Humberto Zarrilli
Humberto Zarrilli Caruso (Montevideo, 12 de diciembre de 1898 - Montevideo, 4 de diciembre de 1964) fue un poeta y pedagogo uruguayo.
Fue el tercer hijo del matrimonio de los italianos Ángel Zarrilli y Elvira Caruso. En 1917 obtuvo el título de maestro y a los 20 años comenzó a publicar cuentos, poemas, libros de lectura para escolares y otros textos.
En 1920 el Consejo Nacional de Instrucción Primaria lo designó redactor y traductor de sus publicaciones oficiales Anales de Instrucción Primaria y Enciclopedia de la Educación. y en 1927 lo envió a Europa para continuar su formación. A su regresó fundó la Revista Oral y la Revista Mural. Esta última se fijaba en los muros de Montevideo e incluía poemas y otros trabajos de Emilio Frugoni, Alfredo Larrobla, Emilio Oribe, Fernán Silva Valdés, Luisa Luisi, Manuel de Castro, Julio Verdié, entre otros.
En los institutos normales dictó clases de idioma francés, literatura, lectura y dramatización. Fue designado por el consejo para dirigir el Teatro Escolar Artístico, pionero en su género en América del Sur, y más adelante el Teatro de la Adolescencia.
Junto al profesor Roberto Abadie Soriano, publicó en 1926 los textos oficiales de enseñanza de idioma español y lectura Cervantes, Rubén Darío y Rodó. Ambos autores obtuvieron el primer premio en un concurso oficial de libros de lectura y la serie oficial de libros de lectura de primero a cuarto año. Fueron coautores de varias obras más, entre ellas: Patria, Democracia para escuelas rurales, Manual práctico de ortografía y Guía metodológica para la enseñanza de la lectura, etc.
Con motivo del centenario de la Jura de la Constitución, en 1930 el estado le encargó el libreto de la primera ópera uruguaya: Paraná Guazú, compuesta por Vicente Ascone. Fue autor de 143 obras de poesía, teatro para niños, textos de estudio para educación primaria y de iniciación a la lectura, etc.
Obras (lista parcial)
Cervantes (texto oficial de lenguaje, 1926) con Roberto Abadie Soriano
Rubén Darío (texto oficial de lenguaje, 1926) con Roberto Abadie Soriano
Rodó (texto oficial de lenguaje, 1926) con Roberto Abadie Soriano
Alegría (libro de lectura, 1927) con Roberto Abadie Soriano
Tierra nuestra (libro de lectura, 1927) con Roberto Abadie Soriano
Uruguay (libro de lectura, 1927) con Roberto Abadie Soriano
Optimismo (libro de lectura, 1927) con Roberto Abadie Soriano
Patria, con Roberto Abadie Soriano
Democracia para escuelas rurales, con Roberto Abadie Soriano
Manual práctico de ortografía, con Roberto Abadie Soriano
Guía metodológica para la enseñanza de la lectura, con Roberto Abadie Soriano
Vértices (poesía, 1928)
Libros de imágenes (poesía)
Pasión de la imagen (poesía)
Cántico de la imagen (poesía)
Paradoja de la imagen (poesía)
Poesía. Primer libro de lectura
La isla afortunada
La ciudad del Dragón
La conquista del fuego
El hada Mebisina
Gesta de la emancipación
El éxodo del pueblo oriental
Primavera
Farigada
Cántico del del pensamiento en reposo
Fábula de la brisa que no eludo
porque la tarde se irisó en caireles
y un alternado vuelo de petreles
curvó la playa que cegó tu escudo.
Al llamamiento de esta paz acudo,
duerma el azor y ayunen mis lebreles.
Siento la hora inesperada en mieles
y en mi crucero, deslizado el nudo.
En ociosa pleamar hoy mi esperanza
frente a este mar refluye su ternura
arrullando la antigua desventura.
El pensamiento cruel ya no me alcanza.
Quede Argos cegado en tu cintura
y al tábano feroz deje en holganza.
Cántico del guijarro que vuelve al río
Fábula de la brisa que no eludo
porque la tarde se irisó en caireles
y un alternado vuelo de petreles
curvó la playa que cegó tu escudo.
