lunes, 6 de diciembre de 2010

ROBERT BLY [2.339]



Robert Bly

(Minnesota, 1926). Poeta estadounidense. Fundador de las revistas The Fifties, The Sixties y The Seventies, donde publicó a autores no conocidos en Norteamérica como Pablo Neruda, Antonio Machado y César Vallejo. Ha escrito los libros Silence in the Snowy Fields (1962) y The Light Around the Body (1967), entre una veintena de títulos.



Traducción: Estrella del Valle-Seidman y Anthony Seidman

Sorprendidos por la tarde

Hay un polvo desconocido cerca de nosotros,
olas rompiéndose en las orillas al otro lado de la colina
árboles llenos de pájaros que jamás hemos visto,
redes tendidas abajo con peces oscuros.

La tarde llega; miramos hacia arriba y allí está.
Ha venido por las redes de las estrellas,
por los tejidos de la hierba
caminando quieta por los refugios del agua.
El día jamás se terminará, pensamos,
nuestro pelo ha nacido para la luz del día,
pero, al final las aguas quietas de la noche subirán
y nuestra piel verá la lejanía, como debajo del agua.



Después de haber tomado toda la noche con un amigo,
salimos en un bote al amanecer
a ver quien puede escribir el mejor poema.

Esos pinos, esos robles del otoño, esas rocas,
esta agua oscura tocada por el viento —
soy como tú, bote oscuro,
a la deriva por el agua alimentada de los nacimientos.

Debajo de las aguas, desde que era un niño he soñado con extraños
y oscuros tesoros,
no de oro, ni de piedras extrañas, pero el don
verdadero está debajo de los pálidos lagos de Minnesota.

Esta mañana también, a la deriva en el viento del amanecer
siento mis manos, y mis zapatos, y esta tinta —
a la deriva, tal como todo el cuerpo está a la deriva,
sobre las nubes de la carne y de la piedra.

Algunas amistades, algunos amaneceres, algún vislumbre de la hierba,
algunos remos roídos por la nieve y el calor,
así vamos a la deriva, así a la orilla sobre las aguas frías,
y ya no importa si vamos a la deriva o si vamos derecho.



Despertándose tarde

Me despierto tarde y pregunto qué cosas se deben hacer hoy.
no se debe hacer nada, pues la granja se ve doblemente buena.
Las hojas de los maples soplando se acoplan
tan bien con la hierba en movimiento.
La sombra de la choza donde escribo parece
tan pequeña al lado de los árboles creciendo.

¡Nunca estés con tus hijos, déjalos
parecerse tan delgados como rábanos!
Que tu esposa se preocupe por la falta de dinero.
Tu vida entera es como el sueño de un borracho común.
No te has peinado por un mes entero.



Llamada y respuesta

Dime por qué no levantamos nuestras voces estos días
y lloramos sobre lo que está pasando. ¿Has notado
que los planes ya están hechos para Iraq y que la capa de hielo está derritiéndose?

Me digo: “Vamos, llora. ¿Qué sentido tiene
ser adulto y no tener voz? ¡Llora fuerte!
¡Verás quién te responde!”. Esto es llamada y respuesta.

Tenemos que clamar especialmente fuerte para alcanzar
a nuestros ángeles, quienes difícilmente nos escuchan; se esconden
en las jarras del silencio llenadas durante nuestras guerras.

¿Hemos estado de acuerdo con tantas guerras que no podemos escapar
del silencio? Si no levantamos nuestras voces, les permitiremos
a otros (que somos nosotros) robar nuestra casa.

¿Cómo es que hemos escuchado a los grandes pregoneros —Neruda,
Akhmatova, Thoreau, Frederick Douglass— y ahora estamos silenciosos
como gorriones en los pequeños arbustos?

Algunos maestros dicen que nuestra vida pasa en siete días.
¿En qué día de la semana estamos? ¿Ya es jueves?
¡De prisa, llora, ahora! Pronto llegará la noche del domingo.


