domingo, 23 de febrero de 2014

GABRIELA ARGUEDAS [11.060]


Gabriela Arguedas

Nació en San José (Costa Rica), en 1972. Es licencia en farmacia, graduada de la Universidad de Costa Rica. Ha participado en talleres literarios con el poeta costarricense Osvaldo Sauma y con el colombiano Armando Rodríguez Ballesteros. Sus textos han aparecido en la antología Martes de Poesía en el Cuartel de la Boca del Monte, en la Antología de poesía erótica costarricense, en la antología de mujeres hispanoamericanas Pícaras, místicas y rebeldes editada por La Cuadrilla de la Langosta en México, en la antología Lunadas poéticas, en Los amigos de lo ajeno y en la revista argentina Interrup/ciones. El grupo musical Escafandra ha musicalizado algunos de sus textos. Su primer libro, Malos hábitos, fue publicado por Ediciones Perro Azul en el 2003. Fue seleccionada para participar en la exposición "Una más de mujeres o unas mujeres de más" (plástica y poesía), del Centro Cultural Español en Costa Rica, bajo la curadoría de Clara Astiasarán. También ha sido invitada al Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua. Forma parte de la Red Latinoamericana de Escritoras Feministas.



AMOR DE VERANO

Decís palabras que se van al cuerpo
como un gancho izquierdo al pómulo
estamos en el ring
go to the matress dice el Padrino
me sangra la nariz
tengo un párpado abierto
el juez cuenta hasta diez
mientras supina
trato de entender
de dónde vino el golpe
     si de tu cariño
     o de tu desprecio





ECO-LÓGICA

Podrá no gustarles
lo cierto es
que el corazón se va llenando
de desechos sólidos.





la barra
de la cantina del pueblo
domingo
después del partido de fútbol
el equipo ganador
invita al perdedor
me uno a los perdedores
y celebro
     la derrota





No utilices el teléfono
La gente jamás está dispuesta a responder.
Utiliza la poesía.
JACK KEROUAC

no lo enmascares
no lo embellezcas
ni lo calles
esto somos
     un desesperado intento





LOS ACCIDENTES NO EXISTEN

Se muerde el labio, accidentalmente. Sangra, se limpia con la lengua el sabor ferroso. Piensa en la infancia, se le ha hecho tarde y se angustia. Sigue sangrando: saca su pañuelo del bolsillo trasero y se presiona el labio herido mientras piensa: qué torpeza, lastimarse así, de esta forma.




UNA MESA ES EXACTAMENTE ESO,
una mesa.
Coloco mi vaso en la mesa.
Mi amnesia en el vaso,
el dolor en mi olvido.

El dolor es exactamente eso,
una mesa donde yacen
los restos.






Este hombre saca de su manga 
toda la música
se instala en mi escondite
con su piel y su arrebato 
deshilacha despacio 
cada razón que le lanzo 
para que desista 
no se rinde
no se va 
y cada segundo que pasa 
me asusta más 
lo bien que se siente 
su olor en mi falda


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