jueves, 11 de septiembre de 2014

HJALMAR GULLBERG [13.278]


Hjalmar Gullberg 

(30/05/1898 - 19/07/1961), fue un sueco escritor, poeta y traductor del drama griego al sueco.

Gullberg nació en Malmö, Skåne. Cuando era estudiante de la Universidad de Lund, fue editor de la revista estudiantil Lundagård. Director del Teatro de la Radio Sueca 1936-1950. En 1940 fue nombrado miembro de la Academia Sueca, y también doctor honorario de filosofía en la Universidad de Lund (1944).
básicas se convierten en el portador de la misión misma de la obra musical.

Gullberg se suicidó en Yddingesjön, Skåne.

Bibliografía:

I en främmande stad (1927)
Sonat (1929)
Andliga övningar (1932)
Kärlek i tjugonde seklet (1933)
Ensamstående bildad herre. Tragicomic verse. (1935)
Att övervinna världen (1937)
100 dikter ; a selection from six volumes of verse (1939)
Röster från Skansen (1941)
Fem kornbröd och två fiskar (1942; includes Död amazon )
Hymn till ett evakuerat Nationalmuseum (1942)
Den heliga natten (1951)
Dödsmask och lustgård (1952)
Terziner i okonstens tid (1958)
Ögon, läppar (1959)
50 dikter ; a selection from three volumes of verse with an introduction by Carl Fehrman (1961)
Gentleman, Single, Refined and selected poems, 1937 - 1959 by Hjalmar Gullberg and Judith Moffett. Louisiana State University Press, 1979.
En anständig och ömklig comoedia. A play in three acts by Hjalmar Gullberg and Olle Holmberg (published 1984)
Kärleksdikter (first edition with this title published 1967)
Dikter. With an epilogue by Anders Palm (1985)




Virtuoso 

Fue en algún lugar en mitad de un tiempo. De su violín
surgía el tema con ese timbre que era su secreto y nadie podía imitar.
Entonces ocurrió que la prima con una sacudida se partió en dos.
Sólo se oyó un golpecito seco.
Pero él siguió como si nada hubiese pasado, y de una cuerda más baja
el arco fue obligando a salir los tonos aflautados
que creíamos que únicamente podían sacarse milagrosamente de la cuerda más aguda.
Y cuando todo hubo acabado y el torrente de aplausos llenó el salón,
la mayoría no sabía otra cosa
que todo se había desarrollado con normalidad, como tiene que ser.

Traducción: Francisco Uriz




 
Discurso del señor Hjalmar Gullberg, 
Doctor en Letras, miembro de la Academia Sueca, con motivo de realizarse la entrega del Premio Nobel de Literatura a Gabriela Mistral, en 1945


Un día, las lágrimas de una madre hicieron que toda una lengua desdeñada por la gran sociedad rallara su nobleza y conquistara la gloria por el poder de la poesía. Se cuenta que MISTRAL, el primero de los dos poetas que llevan el mismo nombre que el viento del Mediterráneo, habiendo escrito, joven estudiante todavía, sus primeros versos en francés, logró con ello que su madre comenzara a derramar incontenibles  lágrimas. En efecto, ella no era más que una campesina ignorante del Languedoc y no comprendía esta  lengua  refinada. Fue entonces que su hijo decidió escribir de allí en adelante en provenzal, su lengua materna. Escribió Mireille, que cuenta el amor de la linda campesina por el pobre artesano, esa epopeya de la cual exhala el perfume de la tierra en flor y que termina con una muerte cruel. Así fue cómo la vieja lengua de los trovadores volvió a ser lengua de la poesía. El premio Nóbel de Literatura volcó la atención del mundo sobre este hecho, en 1904. Diez años más tarde moría el poeta de Mireille.

El mismo año en que estallaba la Primera Guerra Mundial, un nuevo Mistral se presentaba, desde el otro extremo del mundo, a los juegos florales de Santiago de Chile y obtenía el laurel con algunos poemas de amor dedicados a un muerto.

La historia de GABRIELA  MISTRAL  es tan conocida de los pueblos de la América del Sur que, transmitiéndose de país en país, ha llegado a convertirse casi en una leyenda. Y ahora, cuando por encima de las crestas de la Cordillera de los Andes y a través de las inmensidades del Atlántico,  se nos brinda el honor, finalmente, de que volvamos a contarla en esta sala, héla, pues, aquí, simplemente.

