jueves, 18 de septiembre de 2014

HUBERT KORNELISZOON POOT [13.371]


Hubert Korneliszoon Poot 

(Abtswoude, 29 de enero de 1689 - Delft, 31 de diciembre de 1733) fue un poeta holandés. 

'¡Cuán placentera es la vida, del tranquilo hombre de campo que no renunciaría a su bienaventurado destino, por pequeño que fuera, ni por la corona de un rey!’ 

Así empieza ‘Akkerleven’ (‘Vida campestre’) del poeta Hubert Corneliszoon (Huibert) Poot. Fue, entre otros, gracias a este poema que Poot consiguió un lugar propio en la historia holandesa.

Huibert Poot era un granjero de Abtswoude, una aldehuela cercana a Delft. Empezó a dedicarse a la poesía siendo aún joven. En 1716 publicó su primera colección de poemas: ‘Mengeldichten' (Poemas variados) con la que adquirió de golpe una enorme popularidad. La gente acudía de todos los rincones del país para ver ‘al granjero que escribía poemas'.

Abuso del alcohol

Poot era innovador porque incorporaba también sus propios pensamientos y sentimientos. Con poemas como ‘Akkerleven' se anticipaba hábilmente a la imagen idílica de la vida campestre. En 1723, Poot se mudó a Delft. Sin embargo, en la ciudad acabó frecuentando ambientes equivocados y se dio a la bebida. Al cabo de un año regresó a Abtswoude.

Conmovedor

En 1732, Poot contrajo matrimonio con su gran amor: Neeltje 't Hart. Tuvieron una hija, pero esta murió a los treces días de nacer. A raíz de este suceso, Poot escribió el conmovedor ‘A la muerte de mi hijita'. Él mismo murió unos seis meses después.

Recuerdo vivo

La vida de Poot acabó tristemente. ‘Aquí yace Poot, muerto y bien muerto', escribió más tarde alguien con ironía. Sin embargo, hasta el día de hoy, el recuerdo de este poeta tan especial se mantiene vivo. Entre otras cosas gracias al epitafio de la Iglesia Vieja.




La vida alegre

Mi cítara, ¿a qué se entona?
¿Qué sones me quiere dar?
Yo canto cuando otros lloran.
Y sé que jovialidad
Es de la vida la sal.

¿Que la gente tal se acuita
Por vanos miedos y cuidos?
Haz como yo, ea, amigo:
Disfruta el caudal de vida
Mientras Muerte te lo fía.

Aunque bata todo el cobre
La batería del cielo,
No pierdas la calma, hombre:
Si quieres vivir contento
Destierra esperanza y miedo.

¿Por qué andar preocupado?
¿A qué truncar tu alegría?
Ahuyenta penas del pecho...
Y no vivas del Rhin lejos
Donde el moscatel se cría.

¿Y a qué vestir trajes caros
De seda, estambre o velludo?
¿Qué le importa el precio al mundo?
Con lo que llora un Heráclito
Ríe un Demócrito a gusto.

Si te dicen: «Qué bochorno,
Esto amenaza tormenta»,
No te inmutes, que bien pronto
Rompe un celaje y despeja.
Todo nubarrón revienta.

También la luz se irá luego
Y se tenderá la noche.
Pero me saldrá la luna
Con sus relumbrantes cuernos
Entre estelares cohortes.

Hubert Corneliszoon Poot, incluido en Antología de la poesía neerlandesa moderna (Ediciones Saturno, Barcelona, 1971, selecc. y trad. de Francisco Carrasquer).




De Lente

Aen mejuffrouwen
Katharina en Debora Blokhuizen.

d’Ontdooide winter vlucht naer ’t noord op Jovis doemen.
De boer verlaet den haert: het vee den muffen stal.
Nu lagchen berg en dal

En bosch en bron en vliet en beemt en gras en bloemen.
d’Alvoênde zomer, daer ’t geluk zich aen liet binden,
Is ons door zoete gunst al weder toegedaen,
En fladdert herwaert aen,

Met loome vleugelen van laeuwe westewinden.
Nu wort het eenmael tydt de stadt om ’t wout te ruimen,
Om ’t aengename wout, dat, vry en ongedeert,
Zoo vrolyk quinkeleert,

En orgels hooren laet, vergult met zachte pluimen.
Wat dunkt u, Juffertjes, Blokhuizens eedle telgen,
Wilt ge in zaligh velt den blyden voglezang
(Gezang behaegde u lang)

Eens met uwe ooren zien en met uw geesten zwelgen?
Wilt ge in den morgenstont eens blanke paerlen lezen
Van nuchtre klaverblaên of scheemrigh lindegroen?
Welaen. ai, koomt het doen!

Uw minlyk wezen zal by godtheên welkom wezen.
Ja koomt: zoo leide ik u daer beek – en boomgodinnen
Een’ groen fluweelen vloer bedansen, hant aen hant.
Neen blyft; de minn[e]brant

Wort buiten thans gestookt, daer al de dieren minnen.
Kupido school zich korts in lentgewas en rozen.
Dies, vreest ge ’t Jongske nogh, zoo houdt u ongenoodt,
Of plukt ’er groen noch root.

Maer zacht, myn lier, gy doet vier schoone wangen blozen.




Spring

To the young ladies
Catherine and Deborah Blokhuizen

Melted Winter flees to the North on Jupiter’s command.
The farmer leaves the hearth, the cattle the musty stable.
Now, mountain and valley laugh

And wood, and fountain, river, meadow, grass & flowers too.
Nursing Summer, which was connected with happiness,
Is already attached to us by sweet favour
And flitters in our direction

With slow wings of tepid Western winds.
Now, it is time to exchange the city for the pleasant forest,
The forest that, free and unharmed,
Carols so merrily,

And plays the organ that is decorated with soft feathers.
What do you think, noble shoots of Mr. Blokhuizen,
Do you want to see with your ears the happy sound
(you were attached to warbling for a long time)

Of birds in a blessed field and revel in their songs?
Do you want to gather in morning-time the white pearls
Of sober clover-leaf or dusky green of lindentree?
Well, come and see

Your charming nature will be most welcome to the Gods.
Yes, come: I’ll bring you there, where Naiads linking arms
With Dryads dance on the green velvet floor.
But no, stay. The Fire of Love

Is burning outside now, where all what lives is set ablaze.
Cupid just hid himself in spring-crops and in roses.
So, if you fear the boy, stay uninvited
Or if you come, avoid the flowery green.

But hush, my lyre, you cause the blushing of four handsome cheeks






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