Gilberto Ramírez Santacruz
(Ava-í, PARAGUAY 1959)
Poeta, narrador y periodista. Autor de versos testimoniales, reivindicador de los derechos sociales y humanos de su pueblo, Ramírez Santacruz fue también fundador y director de la revista Todo Paraguay, vocero (a comienzos de la década del 80) de la colectividad paraguaya en el exilio argentino. Su producción poética incluye, entre otros, los siguientes títulos publicados: Primeras Letras (1981), Poemuchachas (1983), Golpe de Poesía (1986), Fuegos y Artificios (1988), Poemas descartables y otros baladíes (1990) y Poemas y Canciones de Amor y Libertad (1993). De más reciente aparición es Poemas entre el amor y el olvido (2003). También es autor de la novela Esa hierba que nunca muere (1989) y de Relatorios (1995), una colección de relatos.
CANTOS DE MEMORIA POPULAR
Canto / 1
En el principio mi pueblo vagaba
por el inmenso continente verde,
teniendo la libertad y la suerte
de no tener fronteras ni murallas.
Frutas dulces y mieles recogían,
labraban la tierra y rogaban al sol;
no conocían el hambre ni dolor,
con la Conquista vinieron un día.
Pero no pudieron matar al amor
y tampoco borraron la memoria.
Retoñaron de a poco la gloria
de combatir como ellos con valor.
Luego comenzaron los padeceres
y murieron millones de guerreros;
mujeres, niños y pueblos enteros;
Arakaré, Lambaré, eran jefes.
Y clavaron la cruz sobre su tierra,
la espada sobre sus cuerpos morenos,
un dios crucificado en madero,
biblia de castigos y recompensas.
Pero no pudieron matar el amor
y tampoco borraron la memoria.
Retoñaron de a poco la gloria
de combatir como ellos con valor.
Canto / 2
El viejo mundo pobló el nuevo,
en nombre de la civilización,
repartiendo progreso y religión,
esclavizando a nuestro pueblo.
Unos huyeron a las montañas,
otros fueron a las reducciones.
Los demás formaron poblaciones,
la patria nació una mañana.
Con pasión comunera
y altivez guaraní, un día
doctor Francia como guía
liberó nuestra bandera.
Y Paraguay fue una criatura,
primero lloró y luego cantó.
Hasta que creció y se plantó
ante los imperios con bravura.
La libertad cubrió la patria,
sembrando alfabetos por doquier,
el pueblo sentado en el poder
y Francia gobernando sin mancha.
Gaspar Rodríguez de Francia,
padre de nuestro Paraguay,
dejó pan, tierra y libertad
al pueblo que le dio su confianza.
Canto / 3
El doctor Francia rompió las cadenas
y la patria dejó de ser colonia.
Los apátridas tuvieron condenas
y Carlos Antonio inició su obra.
El pueblo libre y alfabetizado,
aró en el horizonte su idea
y con sangre su tricolor ha izado,
para siempre como un sol que flamea.
Paraguay no tenía más fronteras
que la que demarca la libertad,
y no defendía otras banderas
que los sueños del pueblo y su verdad.
El territorio era de maíz
y un ferrocarril lo transitaba.
Astillero tenía el país,
fundición de hierro y se armaba.
Todas las tierras eran del pueblo,
la escuela y la universidad.
Don Carlos tenia el gran sueño:
llenar al Paraguay de dignidad.
Paraguay no tenía más fronteras
que la que demarca la libertad,
y no defendía otras banderas
que los sueños del pueblo y su verdad.
Canto / 4
Paraguay estaba en pleno vuelo,
conquistando sueños de alegría,
expandiendo auroras cada día
y el Mariscal avanzando resuelto.
El águila acechaba a la paloma,
los serviles gavilanes del plata
ya tenían afiladas las garras,
tres caínes en alianza alevosa.
Y se echaron fieros sobre el ejemplo
de libertad sobre todas las cosas,
de dignidad con fusiles y rosas:
pueblo donde la lucha tiene templo.
Millón de hombres, niños y mujeres
entregando todo como ofrenda,
vida heroica con sangre violenta
y resistiendo todos los crímenes.
La liberación fue enterrada viva
y a un siglo está resucitando.
A López lo siguen asesinando
y la libertad nuevamente grita.
.
Y se echaron fieros sobre el ejemplo
de libertad sobre todas las cosas,
de dignidad con fusiles y rosas:
pueblo donde la lucha tiene templo.
Canto / 5
No quedó piedra sobre piedra,
sino campos de niños muertos,
hombres caídos tras los sueños
y las heroicas residentas.
Sobre escombros los legionarios
y aliadas levantaron banderas,
coloreadas y perversas,
sirvientas de los sanguinarios.
Desde entonces la guerra entre hermanos,
sobre cada muerte flamea un color,
cada color turnando su dictador
y el pueblo sobrevivió desangrado.
Y llamaron al exterminio
civilización y progreso,
dejando al Paraguay preso,
a los pies del imperialismo.
Y desfilaron los presidentes
rematando tierras y cosas,
rellenando tumbas y fosas
del pueblo que venció la muerte.
Desde entonces la guerra entre hermanos,
sobre cada muerte flamea un color,
cada color turnando su dictador
y el pueblo sobrevivió desangrado.
Canto / 6
Entre cuartelazos y cuartelazos,
golpes militares y palaciegos;
entre asonadas y levantamientos
marcha el pueblo entre balazos.
Entre conspiraciones y motines,
farsas elecciones y nuevos jefes;
y se repetía la historia siempre
como los tristes cuentos infantiles.
El pueblo haciendo de carne de cañón,
que sacó mbyky y puku por el gobierno;
desangrando porque sí al pueblo indefenso,
en décadas donde reinó la sinrazón.
