LEANDRO ALVA
Nació en Temperley, Argentina a fines de 1975. Vive allí desde entonces. Estudió Letras en las Universidades de Lomas de Zamora y Praga. Coordinó talleres literarios y es crítico de arte. Editó un libro de poemas en 2011 (TUNDRA) Formó parte de un proyecto de Tango Kafkiano: METANGORFOSIS.
Barquitos de papel
El intento de justificar naufragios mediante la filosofía
es un consuelo equívoco;
archivar el fracaso
ver qué opinan Platón o Schopenhauer,
rastrear esbozos biográficos
de artistas impares
para comprobar sus angustias
y decirnos:
a Tchaikovsky también le pasó...
Nada de eso sirve,
en la noche del ateísmo fatigado
sabemos que no somos ellos,
que no tenemos nada en común
excepto ese fracaso
tan impersonal
como la fauna
de un quirófano.
Tundra, Araucaria Editora, Buenos Aires, 2011
AND THEN
Alguien espera sobre el andén,
que es un iceberg
cuando el tren se aparta.
Pero al sol de la distancia
quién se derrite?
A la deriva de quién flota la sed?
Catódico apostólico
En la tele
hay una mujer con las manos vendadas.
En las vendas
hay manchas de sangre;
ella dice que tiene
los estigmas de Jesucristo,
y en su pueblo
la veneran como si fuera una santa.
Cambio de canal,
una boa se traga un animal indiscernible
un bocado demasiado grande;
entonces, mi espanto
busca otra vez
las manos sangrantes
pero se topa con el culo de una modelo.
Animales
voraces como culos
y estigmas sin calvario
desfilan hacia el acantilado.
No encuentro el control remoto.
El nudo corredizo
ajusta la incontinencia de la vida,
para que nadie se resigne
a sacudir la mortaja de la noche.
Del polvo venimos
a yuxtaponer las ínsulas
que secreta la nariz de dios.
MI ÁNGEL DE LA GUARDA TIENE HIPO...
Mi ángel de la guarda tiene hipo. Ya le tapé la nariz y conté hasta 10, pero nada. Después, aunque le pedí que apurara varios sorbos de agua, el alivio no llegó. Fui un poco más allá, y creo que logré asustarlo con mis costumbres de reptil y mi penuria celestial. Pero el hipo sigue.
Ahora lo guío frente a un espejo, porque él no se conoce. Sin embargo, la sorpresa de descubrirse tampoco derrota a las ruidosas contracciones de su diafragma, y se queda hechizado, como Narciso frente a Narciso. Se mira y se mira. En ese momento, pienso en el ojo de un cirujano que examina el filo antes de la incisión.
HIP! HIP! Mi ángel de la guarda tiene hipo. Tal vez anda borracho para olvidarse de mí. ¿Qué pasa cuando un ángel pierde la memoria?
Parece que está oscureciendo. Presiento que la noche será larga...
SÉ QUE LAS CONSECUENCIAS PRÁCTICAS
DE LA DESESPERACIÓN...
Sé que las consecuencias prácticas de la desesperación
a menudo resultan un equívoco muy pálido.
La voz de alguien
silabea nuestro nombre desde la cima de un faro
mientras navegamos en un carguero de lata
y soñamos con valor de sandokanes.
Trato de escribir su signo, apenas
la espesura y la espera
demasiado nunca.
El nieto del vecino
muerto sobre una calle de la niñez,
la boca como una propaganda de dentífrico
y el mensaje, los bandoneones aperrunados
que le gruñen a la inocencia;
no se puede bajar el barrilete
se enredó en los cables,
algún tironeo produce chispas
que se apagan mucho antes de llegar a nosotros.
El mundo se baña de sangre,
diariamente salpica al menos advertido
para que Dios conserve la higiene.
Hablo del mismo dios que creó a Pilatos
y a los jabones del Reich.
Somos menos que burbujas
globitos de carnaval
sobre un alambre de púas.
La palabra sed
contradictoriamente
parece contener cierta
secreta secreción.
Esa letra ESE del principio
succiona, sorbe, suplica
y si se estira lo suficiente
semeja el sonido
acuoso e inevitable
de un chorro
de soda.
Entonces,
uno puede comprender
la liquidez
de la sequía
y ya no sabe sudar
y solo queda un sedimento
seco en la sombra
de la inminencia
de la nube
que pasa de largo
como un pejerrey
de gas.
Los hijos del leñador
Marcar las huellas con miga de pan?
Ya vendrán las cornejas a comerse tus pasos,
a decirte la verdad.
El sendero no existe
somos nosotros
muriendo.
Rosa, oh, pura contradicción
voluptuosidad de no ser
el sueño de nadie
bajo tantos párpados.
(Epitafio de Rainer Maria Rilke)
De incógnito,
escondida tras el barullo de los pétalos
duerme la espina
que va a matar a Rilke.
Pura contradicción
que nadie sueña,
la estatura de la muerte
fulgura en el jardín.
La más profunda voluptuosidad
en el pozo callado
de los párpados,
del silencio;
la rosa.
TETAS
Las tetas de Moria Casán
fueron una obsesión durante años
se me inflamaban los globos
oculares
cada vez que las meneaba
en cámara.
También
las de la Coca Sarli
esas películas berreta
que proyectaban en “Función Privada”,
siempre caliente la Coca
en la patagonia
en la selva misionera
la única geografía que contaba
era su cuerpo.
Tal vez por eso
muchas veces
mi sed busca la vía láctea
o alucina
con la nodriza de Willendorf
sus pezones de piedra caliza
me apretujan los labios
contra el recuerdo de Afrodita
la novia de Mazinger Z
y sus mejores armas.
.
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