En una pequeña aldea del valle de Elqui nació, hace algunas decenas de años, una joven maestra rural cuyo nombre era LUCILA GODOY ALCAYAGA. Godoy era el nombre paterno, ALCAYAGA EL MATERNO, uno  y otro de origen vasco. El padre, que había sido maestro, improvisaba versos con alguna facilidad. Este talento parece haber estado unido en él con la inquietud y la inestabilidad habituales de los poetas. Abandonó su familia cuando su hija, para la cual había construido un pequeño jardín, era todavía una niña. La joven madre, que debería vivir largamente, ha contado que a veces sorprendía a su pequeña hija solitaria trabada en conversaciones íntimas con los pájaros y las flores del huerto. Según una versión de la leyenda, fue rechazada de la escuela. Aparentemente, se la consideró poco dotado para desperdiciar en ella  las horas de la enseñanza. Se instruyó por sus propios medios y llegó tan lejos que ocupó el puesto de maestra rural en la pequeña aldea de la Cantera. Fue allí que se cumplió su destino, cuando llegaba a los veinte años. Un empleado de ferrocarriles trabajaba en la misma aldea y entre ellos nació un amor apasionado.

Conocemos pocos detalles de esta historia. Sabemos solamente  que él la traicionó. Un día de noviembre de 1909, se atravesó las sienes de un balazo.

La muchacha fue presa de una desesperación sin límites. Como Job, elevo sus clamores al Cielo, que había permitido tal cosa. Desde el valle perdido en las montañas desérticas y requemadas de Chile se levantó una voz que los hombres en torno escucharon hasta muy lejos. Una banal tragedia cotidiana perdía así su carácter privado y entraba en la literatura universal. Fue entonces que LUCILA  GODOY   ALCAYAGA se convirtió en  GABRIELA MISTRAL. La pequeña maestra rural de provincia, esta joven colega de Mademoiselle  LAGERLOFF, de Marbacka, llegaría a ser la reina espiritual de toda la América Latina.

En cuanto los poemas escritos en recuerdo del muerto dieron a conocer el nombre del nuevo poeta, la poesía sombría y apasionada de GABRIELA MISTRAL comenzó a propagarse por toda la América del Sur. Sin embargo, fue sólo en 1922 que ella hizo imprimir en Nueva York su grandioso conjunto de poemas, "Desolación", Desespoir. ( sic ). Son lágrimas maternales las que estallan en mitad del libro, en el décimo quinto poema, lágrimas vertidas por el  hijo del  muerto, este hijo que ya no debía nacer jamás:

 Decía:

                               un hijo, como el árbol conmovido
                                de primavera alarga sus yemas hacia el cielo
                                ¡Un hijo con los ojos de Cristo engrandecidos,
                                la frente de estupor y los labios de anhelo!

                                Sus brazos en guirnalda a mi cuello trenzados;
                                el río de mi vida bajando a él, fecundo,
                                y mis entrañas como perfume derramado
                                ungiendo con su marcha las colinas del mundo 

                                Al cruzar una madre grávida, la miramos
                                con los labios convulsos y los ojos de ruego,
                                cuando en las multitudes con nuestro amor pasamos.
                                ¡Y un niño de ojos dulces nos dejó como ciegos!

                               En las noches, insomne de dicha y de visiones,
                                la lujuria de fuego no descendió a mi lecho.
                                Para el que nacería vestido de canciones
                                yo extendí mi brazo, yo ahuecaba mi pecho...


GABRIELA MISTRAL proyectó su amor maternal sobre los niños  a los cuales instruía. Para ellos había escrito sus sencillas canciones y esas rondas reunidas en Madrid en 1924 bajo el título de "Ternura", Tendresse (sic). En  honor suyo, cuatro  mil niños mexicanos cantaron una vez esas rondas. GABRIELA MISTRAL se convirtió en el poeta de la maternidad de adopción.

 Recién en 1938 apareció en Buenos Aires (sic) y para beneficio de los niños víctimas de la Guerra Civil de España, su tercer gran volumen, "Tala", título que puede traducirse por Devastación, pero que también designa un juego infantil.

Contrastando con la patética emoción de Desolación, "Tala" expresa la calma cósmica que envuelve a la tierra de Sudamérica, cuyo aroma llega hasta nosotros. Henos aquí de nuevo en el huerto de la infancia, de nuevo los íntimos diálogos con la naturaleza y las cosas. En una mezcla curiosa de himno sagrado y de ingenua canción para niños, estos poemas sobre el pan y el vino, la sal, el maíz, el agua, ¡esta agua que puede entregarse de diversas maneras al hombre conturbado, cantan los alimentos primordiales de la vida humana!

                                               A la casa de mis niñeces
                                               mi madre me traía el agua.
                                               Entre un sorbo y el otro sorbo
                                               La veía sobre la jarra
                                               La cabeza más se subía
                                               y la jarra más se abajaba.
                                               Todavía yo tengo el valle,
                                               tengo mi sed y su mirada.
                                               Será esto la eternidad
                                               que aún estamos como estábamos.

