Sergio Ortiz
Sergio Antonio Ortiz Rivera nace en Santurce, Puerto Rico, en 1951. Se traslada a Chicago en el 1955, y regresa a Puerto Rico desprovisto de su idioma materno en el 1960. Es poeta, narrador, fotógrafo, y educador. Tiene a su haber los poemarios: At The Tail End Of Dusk (2009), y topography of a desire (2010). Actualmente está retirado de la docencia. Ha terminado su última colección de poemas: Wet Stones And Bedbugs In My Mattress, que será publicada en el 2011.
ESPERÉ
esperé al amanecer
como se espera al enfermo
que baja del monte cargado en hamaca.
me sentí viejo y contagiado
pero el viejo aquejado no era yo
sino el que suplanto las manos
por ruedas, el que menguó
a la madrugada, a la zafra
y al ingenio. me opuse su dictadura
a sabiendas
de que yo no salvaría a nadie.
vigilaron lo que escribo,
arrestaron
mis palabras, balearon
mis poesías
y me consumió la soledad
de las piedras.
el musgo del silencio las cubría
lentamente con estiércol
del verdadero enfermo.
el faisán del corazón deserto la escuela
de esta dictadura.
día a día se metía más en la embrolla
del consumo
para ocultar la humillación de los
gases lacrimógenos.
y preguntó: ¿dónde esconderán
su casa de torturas, su gulag? ¿qué me dejaran
llevar conmigo?
NOCHES DE TORMENTAS
sin saber de ti
clava duro
mi incomodidad
clava duro la separación
lo duro de querer
más no saber
clava duro
el consuelo
de estar a tu lado
sin el llanto
solo la risa
tus ojos claros
clávame
duro
PIÑA
Tus labios cayeron sobre mi espalda,
torrente de gorriones picoteando la piña
agridulce que hincha lenguas y amortigua
respiraciones como mortero de boca ancha.
¡Toma, golpea a las setas tailandeses de mis
nalgas perfumado de estrellas de mar
y de hojarasca! Historias translucidas
que arrancan a besos la pulpa de mis labios
al compás de un ligero ritmo tropical:
Danzón que no tiene descanso, que retumba,
como los dedos de Ismael Rivera, sobre
mi cuero, lasca de piña redonda y azucarada
con la morena dulzura de tu melaza.
BESTIARIO
disfruto la distancia. sentado
a solas en el bosque de sauces.
comiendo arroz con leche.
durmiendo con la luz. apagada.
no sueño. con sapos detrás
de las puertas. ni pescaditos
muertos. no escondo. juguetes
en el armario. ni fósforos. ni velas.
no es. que no te quiera. papa.
es que la distancia la creaste
tú. con el. régimen de humillaciones.
me acerque como colibrí.
sentí la escarcha. del rechazo.
el caminar sigiloso. de la pantera.
la mordida. de perro. rabioso.
un cardenal cantaba.
su magia. manteniéndome vivo.
cure las heridas que pude.
las que no. las mordí.
queme. escupí.
cubrí con ajoylodo.
pero el mejor. herbario
ha sido el tiempo. adjunto
a la distancia. el más espectacular
de todos. mis actos. de magia.
DESPUÉS DE LOS LAURELES…
el beso negro
empato la carrera
allá, en el cuarto oscuro
de tu ojo sin salida.
córrete, amor, córrete
que me lo he ganado
córrete las cortinas
si me vas a jinetear
así de duro
ERÓTICA
tu piel: ardiendo por dentro
quema, cubre
apretado -- preciso, mojado,
seco & otra vez se revuelca en mi hambre,
tú piel de hombre.
ACOLCHONADA
No te bastó con ponerme a
pastar
mientras tus diosas rechiflaban
en la cola
frente la imagen clavada en la puerta de mi dormitorio
acolchonado.
“Te observo sé entonces que estoy solo.”
Eres como el prócer
que llega tarde al trabajo sin
escases de
escusas: las gallinas se enfermaron,
el león se embuchó,
la chita no se pudo acomodar otro
punto. Y yo, el hermafrodita
con el coño hinchado y la verga echa en piedra
no pude flotar.
Para ti eso significa que no se amar.
Para mí significa que el me tomará la
mano y cantará Il Mare Calmo Della Sera.
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