CARMEN MERCEDES RIVADENEIRA BUSTOS (Esmeraldas – Ecuador)
Directora de Cultura de la Universidad Técnica “Luis Vargas Torres” de Esmeraldas. Publicó su primer libro de relatos, EL NOVEDOSO TRANSCURRIR (2001), en coautoría con su hijo Lenin Lara. En el 2003, VERSOS DE LA AUSENCIA (poemario), y un libro de normativa BREVIARIO PARA MEJORAR EL HABLA. Están listos para su publicación el poemario CONVOCACIÓN, LA CASA DE LA MUJER DESNUDA (relatos), CANTOS PARA DANIELA (poesía infantil) y LA NIÑA FIFÍ Y PERRO VIEJO (cuentos infantiles). Ha asistido a algunos Encuentros poéticos. Coordinó (2002), junto al poeta Stalin Valdivieso, el Primer Encuentro Nacional de Escritoras del Ecuador en la ciudad de Manta. Es fundadora y vicepresidenta del Círculo Femenino de Cultura de Esmeraldas. Creadora de programas radiales dedicados a mejorar el uso del idioma, los condujo en varias emisoras de su provincia durante aproximadamente 4 años. Es productora de programas culturales de televisión; produjo, dirigió y condujo el programa televisivo cultural “DÍGALO ASÍ”. Conferencista en temas culturales, educativos y sociales, es invitada permanente a foros de esta índole. Ganadora de algunas distinciones en diversos concursos literarios, fue considerada el presente año por los gremios periodísticos de la provincia Esmeraldas como la Intelectual del Año. Es una reconocida gestora y difusora cultural. Ha organizado y efectuado algunos proyectos culturales, donde el arte en general y la Literatura, particularmente, han tenido exitosa cabida. Actualmente trabaja en calidad de directora del Festival, en la realización del VI Festival Internacional de Arte, Ciencia y Cultura Nelson Estupiñán Bass, de la UTE-LVT.
SI SOLO
Si solo una palabra
tan solo una
de las tantas que hoy
recitas.
Si solo una caricia
tan solo una
de las suaves y tiernas
que me ofreces.
Si únicamente un beso
tan solo un beso
devoto,
dulce y fresco
hubiese mitigado
en su momento
el acerbo camino
de mis dudas.
Mis ríos desatados
habrían arrasado
las distancias.
Y florecidas mis rosas
hubiesen mutilado las espinas.
NI ENCIERROS NI SOMBRAS
Seguramente un día, de siglos anteriores,
algún antepasado, alguna hada
en celda oscura mantuvo mi albedrío.
Y a lo mejor por eso, en el preciso instante
en que aunando sus fuerzas mi madre me alumbrara;
en justa rebelión, mi voluntad y espíritu
perpetuos enemigos
del encierro y las sombras se declararon.
Por esto amo con ellos la libertad, la luz, la vida.
Libertad del pensamiento, luz del día,
claridad de Natura en todas partes.
Odio el encierro.
Me angustian los espacios pequeños, sin salida,
no importa, si acaso, momentáneos sean.
Amo la vida. Vida con libertad y luces
para que libre vuele el pensamiento
por lúcidos espacios compartidos.
Odio lo umbrío si no es el sol que lo circunda;
y la estrechez, si no es la de los brazos
de los seres que amo.
No a las sombras si del entendimiento son
o provocadas en áreas
que la visión absurda patentiza.
No a la prisión si no es la del amor que destella
y que al pináculo del orbe nos levanta.
No, no para siempre
al encierro y las sombras.
NOSTALGIA
Del tiempo en que sus ojos
vieron las espumas
blanquecer las olas en la playa,
llegan también las olas
que se llevaron
la fantasía escrita
en esa arena
con el lápiz digital
que empuñaron
los sueños de la infancia.
PÁGINA EN BLANCO
No busques en mí los arrebatos
que tú y el tiempo
llevaron a la nada.
No busques arrebatos
que el olvido,
sin lugar a excusas,
volvió página en blanco.
ALUD
Dorados rayos
entibian la mañana.
Un corazón espera,
apremia la respuesta.
Y súbito un alud
estrepitosamente se desgrana
para matar en frío
a la esperanza.
DESGANA
Impasible el firmamento límpido
espantadas las nubes, de azul viste.
Únicamente un sol,
solo un sol que calcina en él habita.
