jueves, 4 de septiembre de 2014

KORNELIJUS PLATELIS [13.166]



Kornelijus Platelis 

(Ŝiaulai, Lituania, 1951) Poeta y traductor. Ha publicados varios volúmenes de poesía y ha traducido a su lengua a Ezra Pound, T.S. Eliot y a Seamus Heaney, entre otros poetas de lengua inglesa.



ENCUENTRO AL ATARDECER

En la biblioteca de un palacio, mirando por la ventana
Un atardecer de invierno,
Se abren de pronto los estantes y entra un niño
Con una canasta de frutas y rosas.
La oscuridad se condensa, las ideas se enredan misteriosamente.
Hoy -dice-
Me ha sucedido algo muy raro:
Iba por un sendero del parque y repentinamente estaba
En una habitación oscura con estantes
Llenos de rectángulos en fila,
Allí un hombre entristecido veía por la ventana
Un atardecer de invierno.




GUARDIA NOCTURNA

Tras el crepúsculo cruzan las puertas golpeando
Con sus piernas de hierro el adoquín cubierto de herrumbre,
La ciudad se estremece
Y se hunde en un negro olvido. Bajo sus pies
Las calles se extienden como enormes luciones. ¿En dónde está?,
Pregunta sombrío el jefe de la guardia
A los faroles de la calle que la oscuridad difunden,
Pero éstos oscilan como si los moviera el viento
y se cubren de humo. ¿En dónde está
El espejo de los dioses, diamante de mil caras,
-La ronca voz del pregonero hace temblar la oscuridad-
Bajo qué lodo, bajo qué moho,
Bajo qué flores mañana malolientes?
Para qué lo queréis -pregunta la climátide abrazando la vieja capilla.
Para qué lo queréis -pregunta desde el callejón
el amarillento olor de la orina. Queremos -dice la guardia-
tajar con la espada su corteza, herir
su alma adormecida, elevarlo al negro
océano de la noche como un farol...

No os lo daremos -la climátide estrecha fuertemente la capilla.
No os lo daremos -estalla la peste amarillenta de la orina.
No os lo daremos -dicen los faroles, la oscuridad y el humo.
Los sarcófagos de los dioses, mudos,
Se meten más profundo en sí mismos. Todavía la mañana
tardará mucho en llegar.




DOS CAMINOS

Hay un camino del sabio y uno del guerrero. El primero
Lleva por el fangoso y equívoco
Pantano del conocimiento de la verdad,
Continuo litigio con los dioses.
Cuando hay que decidirse a actuar,
No se sabe quien elige los medios:
El sabio o el mercader.
A veces es claro que decide el mercader
En nombre o en lugar del sabio.
Adónde lleva este camino,
No lo sé.

El camino del guerrero conduce por jardines de pureza,
Por el filo de la única verdad.
Es el camino de la voluntad, no del conocimiento,
No se mancha en él el alma.
No hace falta decidir.
Adónde lleva este camino,
Tampoco lo sé.
Ambos desaparecen tras la colina del cementerio.

Queda todavía el camino del mercader,
Por el que vamos.




LECHE Y TOMATES

ella le dejó una nota: querido
compra dos botellas de leche y dos
tomates después de leerla él se quedó un largo rato
sentado en un banquito en la cocina
imaginándose cómo la leche en el vaso
blanca y cremosa
es blanca como la piel de su rostro
y cómo escurrirá desde sus labios a su vientre
y ella se secará con una servilleta
blanca y los tomates
rojos como labios y un hilito
de su jugo correrá por su barbilla de mármol
hasta que una mano blanca la seque
(¡tan jugosos tomates!)
sus ojos brillarán de deseo
llevará el vestido blanco
o la falda a cuadros

y él sin falta comprará
dos botellas de leche y dos
tomates





HADES RAPTA A PERSÉFONE

Una mosca golpea contra el vidrio buscando una ranura de calor,
los dientes de una sierra se aferran ávidamente a los leños,
Hades toma a Perséfone en sus brazos y, resoplando,
apenas levanta su enorme trasero de la tierra,
los negros corceles aguardan enganchados
y cavan en el suelo con sus cascos; unas ninfas muslonas
se estrujan las manos, golpean contra el aire que se enfría, sollozan
como sierras. Fluyendo sin cuidado
el tiempo se congela en formas, la vida en sus signos,
el agua en estrellas de nieve, la experiencia en alusiones
que espolvorean la poesía, expresando el luminoso paisaje
de la vida, difundiendo el aroma de Hades.