Al llamamiento de esta paz acudo,
duerma el azor y ayunen mis lebreles.
Siento la hora inesperada en mieles
y en mi crucero, deslizado el nudo.
En ociosa pleamar hoy mi esperanza
frente a este mar refluye su ternura
arrullando la antigua desventura.
El pensamiento cruel ya no me alcanza.
Quede Argos cegado en tu cintura
y al tábano feroz deje en holganza.
Cántico de la anunciación
Dejó en la tarde la solar oruga
mariposa de llamas. Se agiganta
la fiebre marinera que levanta
olas de sangre que la playa enjuga.
¡Ay del cuitado que el terror subyuga
y la tarde que muere lo quebranta!
Campanada de boya en la garganta
contenga al triste corazón en fuga.
Vamos, no temas corazón que hilaste
y en capullo de tiempo te ocultaste
dejando a los demás laurel y rosa.
En el último sol está la cálida
anunciación que rompe tu crisálida
en eterna y celeste mariposa.
Cántico por la noche del aire
Porque la luna es de aire para que la suspires
y te incendia la llama de un fuego que no arde;
porque la noche crece para que tú la admires,
¡revelarás tu imagen, oh nube de la tarde!
¿De qué naufragio de oro eres flotante vela
que desgarra, dorándose, mi sueño de cipreses?
Camino te da el cielo para que lo regreses.
¡Anda con tu color que al poniente consuela!
Vuelven al corazón latidos olvidados
en un canto que escucho y no sé quién lo canta.
Ante ti el lucero su esperanza abrillanta
y las ondas renacen en espasmos dorados.
Sólo yo estoy erguido en mis días creados
oyendo tu mensaje que me anima... y me espanta.
Cántico del arenal de las preguntas
Confiéreme trocar a mi mirada
por esa tuya, de universo unido.
No, a estos, me dejes, ojos que han perdido
en sol y nube y más en carne amada
la familiaridad de tu morada.
Confiere aunque en colores sumergido
que vea amor; que por tu luz herido
sea en tu flanco túnica plegada.
El polvo esparzas de las ya difuntas
formas; y límpieme tu aliento
avivando los fuegos que tu juntas
cuando en el valle desenredas viento.
Dulce me vuelvas a mi nacimiento
hollando el arenal de mis preguntas.
Cántico por la lluvia que a mi paso cae
Escalas de esperanza y galerías,
de incierta luz y sombra ya segura,
tú sabes que defiendo la armadura
de lienzo que es tu viento y son mis días.
No hallo puente en tus torres y en las mías
y ando entre asombro de aire y agua dura,
perdida ya la lluvia de ternura
que a mi paso, y en llanto, tú vertías.
Sin embargo es por ti, ardor de llama
que olvidas y consumes, todo el drama
de buscarte sin senda, en mi vagancia.
¿Cuándo estaré en tu voz amanecida
recordando los sueños de mi vida
a través de paredes de la infancia?
Cántico del dador frustrado
Tú das todo y no pides,
ese es mi mal.
Van a ti mis arroyos jubilosos
a dejar su caudal,
y ni esta arena blanca necesitas
que el agua y yo cargamos en el hombro.
¡Oh, mar que todo das
y hasta el asombro!
Tu frialdad generosa nada pide
y menos la dulzura
con que, insistentemente, no te nombro.
ODA AL DR SCALTRITTI
Aunque la ciencia, vocación primera
Que alta y bendita la ejerciste, puro;
Quiso tu corazón labrar poesía,
Danza sin meta
No en lerdo paso que enriquezcas muere,
Ni mano contraída hacia la dádiva
El tuyo corazón perdió la llave,
Cofre del cielo.
Huésped fiel de las bohemias noches,
Nunca tu vino aciduló otra copa
Que trasvasar amor es tu destino
Noble Scaltritti
Vida vivida como obra de arte
Vida integral en corazón y mente;
Como se da la llama y la simiente
Tú la prodigas
Si amamos sólo y al que fue testigo
De aquellos nuestros gestos más humanos
Tú el más querido que atestiguará siempre
Nuestra alabanza
Raúl, que lo mejor de nuestros años
Recogiste en cálidos manojos,
Hoy meridión te rinde su homenaje
Homenajeándose
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