Charles Cros
(Fabrezan, 1 de octubre de 1842 - París, 4 de julio de 1888) fue un físico, poeta e inventor francés.
Inventó la fotografía en color,desarrolló de manera teórica un método para la obtención de fotografías en color, que se basa principalmente en la utilización de una pantalla en la que mecánicamente se depositan finísimas líneas coloreadas de los tres colores fundamentales, y que, colocada delante de una placa fotográfica para filtrar con la pantalla la luz que le llega a la placa, permite obtener la base para producir una imagen fotográfica en color, y, antes que Edison, fue uno de los precursores del fonógrafo,1 y le dio el nombre de paleófono a su invención.
El 30 de abril de 1877 envió un sobre a la Academia de Ciencias de Paris explicando su nuevo invento.
En paralelo, Thomas Alva Edison patentó su primer fonógrafo el 15 de enero de 1878. Aparentemente Edison y Cros no conocían sus trabajos respectivos.
Cros, también proveyó mejoras a la tecnología del telégrafo.
Su tumba está en el Cementerio de Montparnasse
Yo sé hacer los versos perpetuos / Los hombres se maravillan ante mi voz que dice la verdad / la suprema razón que heredé y me fue confiada / no puede comprarla ni todo el oro del mundo./ Todo lo he tocado: el fuego, las mujeres, las manzanas / Todo lo he sentido: el invierno, la primavera, el verano / He descubierto todo, ningún muro ha podido detenerme / Pero, Fortuna, dice: ¿Cuál es tu nombre?. El autor de estas líneas fue Charles Cros (1842-1888), francés. Además de poeta y humorista, fue un osado inventor; diseñó un medio de comunicación interplanetaria que consistía en un poderoso reflector focalizado hacia un espejo parabólico cuyo eje debía apuntar al
astro destinatario reproduciendo con moldes una imagen luminosa. En 1872 escribe “Un drama interestelar”, en el que los terrestres se comunican con los venusianos intercambiando imágenes de la flora. En el drama, el hijo del astrónomo y una venusiana se enamoran. Luego ellos se sienten tentados de vencer las oscuras distancias siderales mediante el más detallado y completo intercambio luminoso de sus propias imágenes. El idilio dura tres años, pero los dos enamorados acaban suicidándose al no concretar su amor, lo que lleva a la creación de una Convención planetaria que reglamente la comunicación interestelar. Entonces Cros presenta a la Academia de las Ciencias de París su Proyecto de comunicación interplanetaria. Quizás fuese este su invención más utópica. Un año antes que Edison en Estados Unidos, envía a la Academia un proyecto de fonógrafo, similar al del estadounidense quien quedó como el inventor del mismo; debido a un incidente burocrático : la Academia de las Ciencias revisó el proyecto de Cross tardíamente. Realizó también importantes hallazgos relativos al azimut, la fotocromía, la reproducción sonora, y otros algo más locos como la galactoterapia y la transfusión del alma. Creía que todo era posible y que inevitablemente habría de sobrevenir un mundo nuevo. También se lo consigna como el inventor del monólogo y en el Chat Noir se gana la vida haciendo reir al público. Frecuenta los grupos heteróclitos: el salón de Nina Villard, quien sería por un tiempo su esposa, los Hidrópatas ( los hidrópatas cantan a coro la canción de lo licores), los Zuticos, conoce a Rimbaud y a Verlaine, este último no lo incluye en esa afamada antología de los poetas malditos. Como poeta es díficil de clasificar, por que no encajaba en ninguna de las actitudes de su época. Escribió El cofre de sándalo y El collar de garras. En el prefacio de este último, Herbert Juin, llama su atención a todos aquellos que sueñan con imponer una idea serena al desorden de la historia de las letras. De Guy-Charles Cros, su hijo: La gloria de un genio muerto no depende como se supone del capricho de los vivos. Tarde o temprano, los nombres que merecen sobrevivir emergen del olvido para anclar en la memoria de los hombres.