HOSPITAL ST. ELIZABETH

                                   para Craig Czury
                                   Our dynasty came because of a great sensibility
                                            
            Ezra Pound, Canto 85


Del otro lado del río Anacostia, a la sombra de los árboles,
Santa Isabel rebana una tarta redonda
con un largo y resplandeciente cuchillo, y amablemente lo reparte
entre los asistentes al curso de poesía que esperan en fila.
Sus brazos atados a sus cuerpos hasta los codos,
sus ojos tan redondos como un sol de tarta,
se estiran graciosamente mientras comen: el destino
de la poesía es reparar conciencias y mundos. De pronto
un teléfono suena: llamada para Santa Isabel.
Me da el cuchillo y me pide que siga rebanando.
Mientras la hoja viaja de una mano a otra,
el sol rebota en ella y destella en los ojos
cortando su redondez como el cuchillo
la tarta. El mundo se parte
en una miríada de fragmentos y durante un pestañeo
todavía se mantienen adheridos antes de desmoronarse. Yo

                        Nuestra dinastía llegó
                                   gracias a su gran sensibilidad.
                        Tras todos los pabellones de nuestros palacios
                                   ahora miro por la ventana de John Howard.
                        Desde la sombra de los árboles sin hojas
                                   hasta un tiempo nuevo del otro lado del río.
                        Nuestro pensamiento vagaba en otra parte
                                   cuando se abrieron las puertas.
                        Nuestra dinastía se basaba en una estricta jerarquía
                                   al contemplar la belleza.
                        Las paredes de derritieron hace muchos años
                                   mientras yo escuchaba lugares prohibidos.
                        Nuestra dinastía estableció el orden en la poesía
                                   y se derramó por los bordes de la forma.
                        ¿Voz interior? Cada uno de nosotros tiene muchas
                                   voces interiores. ¿Cuál de ellas queréis escuchar?
                        Nuestra dinastía fue hospitalizada
                                   a causa de su gran destino.
                        El nuevo mundo nos inyectó tranquilizantes
                                   y nuestra conciencia se volvió de madera.
                        Santa Isabel nos tomó bajo su custodia,
                                   y el amor  derritió nuestra voluntad.
                        Los fundadores de los valores equitativos del mundo
                                   comenzaron a curarnos con nuestra propia poesía.
                        La leche inagotable del cántaro de Santa Isabel
                                   minó los fundamentos de la jerarquía.

clavo el filo en la tarta, la realidad
fragmentada se pega, una extraña esperanza se sella
después de haber brillado entre las grietas. Los asistentes
al curso de poesía bajan dócilmente la mirada.
El bálsamo de las palabras se filtra por las paredes de la sala:
pegamento de conciencias y cosas con los brazos vendados,
el sabor a metal en mi boca se transforma en la dulzura de un biscocho,
enviándonos de vuelta a la armonía, abriendo
el camino de la memoria a ningún lado.


(En este texto se utilizan partes de un poema-fusión elaborado por Craig Czury a partir de fragmentos de poemas de pacientes del Hospital St. Elizabeth.)

                     (traducción del lituano Gerardo Beltrán)


http://alpialdelapalabra.blogspot.com.es/





PROTĖJAS

Tarp melo žodžių paklysta sąmonė
Dienų apgaulėse ir naktų metaforose.
Kryžkelėj
Žvėriui pinkles paspendžiau,
Naktį girgždėjo vėjarodės,
Kažkas apuoko balsu raudodamas
Blaškėsi mano minčių voratinkliuos.

Ką pasakyti vyrui, gniaužiančiam kaklą?
Kokį parodyti veidą? Kaukės it šlapias sniegas
Krinta ir tirpsta ant nešvarių jo rankų,
Ant kasdienybės letenų,
Dvokiančių kūnais, maistu,
Nervų prakaitu.

