Valentina Nicanoff
Nació el 16 de Febrero de 1989, en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, Argentina. La costumbre de soñar con ser campeona mundial de judo la aburrió. Así que, sin perder tiempo, empezó a escribir sus primeros poemas en un cuaderno azul. Se mudó a Buenos Aires para empezar cinco carreras universitarias. Abandonó todas. Pero encontró la guarida literaria Siempre de Viaje, y cada vez más fue expresando su vocación en la escritura. En 2010, a través de Colección Valijita, publicó su primer libro de poemas, Amapola, reeditado en 2012 con prólogo de Edgar Morisoli. También publicó Me pregunto dónde estoy, como premio de un concurso realizado por Ediciones Presente. Hoy se encuentra en la fase final de su próximo libro, El nudo, que entreteje poemas con extractos de diario. Y trabaja en silencio y misteriosamente en otro proyecto que pretende llevar a escena poemas de una autora que admira.
I
Auxilio
voy a condenar
con sanguijuelas de pimienta
mi sangre
delirante que brota
amapola rojonegra
cactus de alucinación
en los sentidos
espina
de raíz
perdida
enroscada
hecha coraza
charco de ilusión
baba
sin caracol
en el pozo ciego
donde bucea
muda
y polar
la otra
II
¡Abandónenme!
hoy no tengo ánimos de saliva
soy una llama mascando el silencio
y no me atrevo a escupir el cadáver del espejo
(si fuese la otra, me ahorcaría
con los rayos del sol
y caminaría
una y otra vez
sobre los médanos
de mis huesos
con cicatrices
de vida
en el cuello)
pero acá es necesario arder más
hacer leña con cada fibra muscular
rozar los harapos de la piel
acariciarme rápido y con asco
ensimismada
con dedos de fósforo
uñas de pala
y ¡zás!
en mí hoguera
todas las brujas
desaparecemos
porque ya no busco el suicidio del reflejo
ya no más arcaica espera
de impulso mamut congelado en el desierto
III
caduca el reloj
pero la música es un pico
sin pájaro en mis venas
otra vez rendida
abdicada de la vida
por qué ,..., por qué
porque no pasa nada
y no soy yo la que se mata
es el buitre de mi esperanza
IV
seis años
alguien desabrochó los botones de mi inocencia
y yo me hice espina bajo el zapato
de la marioneta renga
que la infancia cosía para mí en sus puertas
VI
La cuna es un inodoro de tapa levantada. Volver al origen es hacer cerámica de tumbas con tierras que se excavan solas, bajo mis pies, en espiral. Yo pude ser la gran artesana de la muerte, pero siempre fui la arcilla que giraba, que daba vueltas, que desnudaba con arte el barro de su dignidad ante las manos de un escultor. Yo pude ser la gran asesina, tan sólo hablando, pero siempre fue un cuchillo de junco mi lengua sumisa. Y pude arrojarme escaleras abajo a los nueve años, pero escondí mi nacimiento
en la placenta de la postergación
De Amapola (Colección Valijita, 2010)
una pizca de locura, la piel, los poros, la navegación del sentido sobre el promontorio, el mal, el mar, el mal de olores, la mujer, el precipicio, mi sangre de mujer precipicio, la rasgadura, la clozapina, la inyección, el guante, el silencio, el enfermo, el silencio de enfermero, una butaca, el reposo, los cordones de las zapatillas en reposo, el banquete, el techo, los banquetes de soga y cuello, el hospital, el cubículo, la inhibición, el encierro, mi padre, la podredumbre del Padre, la cabeza, el apéndice, los aljibes del sobrante, el reloj, la ausencia, un frigorífico de venas, mis alas, el amanecer, un cuervo con caca sobre la almohada, el vómito, las ratas, la infección, la pelusa en la sábana, el aire, las sabanas, la abstinencia del aire, mi corazón en la escafandra, los ojos, la luna, el charco de nubes en la ventana, mis ojos, el cometa sobre el límite de la litemia, el grito, el desgarro, la lágrima, el embrión de Sarah Kane sobre la hornalla, la lengua, la cárcel de la lengua sobre la mesa, la prostitución, el dolor, la emancipación de las pizzas a lo Pizarnik, con la muerte que sí y la muerte que no, y el hueco y el pozo y el eructo de un insecto y la cena y el cheff del abismo adentro del cuerpo y una hormiga y un incendio y un pulmón y una colonia de hormigas con el corazón
en marcha
con el corazón
de paro
me cuelgo del aire con mi esqueleto hecho cruz invertida
las tetas espasmódicas bamboleándose entre hojas secas
la boca cosida con alambres
y los ojos tan abiertos
que encandilan la sombra de los días
a través de las orejas circunda el polen de un silencio en vértigo
¿la existencia?
apenas
apenas y ya soy
una miga de pan podrido que escupe la paloma sobre la alcantarilla
apenas
y ya desplegué
los parapentes de la piel para huir volando de mi cuerpo
antes
yo fui el germen de la transgresión
mi cuerpo atado
un ramo de lavandas molidas
una sucesión de vértebras en polvo
que se esparce sobre el pasto
luego me ahorqué en el caldén de la juventud
y mi sangre disecada fue yuyo tímido entre los fardos
antes
cuando abría las piernas
mis vellos púbicos se confundían con colonias de hormigas
desfilando en redondel
sobre los labios de la vagina
y adentro
adentro mío
casi siempre se instaló
un nido de ratas
o de hongos
por eso nunca nadie
encarnó su mirada
para despuntarme
como un retazo de tela
(¿qué cardumen de pirañas se prenderá hoy de los pulmones?
¿qué vaho subacuático empañará las pupilas hasta arrancarme las córneas?)
para saber si yo existo
si existo al menos adentro mío
para ver si me paro
si hago de la sombra de los días
un mísero parto
y sí,
parirse debe haber sido esto
parirse debe haber sido exhalar un ojo inmenso
que me vigila desde el cielo
entonces para qué
para qué tanta hermandad de aire
para qué la vida
y sus reencarnaciones
si el recuerdo cae
como una piedra al agua
con la figura efervescente
de lo que nunca
podré olvidar
es inhumano
se lo dijeron
ella lo sabe
sentirá la melancolía por siempre
está dada vuelta
viendo una película de cuadros en retrospectiva
sus zapatos cuelgan del tender
parecen sus dos ojos-de gato- estirados
¿pero por qué están colgados
y adónde está el gato?
un loro aletea dentro de su estómago
le provoca el hueco
la paloma cose con sus uñas las tripas del vientre
cose el mantel para los almuerzos del domingo
ella deberá ir por siempre a misa los domingos
es inhumano
se lo dijeron
ella lo sabe
sentirá el vacío por siempre
jugará a exhalar burbujas
y atraparlas
desaparecerlas
la paloma se arroja de cabeza sobre el barril de cerveza y osa sacudirse
después balbucea“yo le conocí la cara a la muerte... pero jamás pude verle el culo”
alguien dice que la muerte no lo tiene
alguien dice que es tan gordo que lo esconde muy bien y por eso no podemos verlo
es inhumano
se lo dijeron
ella lo sabe
sentirá el impulso de muerte por siempre
se cubre los ojos con las medias mojadas
“para que el sol no me penetre”, dice
pero sus piernas están tan abiertas
tan abiertas están sus piernas
que su pubis es como un sombrero
con encajes de clase
es inhumano
se lo dijeron
ella lo sabe
nunca jamás podrá reunir a su cuerpo de nuevo
es tan compacta
que incluso un maniquí
con apenas tocarla
la parte al medio
es inhumano
se lo dijeron
ella lo sabe
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