Niña hecha de hilos,
con el azul sin nubes
y el sol de la canícula,
sedienta,
solo hilos que una y otra vez
estrangulan tu hambre.
A TUS CELESTES SAVIAS
Corazón, odorante el amor
floreció con tus riegos de mi alma.
No dejes que tus Furias
corrompan la cosecha bien lograda.
No las dejes,
que trizan el sosiego,
que vuelven saltimbanqui la confianza.
No las dejes, que me enrabian
me apabullan, me acongojan.
A su paso, me aterra el arrebato
de querer olvidarte
de desear no verte
de interponer para siempre
entre ambos la distancia.
No repitas las andanzas
que nos vician.
Déjame exorcizar a los demonios
de tu intemperancia
de tu vanidad que niegas
de tus travesuras que dañan.
Déjame que convoque hacia este lado
a lo inmenso de tu ser de niño bueno
con su ternura
de hombre apasionado que ama.
¡Déjame convocarlo!
¡Yo lo convoco!
Necesito que acuda
a liberarme.
No quiero que mi huerto
se transforme en yermo.
Convoco a tus celestes savias
para salvar el vergel que cultivaste.
¡Sálvalo!
SAUDADE
Tengo para ti, inagotable,
un mar de recónditas ternuras.
Agostadas las alas
del vuelo pasional que disfrutamos
se desbordan adentro todas las suavidades
para aliviar tu espíritu,
si estremecida ave te percibo
entre el despiadado caer de la tormenta.
Mas, hurgada la memoria de mis íntimas vivencias,
ante la dicha de encontrar que acurrucada en el fondo
persiste de mi amor primero su vigencia,
presa soy de la añoranza del tiempo,
mágico tiempo,
en que solo tu mirar bastaba
para encender mi corazón
mi piel,
y apurar mis líquidas esencias.
Y SE NOS VAN…NOS VAMOS
Y se nos van … Se van.
Y tan solo nos queda de su paso
el registro intangible
de los irrealizados sueños
que para ellos soñamos.
Afanes incumplidos
en el decurso de la angustia
por el pan, el traje
la vivienda.
Anhelos diluidos
en el evo de las siempre
tareas incompletas.
Y se nos van,
sin que de compartir
las grandes, las pequeñas cosas
el turno nos llegara.
Distantes en el mismo espacio.
Lejanos. Apartados.
Y en inexorable hora,
sin poder retenerlos,
se nos van…se van.
Hasta que un día, con una ruma
de propias cuentas impagadas,
por la costumbre estúpida
de postergar las mínimas
y sanas complacencias,
rindiendo a las leyes naturales
el tributo,
nosotros, simplemente,
también nos vamos.
DULCE MUJER
De cuando la razón posara en mí
sus sabias luces,
vívida en los recuerdos se mantiene
la dulce imagen
de una mujer buena.
Dulce mujer de sonrisa fresca
pasitos cortos
y apresurado andar.
Dulce mujer inclinada al servicio
sin más causa
que su eterna alegría
de la entrega.
Cuando crecía,
algunas veces le inquirí el motivo
para que siempre con el bien,
a los protervos,
devolviera la maldad que le inferían.
Buena y dulce mujer,
hoy más que nunca la recuerdo.
Al contrario del suyo estoy sintiendo
el miserable barro,
el espíritu ruin,
de los que el bien reciben y lo pagan
con perverso empeño.
¡Ah, dulce mujer!
Ya no está.
Y su mundo de bondad me abriga.
Inacabable es su esencia
que suaviza esta dolida estancia
del ahora.
¡Ah, noble mujer,
dulce y sonriente!
¡Ante la vida,
abrumada y con gratitud
me inclino,
porque entre sus dones
permitiera
que ella sea mi madre,
madre buena!
EL HORIZONTE … A VECES
A veces cuando miro el horizonte
se allegan las penumbras del pasado
y en medio de sus sombras descubro estremecida
las llamas de unos ojos que me acechan.
Se pierden del entorno los vívidos colores
y mostrando sus inclementes garras
surgen monstruos arcaicos
de babosa y repugnante toba.
A veces cuando miro el horizonte
instálase aplomada la tristeza,
mas resurjo con la fuerza limpia
que en su línea me trueca en osada equilibrista,
gladiadora de sueños que me acercan
al punto que me conserve ilesa
de esas atroces fieras
que en lo arcano se esconden
con su azote de culpas
y el amargo de los sinsabores.
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