martes, 21 de febrero de 2017

CARLOS MAZARÍO [19.960]


CARLOS MAZARÍO 

(Alicante, 1977) es Licenciado en Humanidades por la Universidad de Alcalá y profesor de Geografía e Historia en un instituto público. Es autor de los poemarios “Un incendio” (Groenlandia, 2015) y “Mi vida en Camposanto” (Inventa Ed., 2016), así como del blog personal “La poesía etcétera” (etceterapoesia.blogspot.com). 

Carlos Mazarío ha ganado el IV Premio de Poesía Asociación Cultural Fractal, con el libro Movilidad Exterior. El jurado resaltó su coherencia y buena construcción, siendo un libro redondo en todos los aspectos, y por su lúcida crítica a una crisis económica, y a un mundo, el del ladrillo y el de la corrupción política, que ha producido un éxodo de jóvenes hacia otras tierras. Este canto a los jóvenes emigrantes está plagado de referencias literarias y combinado con un lenguaje poético trabajado, con interesantes juegos conceptuales.



“Un incendio” (Groenlandia, 2015)


CUENTOS
CHINOS

HAY DÍAS QUE SON CLAROS
como los ojos
              / del pescado fresco,
en que la verdad luce
en el reflejo en los escaparates
de una cara angustiada. 

Son días en que el aire
se exilia en los rincones de las calles, 
deja un vacío denso
que duele, más que pesa,/ 
                 y sin embargo,
nos cuesta respirar, 
            / porque lo hacemos
casi sin interés, que ya no hay nada
que pueda mantenerlo.




HACIA INCENDIOS FUTUROS
galoparé, no os quepa la menor
duda, que mi vacío necesita
otra paz, otras tierras, 
                    / otra sangre.

Habrá más fuegos que vengan, 
                    / vibrantes,
azules, redentores,
en una ardiente huida que fecunde
hojas de un calendario inexistente,
páginas aún no escritas de un libro 
                  / insospechado.

Serán llamas como enormes palmeras,
una matriz inmensa con puntas 
                  / encendidas
que venga a liberarme de  
                 / estos días oscuros
en los que no hay certezas, 
                no hay ciencia, 
                      no hay palabras,
sólo hay tiniebla, y vago
buscando estrellas, luces
que iluminen la estancia 
                 / en que tropiezo.
Pero no,el muro está en mis ojos tapiados, 
                / y lo veo
desde su vientre, bastos costurones  
                / de yeso
cegando mi mirada.

Ante esto, dónde están 
               / los fuegos sanadores,
los incendios que un día llegarán, 
               / los volcanes
que estallan con bramido 
               / poderoso, 
las llamas
que prenden los recuerdos,
              / lo oscuro, lo maligno,
convirtiendo en cenizas el dolor,
en lluvia de pavesas abstractas
              / el pasado,
lo amado, lo que hiere.

Han de venir, vendrán;
veo su luz, a tientas, al fondo
               / de este túnel.



NUNCANADANADIE

QUÉ VA A SER DE TI,
sombra infeliz,
cuando termine todo,
cuando acabe la lucha,
cuando los ojos turbios 
          de los combatientes
estén secos 
      como lagunas tristes 
            en verano.



Mazarío, Carlos. Movilidad exterior. Albacete; Asociación Cultural Fractal, 2016.


MOVILIDAD EXTERIOR

En la sesión plenaria de los martes
la señora Ministra se encarama
al estrado, con su traje de chaqueta,
dejando en el escaño un portafolios
y un bolso de Chanel. Como es debido
saluda al Presidente y se dirige
en discurso leído a sus colegas,
y con gran desparpajo
acuña en un momento dado el término:
movilidad exterior.

                                   Su puta madre.



REY

Ahora vuelves
a la que nunca dejó de ser tu casa
—la llamabas así, recuérdalo,
voy a comer a casa, me decías—,
pero entonces regresas
y tu cuerpo es extraño en una cama
de noventa, con sábanas que huelen
a adolescencia, con la ventana triste
por la que ves las bragas color carne
de la vecina en el patio de luces
tan oscuro, y hoy todo te molesta,
te molestan los gritos de tu madre
y el ruido de la tele, la cisterna
con su goteo atávico,
el gotelé amarillo y la cenefa
de frutas y pucheros, los ronquidos
en el insomnio negro en que te ensañas,
y te dices me tengo que marchar.

