viernes, 8 de agosto de 2014

XOSÉ IGLESIAS [12.745]


Xosé Iglesias 

(Cee, 1974)

Xosé, el poeta del Gran Sol

El singular marinero Xosé Iglesias, que recita sus versos en su barco y los cuelga en Youtube, publica su primer poemario

ALFONSO PATO Santiago de Compostela - El País

Xosé Iglesias es el patrón del barco de bajura Primero Villar. Cada día se levanta a las 3,30 horas de la madrugada y enfila el rumbo desde el puerto coruñés de Oza hacia algún caladero donde ganarse el pan de cada día. “Lo de ganarse el pan es un decir, porque si vieras lo que pescamos hoy es para echarse a llorar, pero así es el mar y últimamente las corrientes están muy revueltas”, explica llegando a puerto en este barco que compró hace una década con los ahorros de lo que había ganado embarcado en el Gran Sol. En el Primero Villar, un barco de nueve metros de eslora, lo acompaña desde hace cuatro años Hassane Diop, un muchacho senegalés de 24 años que carga con la historia cruel que se repite en cientos de subsaharianos: llegó con su padre en una patera y acabó en un centro de acogida hasta que le dieron una oportunidad para trabajar en el mar.

Pero este no es el inicio de una historia de miserias y tragedias sino que pretende ser una historia sobre la vida de un poeta. Un poeta y un marinero reivindicativo que en el año 2011 se hizo célebre con un vídeo en youtube donde se veía obligado a tirar al mar varias cajas de xarda, al tiempo que protestaba con rabia contra la marginación de Galicia en las cuotas pesqueras que establece la Unión Europea. El vídeo rápidamente se expandió por las redes y los internautas pudieron descubrir un interesante marinero con un canal propio en youtube con más de un centenar de grabaciones suyas, que recitaba con tono épico poemas en alta mar, emitiendo sonidos con una caracola y con su compañero senegalés Hassane como operador de cámara en el móvil.

La vida del poeta y marinero Xosé Iglesias (Cee,1974) está marcada por el mar y sobre todo por su paso por el Gran Sol. Allí estuvo embarcado cerca de cuatro años en el “Troita” y allí vivió historias de tempestades y naufragios de compañeros sobre las que prefiere pasar página. En el noroeste de Escocia, en la temible y misteriosa roca de Rockall, una piedra en medio del océano a seis días navegando desde A Coruña, supo lo que era el respeto por el mar. “Allí se registró una ola de treinta metros de altura, la mayor ola jamás medida desde un barco”, explica Iglesias para contextualizar esta temible zona. En los largos días del Gran Sol, que evocan aquellos días narrados por Ignacio Aldecoa en la magnífica novela del mismo nombre, se desarrollaba también internamente su vena poética que ya arrastraba desde chaval y por la que fue premiado en algunos certámenes infantiles. Es ahí donde empieza a germinar “Transfusión Oceánica”, (Editorial Caldeirón), su primer poemario que estos días acaba de llegar a las librerías.

“El título del libro y lo que quiero plasmar en los poemas se podría explicar a diario cuando llego al puerto de Oza y veo a los viejos lobos de mar con esa mirada nostálgica perdida en el horizonte”, dice Iglesias para tratar de explicar ese sentimiento. En todos esos marineros jubilados que pasean entre las redes del puerto oteando el mar, detectó algo especial este poeta marinero: “el océano los marcó y penetró en su interior, provocando lo que llamo `transfusión oceánica’”.

A Iglesias le fascinan los lobos de mar, tanto el término como la vida interior de esos viejos marineros. Esa fascinación y esa sensibilidad fue captada por ese avispado zahorí de historias que es el músico y escritor Xurxo Souto. “Xosé no escribe del mar. Al revés, es el océano quien lo conforma y define las siluetas de su ser”, escribe Souto en el bonito prólogo del libro, en el que define estos versos como “poemas en los que el Atlántico explota en los ojos”.

Hace tres años que Souto conoció a Xosé Iglesias en un taller literario y desde entonces lo alentó para que aflorase el poeta que llevaba dentro, durmiente desde hace años. Después, el también poeta Paco Souto fue el que impulsó la edición de este libro de 36 poemas en la Editorial Caldeirón.

Cada día, después de regresar de faenar entre fanecas y salmonetes, Iglesias llegaba a casa y cincelaba estos versos que están tatuados de salitre y que evocan en muchos casos el universo poético del gran Manuel Antonio. En ese mundo de sextantes, rosas de los vientos e isobaras, reducido a una superficie que va de proa a popa, emergen los versos de Xosé Iglesias. Son versos de lucha, de las adversidades del mar y de las contradicciones de sentirse libre navegando, como comienza el titulado “Nove metros”, justo las medidas de su barco: “Merquei nove metros de liberdade / a cambio de ser escravo do mar”. Como le gusta decir a su autor, “son poemas hechos desde el océano”.

