Andrés Fabián Valdés
Oriundo de Uruguay, nacido el día 17 de julio de 1978. Actualmente residiendo en Argentina.
A ORILLAS DE LA RUINA
Nadie distrajo mi silencio,
nadie me sintió besar con el alma.
De cierto que el viento de la seguridad
nos dirige hacia la ruina de lo que somos.
Llegué hasta las pisadas de un hombre maduro
y éste me preguntó:
“Hermano, ¿permitís que la seguridad
me asfixie con su beso infiel?”.
No soy poseedor de sueños inmaculados
que con sus vuelos hayan elevado un nido en el cielo
y que con sus picos se alimenten en las palmas de mis manos.
Yo era una carabela que la seguridad amarró al muelle,
mientras las olas golpeaban las maderas prontas a pudrirse.
DESEOS EN LA NOCHE
Dulce delirio resultó
el despertar somnoliento de tus manos.
¿Tenés frío?
Dejate envolver por el hervor apaciguado de mi aliento
y rociame con la tibiedad de tu respirar.
¿Me decís que querés vestirte?
¿Por qué no te recubrís con el chasquido
del reflejo sepia de mis ojos?
Natural encanto es el amanecer
de los jardines bondadosos y salvajes de tu piel.
Deseo saber algo de vos…
¿Anhelás volar lejos?
Dejá que el despegar de mis besos
te pasee por los nidos de amor del cielo.
¿Estás algo cansada?
Vení y recostate a un lado de la hoguera de mis labios,
y permití que tus sueños sean una cordial ofrenda
bajo la sutil luz de mi mirada.
Un canto profundo es lo que nace,
al unirse tus sentimientos con mis afectos.
Deseo saber algo más…
¿Vas a seguir durmiendo?
JUGAR SERIO
Contigo es agradable jugar sucio…
Me sentenciás y decorás mi cárcel
con la belleza de tu cuerpo.
Creés ser amante y carcelera
y te enredaste entre mis cadenas.
Te sombreás indiferente y creés menguar,
pero lamés los eslabones que te acercan a mí.
Ignorabás que cuando el fuego renace,
la tierra se obscurece y se funde
y la brisa se atiza de aliento humano.
Te complació jugar sucio…
Y mirá cómo te ensuciaste,
que ya no te descubro tan hermosa.
DORMIR EN MI CAMA
Soy de una tierra que apenas recuerdo,
pero que me hace humedecer la mirada.
No autóctono entre extranjeros
es lo que soy;
una piedra más bajo la lluvia,
pero donde no hay olor a tierra mojada
ni descanso sobre hierba fresca.
Vengo de un camino
donde el viento que sopla es el anhelo.
Si este anhelo de amor
me llevara hasta mi casa.
Vivo donde llaga el hombre
y sufro padeciéndome ajeno al mundo.
Cruzo un campo de flores
y me siento distante de la vida
Necesito descansar sobre la hierba fresca;
deseo sentir en mis manos, la humedad de la tierra mojada.
Si este anhelo de amor
me llevara hasta la caricia de una boca.
El camino de regreso,
no sé si es evocado por la añoranza de algo mejor o por un vago recuerdo,
pero necesito que me lleve a dormir en mi cama.
ERA NUESTRO AMOR
Nuestro amor era brisa blanca,
viento suave del cielo,
pero no ahora
que soy una hoja seca que arrastra tu aliento.
Camino compartido era nuestro amor,
sendero para la danza de nuestros pies,
mas ahora cuesta arriba cinchando tus deseos.
Llegaban nuestros sentimientos a la altura de la luna,
hoy caen como las manzanas de un árbol sacudido;
mientras yo,
ahora brinco sólo para alcanzar el rojo de tus labios,
ahora caigo para alzarme de nuevo.
Nuestro amor era un ave que gorjeaba al cielo,
un pájaro extraviado surcando el infinito,
mas ahora,
un nido vacío en el invierno de tu mirada.
CONFESIÓN
Cuántas noches caí en ebriedad,
esperando que las manos del mundo
empuñen la justicia del mundo.
Y no se escuchó alarido
para expresarte mi dolor,
y no mortificó hambre
que sea rival para mi anhelo.
No hay forma, ni rostro ni mirada
para señalarte el espacio
donde se proyecta el claro de mi fe.
No cabe en el mundo
sabio que lea lo que contemplo.
Cuántos pasos andariegos
levantaron polvo en mi razón
y cuántos caminos sin pueblo
difundieron la verdad de mi alma.
No hay tiempo que sea cascarón
de la nuez que es mi vivir.
No hay ataques de golpes
que describan mi herida.
No fue escrita religión
que te arrime a mi espíritu
y no fue inventada herramienta
que te invoque mi arte.
Cuántas noches dormí con frío
y abrazado a una decepción,
y esperando que el celo del mundo
se olvide de ser mundo.
No hay pasos prevalecientes
que abran caminos en la libertad.
VOZ QUE BUSCA EL SONIDO
Flauta de caña quebrada por mi propio aliento es lo que soy;
alguien de esta sinfonía que admite ser un mal músico.
Flautas rotas abandonadas a un lado del viento es todo lo que he visto.
Cuánto frío y nada de música;
siento mi voz apagada y la palabra distante.
Pero no sólo eso soy; también una fuente de inspiración que pone trémula su agua
y se convierte en tempestad derramada de una fuente.
Tanto lamento ser hombre rodeado de crítica y condena,
cercado por la censura de la absurda reacción humana.
En nuestra superficie actuamos como mandan las circunstancias exteriores;
si hay tormenta, nosotros seremos las peligrosas olas que levanta la tormenta.
Cada uno de nosotros puede ser como agua serena de represa,
que una vez emancipada se vuelve poderosa, incontrolable y mortal.
Somos enormidad de agua estancada,
porque actuamos falsamente y no nos dejamos fluir.
Tanto me aflige ser hombre rodeado de ficción y artilugios,
de orgullo, de cobardía e ironía.
Melodía sagrada saturada por mi propio lamento es lo que soy.
Quisiera ser canto y sólo soy alguien que abre la boca
y silencioso contempla el cielo con el corazón mareado y afligido,
mientras al alma le da lo mismo,
pues entona tanto con la alegría como con la tristeza.
Tanto me apena ser hombre aturdido por protestas y exigencias.
Cuánto hemos contaminado el espacio con la chatarra sonora
de la rudimentaria fábrica de nuestras mentes.
Que si el tiempo desgasta y que si la semilla no crece.
Voz mensajera distorsionada por mi propio auxilio es lo que soy;
alguien entre los incultos que admite ser un desconcertado ignorante,
alguien de esta elegía que reconoce ser un pésimo poeta.
Soy voz amarga y mirada dulce;
soy voz que busca el sonido de la alegría
y soy mirada que anhela la sinceridad de la tristeza.
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