El arenque ahumado
Había un gran muro blanco, desnudo, desnudo, desnudo
Contra el muro una escalera, alta, alta, alta
Y en el piso un arenque ahumado, seco, seco, seco
Entonces él llega y sube a la escalera, alta, alta, alta
Y clava un clavo puntiagudo, toc, toc, toc
A lo alto del gran muro blanco, desnudo, desnudo, desnudo
El deja caer el martillo, que cae, que cae, que cae
Ata al clavo una cuerda, larga, larga, larga
Y a su punta el arenque ahumado, seco, seco, seco
El desciende la escalera, alta, alta, alta
Se la lleva con su martillo, pesado, pesado, pesado
Y luego parte, lejos, lejos, lejos
Y después el arenque ahumado, seco, seco, seco
Colgando del piolín, largo, largo, largo
Muy lentamente se balancea, lento, lento, lento
He escrito esta historia, simple, simple, simple
Para enfurecer a las personas, serias, serias, serias
Y divertir a los niños, pequeños, pequeños, pequeños
Charles Cros (1848, Fabrezan / 1888, París, Francia)
Nota y traducción: Alberto Gagetti
Plainte
Vrai sauvage égaré dans la ville de pierre,
A la clarté du gaz je végète et je meurs.
Mais vous vous y plaisez, et vos regards charmeurs
M`attirent è la mort, parisienne fière.
Je rêve de passer ma vie en quelque coin
Sous les bois verts ou les monts aromatiques,
En Orient, ou bien près du pôle, très loin,
Loin des journaux, de la cohue et des boutiques.
Mais vous aimez la foule et les éclats de voix,
Le bal de l´Opéra, le gaz et la réclame.
Moi, j´oublie, à vous voir, les rochers et les bois,
Je me tue à vouloir me civiliser l´âme.
Je vous ennuie à vous le dire si souvent:
e mourrai, paoillon brûlé, si cela dure...
Vous feriez bien pourtant, vos cheveux noirs au vent,
En clair pignoir ruché, sur un fond de verdure!
Queja
Salvaje en la ciudad de piedra extraviado,
Bajo la luz del gas yo vegeto y me muero.
Mas ello te complace; tu mirada hechicera
A la muerte me lleva, parisina orgullosa.
Sueño yo con pasar en un rincón mi vida
Bajo los bosques verdes, sobre el monte aromado,
En Oriente, o bien cerca del polo, muy, muy lejos
Del bullicio, de los periódicos, de las tiendas.
Pero a ti el vocerío de la turba te agrada,
Y el baile de la Ópera, el gas y los anuncios.
Yo, viéndote, me olvido del bosque y de las rocas,
Y me mato queriendo civilizar mi alma.
Te aburro de decírtelo tantas veces: si dura
Esto mucho, fallezco, quemada mariposa...
¡Y qué bien que estarías con tu negro cabello
Al viento, en bata blanca, sobre un fondo de verdes!
Sur un éventail
J´écris ici ces vers pour que, le soir, songeant
A tous les rêves bleus que font les demoiselles,
Vous laissiez sur vos yeux, placides lacs dárgent,
Tournoyer ma pensée et s´y mouiller les ailes.
Peut-être, près de vous assis, se rengorgeant,
Quelque beau cavalier vous dit des choses telles,
Qu´à votre indifférence une fois dérogeant
Vous laisseriez faiblir vos froideurs immortelles.
Mais sur votre éventail, voici que par hasard
Incertain et distrait tombe votre regard;
Et vous lisez mes vers dont pâlit l´écriture.
Oh! ne l´écoutez pas celui qui veut ployer
Votre divinité froide aux soins du foyer
Et faire de Diane une bourgeoise obscure!
Sobre un abanico
Escribo aquí estos versos para que si, de noche,
Soñáis esos azules ensueños de doncellas,
Dejéis, sobre esos ojos, calmos largos argénteos,
Volar mis pensamientos y allí mojar sus alas.
Tal vez, sentado cerca de vos, dándose tono,
Un guapo caballero tales cosas os diga,
Que, vuestra indiferencia una vez doblegada,
Vuestro hielo inmortal consintáis someterle.