Despúes de cenar, Xosé hace y rehace sus poemas, pero sin muchos despistes horarios. Al día siguiente, a las 3,30 de la madrugada tiene que poner el Primero Villar en marcha. Saldrá unas doce horas a faenar, y aunque ahora no sea al Gran Sol ni a la inhóspita roca de Rockall, el respeto por el mar es el mismo. “Eso no cambia, lo único es que tal y como está todo casi volvemos a puerto con más poemas que pescado”, ironiza el poeta marinero. Por si acaso, Hassane Diob, el marinero camarógrafo, siempre tiene su móvil a punto en el barco para que el mundo pueda acceder a la épica de los versos de Xosé, el poeta que se forjó en el Gran Sol.


RUGIR DE CARACOLA

Tiembla el silencio
en las entrañas del aire
La espiral acústica
transfiere los ecos 
del océano
y fondea el ritmo helicoidal
en los tímpanos
que se visten de antaño
Un idioma de sirenas
resuena en las cavernas 
del tiempo
y vibramos
con la arquitectura sonora
aspirando el aroma del mar
¡Lejos o cerca
ruge la caracola!


O BRUAR DA BUGUINA

Treme o silencio 
nas entrañas do ar
A espiral acústica
transfire os ecos 
do oceáno
e fondea o ritmo helicoidal
nos tímpanos
que se visten de antano
Un idioma de sereas
resoa nas cavernas
do tempo
e nós vibramos
coa arquitectura sonora
arrecendendo o cheiro do mar
Lonxe ou preto
brúa a buguina!




A Luis Dopico, lobo de mar de A Coruña

Nuestras proas baten contra muros salados
y como una serpiente erguida el mar aparece
e inyecta veneno con sus blancos golpes.
¡Pero somos lobos de mar!

Y la poción envenenada nos hace dar saltos
Se estremece el hierro del casco y se infecta
por la sustancia tóxica que nos paraliza.
¡Pero somos lobos de mar!

La vista se nubla el dolor es constante
se neutralizan los sentidos en los cuerpos sin dueño
y la naturaleza exterior es un infierno gris.
¡Pero somos lobos de mar!

Los colmillos son ondas gigantes
que nos muerden a todos.
Nadie escapa del veneno del reptil.
¡Pero somos lobos de mar!

Y también sabemos del antídoto.
¡Ven onda! ¡Ven serpiente!¡Ven veneno!



A Luís Dopico, lobo de mar da Coruña

As nosas proas baten contra os muros salgados
e como unha serpe erguida, o mar maniféstase,
e inxecta veneno nas brancas arroutías.
Mais nós, somos lobos de mar!

E a poción envenenada fainos dar saltos,
treme o ferro do casco e inféctase
da substancia tóxica que nos paraliza.
Mais nós somos lobos de mar!


A vista núblase a dor é constante

Neutralízanse os sensos dos corpos sen dono,
e a natureza exterior é un inferno gris.
Mais nós somos lobos de mar!

Os cairos son ondas xigantes
que nos morden a todos.
Ninguén escapa do veneno do réptil.
Mais nós somos lobos de mar!

e tamén sabemos do antídoto.
Ven onda! Ven serpe! Ven veneno!



ESTELA

Navegamos a la intemperie
de un sueño que cruza el océano
Entre las cuadernas de un tiempo
construido para nosotros
en el astillero de las espumas
Al borde de un abismo
que nos condena a despertar
en el límite de la cordura
Descansamos nuestros cuerpos
en la almohada blanca de las estelas
En el tumulto del río que mana de la popa
y graba en el horizonte de las mareas
la mengua de las voluntades que soñamos
Pero no somos para el mar
más que gaviotas viento
media cáscara de nuez
flotando en la inmensidad
Efímeros pedazos de un despertar
en el ocaso de un sueño eterno.



RONSEL

Navegamos na intemperie
dun soño que cruza o oceáno
Entre as cadernas dun tempo
construído para nós
no estaleiro das escumas
Na beira dun abismo
que nos condea a espertar
no límite da cordura
Descansamos os nosos corpos 
na almofada branca dos ronseis
No tumulto do río que emerxe pola popa
e graba no horizonte das mareas
o devalar das vontades que soñamos
Pero non somos para o mar 
máis que gaivotas vento
media casca de noz
flotando na inmensidade
Anacos efémeros dun espertar
no ocaso dun soño eterno.




ASTRÓNOMOS DE CALADEROS
INVISIBLES

A Serafín Mourelle


Atravesamos a ciegas
la linea incierta del horizonte
La cartografía invisible
de mares sin coordenadas
El tiempo oculto en relojes 
sin agujas ni calendarios
Con nuestras manos
curtidas en un millón de vientos
supimos trazar los rumbos
en el papel en blanco del anhelo
Supimos apuntalar el sextante
bajo las estrellas preñadas de peces
Con nuestra fe dimos nombre
a meridianos y paralelos huérfanos de apellido
Bautizamos fondos sin nación
con nuestra bandera azul y blanca
Fuimos astrónomos 
buscando cardúmenes
perdidos en el silencio
Náufragos de la palabra amor
sentenciado en bodegas vacías
Lobos de mar encadenados al destino
innato de sus corazones
presos eternamente 
de los trescientos sesenta grados del océano