La noche que Abraham llamó a las estrellas

¿Recuerdas la noche en que Abraham miró por primera vez
las estrellas? Le gritó a Saturno: “¡Tú eres mi señor!”
¡Qué feliz estaba! Cuando vio a la estrella del alba,
él gritó: “¡Tú eres mi señor!”. Cuán decaído estuvo
cuando las miró ocultarse. Amigos, él es como nosotros:
tomamos como nuestro señor a las estrellas que se ocultan.
Somos fieles compañeros de las estrellas infieles,
Somos cavadores, como tejones nos gusta sentir
flotar la suciedad que regresa a nuestras garras traseras.

Y nadie puede convencernos de que el fango no es hermoso.
Es nuestra alma de tejón que lo piensa.
Estamos listos para pasar el resto de nuestra vida

Caminado con zapatos fangosos en los campos mojados.
Somos como los desterrados en el reino de la serpiente.
Nos paramos en los campos de cebilla mirando hacia la noche.

Mi corazón es una patata en calma durante el día y por la noche un llanto
de mujer abandonada. Amigo, dime qué hacer,
Pues soy un hombre enamorado de la puesta de estrellas.



Cavando gusanos

Aquí estoy, cavando gusanos atrás del gallinero.
Cuando yo les pego a los terrones
con la punta de la horca, los gusanos caen...

Los sueños nos aprietan por todos lados, tambaleamos
por un alambre, nuestros hijos nos equilibran
en sus hombros, y equilibramos sus tumbas
en los nuestros.

Sus tumbas son ligeras. Y nosotros estamos desovillados
de algún capullo hecho por amantes...

Las llantas viejas que usábamos como columpios
se dan vuelta más y más rápido hasta que
con un tumbo nos quedamos quietos y hacia abajo miramos
nuestros zapatos.

Anoche soñé que mi desidia causó que las piedras se desalojaran cerca de un Castillo. Las piedras
no le dolían a mis hombros cuando me pegaron y pasaron entre ellos.
Pero la pared del castillo se derrumbó.



Noche

I

Si pienso en un caballo vagando desvelado
toda la noche sobre esta hierba corta cubierto por la luz de la luna
siento una dicha, como si yo hubiera pensado
en un barco pirata arando a través de flores oscuras.



II

Los sauces alrededor de nosotros están llenos de dicha,
obedeciendo lo que está debajo de ellos.
Las lilas están durmiendo, y las plantas están durmiendo;
hasta la Madera hecha ataúd está dormida.



III

La mariposa lleva marga en sus alas;
El sapo sostiene pedacitos de granito en su piel.
Las hojas en la corona del árbol están dormidas
como los pedacitos oscuros de la tierra en su raíz.



IV

Vivos, somos como un escarabajo de agua liso y negro
patinando a través del agua quieta en cualquier dirección que
escojamos, y de repente somos tragados por debajo.




Un sueño de niños retardados

Esa tarde había estado pescando solo,
viento fuerte, un poco de agua chapoteando al fondo del bote.

Estaba lejos de mi hogar.
Más tarde me desperté varias veces escuchando a los gansos.
Soñé que vi a niños retardados jugando y una se me acercó,
Y su maestra, con la cara abierta, el cabello claro.
Por primera vez me olvidé de mi distancia;
La tomé entre mis brazos y la sostuve.

Despertándome, sentí qué tan solo yo era.
Caminaba por el muelle,
pescando solo en el norte lejano.



Cazando faisanes en un maizal

I

¿Qué es lo que está tan extraño sobre un árbol solo en un campo abierto?
Es un sauce. Lo camino alrededor y alrededor.
El cuerpo está extrañamente roto, y no lo puede dejar.
Por fin me siento debajo de él.


II

Es un sauce solo en hectáreas de maíz seco.
Sus hojas están tiradas alrededor de su tronco y alrededor de mí,
ahora cafés, y moteadas de un negro delicado,
ahora, sólo el tallo del maíz puede hacer ruido.


III

El sol está frío, quemando a través de la distancia helada del espacio.
Las malezas se congelaron hasta la muerte hace tiempo.
¿Por qué pues amo mirar
el sol moverse sobre la piel glacial de las ramas?


