Antero de Quental
Antero Tarquínio de Quental (Ponta Delgada, Isla San Miguel, Azores, 18 de abril de 1842 - 11 de septiembre de 1891 ) fue un pensador y poeta portugués, conocido particularmente por sus sonetos.
Nació en la Isla San Miguel, en las Azores. Recibió de su familia, especialmente de su madre, una educación religiosa y tradicional. Después de tres años de estudios preparatorios, estudió Derecho en la Universidad de Coímbra, entre 1858 y 1864. Comenzó a escribir poesía a temprana edad, dedicándose principalmente al soneto; su primer poema conocido data de 1859. En sus actividades universitarias deja ya clara su simpatía por los movimientos revolucionarios y las luchas de emancipación nacional de Polonia e Italia. En 1861 publica su primer libro de versos, Sonetos, al que seguirán Beatrice (1863) y Odes Modernas (1875). En estos libros es evidente la influencia del romanticismo francés (sobre todo de Lamartine), y en ellos se manifiestan también las ideas políticas del autor, influidas por la lectura de Hegel y de Proudhon.
En 1865 participó con energía en la llamada "cuestión de Coimbra", polémica entre los jóvenes poetas portugueses -la generación del 70- y Alexandre Castilho, el máximo representante de la generación anterior. Ramalho Ortigão tomó partido por Castillo, y llegó a batirse en duelo con Antero de Quental. El duelo se llevó a cabo en Oporto, en un lugar llamado Arca de Agua, y se saldó con una leve herida en la muñeca de Ortigão. En 1866, tras trabajar durante un tiempo en una imprenta de Lisboa, viajó a París, donde conoció personalmente a Proudhon y a Jules Michelet. Trabajó como tipógrafo durante dos años en la capital francesa, pero no se adaptó al ambiente parisino, por lo que en 1868 regresó a Ponta Delgada.
Tras un viaje a América, se instaló en Lisboa, donde participó en la creación de un grupo político-literario llamado "Cenáculo", al que también pertenecieron, entre otros, Teófilo Braga y Eça de Queirós. El grupo del Cenáculo organizó en el casino lisboeta una serie de reuniones llamadas Conferencias Democráticas, también conocidas como Conferencias del Casino (1871), cuyo propósito era concienciar a la sociedad portuguesa de la necesidad de la modernización del país, y que terminaron siendo prohibidas por las autoridades. Antero pronunció la conferencia inaugural, sobre las Causas de la decadencia de los pueblos peninsulares, principalmente tres, según él: la Contrarreforma, el absolutismo y la expansión ultramarina. En 1872 organizó la sección portuguesa de la Asociación Internacional de Trabajadores y se presentó a las elecciones como candidato socialista.
En 1873 murió su padre, y la herencia recibida permitió al poeta vivir con desahogo durante los años siguientes. Por entonces cae enfermo, sin que sus consultas a los más sobresalientes especialistas de Portugal y Francia -entre ellos, el conocido doctor Charcot- den los resultados apetecidos. La enfermedad le produce una seria depresión, que desemboca en un deseo de aniquilación personal, y le lleva a interesarse por el budismo, puesto de moda en la época por autores como Arthur Schopenhauer. Su poesía adquiere un tono pesimista y sombrío que ya no le abandonará.
En 1881 abandona la vida pública y se retira a Vila do Conde, donde lleva una vida de recogimiento, lectura y meditación, relacionándose con muy escasos amigos. Entre estos se cuenta Oliveira Martins, con quien mantiene una interesante correspondencia, que constituye casi una especie de diario íntimo con información preciosa sobre la trayectoria espiritual del autor. A pesar de su retiro de la vida pública, accedió a presidir la Liga Patriótica del Norte, partido nacido como resultado de la conmoción que produjo en Portugal el ultimátum británico de 1890.
Sin embargo, sus problemas psicológicos se agudizaron. El 5 de junio de 1891 se embarca hacia su ciudad natal, Ponta Delgada, y poco tiempo después, el 11 de septiembre, adquiere un revólver y se dispara dos tiros en el jardín de un convento ante un letrero que pone "Esperanza".
Obra
La poesía de Antero de Quental suele dividirse en tres grupos:
Las obras juveniles (recogidas en los libros Primaveras Românticas. Versos dos veinte anos (1861-1864), publicado en 1875; y Raios de Extinta Luz-Poesías inéditas (1859-1863), aparecido póstumamente, en 1892.
El libro Odes Modernas', cuya primera edición es de 1865, pero que conoció una segunda, y definitiva, en 1875. Es una obra marcada por la fe en el progreso y en las ideas revolucionarias que el autor profesaba en la época.
Los sonetos, recopilados en su totalidad en 1886 y luego en 1890 en el libro Sonetos Completos, aunque muchos de ellos ya se habían publicado con anterioridad. Los sonetos son el mejor conjunto de la obra de madurez de Antero de Quental. Oliveira Martins, en el prólogo para la segunda edición (1890) de Sonetos Completos, los dividió en cinco fases cronológicas, que relatan las vicisitudes de la vida interior del poeta.