Pėdsakai keisto žvėries,
Sutraukytos virvės,
Ryto rasa ant popieriaus...
Mano veidas?

De: Prakalbos upei (Ansprachen an den Fluss)
Vilnius: Vaga, 1995




PAMINKLAS PRIE UPĖS

Aš laukiau prie upės su saulėje žvilgančiu kaltu
Linksmi atspindžiai mano žvilgsnį kartojo gyvai,
Aš laukiau prie upės, o vyšnios viltingai žydėjo
Vienam jos krante, o kitam raudonavo klevai.

Aš laukiau rūstus, o širdy vis regėjau fontaną
Ir bronzinį putnų berniuką jame ant akmens,
Jisai kiek begėdiškai leido čiurkšlelę iš savo
Kranelio į dubenį saulės užlieto vandens.

Aš laukiau lyg vienišas žvejas prie vasaros upės,
Aplinkui skardeno nematomų nimfų balsai,
Ir mano tvirti sąnariai ėmė stingti į bronzą,
Ir auksino juos besileidžiančios saulės gaisai.

Šauni statula, tartum skeptrą iškėlusi kaltą,
Sapnavosi man gedulingoj vytimo ugny,
Visu savo kūnu pasvirus į žydintį krantą,
Kur žvilgsnio sujudinti biro lapeliai gležni.

Staiga prie ausies lyg šaltinis prasimušė juokas,
Svajingąjį luitą apliedamas šalta čiurkšle,
Ir aš pabudau, ir jaučiausi lyg bronzos berniukas
Ar lyg banalybė poetiniame veikale.





KILIMĖLIS ANT SIENOS

Ten tyras upelis, guviai iš kalnų atskubėjęs į slėnį,
Čiurlena per akmenis ir padalina pusiau
Mieguistą gamtovaizdį, briedžių šeimyną atskirdamas
Nuo balto namelio po svyrančiom eglių šakom.

Sultinga žolė ir tylūs kalnai juosia saugiai
Miškakirčio baltą sodybą, tačiau nesimato žmogaus,
Kurs ką tik pakirdęs veikiausiai žvelgia pro langą
Į murmantį tyliai upokšnį ir geriančius briedžius iš jo.

Kaip aš kad nubudęs regiu kilimėlį ant sienos,
Todėl vieną kitą akimirką dar nesugrįžti galiu
Iš sapno jaukios vienumos, iš tylos, kurią saugo net siūlai,
Išblukę nuo saulės ir žvilgsnių mieguistų manų.

Bet darbas nelaukia - girgždėdamas pakelia saulę,
Išeis tuoj į lauką žmogus, ir briedžiai pradings kalnuose,
į žvangančią dieną panirs sąnariai mano rambūs,
Ir senas naivus kilimėlis lig ryto ilgėsis manęs.





PRAKALBOS UPEI

I

Smėlis tarp dantų, sudžiuvusios sėklos,
Netaisyklingi kubai, nuskeltos silicio prizmės -
Mineralų istorija grikši
Kartu su organiškais žodžiais.
Viskas išspjaunama
Į laiko bedugnę sietuvą.
Ateitis tekartoja praeitį,
O dabarties mums nėra. Kalbos
Dabartis - ne skiemuo ir net ne garsas,
O tarpelis tarp garso pasikeitimų.
Kiek prasmės sutalpinsi nekintančiame garse,
Kad jame būtis išsiskleistų?
Tiek, kiek į jį sutalpina sprogstanti
Dabarties amžinybėje siela?
Nes tik Dievo yra dabartis.
Jis žengia ja su pasauliu, ir mums nežinoma
Jo praeitis ir ketinimai. Visa,
Ką mes vadinam gyvenimu - tai praeities šešėliai
Arba mūs baimės ir lūkesčiai.
Trupantys akmenys ir akmenėjantys kūnai
Nepažįsta mūsų,
Nepažįsta žolė, kurią mūsų dalgiai šienauja,
Nei galvijai, kuriuos šeriame savo maistui,
Nei mes patys, paklydę savo įsivaizdavimuose.
Nes tik Dievo yra dabartis,
Kurioje visą laiką esame.