ASTRÓNOMOS DE CALADOIROS
INVISIBLES

A Serafín Mourelle


Atravesamos a cegas
a liña incerta do horizonte
A cartografía invisíbel
de mares sen coordenadas
O tempo oculto en reloxos
sen agullas nin calendarios
Coas nosas mans
curtidas nun millón de ventos
soubemos trazar os rumbos
no papel en branco da ansia
Soubemos apuntalar o sextante
baixo as estrelas preñadas de peixes
Nomeamos coa nosa fe
meridianos e paralelos orfos de apelido
Bautizamos os fondos sen nación
coa nosa bandeira azul e branca
Fomos astrónomos 
na procura de cardumes
perdidos no silencio
Naúfragos da palabra amor
sentenciado nas bodegas baleiras
Lobos de mar encadeados ao destino
innato dos seus corazóns
presos eternamente
dos trescentos sesenta graos de océano

Traducción al castellano: Sergio B. Landrove


Xosé Iglesias (1974)

Sou natural da costa da norte, dun pobo que me agasallou na miña infancia cun asteleiro, no que os barcos subían e baixaban do varadoiro coma transeúntes ignorados o seu paso….
Mais non foi así, xa que os asteleiros sicar line de Cée, ensináronme a divinidade da miña relixión, construiron sen sabelo o meu universo a través de cadernas, de grúas que daban vida a un novo navío, de armazóns aerodinámicos nos que os meus ollos eran fotocopiadoras en tres dimensións da construcción dos meus soños….
Tamén, no mismo municipo, sentín a rentes da cuberta o cheiro inesquezible do aceite das baleas frotando nos mares onde escomenzei a senti-lo mar….
De estas, e varias conxuncións mais, co paso dos anos deime conta que algo ocurría co sangue que corría polas miñas veas… Nel, había auga salgada¡¡.
En vigo rematei os meus estudos e embarquei de capitán de pesca polos océanos… Pero non atopei a paz ata que xa fai 9 anos merquei o meu barco, nel, o carón do meu mar, o mar da Coruña, sentín o que dende pequeno viña sentindo, pero de forma mais acusada… Sentín transfusións oceánicas¡¡…
Non sou escritor, sou mariñeiro, pero a veces, sinto que o vento me fala¡¡


Lobos de mar

as nosas proas baten contra os muros salgados
e como unha serpe erguida, o mar manifestase,
e inxecta veneno nas brancas arroutías.
mais nós, somos lobos de mar¡¡
e a poción envenenada fainos dar saltos,
tembla os ferro do casco e inféctase
da sustancia tóxica que nos paraliza.
mais nós somos lobos de mar¡¡¡
a vista núblase, a dor é constante.
neutralízanse os sensos dos corpos sen dono,
e a natureza exterior é un inferno griis.
mais nós somos lobos de mar¡¡¡
os colmillos, son ondas xigantes
que nos morden………a todos.
ninguen escapa do veneno do reptil.
mais nós somos lobos de mar¡¡¡
mais tamén sabemos do antidoto.
ven onda, ven serpe, ven veneno.


Transfusión oceánica

Eu, creo que sou human reconvertido,
e sinto , que nalgun momento
sufrin transfusión oceanica,
porque esta sangue do meu corpo
non é sangue, é sangue salgada.
Sinto tamen que sufrin metamorfose,
non é nariz a miña senon proa,
non son brazos os meus senon amuras
e as miñas costelas cadernas…..
Todo min forma un esqueleto naval.
E esta barriga que se afunde no mar
estabilidade contra as ondas de costado.
Son human, son barco, son tantas cousas…..
Eu creo que son arbore, porque sempre me chove,
Sempre me venta, sempre e me da o sol.
Tamen creo que sou paxaro, porque os peixes
venme voar entre as ondas, e subo, baixo,
fago siluetas acrobaticas ou simplemente voo raso.
Asi me ven, un paxaro voando no oceano…..
Miran cara enriba , e ali estou coa proa,
as amuras,a popa, a barriga, o eixe….
Eu sou mariñeiro, e o mar mollame a ialma,
salinizame e golpeame o corazon.
e eu non poido facer mais nada,

Senon ser arbore, ser barco, ser paxaro….
En serio, nada podo facer,
NADA, PORQUE MARIÑEIRO SOU.



Non hai silencio no Gran Sol

Afúndense os versos
nos marcos invisibeis do medo.
As metáforas dos ventos
afóganse en escuma branca.
Esvaécense nos tremores
involuntarios das amuras.
As palabras agóchanse
na consciencia inqueda dos mortais.
Péchanse os portillos sonoros da voz.
Pero non hai silencio no gran sol.
Non hai socairo nos costados.
Nin tinta nos cadernos dos poetas.
Reventa o mar no hourizonte.
Eclosionan as ondas
no parto inmortal das borrascas.
No mesmo útero da singradura
latexan pulsos apocalípticos
entre os fráxiles mamparos de ferro.
Repousan os corpos
nas entrañas de catres ingrávidos.
Namentres que a proa,
acoitela co puñal da sorte
o rumbo verdadeiro cara o abismo.









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