En cuanto a la prosa, destacan las Considerações sobre a filosofia da história literária (1872), así como la citada conferencia Causas da Decadência dos Povos Peninsulares (1871) y el panfleto que provocó la "Cuestión de Coimbra", titulado Bom Senso e Bom Gosto (1865).
Algunas traducciones de sus obras al español
Poesías y prosas selectas. Madrid, Alfaguara, 1986. Edición de Juan Eduardo Zúñiga. Traducción de Juan Eduardo Zúñiga y José Antonio Llardent. Por la traducción de los Sonetos, incluida en el volumen, José Antonio Llardent obtuvo en 1987 el Premio Nacional de Traducción.
Sonetos selectos. Madrid, Visor, 1998. Traducción de José Antonio Llardent.
Sonetos. Madrid, Calambur, 2003. Traducción de José Antonio Llardent. ISBN 84-96049-18-3
Trad. de José Antonio Llardent
A M. C.
En el Cielo, si lo hay para el que llora,
para las penas de quien sufre tanto;
si es del amor el foco puro y santo,
llama que brilla pero no devora;
si en espadas del Cielo un alma mora
que escucha el rezo y nos enjuga el llanto ... ;
si hay padre, que nos cubra con el manto
de amor piadoso -que no siento ahora ...
El Cielo, oh Virgen, quebrará mis males:
allí he de renacer, yo que he venido
al mundo a padecer sólo dolores.
Allí, lirio de valles celestiales,
teniendo fin también habrán nacido,
para no terminar, nuestros amores.
IDILIO
Cuando vamos los dos, las manos dadas,
cogiendo en valles lirios y boninas,
y vencemos de un soplo las colinas,
del rocío nocturno aún orvalladas,
o contemplando el mar desde peladas
alturas vemos nubes vespertinas,
que parecen fantásticas rumas
en lejano horizonte amontonadas:
¡cuántas veces de súbito enmudeces!
No sé qué luz en tu mirar fluctúa;
siento temblar tu mano, palideces ...
Mar y viento susurran oraciones,
y el poema del mundo se insinúa,
lento, amoroso, en nuestros corazones.
ESPECTROS
¡Espectros que veláis cuando a disgusto
me adormezco un momento, y que inclinados
sobre mis sueños breves y cansados
llenáis las noches de terror adusto!
De qué me vale a mí ser puro y justo
y entre combates siempre renovados
disputar día a día de los Hados
una parcela del saber augusto,
si- mi alma habrá de ver sobre sí inscritos
siempre esos ojos trágicos, malditos,
¡si en un sueno de angustias desoladas
los siento yo verter sobre mi lecho,
una a una verter sobre mi pecho,
sus descreídas lágrimas heladas!
LO QUE DICE LA MUERTE
«Dejad venir a mí a los que lucharon;
dejad venir a mí a los que padecen,
y a aquellos que con tedio contemplaron
sus vanas obras, y las escarnecen.
En mí dolores que os acibararon,
Duda, Pasión y Mal, se desvanecen.
Torrentes de aflicción que no cejaron,
en mí, como en el mar, desaparecen.»
La Muerte ha hablado así. Verbo velado
y silencioso intérprete sagrado
de todo lo invisible. Muda y fría.
,
Pero es en su mudez más retumbante
que el clamoroso mar, más rutilante
desde su noche que la luz del día …
CON LOS MUERTOS
(Dónde están los que amé? Idos, dispersos,
girando en torbellinos siderales,
llevados como en sueños irreales
en la fuga y derrumbe de universos …
Yo mismo estoy, en la corriente inmersos
mis pies a la merced de temporales.
ante la blanca espuma que a raudales
envuelve, aquí y allí, bultos diversos ...
Mas si paro un momento, si consigo
cerrar los ojos, siento que a mi lado
de nuevo los que amé viven conmigo.
Les veo y oigo, a mí me ven también,
juntos en el antiguo amor sagrado,
comunión ideal de eterno Bien.
Extraidos de QUENTAL, Antero de. SONETOS SELECTOS. Madrid: Visor Libros, 1998. 95 p. (Colección Visor de Poesía) ISBN 9 788475 223834
A M. C.
No Céu, se existe um céu para quem chora,
Céu para as mágoas de quem sofre tanto ...
Se é lá do amor o foco, puro e santo,
Chama que brilha, mas que não devora ...
No Céu, se uma alma nesse espaço mora,
Que a prece escuta e enxuga o nosso pranto ...
Se há pai, que estenda sobre nós o manto
Do amor piedoso ... que eu não sinto agora ...
No Céu, ó virgem! findarão meus males:
Hei-de lá renascer, eu que pareço
Aqui ter só nascido para dores.
Ali, ó lírio dos celestes vales!
Tendo seu fim, terão o seu começo,
Para não mais findar, nossos amores.
IDILIO
Quando nós vamos ambos, de mãos dadas,
Colher nos vales lírios e boninas,
E galgamos dum fôlego as colinas
Dos rocios da noite inda orvalhadas;
Ou, vendo o mar, das ermas cumeadas,
Contemplamos as nuvens vespertinas,
Que parecem fantásticas ruínas,
Ao longe, no horizonte, amontoadas:
Quantas vezes, de súbito, emudeces!