II

Kurioje visą laiką esame, bet kurioje negyvename,
Klaidžiodami praeityje ar svajodami apie ateitį.
Ar gali kas būti gražiau už poetą prie upės,
Apkvaitintą žydinčių ievų?
Jis žeria savo jausmingas prakalbas vandeniui,
Slenkančiam tyliai pro šalį ir tariasi
Galįs sustabdyti laiką.
Jis bekontūriais žodžiais teikia pavidalą savo
Pamėkliškai praeičiai, menką, miglotą patirtį
Maišo aklai su talpiaisiais kalbos kristalais.
Jis truputėlį pamišęs, maniakas,
Kuris įmanytų žodžio ledu sukaustyti
Kiekvieną upės bangelę...
Tačiau uždara tikrovė mūsų troškimų nepaiso,
Tarsi vanduo pro pirštus išteka dabartis,
Ir mums tenka sielos laiko ieškoti arba jį nusižiesti
Iš praeities vaizdinių ir ateities svajonių. 
Jis teka ratu mumyse, įsikąsdamas savo uodegą,
Ir taip imituoja "dabar". Įcentrinės jėgos
Jį siekia sutraukti į tašką, į nekintantį garsą,
Suerdvinti, mumifikuoti, paversti sėkla,
Saugančia augalo prigimtį kintančiuose dirvožemiuose.
Juo minta menai, ritualai ir mitai jį košia
Pro savo pavidalus, sielos per jį susišaukia,
Jį galim vadinti šventu nebijodami apsirikti...
Tačiau viešasis pasaulis dar paprastesnis
Ir klastingesnis su savo laikrodžiais ir kalendoriais
Jis bruka mums bendro tiesinio laiko iliuziją,
Piešia mums akivaizdų savo istorijos vaizdinį,
Ištempia metus ir amžius tarsi žodžių virvelę
Ir džiausto ant jos savo purvinus skalbinius.
Šis laikas mums patogus ir naudingas,
Tačiau tai grubiai išprotautas, iliuzinis laikas.
Aš bijau žmonių ir tikėjimų,
Kurie su Dievu jį sieja, vadina šventu, su juo tapatinasi,
Nė akimirkos nemėgindami pabūti dabartyje,
Atsikvėpti Dievo sode.


III

Kuris, deja, uždarytas kuriančiam nuosavą dabartį,
Leidžiančiam laiką ratu, traukiančiam jį į centrą,
Dievo beždžionėms jis amžinai užtvertas
Aukšta savimonės siena.
Tai riba, tikrovę atskirianti nuo netikrovės,
Ties ja tenka rinktis savo buvimo būdą,
Tačiau ji taip aukštai ir taip toli nuo mūsų
Kasdieninių kelių, kad retai ją pastebime.
Retai ją pastebi netgi Dievo beždžionės,
Besikarstančios aukštumose.
Mes gyvename įsivaizdavimuose, lytėdami
Savyje užsisklendusius daiktus,
Judam tarp jų šešėlių mūsų sielų ekranuose,
Nematomam labirinte,
Iš kurio išėjimą randa tik žengiantys į save,
Drąsiai grimstantys verpete į tamsų duburį,
Ieškantys kojom šaltam dumble nuskendusio
Aukso disko, kuris juos iškeltų atgal
Į šviesą bei orą tartum
Iš naujo gimstančius kūdikius: 
Be savęs, autorystės, be aklo tikėjimo
Susitarimais, be lotofago lemties...
Poetui viskas daug paprasčiau: jis žeria
Į mus žodžių smėlį, sudžiuvusias sėklas.
Ir mes leidžiamės apgaunami: tą prarastą laiką
Apėję ratu ir iš naujo tarytum atgavę,
Pamirštam, kad jam paaukojome savo

Ir Dievo dabartį, kad pasirinkome vėl
Pavidalą vietoj tikrovės.
Kurioje visą laiką esame, bet kurioje negyvename,
Į kurią, deja, neįstengia patekti mūsų
Turtingosios sąmonės.



No hay comentarios:

Publicar un comentario