lunes, 18 de julio de 2016

SARAI PORTILLA SALGADO [18.940]


SARAI PORTILLA SALGADO

(Santander, España. 1995). Estudiante de Lengua y Literatura Alemana en la Universidad de Sevilla, ciudad donde reside actualmente.  Escribe poesía y relatos cortos desde 2004, está trabajando en su primer poemario y desde 2015 deja rastro de su obra en un Blog: 
http://escribirunbosque.blogspot.com.es/


Pérdida

Estar sola
como si huyera del tráfico de afecto,
de la corriente de dolor
que me transmite el lenguaje que os representa.

Estar sola
como si nunca hubiera sido yo,
rodeada de vacíos con nombre,
como si ahora evitara ubicarlos
en mi naciente forma de entender la pérdida.




Qué haré con el miedo

Escribir sobre el desgarro
o pernoctar bajo el extraño silencio de las aspas,
bajo el mismo movimiento
que desencadena el miedo.

Aproximar el grito y fragmentarlo.

Una vez más,
la voz del ventilador luchando contra nada
o el frenético batir de las palabras
sobre la gran rotura
que prolonga el tedio.




Tullido y azul

No quiero luchar
contra la bestia que resguarda las costillas,
contra la gran coraza que sostiene
la manada de huracanes.

No quiero agrietarme los ojos,
compartir el esqueleto helado,
estirar la piel
para arroparlo todo.

¿Recuerdas?

Mi corazón es azul
y yace tullido entre mis dedos;
no quiero encerrarte
en el minúsculo hueco
donde recito el metal con el que me hiero.




Infancia

Cambiar el hambre por alimento;
tragar el hielo que viste nuestro océano.
Descansar colgado del trueno
que despertó al niño de papel,
al niño que llora descolorido
vacío, arrugado, sobre la tierra.
Renombrar el deterioro
y observar la imagen
que yace a los pies
de nuestro utópico universo.



La soledad engendra poesía

La soledad engendra lo original, lo atrevido y lo extraordinariamente bello: la poesía.
Pero también lo desagradable, lo inoportuno, absurdo e inadecuado.
Thomas Mann


La soledad,
lijando el pecho,
cubre de sangre al poeta,
cubre de sangre al lector.
Clavada en la lengua
cubre de sangre las bocas,
las manos que tapan las bocas.
Lo trágico, lo bello,
lo tétrico de nuestras voces
vacía de sangre
al pálido cuerpo.
Nace el espanto
y de la punta de sus dedos
brota el arte.




Poema mutante

Tenemos la fiebre
De quien hierve la tragedia
Para evitar su toxicidad
Y sólo encuentra quemaduras.
Tenemos la fiebre
De quien huye del matadero
Pero olvida su cadáver
Junto a la puerta.
Tenemos fiebre
Y somos hematoma
Pero el escenario
Sigue siendo nuestro.




Poeta no eres tú

Poeta no eres tú
ni yo;
no somos arte,

pero tampoco retenemos
palabra alguna
en nuestro puño

-siempre medio abierto-

y somos diestros
en el arte de cuidar
de nuestras mentes

disipando la nocturnidad
con versos libres
de etiquetas y opiniones.



Piel de martes

Menos sábados así.
Así, con piel de martes.
Sábados de escarcha en las uñas
De arañar las paredes blancas
De la habitación de los horrores
Y perder libros bajo la cama
Para que el terrible monstruo
Los devore antes que yo.

Menos sábados pirómanos
Que escupan humo en sobres
Y envíen sin destinatario
Cinco incendios por segundo,
Y más de esos que deshielan
El temor a ser vencido
Por la monotonía que ofrece
El vaivén de las horas en bucle.





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