Mas he aquí que al azar, sobre vuestro abanico,
Errante y distraída vuestra vista se posa;
Y leéis esos versos cuyas letras blanquean.
¡Oh! ¡No sigáis oyendo a quien uncir pretende
Vuestra frialdad de diosa al cuidado hogareño,
Haciendo de Diana una oscura burguesa!
Sonnet
Il y a des moments où les femmes sont fleurs;
On n´a pas de respect pour ces fraîches corolles...
Je suis un papillon qui fuit des choses folles,
Et c´est dans un baiser suprême que je meurs.
Mais il y a parfois de mauvaises rumeurs;
Je t´ai baisé le bec, oiseau bleu qui t´envoles,
J´ai bouché mon oreille aux funèbres paroles;
Mais, Muse, j´ai fléchi sous tes regards charmeurs.
Je paie avec mon sang véritable, je paie
Et ne recevrai pas, je le sais, de monnaie,
Et l´on me laissera mourir au pied du mur.
Ayant traversé tout, inondation, flamme,
Je ne me plaindrai pas, délicieuse femme,
Ni du passé, ni du présent, ni du futur!
Soneto
Son flores en algunos momentos las mujeres;
No se tiene respeto por corolas tan frescas...
Mariposa soy yo que escapa de las cosas
Locas, y me consumo en un beso supremo.
Pero a veces existen malos rumores; pájaro
Azul que te me escapas, el pico te he besado,
A las palabras fúnebres he cerrado mi oído;
Mas me doblega, Musa, tu hechicera mirada.
Yo pago con mi sangre verdadera, yo pago
Y no recibiré, lo sé, sueldo ninguno,
Y al arrimo de un muro dejarán que me muera.
¡Ya atravesado todo, inundación y llama,
Oh mujer deleitosa, yo no me voy a quejarme
Del pasado, ni del presente, ni del futuro!
Antaño
Hace mucho tiempo, aunque decir
así no basta para dar una idea…
Sin embargo, ¿cómo decirlo mejor?
Hace mucho, mucho, muchísimo, pero
muchísimo tiempo.
Un día, entonces… No, no había día, ni
noche… Una vez entonces… pero no había…
Sí, una vez, ¿o cómo quieren que
diga?, se le metió en la cabeza (no, no tenía
cabeza) Se le metió la idea… Sí, eso
es, se le metió la idea de hacer algo.
Quería beber. ¿Pero beber qué? No había
vermut, ni madeira, ni vino blanco, ni
tinto, ni cerveza, ni cidra, ¡ni agua! ¡Y no
vayan a creer que hubo que inventar todo
eso que aún no existía y que el progreso
siguió. ¡Ah, el progreso!
Como no pudo beber, quiso comer. ¿Pero
qué comer? No había sopa de pichón, ni
salmón en salsa de alcaparras, ni asado, ni
papas, ni asado de res, ni peras, ni queso
fuerte, ni indigestión, ni lugar en el que
estar a solas… ¡Vivimos en el progreso y
creemos que todo ha existido siempre!
Así que al no poder beber, ni comer quiso
cantar. Cantar (triste). Bueno, ¿pero, qué
cantar? No había canciones, ni romanzas,
¡Ay, mi corazón! ¡Florecita mía! No
había corazón, ni florecita, ni el estribillo:
¡Morirás!
No había aire que transportara la voz, no
había violín, ni acordeón, ni órgano (con
un gesto)… ¡Ni piano!, para que lo acompañara
la hija del alcalde: No había alcalde.
¡Ah, el progreso!
¡Increíble, no poder cantar! Pues entonces
voy a bailar. Pero, ¿bailar adónde? ¿En
qué lugar? No había piso encerado en que
caer, ya me entienden. Nada de veladas
con candelabros, con guirnaldas de luz en
las paredes que te iluminen por detrás, ni
copas, ni bebidas que vuelcas en los vestidos.