IV

La mente ha mudado hojas, sola, por años.
Se aparta con las pequeñas criaturas cerca de sus raíces.
Estoy feliz en ese lugar antiguo,
Un sitio fácilmente visto sobre el maíz,
como si yo fuera un animal joven, listo para volver a casa al atardecer.



Un lugar vacío

Los lugares vacíos son blancos y ligeros. “Tomando el camino”; es decir, teniendo la disposición para morir, como la mata pigeon grass que muere silenciosa. Hay una felicidad en el vacío. Un día vi una mazorca vacía en el suelo, tan hermosa y donde habitaba cada grano, había un lugar donde vivir.

Los ojos son atraídos por el suelo polvoso del otoño —
piezas rotas de la costra de una ostra
como puertas de nácar en la tierra
astillas de vidrio,
una pluma de gallina blanca, que todavía parece
excitada por la sangre tibia,
y una mazorca sin granos, cuarto tras cuarto
en su espacio infinito...
Esto es el palacio, el lugar de muchas mansiones
que Cristo ha ido a preparar para nosotros.


Un sueño en la noche de la primera nevada

Me desperté de un sueño en el primer día de la nevada.
Conocí a una muchacha en el ático,
que hablaba de óperas, intensamente.
La nieve ha doblado el álamo cerca del suelo;
la nevada nueva aumenta el arado.
Afuera, las hojas de maple flotan sobre el agua de la lluvia,
amarillas, enmarañadas, brillantes.
Vi una salamandra... la levanté con las manos.
Estaba fría. Cuando la dejé de nuevo,
pasó sobre un tronco
con tal seguridad como un maestro de ajedrez,
las piernas de enfrente primero, luego las
de atrás, subió como un tractor escalando un montículo en el campo
y desapareció hacia el invierno, una caravana
internándose en las montañas,
perros jalando el travois,
plumas ondeando en las lanzas de los hombres arrogantes.

http://www.letralia.com/transletralia/bly/index.htm




El rostro en el Toyota

Supón que un día ves un rostro
En un Toyota y te enamoras de él,
Y es Ella, y el mundo pasa como un rayo
Igual que el polvo que barre una calle de Montana.
Y caes hacia arriba en algún agujero profundo,
Y no puedes distinguir a Dios de un grano de arena.
Y tu vida cambia, excepto que ahora
Te desentiendes de más cosas que antes;
Y esas cosas que ignoras llegan a sepultarte,
Y te trituran, y tus padres
Ya no pueden ayudarte, y la mujer del Toyota
Se transforma en una parte del mundo que no ves.
Y ahora el grano de arena se convierte de nuevo en arena,
Y estás de pie en algún camino de montaña, llorando.

(Madison, Lac qui Parle, Estados Unidos, 1926), Morning Poems, Harper & Collins, Nueva York, 1999
Versión de Jonio González


THE FACE IN THE TOYOTA

Suppose you see a face in a Toyota
One day, and you fall in love with that face,
And it is Her, and the world rushes by
Like dust blown down a Montana street.
And you fall upward into some deep hole,
And you can’t tell God from a grain of sand.
And your life is changed, except that now you
Overlook even more than you did before;
And these ignored things come to bury you,
And you are crushed, and your parents
Can’t help anymore, and the woman in the Toyota
Becomes a part of the world that you don’t see.
And now the grain of sand becomes sand again,
And you stand on some mountain road weeping.



La luna

Tras pasarme el día escribiendo poemas
voy a contemplar la luna entre los pinos.
Lejos, entre los árboles, me siento apoyado contra un tronco.
La luna tiene sus pórticos vueltos hacia la luz,
pero la parte profunda de su casa permanece a oscuras.


Gratitud hacia los viejos maestros

Cuando andamos de prisa o paseamos por el lago helado,
ponemos el pie donde nunca ha estado.
Caminamos sobre lo que jamás se ha caminado. Pero nos sentimos inquietos.
¿Quién está ahí abajo sino nuestros viejos maestros?

