William Cowper
William Cowper (Great Berhkamstead, 26 de noviembre de 1731 – East Dereham, 25 de abril de 1800) INGLATWERR fue un poeta inglés, creador de himnos. Uno de los poetas más populares de su época, Cowper cambió el curso de la poesía natural del siglo XVIII escribiendo sobre la vida cotidiana y escenas del campo inglés.
Sufrió períodos de severa depresión, y aunque encontró refugio en un ferviente Cristianismo evangélico, la fuente de sus muchos himnos, a menudo experimentó dudas y temores de que estaba destinado a la condena eterna.
Sin embargo, sus motivaciones religiosas y asociación con John Newton (quien escribió el himno "Amazing Grace") le llevaron a crear la poesía por la que es hoy en día más recordado: los himnos religiosos.
Comenzó a escribir poemas a los cuarenta años.
Obras
Crazy Kate, ilustración del poema La tarea por Henry Fuseli (1806-1807).
Himnos de Olney (Olney Hymns), 1779, en colaboración con John Newton
John Gilpin, 1782
Largo poema descriptivo La tarea (The Task, 1785. Es su producción más destacada.
Traducción en verso blanco de la Ilíada y la Odisea, 1791.
Además, escribió poesía de carácter social y filosófico. La pureza lírica de su poesía se halla dominada por las preocupaciones político sociales de la época. Los puritanos le llamaban "el David de la poesía inglesa"
Robert Southey compuso una bella edición de sus obras, junto a su biografía, en 1854.
William Cowper fue uno de los poetas ingleses más influyentes de su época. Su estilo modificó la poesía natural de Inglaterra, dedicándose a componer momentos cotidianos, íntimos, lejos de la voluptuosidad de la naturaleza.
El náufrago.
The castaway
La noche más oscura envolvió el cielo,
Las olas Atlánticas rugieron,
Cuando un desgraciado como yo,
Fue arrojado precipitadamente por la borda,
De amigos, de esperanza, de todo privado,
Dejando su hogar flotante para siempre.
De ningún jefe más valiente podría jactarse Albión
Que aquel con quien fué,
Ni otro barco dejó la costa de Albión,
Con deseos más cálidos.
Él amó a los dos, pero a los dos en vano,
Ni él ni ella fueron vistos otra vez.
No yació mucho tiempo bajo la marea salitre,
Experto como era para nadar;
Ni pronto sintió que sus fuerzas menguaban,
O que el coraje se desvanecía;
Arremetió contra la muerte una lucha interminable,
Estimulado por una desesperación de vida.
Y gritó: sus amigos no habían errado
Al comprobar el curso de la embarcación,
Pero entonces la ráfaga furiosa prevaleció,
Por eso, una necesidad despiadada,
Olvidaron a su compañero perdido,
Deslizándose rígido contra el viento.
Algún socorro podían permitirse;
Tal como tormentas permiten,
El barril, el gancho, la cuerda puesta a flote,
Con retraso pero sin ceder.
Aunque él (ellos lo sabían), ni barco, ni orilla,
No importa cuántas sogas, volvería a ver.
Así, cruel como parece, podía él
Acelerar su propia condena,
Consciente que volar, en un mar como aquel,
Era lo único que podía salvarlo;
Pero más amargo era sentirse abandonado,
Con sus amigos tan cerca.
Durante mucho sobrevivió, eso es una hora
En el océano, aislado;
Y por largo tiempo, con incansable poder,
Fue rechazando su destino;
Alguna vez, cuando los minutos volaron,
Ensayó una súplica, un adiós.
Por fin, el pasado reciente volvió,
Sus camaradas, quienes antes
Habían oído su voz en cada ráfaga,
Ningún sonido podían apreciar.
Por entonces, abatido por el duro trabajo,
Bebió de la ola sofocante y se hundió.
Ningún poeta lloró él:
Pero una página sincera
Señala su nombre, su valor, su edad,
Húmeda por la lágrima de Anson.
Y lamentos de bardos o héroes
Que inmortalizan a los muertos.
Por lo tanto no es mi intención, o sueño,
Cantar sobre su destino,
Dar a esa textura de melancolía
Una fecha más duradera:
Pero la miseria todavía goza al trazar
Su semejanza en el destino de otros.
