Kevin Martínez
(Distrito Federal, 1992). Sus poemas han aparecido en Periódico de Poesía, y en dos antologías: Poetas Parricidas (Ed. Cuadrivio) e In vivo Poetry (Ediciones Acapulco). Cuando se enferma de gripe, compra remedios de botica.
Misa negra en donde lo importante no es la sodomización
Asistí a un evento
donde tenían
un cartel de Deepak Chopra
rodeado de velas negras;
Terry Davis programaba
visitas guiadas por el inframundo,
a base de puros
códigos binarios.
Los brujos me ofrecieron ponche,
Kool-Aid sabor frambuesa.
Curso técnico para un sacrificio
Lo tradicional
es la perforación de los ligamentos,
y calcinamiento de las uñas;
también puede comprar
un cráneo en Soriana,
la caja debe indicar
que aquel artefacto
es capaz
de enterrarse a sí mismo.
Puede optar por el desmembramiento de un Max Steel
y licuar sus órganos
con ojos de araña
una biblia
y varias estampas de santos.
¡Enganche!
¿Está usted aquí?
Hay un temblor suscitado en el iris
de una encía vagabunda,
un sol que se torna péndulo en su córnea,
y la cólera del polvo
silbando por falta de calcio.
Resultado del vacío discursivo
por una viga hecha de madera.
Quizás el cuervo optó por ser carpintero.
Hay una silla colgada del vapor,
una mujer disfrazada de soga
que imita el impulso del asiento
sin flotar sobre la sombra.
Caen de la punta estornudada
tres fotografías con estatuas distintas:
1) Usted, y en el rostro un hueco hablándole a la córnea que porta un lazo rojo.
2) ¿Fotografiaste la nota roja que le di a leer hace tiempo?
Un perro prensado de un poste,
rescató a un automóvil donde venían tres pasajeros muertos.
3) Se ve feliz, con la idea de que no existiría en la memoria
una epidemia de párpados
deshaciéndose en los siguientes pictogramas:
silla colgada
pies enganchados
y una tráquea ladeada
queriendo amarrarse las agujetas.
Receptor alienígeno
Recuerdo que en la primaria nos contaron de una niña que,
con una varilla,
aquel receptor alienígeno que sobresale en construcciones
mal implementadas,
le atravesó la testa a su hermano de ocho años.
La noticia nos sorprendió a todos,
pero más nos sorprendió haber visto,
después de enterados,
al niño de ocho años vendiendo jugos en el receso,
con un receptor sobresaliendo en su frente.
Todos, en algún momento, soñamos con el hermano muerto,
con la varilla y la primaria
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