Marchar a dónde, rey.

Qué hueco tan profundo
tener que irse y no saber a dónde.



RADIO

Tal vez no ira, pero algo parecido,
una concentración de odio prehistórico,
la bilis de un dragón, la sangre enferma
de mil generaciones de paganos,
una explosión atómica en el vientre
oyendo las noticias.



DÍAS ROJOS

Qué humillación abrir cada mañana
los ojos, y no hallar
más que el mismo almanaque en la cocina
lleno de días rojos, y tu madre
que ya no te sostiene la mirada.



LOS PERROS

Ahora no tienes más ya
que la sombra del hueco de tu mano,
y tus días son tiempo,
y el pasado no existe,
y el futuro tiene el color exacto
del fondo de los ojos de los muertos.

Has de marcharte ya. Tienes la puerta
como equis en los mapas,
y tus conversaciones se llenan de maletas.

Has de marcharte ya, pero no lo haces:
huelen los perros tu miedo a partir.



MOEBIUS

Ves circular maletas con los ojos cansados
y temes haber perdido la tuya,
pero no, esa es,
la que desborda títulos, y tiene
el color del fracaso y las noches en vela.



DEUTSCHLAND ÜBER ALLES

Alemania desfila
a ciento treinta y cinco kilómetros por hora
al otro lado de la ventanilla.

Yo conduzco, tú callas a mi lado.

Montículos de nieve endurecida
se van quedando atrás de forma sincopada,
con ritmo subrayado
por el diapasón del limpiaparabrisas.

Al helarse, la nieve se encoge y se comprime.

El corazón se hiela también, también se encoge
en esta carretera tan moderna
que no limita la velocidad
de nuestra huida a lo desconocido.



C.V.

Lo prudente sería
enviar formularios, apuntarse a academias,
tener un cierto colchón económico,
buscar lazos de afecto —conocidos
de amigos de amigos de conocidos—,
una casa con alquiler barato,
un entorno no hostil.

Estamos condenados
a una audacia rayana al despropósito.



DIÓGENES

Dame un libro y un sitio donde huela
a tu sexo. No necesito
más.



LE PARADISE

Extrañeza de sentirse a un tiempo
expulsado y querido.
También tenemos ocasión de reírnos
aquí fuera, aunque el llanto
nos crezca de las manos como dos hormigueros,
corales a la vez fecundos y dañinos,
con su sabor a sangre
y su dulzor.
Esta vez el paraíso son los otros
                                                                 países.



PERSPECTIVA AÉREA

En verano volvemos.  Todavía
están los padres y están los abuelos,
y los amigos nos echan de menos,
reconocemos al llegar olores
y entendemos aún
cada conversación y cada broma,
recuperamos hábitos
que nunca hemos perdido, están bien instalados
en nuestro subconsciente, no se olvidan,
pero al otro verano
nos extrañamos cuando alguien dice algo
arrancado al slogan de un anuncio, o se cita
a una nueva famosa de la tele,
y las zonas de sombra van creciendo,
mueren nuestros abuelos, nuestros padres
se van volviendo ancianos, los amigos
tienen nuevos amigos, nuestros hijos
confunden a sus primos, a los que no ven nunca,
y un verano
no encontramos fecha en la que venir
entre los campamentos y el trabajo,
la invitación a una boda en Bruselas
y otras inmediateces, y ese aire
que nos separa tiñe todo de azul
a lo lejos,
volver ya no es volver,
es sólo ir.



SILENCIO

Se perderán tu sangre y tu apellido,
y tu idioma caerá
como caen en un bosque solitario los árboles,
sin nadie que lo escuche.



EXPORTACIÓN

Compro la fruta en el supermercado
de un suburbio de Lieja. Últimamente
acostumbro a mirar la procedencia
de todo lo que compro. A tres cincuenta
el kilo de naranjas de Valencia. Me llevo
cinco euros de una fruta que nunca me ha gustado
demasiado. Ya en casa
le quito la camisa y, con la precisión de un cirujano,
voy sacando los gajos jugosos, que, en la boca,
con textura de ostra y gusto dulce,
se transforman en algo diferente
a lo que conocía. No es naranja
lo que he comido hasta llegar aquí,
a este supermercado de un suburbio
de Lieja.
                   Qué metáfora.



CAUCHEMAR

Se me viene a la mente en el insomnio
una imagen: una vasta extensión de leche quieta.
De repente
una gota
de petróleo
muy densa.