Ninguna voz divina alivió la tormenta,
Ningún haz propicio brilló en el cielo;
Cuando, arrebatados de toda ayuda,
Perecemos, cada uno en soledad:
Yo bajo un mar más áspero,
Soportando golfos aún más profundos.
Walking With God
(Gen. v, 24)
Oh! for a closer walk with GOD,
A calm and heav'nly frame;
A light to shine upon the road
That leads me to the Lamb!
Where is the blessedness I knew
When first I saw the LORD?
Where is the soul-refreshing view
Of JESUS, and his word?
What peaceful hours I once enjoy'd
How sweet their mem'ry still!
But they have left an aching void,
The world can never fill.
Return, O holy Dove, return,
Sweet messenger of rest;
I hate the sins that made thee mourn,
And drove thee from my breast.
The dearest idol I have known,
Whate'er that idol be;
Help me to tear it from thy throne,
And worship only thee.
So shall my walk be close with GOD,
Calm and serene my frame;
So purer light shall mark the road
That leads me to the Lamb.
Jehovah-Jesus
My song shall bless the LORD of all,
My praise shall climb to his abode;
Thee, Saviour, by that name I call,
The great Supreme, the mighty GOD.
Without beginning, or decline,
Object of faith, and not of sense;
Eternal ages saw him shine,
He shines eternal ages hence.
As much, when in the manger laid,
Almighty ruler of the sky;
As when the six days' works he made
Fill'd all the morning-stars with joy.
Of all the crowns JEHOVAH bears,
Salvation is his dearest claim;
That gracious sound well-pleas'd he hears,
And owns EMMANUEL for his name.
A cheerful confidence I feel,
My well-plac'd hopes with joy I see;
My bosom glows with heav'nly zeal,
To worship him who died for me.
As man, he pities my complaint,
His pow'r and truth are all divine;
He will not fail, he cannot faint,
Salvation's sure. and must be mine.
On Opening a Place for Social Prayer
Jesus, where'er thy people meet,
There they behold thy mercy-seat;
Where'er they seek thee thou art found,
And ev'ry place is hallow'd ground.
For thou, within no walls confin'd,
Inhabitest the humble mind;
Such ever bring thee, where they come,
And going, take thee to their home.
Dear Shepherd of thy chosen few!
Thy former mercies here renew;
Here, to our waiting hearts, proclaim
The sweetness of thy saving name.
Here may we prove the pow'r of pray'r,
To strengthen faith, and sweeten care;
To teach our faint desires to rise,
And bring all heav'n before our eyes.
Behold! At thy commanding word,
We stretch the curtain and the cord;
Come thou, and fill this wider space,
And help us with a large increase.
Lord, we are few, but thou art near;
Nor short thine arm, nor deaf thine ear;
Oh rend the heav'ns, come quickly down,
And make a thousand hearts thine own!
Exhortation to Prayer
What various hindrances we meet
In coming to a mercy-seat!
Yet who that knows the worth of pray'r,
But wishes to be often there?
Pray'r makes the dark'ned cloud withdraw,
Pray'r climbs the ladder Jacob saw;
Gives exercise to faith and love,
Brings ev'ry blessing from above.
Restraining pray'r, we cease to fight;
Pray'r makes the Christian's armour bright;
And Satan trembles, when he sees
The weakest saint upon his knees.
While Moses stood with arms spread wide,
Success was found on Israel's side;
But when thro' weariness they fail'd,
That moment Amalek prevail'd.
Have you no words! Ah, think again,
Words flow apace when you complain;
And fill your fellow-creature's ear
With the sad tale of all your care.
Were half the breath thus vainly spent,
To heav'n in supplication sent;
Your cheerful song would oft'ner be,
"Hear what the LORD has done for me!"
Light Shining Out of Darkness
God moves in a mysterious way,
His wonders to perform;
He plants his footsteps in the sea,
And rides upon the storm.
Deep in unfathomable mines
Of never failing skill,
He treasures up his bright designs,
And works his sovereign will.
Ye fearful saints, fresh courage take,
The clouds ye so much dread
Are big with mercy, and shall break
In blessings on your head.
Judge not the LORD by feeble sense,
But trust him for his grace;
Behind a frowning providence,
He hides a smiling face.
His purposes will ripen fast,
Unfolding ev'ry hour;
The bud may have a bitter taste,
But sweet will be the flow'r.
Blind unbelief is sure to err,
And scan his work in vain;
GOD is his own interpreter,
And he will make it plain.
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