¡No había vestidos! ¡Ni bailarinas
que los llevaran! Ni padres roncadores, ni
madres rubicundas que impidan bailar sin
parar. Así que, ni beber, ni comer, ni cantar,
ni bailar, ¿qué hacer? ¡Dormir!
¡Eso, voy a dormir! Dormir… pero si no
había noche, ni esos momentos que no
quieren pasar (Ya saben, cuando bostezamos
(bosteza), cuando bostezamos por la
noche). No había noche, ni cama, ni edredones,
ni cubrepiés tejidos, ni bolsa de
agua caliente, ni mesa de noche, ni… ¡Ya
basta! ¡Ah, el progreso!
Entonces quiso amar y se dijo: me voy a
enamorar. Voy a suspirar. Distrae. Incluso
me pondré celoso. Y le voy a pegar a mi…
¿A mi qué? ¿A qué pegarle? ¿A quién?
¿Ponerse celoso de qué? ¿De quién?
¿Enamorado de quién? ¿Suspirar por
quién? ¿Por una trigueña? No había trigueñas.
¿Por una rubia? No había rubias,
ni pelirrojas. Ni siquiera había cabellos
ni trenzas falsas ya que no había mujeres.
¡No se habían inventado las mujeres! ¡Ah,
el progreso!
¡Morir entonces! Eso es, se dijo, (resignado):
Quiero morir. ¿Cómo morir? No hay
puentes, no hay cuerdas, no hay pistolas,
ni enfermedades, ni venenos, ni farmacéuticos,
ni doctores. ¡Entonces no quiso
ya más nada! (Quejoso) ¡Qué situación
más desafortunada! (Desdiciéndose) ¡Pero
no, no lloren! No había ni situación ni desgracia.
Felicidad, desgracia, todo eso es
moderno. ¿Cómo termina la historia? Pues
no tenía final. No se habían inventado los
finales. Terminar, es un invento, un progreso.
¡Ah, el progreso! ¡El progreso!
Hace mucho tiempo, aunque decir
así no basta para dar una idea…
Sin embargo, ¿cómo decirlo mejor?
Hace mucho, mucho, muchísimo, pero
muchísimo tiempo.
Un día, entonces… No, no había día, ni
noche… Una vez entonces… pero no había…
Sí, una vez, ¿o cómo quieren que
diga?, se le metió en la cabeza (no, no tenía
cabeza) Se le metió la idea… Sí, eso
es, se le metió la idea de hacer algo.
Quería beber. ¿Pero beber qué? No había
vermut, ni madeira, ni vino blanco, ni
tinto, ni cerveza, ni cidra, ¡ni agua! ¡Y no
vayan a creer que hubo que inventar todo
eso que aún no existía y que el progreso
siguió. ¡Ah, el progreso!
Como no pudo beber, quiso comer. ¿Pero
qué comer? No había sopa de pichón, ni
salmón en salsa de alcaparras, ni asado, ni
papas, ni asado de res, ni peras, ni queso
fuerte, ni indigestión, ni lugar en el que
estar a solas… ¡Vivimos en el progreso y
creemos que todo ha existido siempre!
Así que al no poder beber, ni comer quiso
cantar. Cantar (triste). Bueno, ¿pero, qué
cantar? No había canciones, ni romanzas,
¡Ay, mi corazón! ¡Florecita mía! No
había corazón, ni florecita, ni el estribillo:
¡Morirás!
No había aire que transportara la voz, no
había violín, ni acordeón, ni órgano (con
un gesto)… ¡Ni piano!, para que lo acompañara
la hija del alcalde: No había alcalde.
¡Ah, el progreso!
¡Increíble, no poder cantar! Pues entonces
voy a bailar. Pero, ¿bailar adónde? ¿En
qué lugar? No había piso encerado en que
caer, ya me entienden. Nada de veladas
con candelabros, con guirnaldas de luz en
las paredes que te iluminen por detrás, ni
copas, ni bebidas que vuelcas en los vestidos.