Não sei que luz no teu olhar flutua;
Sinto tremer-te a mão, e empalideces ...
O vento e o mar murmuram orações,
E a poesia das coisas se insinua
Lenta e amorosa em nossos corações.
ESPECTROS
Espectros que velais, enquanto a custo
Adormeço um momento, e que, inclinados
Sobre os meus sonos curtos e cansados,
Me encheis as noites de agonia e susto!
De que me vale a mim ser puro e justo,
E entre combates sempre renovados
Disputar dia a dia à mão dos Fados
Uma parcela do saber augusto,
Se a minha alma há-de ver, sobre si fitos,
Sempre esses olhos trágicos, malditos!
Se até dormindo, com angústia imensa,
Bem os sinto verter sobre o meu leito,
Uma a uma verter sobre o meu peito
As lágrimas geladas da descrença!
O QUE DIZ A MORTE
«Deixai-os vir a mim, os que lidaram;
Deixai-os vir a mim, os que padecem;
E os que cheios da mágoa e tédio encaram
As próprias obras vãs, de que escarnecem ...
Em mim, os Sofrimentos que não saram,
Paixão, Dúvida e Mal, se desvanecem.
As torrentes da Dor, que nunca param,
Como num mar, em mim desaparecem.» —
Assim a Morte diz. Verbo velado,
Silencioso intérprete sagrado
Das coisas invisíveis, muda e fria,
É, na sua mudez, mais retumbante
Que o clamoroso mar; mais rutilante,
Na sua noite, do que a luz do dia.
COM OS MORTOS
Os que amei, onde estão? idos, dispersos,
Arrastados no giro dos tufões,
Levados, como em sonho, entre visões,
Na fuga, no ruir dos universos ...
E eu mesmo, com os pés também imersos
Na corrente e à mercê dos turbilhões,
Só vejo espuma lívida, em cachões*,
E entre ela, aqui e ali, vultos submersos ...
Mas se paro um momento, se consigo
Fechar os olhos, sinto-os a meu lado
De novo, esses que amei: vivem comigo,
Vejo-os, ouço-os e ouvem-me também,
Juntos no antigo amor, no amor sagrado,
Na comunhão ideal do eterno Bem.
EL CONVERTIDO
A Gonçalves Crespo
Entre los hijos de un siglo maldito,
tomé lugar también en la impía mesa
donde, bajo el placer, gime la tristeza
de un ansia impotente de infinito.
Como los otros, escupí en el ara ancestral
una risa hecha de hiel y de impureza…
Pero un día me tembló la firmeza,
¡un aviso me dio el corazón contrito!
Desamparada, llena de tedio y de quebranto,
rompiendo los diques del reprimido llanto,
¡se volvió hacia Dios mi alma triste!
Amortajé en la Fe el pensamiento,
y hallé la paz en la inercia y el olvido…
¡Sólo me falta saber si Dios existe!
O CONVERTIDO
A Gonçalves Crespo
Entre os filhos dum século maldito
Tomei também lugar na impía mesa,
Onde, sob o folgar, geme a tristeza
Duma ânsia impotente de infinito.
Como os outros, cuspi no altar avito
Um rir feito de fel e de impureza…
Mas um dia abalou-se-me a firmeza,
Deu-me rebate o corazão contrito!
Erma, cheia de tédio e de quebranto,
Rompendo os diques ao represo pranto,
Virou-se para Deus minha alma triste!
Amortalhei na Fé o pensamento,
E achei a paz na inércia e esquecimento…
Só me falta saber se Deus existe!
IGNOTO DEO
¿Qué belleza mortal se te asemeja,
oh soñada visión de mi alma ardiente
que reflejas en mí tu brillo ingente,
como sobre el mar el Sol se espeja?
El Mundo es grande –y esta ansia me aconseja
buscarte en la Tierra: y yo, pobre creyente,
por el Mundo procuro un Dios clemente,
pero sólo le hallo el ara… desnuda y vieja.
No es mortal lo que en ti adoro.
¿Qué eres tú aquí? Mirada de piedad,
gota de miel en taza de venenos…
Pura esencia de las lágrimas que lloro
y sueño de mis sueños, si eres verdad,
¡descúbrete, visión, en el Cielo al menos!
Traducción de MDM.
IGNOTO DEO
Que beleza mortal se te assemelha,
O sonhada visão desta alma ardente
Que reflectes em mim teu brilho ingente,
Lá como sobre o mar o Sol se espelha?
O Mundo é grande –e esta ânsia me aconselha
A buscar-te na Terra: e eu, pobre crente,
Pelo Mundo procuro um Deus clemente,
Mas a ara só lhe encontro… nua e velha…
Não é mortal o que eu en ti adoro.
Que és tu aqui? olhar de piedade,
Gota de mel em taça de venenos…
Pura essência das lágrimas que choro
E sonho dos meus sonhos! se és verdade,
Descobre-te, visão, no Céu ao menos!
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