                                               Recuerdo gestos de criaturas
                                               y eran gestos de darme el agua.

Esta poetisa nos ofrece ella misma en propia mano maternal su brevaje, que tiene el gusto de la tierra y que apacigua la sed del corazón. Ha surgido de la fuente que manaba para Safo en una isla de Grecia y para Gabriela Mistral en el Valle de Elqui, la fuente de la poesía, que no se  agotará jamás sobre la tierra.

                Señora Gabriela Mistral:

                                                                  habéis hecho un viaje demasiado largo para un discurso tan corto. En el espacio de algunos minutos, he contado, como un cuento, a los compatriotas de SELMA LAGERLOFF, la extraordinaria peregrinación que habéis realizado para pasar de la cátedra de maestra de escuela al trono de la poesía. Para rendir homenaje a la rica literatura iberoamericana es que hoy nos dirigimos muy especialmente a su reina, la poetisa de la Desolación, que se ha convertido en la grande cantadora de la misericordia y la maternidad.

Os suplico, señora, tengáis a bien recibir de manos de Su Majestad Real el premio Nóbel de Literatura que la Academia Sueca os ha otorgado.

                                         Hjalmar  Gullberg

                   (Traducción del francés,  de Gastón Von dem Bussche) 



POEMAS DE HJALMAR GULLBERG


VIRTUOSO

Aconteceu em algum lugar na metade de um tempo. Do seu violino
surgia o tema com esse timbre que era o seu segredo e ninguém podia imitar.
Então ocorreu que a corda com um estremeção se partiu em dois.
Só se ouviu um pequeno golpe seco.
Mas ele prosseguiu como se nada se tivesse passado, e de uma corda mais baixa
o arco foi obrigando a sair os tens aflautados
que críamos só poderiam tirar-se milagrosamente da corda mais aguda.
E quando tudo acabado e a torrente de aplausos encheu o salão,
a maioria sabia unicamente
que tudo se havia desenrolado com normalidade, como tem que ser.

Sonat, 1929





PENSO IR-ME NUMA LONGA VIAGEM

Penso ir-me numa longa viagem,
provavelmente tardará muito a que nos voltemos a ver.
Não é uma decisão precipitada, amadureci o plano durante muito tempo,
ainda que não tenha podido falar abertamente até agora.

Juntei uma grande quantidade de detalhes relacionados com a viagem,
preparei tudo excepto o itinerário:
aonde me levará finalmente, isso tratarei de ir descobrindo
a pouco e pouco.
Parto em busca de algo em mim mesmo que nunca encontrei aqui.
Parece que me chamam da distância, lá quero ir.
Creio-me capaz de afrontar um bom número de dificuldades para
chegar à minha meta.
Sinto um grande alívio no coração, desvaneceu-se o grande peso
que me oprimia o peito.
É como se uma grande alegria me esperasse em alguma parte.

Sonat, 1929





ARTE POÉTICA

I

Assim como quando uma pedra,
uma simples pedra banal
que atiraste ao lago, se afunda e desaparece no fundo,

sobe à superfície
uma onda vibrante e em à sua volta
se forma uma séria de círculos
que se vão estendendo em silêncio ao redor do centro submerso:

assim queria eu a minha canção,
assim queria que caísse na tua alma
a minha modesta canção!

II

Para que acrediteis um estilo
não basta
nem desenterrar uns quantos vocábulos adequados de um dicionário
nem retirar o seu idioma de um singular vocabulário.

Não, só vocês mesmos, do vosso mais profundo interior,
senhoras e senhores, poderão retirar
a originalidade capaz de encher com um sentido completamente novo
os pronomes pessoais e as formas dos verbos mais correntes.

Um verso de algum salmo antigo que todos conhecem
ou o texto de alguma canção popular que todos conhecem:
aí têm algo que aprender
no tocante à questão de fazer-se entender com a poesia.

E se algum dia tomassem como modelo dos seus versos a notícia
                                               de jornal bem escrita,
talvez enganassem os que não haviam notado a intenção
                                               para que se escutasse um pouco
o que vocês tivessem a dizer
sobre a eternidade e o mundo interior.

Sonat, 1929





ÊXTASE

Então o nosso corpo terreno
já não nos obstaculizará nem molestará.
Silencioso no vestíbulo está junto à moldura do espelho
o empregado do vestiário que liberta
o senhor e a senhora dos pesados casacos.

Enquanto ele vai colocando em cinco estantes
olhos, ouvidos, língua, nariz, pele,
está a nossa alma em oração e assombro.
Brilham estrelas na rotunda azul,
onde finalmente vamos encontrar Deus.

Andliga övningar, 1932





EU CRIA NUM DEUS

Eu cria num deus mas ele não o sabia,
nunca chegou a saber que eu cria nele
muitos anos após a sua morte.
Num profundo interrogatório comigo mesmo sobre o assunto
fiquei informado da verdadeira situação.
Oh, luz de estrelas apagadas que chega com atraso
aos olhos na noite! Eu contemplei ao meu deus
tal como era em sua glória antes da catástrofe.
Nunca chegou a saber que eu cria nele
e que não sabia que ele estava morto.

Dödsmask och lustgård, 1952




MÁSCARA MORTUÁRIA

Os olhos apagados, a boca rígida
e ele tristemente esvaziado em gesso das bochechas em molde…
Com cuidado e delicadeza levantaram as tuas mãos
do meu rosto o que cria que era o meu rosto.
Protestei não me toques!
Por que andas dedilhando a um morto as cavidades dos olhos,
deixa o meu rosto em paz.
Audazes de compaixão, as tuas mãos,
sem tremer, lenta e metodicamente ergueram
do meu rosto o que eu cria que era o meu rosto,
                                           o abalo dos anos da minha solidão,
                                  a minha máscara mortuária de lágrimas geladas.

Dödsmask och lustgård, 1952





NO CEMITÉRIO DE LEMNHULT

Aqui jaz o camponês Johan Magnusson
construtor de vinte e três órgãos na diocese de Växjö.
Em vida encontrava a suprema calma junto à corrente do moinho
nas tarde de verão. Elogiava a natureza
em versos rimados, um modesto aluno
do Senhor Bispo. Também sabia fazer pigmentos
e em consequência de uma humilde proposta desta paróquia
recebeu uma medalha real pela sua pintura.
Tinha aprendido com Hörberg e do seu amigo Marcus Larsson,
o incomparável pintor dos regatos cristalinos
e muitos sustêm que na igreja de Skirö
o seu retábulo, hoje trasladado, supera amplamente
o novo, pintado pela esposa do pároco.

Nascidas para o trabalho quotidiano nos bosques e nos campos
as mãos de um camponês – por que foram eleitas?
Quem investiga por que foram eleitas?
Quando a cor do céu precisou de novos instrumentos
para mostrarem maior volume e limpeza em Småland
confiou-se essa tarefa a Johan Magnusson.
Foi ele quem encontrou o harmónio para os salmos
em que se interpretaram grande quantidade de melodias cristãs
nas escolas em prol da piedade das crianças,
e todos os anos na praça de Växjö durante a feira de Sigfrid
havia um jornaleiro a vender as suas caixas de música.
Mas na plenitude da sua vida, aos quarenta e dois anos,
o autodidacta terminou um dos seus maiores instrumentos
de que ele, o poeta, costumava dizer:
O órgão pode dizer ao coração o que não conseguem as palavras. –
E Johann Sebastian Bach fez a sua entrada em Kråksmåla.

Aqui em Lemnhult realizou a sua última obra.
Cartas anónimas de leitores do diário Triaden
tinham exigido que o sapateiro se dedicasse aos seus sapatos;
mas essa frase, por certo, vê-a melhor um construtor de órgãos
que o diz a obra aplaudida de um mestre.

Durante o curso do trabalho melhorou o provedor
com imaginativos inventos as suas criações
e o organista da Catedral escreveu após uma inspecção
que a arte das suas mãos era mais do que ofício com que ganhar a vida.
Tão pronto quanto o seu patrono no seu quarto de trabalho
entoava Fugata, Principal, Fleur d’amour,
tinham que suspender-se todas as tarefas da propriedade de Nässja
– nada devia molestá-lo excepto o canto do regato.
A prazo isso não foi bom para a agricultura.
O que constrói um órgão para a glória de Deus
deixa que os seus campos se arruínem.

Em dioceses longínquas
encontraram sustento os sucessores do multifacetado camponês.
Dos seus órgãos conservam-se alguns
após cem anos. Um soa em mim.

Dödsmask och lustgård, 1952




APENAS AS PALAVRAS EXACTAS

Apenas as palavras exactas,
palavras com folhagem e trinar
de pássaros têm sombra como as árvores.

Sombra refrescante em que fechar
os olhos, enquanto a folhagem
canta as palavras exactas.

Ögon, läppar, 1959





OLHOS, LÁBIOS

Olhos que contemplastes, grande
de assombro e íntimos.

Lágrimas que recolher. Beijos que perder.
Lábios que sabem e podem calar.

Ögon, läppar, 1959

Versão minha - © Amadeu Baptista




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