lunes, 11 de agosto de 2014

RENÉ MORALES HERNÁNDEZ [12.790]


René Morales Hernández  

Ciudad Valles, San Luis Potosí, México, 1981. Desde muy pequeño creció en Ocozocoautla de Espinosa, Chiapas. Estudió Lenguas y Literaturas Hispánicas en la UNAM; su obra publicada se encuentra en un par de antologías y revistas, así como en los libros El bestiario del perro (Literal: 2009: México), Radiografías (Catafixia: 2010: Guatemala). Lo más destacado de su poesía se ha traducido al inglés para el periódico cultural The Journal en Reino Unido, así como al francés para la revista Estuaire en Québec.



I

Un día antes del fin del mundo
nos levantaremos temprano 
a ver a los pájaros

y nos sorprenderemos
escuchando nuestra respiración
a la mitad de la hierba fresca

en ese momento no sentiremos nada

sólo esa pequeña gota de lluvia que se estrella
en contra de algo que no puedo defini

y la vida no será más que arena que cae

un fragmento de pan viejo en la alacena

que comerán con paciencia las ratas más pequeñas

en ese momento ya sólo seremos un poco de tiempo y sangre
en un lugar inadecuado




Guatemala

Yo soy Ulises carcomido por la sífilis
Ciego y bueno como una golondrina
que lo ha perdido todo en su infinita pobreza

Yo soy Ulises el que amo mujeres tibias
como la espuma en el hocico de los zorros

Yo soy Ulises el que sueña con muslos húmedos
en una ciudad oscura

yo soy Ulises el que jamás estuvo aquí





Una mujer que no cicatriza como una bala
en el cráneo

Al final tú con los labios secos por el tabaco negro de una noche aparentemente fría, te me acercarás en silencio para decirme: “moriremos solos”.

En ese segundo exacto me despertaré al principio de otra década
                            -viendo las luces de la ciudad sin poder decir nada-





El País de las golondrinas

El país de las golondrinas
acaba de estar aquí hace unos segundos.




Cordero

Descansa cordero,
que es más fresco y verde
el pasto en el sueño.




Radiografías


I

Hay que empezar a escribir un libro sobre la Ciudad de México
ensuciándose las manos
sacudiéndose la cabeza con fuerza
para saber que se está vivo
hay que estar seguro de que el corazón
no se ha vuelto un fragmento de papel celofán
movido por el viento
hay que empezar a escribir un libro sobre la Ciudad de México
derruido por dentro y a punto de volverse loco

como si uno fuera el hartazgo de un fragmento de asfalto
que se calienta por el sol

como si uno fuera un fragmento de luz
que cansado
quisiera esconderse de todo
como si uno fuera un perro
al que le hace falta que le pasen
la mano sobre el lomo
para poder quedarse dormido.



II

En una ciudad tan roja como la tinta con la que escribo
ando con la seguridad
de que alguien me tocará la espalda por sorpresa
para decirme que he envejecido
tanto como un muerto que conocieron
hace muchos otoños

yo siempre ando con un reloj en el puño
apretándolo fuertemente
para sentir algo parecido a la esperanza
en medio de las manos

yo siempre estoy tratando de recordar mi nombre
el tipo de sangre que tengo
y eso que me unía infinitamente a los cangrejos

yo siempre
siempre
estoy escribiendo este poema




VII

Este pedazo de carne tan amarga
que se rompe en llanto
y a veces pareciera decir la verdad
o alguna otra palabra como ventana o milagro

esta carne fatal
que insiste en recordar lo que jamás ha pasado
y anda entre el bullicio del mundo

esta carne que sólo tiene la fortuna de ver
un carnaval de imágenes tristes
por una extraña coincidencia
ve la tarde
con la misma melancolía que cien pájaros.




VIII
(Perspectiva a futuro)

Sé que Dios tendrá piedad de nosotros
ya que al cerrarse la herida de la vida
por un error que parecerá terrible
todos reencarnaremos en pájaros.




II

No hay oficio más lindo
que este de limpiar la sangre de otros
en los rastros donde vienen a morir
animales que tienen nombres
en las cantinas donde se baten los ebrios a golpes
y en los hospitales donde se desangran algunos santos

no hay oficio más lindo que borrar
los restos de un hombre
de esta tierra
y decir: "yo estuve ahí
y fui tan generoso que jamás pregunté
por su nombre"




VIII

Yo que hubiera amado como nadie
ver mi nombre escrito sobre la sal
o la tarde sucia desde mi ventana roja

yo que me sentí libre
por andar hace tiempo
en esta ciudad
con una gota tuya de sangre
debajo de la lengua

ahora vuelvo a casa
como un gato desvelado
por las escaleras
más abandonadas del mundo

yo que no tengo el valor para ir
a preguntar por la esperanza
y sus estúpidos retazos
a las carnicerías más oscuras

yo que ahora hago que todo se quede en silencio
cierro los ojos con todas las fuerzas que puedo
para que el mundo duerma en paz
sólo por esta noche.




Notas sobre el fin del mundo

II

Un día antes del fin del mundo
Amanda seguirá en su cuarto sin hacer ruido
como un gato con la sangre inflamada

Amanda, quiero que sepas
que al final de la fiesta todos sabíamos despedirnos en sueco
o algo parecido
sal un segundo, Amanda
a escuchar cómo crece el pasto
 a ver cómo se mueven los árboles en la noche
si estuvieras aquí nos sentaríamos a ver
una parvada de patos en el televisor
y no sabes cómo me gustaría
que uno de ellos se machacara el cráneo
contra la pantalla

Amanda,
abre la puerta
que se ha hecho tarde
y la casa se ha empezado a inundar de silencio.



17 dollars
Introducción

Aunque no lo parezca elegimos el orden de la sal sobre la carne muerta, el color de la pesadilla o la mordedura de nuestro pasado que insiste en entrar a nuestras sábanas como una víbora torpe en un campo de trigo.



I

Entonces sé que puedo verte dormir como un cordero apoyado en su madre, puedo verte con la piedad sorprendida en la piel como ventanas cerradas a la noche de los lobos y por un instante todo parece distinto.







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