¡No había vestidos! ¡Ni bailarinas
que los llevaran! Ni padres roncadores, ni
madres rubicundas que impidan bailar sin
parar. Así que, ni beber, ni comer, ni cantar,
ni bailar, ¿qué hacer? ¡Dormir!
¡Eso, voy a dormir! Dormir… pero si no
había noche, ni esos momentos que no
quieren pasar (Ya saben, cuando bostezamos
(bosteza), cuando bostezamos por la
noche). No había noche, ni cama, ni edredones,
ni cubrepiés tejidos, ni bolsa de
agua caliente, ni mesa de noche, ni… ¡Ya
basta! ¡Ah, el progreso!
Entonces quiso amar y se dijo: me voy a
enamorar. Voy a suspirar. Distrae. Incluso
me pondré celoso. Y le voy a pegar a mi…
¿A mi qué? ¿A qué pegarle? ¿A quién?
¿Ponerse celoso de qué? ¿De quién?
¿Enamorado de quién? ¿Suspirar por
quién? ¿Por una trigueña? No había trigueñas.
¿Por una rubia? No había rubias,
ni pelirrojas. Ni siquiera había cabellos
ni trenzas falsas ya que no había mujeres.
¡No se habían inventado las mujeres! ¡Ah,
el progreso!
¡Morir entonces! Eso es, se dijo, (resignado):
Quiero morir. ¿Cómo morir? No hay
puentes, no hay cuerdas, no hay pistolas,
ni enfermedades, ni venenos, ni farmacéuticos,
ni doctores. ¡Entonces no quiso
ya más nada! (Quejoso) ¡Qué situación
más desafortunada! (Desdiciéndose) ¡Pero
no, no lloren! No había ni situación ni desgracia.
Felicidad, desgracia, todo eso es
moderno. ¿Cómo termina la historia? Pues
no tenía final. No se habían inventado los
finales. Terminar, es un invento, un progreso.
¡Ah, el progreso! ¡El progreso!
TRADUCCIÓN DEL FRANCÉS AL ESPAÑOL: LEO ARGUELLO
à Berthe
Les cheveux plantureux et blonds, bourrés de crins,
Se redressent altiers: deux touffes latérales
Se collent sur le front en moqueuses spirales.
Aigues-marines, dans le transparent écrin
Des paupières, les yeux qu’un clair fluide baigne
Ont un voluptueux regard qui me dédaigne.
Tout me nargue: les fins sourcils, arcs indomptés,
Le nez au flair savant, la langue purpurine
Qui s’allonge jusqu’à chatouiller la narine,
Et le menton pointu, signe des volontés
Implacables, et cette irritante mouche
Sis au dessous du nez et tout près de la bouche.
Mais, au bout du menton rose où vient se poser
Un doigt mignon, dans cette attitude songeuse,
Enigmatiquement la fossette se creuse.
Je prends, à la faveur de ce calme, un baiser
Sur les flocons dont la nuque fine est couverte,
En prix de ce croquis rimé d’après vous, Berthe.
A grand-papa
Il faut écouter, amis,
La parole des ancêtres.
- Ne soyons jamais soumis !
Mais, d’où viennent tous les êtres ?
Donc pour cela, puis-je oser,
A travers l’imaginaire,
Vous envoyer un baiser
De tout mon coeur, mon grand-père ?
Vous faisiez des vers très doux
D’après le doux Théocrite,
» L’Oaristys ! » C’est de vous
Qu’en faisant ces vers, j’hérite.
A la plus belle
Nul ne l’a vue et, dans mon coeur,
Je garde sa beauté suprême ;
(Arrière tout rire moqueur !)
Et morte, je l’aime, je l’aime.
J’ai consulté tous les devins,
Ils m’ont tous dit : » C’est la plus belle !
Et depuis j’ai bu tous les vins
Contre la mémoire rebelle.
Oh ! ses cheveux livrés au vent !
Ses yeux, crépuscule d’automne !
Sa parole qu’encor souvent
J’entends dans la nuit monotone.
