martes, 11 de septiembre de 2012

7786.- NINÍ BERNARDELLO



Niní Bernardello, pintora y poeta, nació en Cosquin, provincia de Córdoba, ARGENTINA en 1940. Reside en Río Grande desde 1981. Publicó: Espejos de papel,1980; Malfario, 1986); Copia y transformaciones, 1990, Puente aéreo, 2001); Salmos y azahares,2005.



No diré las culpas que el agua 
trajo a mi vida. Ni diría que voz antigua 
persignó mis días. La cabeza duele 
y el paisaje se enrosca como una serpiente negra. 
Bebe su sangre. Es buena conductora de sueños. 
Sobreviví con ella, en su densidad de niebla. 

¡amores! 

Y lo sé. El agua es más liviana que la sangre 
pero ahoga. 
Fluctúa corazón y en la raza de las lágrimas 
derrama tus favores. 





Aspiró este aire cobrizo de orín 
y lluvia. Volvió al lugar de la tristeza. 
Porque si hurgó en sus bolsillos 
y encontró una nota de Vallejo 
el de Santiago de Chuco 
marcado en rojo al costado. 
Estaba escrito así: 
Hay ganas de no haber tenido corazón. 

(PUENTE AEREO) 






Premonitoria

Inconsolable mar escrito, detallado en su 
espuma mínima, inconsolable mar atlántico 
letra muerta, restringida, orlada. 

Un ejército avanza extraviado 
en un circuito de hogueras y gritos, 
desde Ushuaia un guerrero atormentado 
aguarda recostado en su nave. 

¿Qué será mi voz entre esas voces 
adolescentes? 

Nacida entre montañas, mi mano toma 
el gesto de las letras grabadas en el aire 
y escribe 
todavía 
toda vida. 

(MALFARIO) 





ANIMAL MÍTICO

Ojos magnéticos, pelaje rayado.
Desde la garra, la sangre unida
al cartílago lustroso, pronuncia
mi nombre. Ruedo en su lengua
deglutida, me hundo en la obscena
oscuridad de saliva y garganta.
En su vientre crezco, niña reptil
y nazco, de golpe, de su cabeza
cuerno de luz y locura.





Poética

Dimensión oculta
un desparpajo
para seguir hablando.
¡Que se yo de qué!
Pienso siempre
en un papel de calcar
colocado sobre textos
antiguos, sagrados
Sobre escrituras ajenas
copiarlos y copiarlos
como si fuesen
dibujos de maravillas
quitarle partes
transformando otras
hasta realizar una copia
que no deje vestigio
del original.






No soy buena nombrando flores

No soy buena nombrando flores
o plantas. Son un verde prodigioso
de sueño amazónico, verde imaginario
de agua y cielo juntos. Llamo apenas
trébol, azucena, después es
un jardín salvaje, sin orden aparente
enredaderas caídass, unidas tallo a tallo
un universo mate hundiéndose 
en un charco nocturno, sin un piar
sin un volar. Tendida entre cicutas
y corolas rotas empujo el olvido
como un velero antiguo tocando
un borde
labios
lengua
boca







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