El agua que en otro tiempo no soportaba el peso de un hombre
-entonces éramos estudiantes- ahora sostiene nuestro pie
y se extiende una milla más allá de nosotros.
Debajo de nosotros los maestros, y alrededor la quietud.

(Lac qui Parle, Minnesota, EE. UU., 1926), Eating the Honey of Words. New and Selected Poems, HarperCollins, Nueva York, 1999
Versiones de Jonio González


THE MOON

After writing poems all day,
I go off to see the moon in the pines.
Far in the woods I sit down against a pine.
The moon has her porches turned to face the light,
But the deep part of her house is in the darkness.


GRATITUDE TO OLD TEACHERS

When we stride or stroll across the frozen lake,
We place our feet where they have never been.
We walk upon the unwalked. But we are uneasy.
Who is down there but our old teachers?

Water that once could take no human weight-
We were students then-holds up our feet,
And goes on ahead of us for a mile.
Beneath us the teachers, and around us the stillness.


Tarde por la noche durante una visita de amigos

I

Nos pasamos todo el día pescando y charlando.
Por fin, tarde por la noche, me senté solo ante mi escritorio,
y me levanté y salí a la noche estival.
Algo oscuro saltó cerca de mí en la hierba.

II

Los árboles respiraban, el molino se movía lentamente.
Por encima de mi cabeza, las nubes que habían descargado sobre Ortonville
cubrían en parte las estrellas.
El aire aún era fresco a causa de la lluvia.

III

Es muy tarde.
Soy el único que está despierto.
Los hombres y mujeres a quienes quiero duermen cerca.

IV

El rostro humano resplandece como si hablara de cosas
próximas a él, pensamientos llenos de sueños.
El rostro humano resplandece como un cielo oscuro
y habla de esas cosas que agobian a los vivos.

(Lac qui Parle, Minnesota, 1926), Stealing sugar from the castle. Selected poems 1950-2011, W. W. Norton and Co., Nueva York, 2013
Versión de Jonio González


LATE NIGHT DURING A VISIT OF FRIENDS

I

We spent all day fishing and talking.
At last, late at night, I sit at my desk alone,
And rise and walk out in the summery night.
A dark thing hopped near me in the grass.

II

The trees were breathing, the windmill slowly pumped.
Over head the rain clouds that rained on Ortonville
Covered half the stars.
The air was still cool from the rain.

III

It is very late.
I am the only one awake.
Men and women I love are sleeping nearby.

IV

The human face shines as it speaks of things
Near itself, thoughts full of dreams.
The human face shines like a dark sky
As it speaks of those things that oppress the living.



El gato en la cocina
                                                                                            
a Donald Hall

¿Habéis oído hablar del chico que caminó junto
al agua negra? No voy a decir mucho más.
Esperemos a que pasen unos años. Quería ser aceptada.
A veces un hombre camina junto a un estanque y una mano
surge de éste y tira de él hacia abajo.

Digamos
que no fue intencionado. El estanque estaba solo, o necesitaba
calcio, los huesos podían dárselo. ¿Qué ocurrió entonces?

Fue un poco como el viento nocturno, que es suave
y se mueve lentamente, susurrando igual que una anciana
que en su cocina, tarde por la noche, cambia cacerolas
de lugar, enciende el fuego, prepara un poco de comida para el gato.

 (Lac Qui Parle, Minnesota, 1926), Eating the Honey of Words. New and Selected Poems, Harper & Collins, Nueva York, 1999.
Versión de Jonio González

                        
The Cat in the Kitchen

For Donald Hall

Have you heard about the boy who walked by
The black water? I won't say much more.
Let's wait a few years. It wanted to be entered.
Sometimes a man walks by a pond, and a hand
Reaches out and pulls him in.

There was no
Intention, exactly. The pond was lonely, or needed
Calcium, bones would do. What happened then?

It was a little like the night wind, which is soft,
And moves slowly, sighing like an old woman
In her kitchen late at night, moving pans
About, lighting a fire, making some food for the cat.








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