Así mi corazón en el exilio.



DOS PATRIAS

Tengo en las reuniones
la palabra en la boca y la mirada esquiva,
persigo en los diales Radio 5
y consumo la prensa nacional que me llega
con ansia de tirante en primavera.
En los supermercados
miro las etiquetas como un analfabeto.
Cuando visito al médico
gesticulo con trucos de actor sobreactuado.

El silencio en la noche me da aliento a los días.

En su cuarto, mi hija pequeña duerme
y sueña ya
la mañana siguiente en una lengua extraña.



ALIEN

Sentir como una piel extraña el mundo
que te rodea, ver con ojos vanos
la espesura del bosque, y no encontrar
casa a la que volver.



LISTAS INFINITAS DE VIVOS

                   Lápidas, tumbas con nombres, listas infinitas de muertos.
                                                                       A.M.M.

Pretendéis reducirnos a una cifra,
son veinte, treinta mil,
¿qué proporción es esa
entre cuarenta y cinco millones de personas?
Pero todos tenemos una cara, unos ojos
que lloran, tenemos todos
una vida y el afán de vivirla.
No somos estadísticas. Somos, acaso,
una mujer, un hombre
con la extraña manía de pensar.
También los muertos
son una multitud en términos históricos,
muchos más que vosotros, pero no nos imponen
su visión esquelética del mundo,
la dictadura de su mayoría.
No somos cifras. Yo soy Juan Rodríguez,
arquitecto, poeta, treinta y dos años,
y me echáis al destierro, a mí y a tanto.

Que empiece la revuelta.



NO LUGARES

Nos encontramos bien en aeropuertos,
pues no tenemos patria
y nuestro nombre es Nadie.



ATLAS DEL FUTURO DEL MUNDO

Un barco con bandera de Malasia
llega al puerto de Le Havre una tarde de junio.

Un puzzle de containers de colores
comidos por el salitre y el sol
es desmontado por la garra experta
de las grúas mecánicas.

La carga declarada: ropa cara
de marcas italianas y francesas,
material deportivo hecho por niños,
tecnología punta obsolescente.

La carga clandestina: imitaciones
de marcas italianas y francesas,
material deportivo hecho por niños
y el cadáver de doce polizones.



MANIOBRAS PARA EVITAR LA EXTINCIÓN

El tigre de Siberia se ha asentado
en la zona desmilitarizada
entre las dos Coreas,
la región más inhóspita del mundo
para la vida humana.

Asolado en su tierra,
se desplazó kilómetros en busca
de este refugio de zanjas y alambres
iluminado algunas noches
por fuegos nucleares de artificio.

Le acompañan allí
el leopardo de Amur, y otras especies
inencontrables en el resto del mundo.

El lince ibérico
merodea Melilla.



CEMENTERIO DE COLLIURE

                 ¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos?
                                                                                                      L.C.

En Colliure reposa
el esqueleto macerado en lágrimas
del poeta que murió de tristeza e ignominia
hace ya tanto tiempo
                    que ahora lo conmemoran
                                             incluso sus verdugos.


MARGEN IZQUIERDA

Te recibe
el humo insano de las chimeneas
que se adentra en tus ojos
a través de las fosas nasales, y te incita
a llorar, a ti que no lloraste
mirando el bulto inmóvil de tu madre
alejándose
bajo el reloj parado en la estación.



MOVILIDAD INTERIOR

Ahora ya no están más, pero hace poco tiempo
—tus padres lo recuerdan—
Madrid sumó al millón y pico de cadáveres
las sombras de varios cientos de miles
más, que no valían nada,
que no tenían nada
más que hambre y la fuerza de sus manos
con las que construir casas insólitas,
desventrar cuevas para guarecerse
—recuerda, fue en Madrid, hace no tantos años,
tus padres lo recuerdan, gente en cuevas,
gente en el barro sucio del Jarama,
la ciudad que crecía como un órgano enfermo,
como la espuma glauca de un océano turbio—
y la burla continua,
y los analfabetos perdidos en los túneles
del metro, y los niños hambrientos
comiendo de un puchero mientras se despiojaban
con sus ojos de niño desterrado,
hace no tanto tiempo,
Madrid, tantos cadáveres
mirando por encima del hombro a sus espectros,
recuérdalo, tus padres lo recuerdan.




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