Thomas Lovell Beddoes
Thomas Lovell Beddoes (20 de julio de 1803 – 26 de enero de 1849) fue un poeta y dramaturgo inglés.
Nacido en Clifton, Somerset (Inglaterra), fue hijo del doctor Thomas Beddoes, un amigo de Samuel Taylor Coleridge y Ana, hermana de Maria Edgeworth. Fue educado en la Charterhouse y el Pembroke College (Oxford). En 1821, publicó The Improvisatore, que luego intentó suprimir. Su siguiente empresa fue La tragedia de la novia (1822), un drama de verso blanco que fue publicado y bien reseñado, con el que se ganó la amistad de Barry Cornwall.
La obra de Beddoes muestra una constante preocupación por la muerte. En 1824, fue a Gotinga a estudiar medicina, motivado por su esperanza de descubrir evidencia física de un espíritu humano que pudiera sobrevivir a la muerte del cuerpo. Fue expulsado y se marchó a Wurzburgo para continuar sus estudios. En esta época, se involucró con la política radical, lo que le trajo problemas. Fue deportado de Baviera en 1833 y tuvo que irse a Zúrich, donde se asentó en 1840.
Si bien continuó escribiendo, no publicó más. Llevó una vida itinerante viviendo en Suiza y regresó a Inglaterra únicamente en 1846, antes de volver nuevamente a Alemania. Estaba cada vez más perturbado y cometió suicidio por envenenamiento en Basilea en 1849, a la edad de 46 años. Por algún tiempo antes de su muerte, había trabajado en un drama, Death's Jest Book, que fue publicado en 1850, con una memoria de su amigo Thomas Forbes Kelsall. Sus Poemas recogidos fueron publicados en 1851.
Obras
Poemas: The Improvisatore (1821) - The Bride's Tragedy (1822)
Un drama: Death's Jest-Book (1850), que apareció después de su muerte.
Un Reloj dando la Medianoche
A clock striking midnight
Escuchando el eco de los pasos del Tiempo,
Estos momentos se han hundido en el lento
Y desconocido sepulcro de los Años.
Tu nombre se ha desvanecido en el Olvido,
Hundido para siempre en las aguas del pasado,
Convertido en sagrada roca, adorado
por las custodias del valor, de la fuerza y del bien.
El futuro se pasea con jóvenes alas sobre el mar,
Naciendo detrás del vuelo, invisible para el siglo humano;
Con sus cien pasos indolentes,
Masticando el mundo desde el exterior,
Pasando suave sobre las almas mortales.
Así le canto al Tiempo, al coloso del universo,
Que con cada pie sumido en la Oscuridad
Se desliza silenciosamente.
Nubes de muerte se abaten sobre nosotros,
Es en vano luchar contra la marea;
Todos debemos hundirnos desgarrando el aire.
Con frenético dolor nos enfrentaremos a la Fama.
Podemos pensar en la Eternidad,
De quien el Tiempo es esclavo,
Sometido y arrastrado por las sombrías
fronteras de la destrucción.
¿Serán estas palabras el eco de nuestro destino?
Tal vez nuestros temblorosos pensamientos
Jamás se perderán, escritos en las inmutables estrellas
Como orgullosas aves; como los reyes de antaño
En sus tronos de mármol,
Sonriendo con la luz del relámpago.
Buceando en aquel mar del espíritu,
De rebaños mortales; finalmente nos hundiremos.
Nuestro rostro será pintado de arcilla,
De nuevo en el vientre de la Madre Tierra,
Mientras nuestra alma, en peregrino vuelo,
Se estire hacia luces más brillantes.
A clock striking midnight
Hark to the echo of Time’s footsteps; gone
Thise moments are into the unseen grave
Of ages. Thy have vanished nameless. None,
While they are deep under the eddying wave
Of the chaotic past, shall placea stone
Sacred to these, the nurses of the brave,
The mighty, and the good. Futurity
Broods on the ocean, hatching ‘neath her wing
Invisible to man the century,
That on its hundered feet, a sluggish thing
Gnawing away the world, shall totter by
And sweep dead mortals with it. As I sing
Time, the colossus of the world, that strides
With each foot plunged in darkness silent glides,
And puffs death’s cloud upon us. It is vain
To struggle with the tide; we all must sink
Still grasping the thin air, with frantic pain
Grappling with Fame to buoy us. Can we think
Eternity, by whom swift Time is slain,
And dragged along to dark destruction’s brink,
Shall be the echo of man’s puny words?
Or that our grovelling thoughts shall e’er be writ
In never fading stars; or like proud birds
Undazzled in their cloud-built eyrie sit
Clutching the lightning, or in darting herds
Diving amid the sea’s vast treasury flit?
Sink, painted clay, back to thy parent earth
While the glad spirit seeks a brighter birth.
A Cypress-Bough, and A Rose-Wreath Sweet ( song )
Act IV, scene III
A cypress-bough and a rose-wreath sweet,
A wedding robe, and a winding-sheet,
A bridal bed and a bier.
Thine be the kisses, maid,
And smiling Love's alarms;
And thou, pale youth, be laid
In the grave's cold arms.
Each in his own charms,
Death and Hymen both are here;
So up with scythe and torch,
And to the old church porch,
While all the bells ring clear:
And rosy, rosy the bed shall bloom,
And earthy, earthy heap up the tomb.
Now tremble dimples on your cheek,
Sweet be your lips to taste and speak,
For he who kisses is near:
For her the bride-groom fair,
In youthful power and force;
For him the grizard bare,
Pale knight on a pale horse,
To woo him to a corpse.
Death and Hymen both are here,
So up with scythe and torch,
And to the old church porch,
While all the bells ring clear:
And rosy, rosy the bed shall bloom,
And earthy, earthy heap up the tomb.
Song
HOW many times do I love thee, dear?
Tell me how many thoughts there be
In the atmosphere
Of a new-fall'n year,
Whose white and sable hours appear
The latest flake of Eternity:
So many times do I love thee, dear.
How many times do I love again?
Tell me how many beads there are
In a silver chain
Of evening rain,
Unravell'd from the tumbling main,
And threading the eye of a yellow star:
So many times do I love again.
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