Los partidos cumpliendo su misión,
desterrando al que no quiere morir,
condenando al que no quiere partir,
a ser personero de la traición.
Y la sangre no paraba de llover,
tiñendo de azul y rojo la patria;
sin que el pueblo tuviera esperanza
de que llegue el día de tener poder.
El pueblo haciendo de carne de cañón,
que sacó mbyky y puku por el gobierno;
desangrando porque sí al pueblo indefenso,
en décadas donde reinó la sinrazón.
Canto / 7
Dos águilas eran esta vez,
sobrevolando el gran Chaco,
avizorando el atraco
de Caín a su hermano Abel.
Dos empresas eran, yanki e inglés,
soñando en el oro negro,
regaron con sangre el desierto,
ganancia para la Esso y la Shell.
Dos hermanos contra sí se levantaron,
les dieron armas y aprendieron a matar,
sembraron de tumbas el Chaco Boreal;
Paraguay y Bolivia se desangraron.
Dos pueblos para un mismo dolor,
paraguayos y bolivianos
regalando cruces en vano,
los muertos haciendo combustión.
Dos imperios tras un negocio,
inventar guerras, vender armas,
encontrar naciones hermanas
que den petróleo y compren odio.
Dos hermanos contra sí se levantaron,
les dieron armas y aprendieron a matar,
sembraron de tumbas el Chaco Boreal;
Paraguay y Bolivia se desangraron.
Canto / 8
Volvieron victoriosos
del campo de batalla
y no encontraron nada
a cambio del sufrimiento.
Lo que ganaron en guerra
perdieron en negociación,
por eso la Revolución
de Febrero y la esperanza.
Revolución de Febrero
desenterró al Mariscal,
devolviendo al Paraguay
su memoria de guerrero.
Después de la pesadilla
resurgió por fin el sueño,
para consolar al pueblo
tantas vidas consumidas.
Las promesas eran muchas,
tierra, trabajo y libertad;
democracia y felicidad,
al final de tantas luchas.
Revolución de Febrero
desenterró al Mariscal,
devolviendo al Paraguay
su memoria de guerrero.
Canto / 9
Pasó febrero y un largo otoño
arreció el verdor del pueblo;
deshojó todo sin consuelo
y postergó cualquier retoño.
Nuevos dictadores pasaron
con las aventuras de siempre,
pisoteando a inocentes
y al extranjero se entregaron.
Y como un milagro llegó
la primavera política,
liberando en la práctica
lo que en la ley se prohibió.
Pero no confundir las cosas,
aunque el gobierno decretó
nuestro pueblo lo concretó
la libertad que se gozaba.
Los partidos y sindicatos
crecieron a los cuatro vientos,
agrupaciones, movimientos
y rebeliones en todos lados.
Y como un milagro llegó
la primavera política,
liberando en la práctica
lo que en la ley se prohibió.
Canto / 10
La primavera pasó a ser invierno,
geografía de muertos era la patria,
miles de paraguayos se hicieron parias;
la revolución parió hijos violentos.
Concepción era ombligo del Paraguay,
en Asunción pululaban campesinos;
el dictador se declaró ya vencido
y Perón con su ayuda hizo traicionar.
Revolución del 47,
flores del pueblo acribilladas,
y rebeliones crucificadas
por hordas fascistas coloretes.
La libertad multiplicó montoneras
y levantó en armas hasta a los santos;
pero la represión de sangre y espantos
arrasó con todo, ranchos y capueras.
De la fugaz primavera democrática
pasamos a la larga noche de terror,
donde el tiranosaurio surgió del rencor,
desde entonces la muerte fue sistemática.
Revolución del 47,
flores del pueblo acribilladas,
y rebeliones crucificadas
por hordas fascistas coloretes.
Canto / 11
El pueblo ya conocía todas las brutalidades,
pero jamás imaginó que habría todavía más;
con ejércitos y partidos contaba el mandamás
para sembrar la nación de cruces y calamidades.
Medio país voló espantado como golondrinas,
algunos prefirieron ponerse de pie y enfrentarlo,
otros retornaron armados soñando derrocarlo,
pero el tiranosaurio de los sueños hizo trizas.
El rubio criminal siguió adelante,
torturas, NN y desaparecidos;
usurpando varios períodos seguidos
el poder que robara golpe mediante.
Todos juntos: estudiantes, obreros y campesinos
opusieron dignidad más de tres décadas malditas;
aunque el dictador gobernó con temibles camarillas,
el pueblo siguió sin prisa ni pausa en su camino.
El rubio criminal quiso perpetuarse,
queriendo dejar al hijo putativo
el gobierno en acto conspirativo
y el tiro, por la culata al dispararse.
Canto / 12
Cuando el árbol de la corrupción
sacudía el pueblo con violencia
y empezaba a caer la excrecencia,
el temporal se hizo sublevación.
Pero no se crea que cambió todo,
sólo cayeron las frutas podridas,
quedaron las maduras bien prendidas
y el mismo árbol con ramas y tronco.
Y el refrán se hizo verdad con nosotros:
todo cambió para que nada cambie;
la dictadura pasó, era de antes
y los culpables siempre fueron otros.
La justicia parecía una broma,
los ladrones no serían juzgados
si devuelven partes de lo robado
y si apoyan la democracia ahora.
Los campesinos siguieron sin tierra
y los obreros entregando vidas.
Pero se desnudaron las mentiras:
la lucha del pueblo recién comienza.
La liberación nunca fue regalo,
la explotación un monstruo de papel;
como se dice, la libertad va nacer
«a Dios rezando y con el mazo dando».
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