Carmen Bandrés Sánchez-Cruzat
Nacida en Jaca, Carmen Bandrés se trasladó muy pronto a Zaragoza; desde entonces reside en la capital aragonesa. Diplomada en Técnico de Empresas y Actividades Turísticas por la Escuela Oficial de Turismo de Madrid.
En el ámbito literario, Carmen Bandrés comparte sus escritos periodísticos con los novelísticos, con notables incursiones en el relato breve, poesía y otros géneros. Sus relatos han sido recogidos en publicaciones de muy diverso origen, así como en algunas obras en colaboración con otros autores. Puede señalarse, igualmente, la edición de narraciones como consecuencia de la recepción de numerosos galardones, entre los que destaca por su prestigio y palmarés el concedido por el Col. Internacional Meres, en Oviedo, 1997, cuyo jurado estaba presidido por el ilustre académico Emilio Alarcos. Carmen Bandrés es la primera y única mujer que ha recibido este premio, del que también fue finalista en 1996.
Obra literaria: Las ventanas del alma (2000), Sedimentos, Danza de máscaras (Huerga&Fierro, 2004), La voz queda de la gente del barrio, El hijo del sol (Huerga&Fierro, 2007), Noche de azahar (Mira, 2010), María Rosario de Parada, el arte de vivir (Huerga&Fierro, 2012), El latido del cierzo, (Editorial Pirineos, 2015), Soles en el mar (2016).
Lorca
Buscan con denuedo tus restos gloriosos
perdidos en una cuneta teñida de sangre;
¿cómo no te encuentran, si tus ojos son
dos soles y en tu boca duerme la luna?
Quizá no te hallan porque no son como tú,
que con el corazón en la mano, colabas
por las paredes tu verso y tu alegría;
que no eras de nadie porque de todos eras
y tu risa semejaba tañido de campanillas
y en tu mirada yacía un mensaje de amor.
No te encuentran, no pueden,
los histriones mezquinos, pobres de espíritu
ciegos a la luz que resplandece
en Andalucía, en Iberia y en el orbe entero.
Ya gritan los de tu sangre
que toda tu alma, todita, yace en Granada,
en la casa de Bernarda y en la cueva oscura;
en tartana de gitano errante y,
de luces ataviada, en el albero dorado.
Todos te quieren, vivos y muertos,
hermanadas las dos Españas;
que no te busquen unos ni te encuentren otros,
que habitas en el viento al alcance de todos
cuando se acuesta el sol y torna la luna,
siempre en el corazón del pueblo.
La noche
Noche oscura sin luna que se extiende sigilosa;
el niño la siente, desamparado, en soledad.
Despacio, despacio, se iza a la ventana,
sobre el alféizar con manos trémulas.
Mirada profunda, sima sin fondo;
ojos que espían el firmamento.
Lucen y titilan las estrellas
con radiante esplendor.
¿Dónde estás, mamá?
Se desvanece el fulgor
en el cielo antes risueño.
Desalentado cierra el vano,
cuitas alzadas a la nada infinita;
estéril ilusión de una estrella fugaz
que meciera su sueño con delicada voz;
tan dulce y amorosa que disipara, enérgica,
su desvarío nocturno en el desconsolado lecho.
Enojosa sinceridad
A veces,
decir lo que se piensa es no pensar,
pues nuestras palabras hieren.
Decir lo que se piensa es una lanza
que ensarta la inerme piedad.
Decir lo que se piensa es redimirse
para esclavizar el sentir ajeno.
Enojosa sinceridad
ávida de refutar mentiras blancas
que aligeran la evidencia
y palabras legas de ánimo baldío
sin leal ni veraz propósito.
Amarga sinceridad
franco caudal de espinas sembradas
como abrojos en el camino
que dilapidan la ingenua esperanza
sin comprensión ni cortesía.
Doliente sinceridad:
Tantas veces hiel y jamás bálsamo.
Pasión
Es tan grande
la dicha a tu lado,
que todo lo doy por
retenerte un instante;
empero, vano es mi afán.
Quimera eres,
espejismo inasible,
nacida para esfumarte
como sueño infantil que
al despertar se desvanece.
Por ese tenue relámpago
con que envolviste mi ser
en el dulce hálito de tu brisa
invoco esta mañana sin aurora
el abrazo que ayer acunó mi piel.
Besos amargos
Porque tu boca paladeó otros labios
y la mía sólo supo de tus besos,
llevo tu dulce sabor,
mas tú no guardas el mío.
Porque buscaste la caricia de otras manos
mas yo quedé cautiva de la nostalgia,
tu luz añoré,
pero jamás te iluminé.
Porque navegaste en las redes del engaño
mientras mi piel palpitaba fascinada,
me enseñaste a soñar
para luego quebrar mi ilusión.
Porque tu versátil corazón
jamás conoció la dulce renuncia
de la fidelidad compartida,
Lloro por ti.
Porque amado fuiste,
pero nunca supiste amar.
El perdón y el olvido
Nace el perdón para calcinar
en la llama del olvido
la infausta vileza humana.
Grande es el perdón, mas vacío
cuando el recuerdo lo escolta.
Fatal aliada es la memoria
tenaz en evocar viejas afrentas
de tantos y tantos que,
a tu espalda, agitan las monedas
que tomaron al venderte.
Es el olvido
germen noble y sagrado
donde florece el perdón
para saciar con agua clara
la sed del caminante.
Mas, cuán escaso el manantial
en el desierto humano,
donde el perdón se mancilla
para ocultar en sus entrañas
sus más crueles enemigos:
Desconfianza y memoria.
Volver a verte
Cuando sueño contigo,
vuelas con alas doradas
y surcas sosegados mares
mecido en olas de libertad.
Cuando sueño contigo,
el viento es alquimia
que muda en perlas
tu mágica estela.
Cuando sueño contigo,
tu voz es nirvana
que el eco acompaña
por el universo entero.
Cuando sueño contigo
un arco iris impregna el cielo sombrío
y la noche despunta plena de estrellas.
Cuando sueño contigo.
El plagio
Cuánto falso amigo zanganea ávido
para catar goloso el pasto vecino.
Cuántos, listos a regir otros predios
y usurpar el fruto del trabajo ajeno;
cuántos, que no saben de respeto y
todo lo ignoran del trabajo honrado.
Cuánto parásito, invasor diligente
en señorear mesa y lecho foráneos
que no para mientes en exprimir el
sudor ajeno con burlona reverencia.
Cuánta mano vana y ociosa se alza
siniestra, sin recato ni vergüenza,
eternamente presta a suplantar
la del sincero y genuino creador.
Cuántos sin rostro
se miran al espejo y no ven sino vacío,
astutos zorros prestos al expolio, vigías
depredadores a quienes nada escapa.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario