jueves, 28 de agosto de 2014

ANTONIO BOLÍVAR [13.069]


ANTONIO BOLÍVAR

El Cairo, Valle del Cauca, Colombia 1948. 
Doctor en Derecho y Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad del Cauca. Especialista en Instituciones Jurídico Penales de la Universidad Nacional de Bogotá y San Buenaventura de Cali y  en Gestión Política de la Universidad Santiago de Cali. 

Asesor Jurídico durante 20 años del Ministerio de Defensa Nacional. Formó parte de la Delegación de Colombia ante las Fuerza Multinacional y de Observadores que adelanta su labor en la Península del Sinaí.

Miembro de la Unidad de Trabajo Legislativo de la Cámara de Representantes y Senado de la República. Actualmente se desempeña como abogado litigante.

Fue condecorado con la Medalla al Mérito de la Justicia y el Derecho del Valle del Cauca: Manuel María Mallarino. 

Libros de Poesía publicados: 

Pasos. Popayán, 1972
Fruta a fruta llevo mi corazón a tu boca. Popayán, l.974.
Flor de Agua. Talleres Editoriales del Departamento del Cauca. Popayán, 1.977.
El Aire sembrado de señales. Talleres Editoriales del Departamento del Cauca. Popayán, 1.987.
De nuevo la Canción. Cali, 1.992
De Piel a Piel. Cali, 1998.
Claves del Silencio. Editorial Apidama. Bogotá. 2009.
“De Soles y de Hielos”. Colección de Autores Vallecaucanos. Premio de Poesía Jorge Isaacs 2012.

Distinciones y Premios:

Ganador del Concurso de Poesía Ecos 67. Cartago, 1968.

Finalista en el Concurso de Poesía  Red de Bibliotecas Públicas, convocado con motivo del Festival Internacional de Arte de Cali, 2007.

Obtuvo el Segundo lugar en el II Concurso de Poesía Departamental del Valle del Cauca, diciembre de 2007.

Ganador del concurso de poesía “Jorge Isaacs “ 2012. 

Algunos de sus poemas han sido publicados en los diarios El País, La Patria de Manizales, el Liberal de Popayán y en Revistas Literarias de carácter nacional y regional. En las ciudades de Pereira, Manizales, Cartago, Medellín, Popayán. Cali, entre otras,  ha realizado recitales colectivos o individuales. 

Colabora con  algunos grupos  culturales y Talleres  de las ciudades de Cali y Cartago.




Aserrío en Bahía Solano

Ayer caminamos sobre la herida
abierta al noble bosque,
despiadada acción de la sierra mecánica
bajo el impulso del hombre ávido
de tierra donde colocar su planta.

Era un corte brutal
donde aun palpitaban las huellas de dientes metálicos
que dejaron cadáveres insepultos
en medio de esa gran infamia.

Desnudaron las aguas
mataron los insectos, los musgos,
las lianas.
Sobre el camino hecho por las pisadas
yace un otobo descuartizado.
Oloroso aun,
en medio de la sangre de su aserrín
la sierra impunemente lo redujo a tablas.




Cali, déjate acariciar

Cali –cieloazul-, dulcecaña
cometas, chontaduros,
ciudad de hierro todo el año,
¿palmeras o mujeres?
¿mujeres o palmeras al viento?
Música de río, corazón de boleros
y noches de salsa.
Duérmete,
déjate acariciar ciudad
hasta los temblores
de los amaneceres claros.




Secuestro

El sol clava sus últimas espadas
sobre el lomo del manso
astado de los Farallones de Cali.

La sangre que brota de la tierra
mancha el metal,
llega la noche.

Allí estuvieron los secuestrados
con sus carnes rotas,
bajo la sombra,
con los cañones de los fusiles
restándoles la vida.

Acero infame, doblemente infame.




Perdón  y olvido

Después de la atrocidad
se constituirán los tribunales
se agitarán las voces
pidiendo la amnistía
vendrán los perdones
se  lavará con detergente
la sangre derramada
sobre la Patria
y se colgará el mapa de Colombia
para secarlo
como las sábanas manchadas
de las camas de los burdeles.
Ya no molestará en la memoria
la idea de un país de asesinos
y víctimas.
Mientras tanto, ahora,
estallan las bomba



DESAPARECIDOS

Las madres hacen fila
en los despachos oficiales
para preguntar por sus muertos,
sus encarcelados, sus heridos,
por los desaparecidos,
y allí se les discute
su presencia
a pesar de que las manos
de los funcionarios
tienen el inconfundible olor
a prisionero.

Respuesta de mentira
llevan a su casa las mujeres
que se sientan a tocar
las cosas amadas.

Tiemblan, lloran,
viven con el temor de recibir
las llamadas luctuosas
que tienen el sabor
amargo de la muerte.




AL AVANZAR LA NOCHE

El humo recuerda
el cuerpo sinuoso
de la serpiente.

Atraído por los orificios del techo
sube a olfatear el viento.

Los dos hombres juegan
su ajedrez de guerra,
vigilan sobre las torres mudas,
los caballos dormidos,
los alfiles tristes.

Los generales no se miran
mientras los soldados van cayendo
sin alcanzar a conocer
la mágica corona de la reina.

Un café tibio,
de nuevo el humo
de un cigarrillo,
un poco de alcohol,
alivian,
distraen la fatiga.

Son dos guerreros
de elegante traje
sin armas cortantes
ni explosivas
que buscan la gloria
o el ultraje
sin marcharse de sangre
las camisas.




1 comentario:

  1. Antonio es un guerrero de la pluma, siente la guerra, le duele y la llora [...] al avanzar la noche [...]

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