miércoles, 29 de junio de 2016

ÁLEX SUSANNA [18.903]


Àlex Susanna

Àlex Susanna y Nadal (Barcelona, 12 de septiembre de 1957) es un escritor español activo en varios frentes. Entre sus facetas hay que destacar las de poeta, gestor cultural, editor (Columna ediciones), traductor (por ejemplo de Paul Valéry, de Molière, de Max Roqueta y de T.S. Eliot, dietarista, articulista (en catalán y castellano) y profesor universitario (en la Universitat Rovira i Virgili). Dirigió el Festival de Poesía de Barcelona (que había fundado), el departamento de cultura del Instituto Ramon Llull y la Fundació Caixa de Catalunya. Su tarea ha sido reconocida con premios literarios de magnitud (como el Carles Riba de poesía o el Josep Pla de narrativa). Otra forma de reconocimiento le ha llegado con la traducción de su obra a varios idiomas.

Obra

1977 Abandonada ment
1979 De l'home quan no hi veu
1980 Memòria del cos
1982 Els dies antics
1987 El darrer sol
1987 Palau d'hivern
1988 Poesia
1988 Quadern venecià
1991 Les anelles dels anys
1992 Tres nus a les Termòpiles
1994 Boscos i ciutats
2001 Suite de Gelida
2006 Quadern dels marges

Premios

1979 Premio Miquel de Palol de poesía por Memòria del cos
1988 Premio Josep Pla de narrativa por Quadern venecià
1990 Premio Carles Riba de poesía por Les anelles dels 





Concupiscencia

¿De dónde sacas tanta hambre
a tu edad?
Has desayunado con música,
has almorzado con Velázquez,
has merendado unos cuantos poemas,
y todavía no tienes suficiente:
qué coño quieres para cenar?
Te empacharás con tanta hambre.
Aprende a despistarla
hasta que realmente sientas
que la has amansado:
piensa en aquellos cuerpos
que se lo dejan hacer todo,
piensa en la bondad del vino
y en la de otros alcoholes,
siempre que tengas hambre
bombárdeate con imágenes
que te enfríen y te dejen inerte

a tu edad,
no te pega la concupiscencia.




Cordillera

Estos días que la luna ilumina
la cordillera que nos asedia por todas partes,
pienso más que nunca en tu piel
cuando el deseo la enfoca
en horas intempestivas
y resplandece como un paisaje nevado:
siempre que te incorporas encima de mí
y despliegas todo tu hechizo,
¿qué puedo sino decir que me deslumbras
y que me rindo a los atributos de tu cuerpo?



Nel mezzo del camin

Cuando el día se acorte a grandes zancadas,
basta ya de aplazar nada
(ninguna botella ni viaje,
ni lectura ni conversación,
ni mercado ni cementerio,
ni concierto ni compañía),
y sea todo deseo satisfecho al instante:

que nunca se diga que estabas en babia 
o te habías dormido,
pero todavía menos
el hambre o la prisa te han podido
y que todo lo has devorado
por pura glotonería
y no por necesidad.



Promiscuidad

Durante muchos años
has tenido la biblioteca
perfectamente
ordenada por géneros,
lenguas y movimientos,
siendo la poesía
el más consentido,
la anglosajona
la más frecuentada,
y los post-románticos
los preferidos.

A tus cincuenta, sin embargo,
te montas una nueva
mucho más compacta,
en la que géneros, lenguas
y movimientos conviven
de manera promiscua,
cómo si entre ellos no hubiese
demasiadas diferencias
sinó el gusto creciente
de irse mezclando.



Madrigal de estío

Cuando después de una noche de amor
me despierto y te veo en la cama
abandonada al sueño
como un ramo deshecho de piel
que ya no me pertenece,
sé que vuelves a alejarte
y que cada mañana recomienza
la conquista del uno por el otro
hasta topar y embestirnos,
cansados pero pletóricos,
en medio de la noche.



Impromptu

Como cierta música o ciertos poemas,
como ciertas mujeres, hay ciudades
que no siempre comprendemos
y donde no nos es dado entrar
si no es aprendiendo a escucharlas
-su fraseo trastabillado,
voluble o arrebatado; aprendiendo
a enfocar nuestra mirada
para encajar con su cuerpo,
sus calles maltrechas,
sus barrios absortos,
la niebla de muchos días,
los colores herrumbrosos,
las ventanas cegadas,
un aire viciado de tiempo,
estos silencios tan repentinos:
su corazón soñoliento
y aprensivo como un molusco.