C’était la plus belle, à jamais,
Parmi les filles de la terre…
Et je l’aimais, oh ! je l’aimais
Tant, que ma bouche doit se taire.
J’ai honte de ce que je dis ;
Car nul ne saura ni la femme,
Ni l’amour, ni le paradis
Que je garde au fond de mon âme.
Que ces mots restent enfouis,
Oubliés, (l’oubliance est douce)
Comme un coffret plein de louis
Au pied du mur couvert de mousse.
A la mémoire de Gambetta
Le grand Lion est mort. Il reste les renards,
Les fouines, les chiens, les rats et les lézards.
Ces bêtes ne sont pas absolument impures
Elles savent manger nos plus sales ordures
Et peuvent nettoyer nos plus puants égouts ;
Mais, Lui le grand Lion, n’avait pas de ces goûts,
Il allait à travers la Forêt séculaire,
Et sans souci d’ailleurs de plaire ou de déplaire
Posait sa bonne patte onglée entre les houx
Des clôtures, et sur les sages rangs de choux,
Que les Tranquilles, que les Lâches (trois ou quatre
En France) arrosent sans penser qu’on va se battre.
La patte onglée était belle, écrasant les choux ;
Et vous lézards, vous chiens, rats, fouines et vous
Renards, qui vous rendra votre folle assurance ?
Le grand Lion est mort, dans la Forêt de France.
A travers la forêt des spontanéités…
A travers la forêt des spontanéités,
Écartant les taillis, courant par les clairières.
Et cherchant dans l’émoi des soifs aventurières
L’oubli des paradis pour un instant quittés,
Inquiète, cheveux flottants, yeux agités,
Vous allez et cueillez des plantes singulières,
Pour parfumer l’air fade et pour cacher les pierres
De la prison terrestre où nous sommes jetés.
Et puis, quand vous avez groupé les fleurs coupées,
Vous vous ressouvenez de l’idéal lointain,
Et leur éclat, devant ce souvenir, s’éteint.
Alors l’ennui vous prend. Vos mains inoccupées
Brisent les pâles fleurs et les jettent au vent.
Et vous recommencez ainsi, le jour suivant.
A une attristée d’ambition
Comme hier, vous avez les souplesses étranges
Des tigresses et des jaguars,
Vos yeux dardent toujours sous leurs ombreuses franges
L’or acéré de leurs regards,
Vos mains ont, comme hier, sous leurs teintes d’aurores
Leur inexplicable vigueur;
Elles trouvent encor sur les touches sonores
Des accords qui frôlent le coeur.
Comme hier, vous vivez dans les fécondes fièvres
Et dans les rêves exaltés,
Les mots étincelants s’échappent de vos lèvres,
Echos des intimes clartés.
Trop heureuse en ce monde et trop bien partagée,
Idéal et charnel pouvoir,
Vous avez tout, et vous êtes découragée,
Comme un ciel d’automne, le soir.
Ne rêvez pas d’accroître et de parfaire encore
Les dons que vous a faits le ciel.
Ne changez pas l’attrait suprême, qui s’ignore,
Pour un moindre, artificiel.
Il faut que la beauté, vivante, écrite ou peinte
N’ait rien des soucis du chercheur.
Et si la rose avait à composer sa teinte
Elle y perdrait charme et fraîcheur.
Dites-vous, pour chasser la tristesse rebelle,
En ornant de fleurs vos cheveux,
Que, sans peine pour vous, ceux qui vous trouvent belle
Sauront le dire à nos neveux.
Moi, je vis la vie à côté,
Pleurant alors que c'est la fête.
Les gens disent : Comme il est bête!
En somme, je suis mal coté.
J'allume du feu dans l'été,
Dans l'usine je suis poète ;
Pour les pitres je fais la quête.
Qu'importe ! J'aime la beauté.
Beauté des pays et des femmes,
Beauté des vers, beauté des flammes,
Beauté du bien, beauté du mal.
J'ai trop étudié les choses ;
Le temps marche d'un pas normal;
Des roses, des roses, des roses!
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