
que descansan bajo llaves incontables.
Rabia,
hondos entuertos
máscara de un instante
cegador,
me hunde junto a sí misma
dentro de vorágines anónimas,
acribillantes.
Lo único que me ronda
al ras del suelo.
Rabia rayando en lo cursi
compone un sufrimiento en coro
que amordaza interrogantes
y destila impurezas en frío.
Rabia viajera entre tiempos
que se deshace
bajo excusas inertes,
fútiles
rabia fugaz,
fulminante rayo de la existencia
que hiere
hasta perder los sentidos.
Rabia almacenada
rabia contenida
rabia consentida
rabia.
Nineteen sixty five
“Vienen cuidando cada movimiento
'el que petapierde ñea',
señalando un francotirador en los Molinos”
Homero Pumarol
“Fuego, fuego,
los yanquis quieren fuego”
Roy Brown
Son las tres de la tarde in old Santo Domingo,y están tirando
desde los Molinos.
Las ruinas de la antigua aduana exhalan el infierno criollo.
El sol se maravilla de sí mismo en el cristal del río
y un rifle se esconde entre los silos,
al lado de la capilla colonial,
apuntándole a cualquier cosa que se mueva del otro lado.
Al este del Ozama se divisa todo.
Las casas, los techos, los edificios, las trincheras
el reloj de sol, las calles, las murallas, la antigua atarazana,
el alcázar y sus piedras impactadas por las balas,
la fortaleza sin cascos blancos para dar macana al pueblo
en las manifestaciones,
el puente donde hace apenas unos días Wessin pidió cacao
para luego ir a esconderse bajo la falda de mister Johnson
“Papi, me dieron, ve y dale con la correa”.
Son las tres de la tarde in old Santo Domingo,
el mar de espejitos en las azoteas reflejan un calor insoportable
la rebel zone parece rendida ante la mira del cañón
listo para vomitar surcos de plomo sobre el próximo blanco.
Trujillo murió hace poco
But we don't want another Fidel near Miami.
Son las tres de la tarde in old Santo Domingo,Una sombra camouflage
descansa en lo alto de Molinos Dominicanos.
Poco importa que se llame Douglas Lucas
o que haya nacido en Indiana, Nashville o Wisconsin.
Son incontables las tumbas en su espalda
su mira telescópica está hambrienta de comunistas.
Otros cielos le han visto accionar su AR-15,
las montañas de Tel Aviv, los fangos de Korea,
las torres de Guantánamo y los techos de Langley.
El reloj no avanza,
en estos días no se fabrica harina
sino muerte,
y las panaderías son almacenes de hambre
para el ejército de Caamaño.
Son las tres de la tarde in old Santo Domingo,
no se mueve un alma alrededor.
Quienes lo intentaron
pagaron con sangre la osadía
de desafiar al semidios en las alturas.
Phil Ochs ladra the starred spangled banner por radio San Isidro,
más tarde lo hará en vivo en el hotel Embajador.
La cocaína no le dejará saber si esto es Puerto Rico or Vietnam
Whatever the hell, its so fucking hot in here or there.
Las botas aprietan,
también el calor
But fuck off, marine es marine,
no lo detiene un microinfierno en una jungla tercermundista,
Aunque ya el VietCong hallará la forma
cuando su lealtad en el servicio lo lleve hasta Vietnam
para enfermarlo allí de un balazo
Son las tres de la tarde in old Santo Domingo,mejor agáchate al pasar.
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