Bacante

Siempre que te lo afeitas,
me exalta y prende
como si fuera el de otra,
pero todavía me gusta más
cuando te dejas crecer
la negra mata
de pelo escarolado
donde reencuentro, intacta,
aquella indómita
sabiduría que tanto
me cautivó cuando
nos conocimos.



Autoretrato de 1993

     (Lucian Freud)

Enarbolando tu herramienta más aguzada,
desde esta paleta sucia y confusa
que todo lo puede y nos mira como un ojo ciego
o un remolino desafecto,
te nos libras rabiosamente desnudo,
desvalido y pletórico a la vez,
más real de lo que nunca hayas sido
y sabiendo demasiado bien qué diantre somos:
carne cada vez más fláccida y estrujada,
espíritu siempre más tenso y ensoberbecido.



Retrato final

Incluso cuando más frío hacía
siempre preferiste el vino blanco,
y por eso todos los domingos
de tu último invierno
descorchamos un buen penedès
que flotara satisfecho en la cubitera.

Tanta obstinación me sorprendía,
pero ahora veo que no era ningún capricho
sino una manera de enrocarte
contra las embestidas de la vida
y de rescatar para tus ojos
un poco de luz de aquellos veranos.



Conversaciones en familia

Como olas de un mar de verano
van y vienen las cosas de las que hablamos
sin proponérnoslo, pero empujadas
por alguna corriente de fondo
que las acerca a nuestras playas
mientras comemos o cenamos en el jardín.

Mucho más que grandes temas
parapetados en su abstracción,
cosas de la vida con las que tropezáis
-duras, concretas, y hasta
arrojadizas como una piedra.

Experiencias de unos y otros,
errores, contrastes, confluencias:
lo que al cabo de los años queda
es el poso del que estaréis hechos,
vuestra natural decantación.



Ritardando

Cuando pulses el arpa de la lengua
para decir algo y hacer una canción
-escultura inmaterial
pero por eso mismo más fiable
que si fuera de mármol o bronce-,
no te precipites ni dejes ir,
no te embriagues con el son
de ningún acorde y su cadencia
engañosa como un espejismo:
calla y escucha,
haz por retraerte,
por contenerte hacia dentro
e ir desbastando y puliendo
cada palabra como un canto rodado
por si al final, con mucha suerte,
de tu persistente frotar saltase
un chisporroteo de sentido
que atravesara todo el poema.



Retrato de artista

Estos días en que apenas  
se dicen nada y viven
de espaldas uno de otro
separados por un mar
de oscura mala leche
-tantos años de matrimonio
agrietan las paredes
más resistentes-,
él se está peleando
con uno de los buenos retratos
que le debe haber hecho,
el de una cincuentena
radiante y pletórica,
pues es así cómo siempre
la ha visto y la verá,
y no desdibujada
por ningún resentimiento
o relámpago de calor.


Naufragio

Lo mejor de todo,
la cara que pones
siempre que eres mía:
por eso me gusta
tanto mirarte
en el instante preciso
en que te arrebata
la ola de placer
y te deja tirada
en la playa del lecho,
no sabiendo bien
dónde estás ni con quién.



Aniversario

En el jardín, los restos de una fiesta
Naufragan a plena luz del día.
Botellas, vasos, copas, cenizas,
Parecen acusarnos de algo malo que hicimos
Con su extraña quietud.
Mas de repente, un cruel soplo de viento
Arrastra alguna servilleta usada
Que, con rumor imperceptible,
Rasga los últimos velos de la noche…
Que ve cómo se aleja, irremisiblemente,
La fugitiva nave del placer.


ORIGINAL EN CATALÁN

Al jardí, reste de d´una festa
Naufraguen en plena llum del dia
Botelles, gots, copes, cendres,
Tot sembla acusarnos d´algun delicte
Des de la seva estranya immobilitat.
Ude soble, però, on vent cruel
S´endú algun trovalló de paper rebregat
Que amb imperceptible fressa
Esquinça els últims vels de la nit…
i poster, també, els del nostre cor,
que veu com s´allunya, irremissiblement,
la fugaç nau del plaer.







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