Raúl Núñez (Buenos Aires, 1946 ó 1947 - Valencia, 1996) fue un escritor argentino autor de novela, poesía y relatos.
Nace en Buenos Aires en 1946 ó 1947.
Llega a Barcelona en 1971, donde colabora con diversas revistas contraculturales de la época como Vibraciones y Bésame mucho, y donde aparece en 1974 su antología de poemas People.
En 1979 Producciones Editoriales publica su primera novela, Derrama whisky sobre tu amigo muerto, en la legendaria colección Star-Books.
Después de pasar dos años en Ámsterdam regresa a Barcelona. Anagrama edita sus dos novelas siguientes. Sinatra. Novela urbana en 1984 y La rubia del bar en 1986. Ambas son llevadas posteriormente al cine.
La adaptación de La rubia del bar se rueda en 1986 en catalán dirigida por Ventura Pons con el título La rossa del bar y música de Gato Pérez. Sinatra, por su parte, es dirigida en 1987 por Francesc Betriu e incluye canciones de Joaquín Sabina, que aparece además brevemente como intérprete.
A finales de los ochenta se traslada a Valencia, desde donde sigue colaborando con Playboy y otras revistas. En 1989, Laia publica su nueva novela A solas con Betty Boop.
En el semanario Cartelera Turia tiene una sección fija titulada El aullido del mudo. En 1994 Midons Editorial reúne una selección de estos textos en un volumen del mismo título y uno de ellos será convertido en el guion de un cortometraje por Francesc Betriu y el propio autor.
Muere en la madrugada del 7 al 8 de mayo de 1996, dejando terminada su última novela, Fuera de combate, que aún permanece inédita.
En 2008 una serie de sus amigos (Francesc Betriu, Alfons Cervera, Juan Madrid, Juan Marsé, Ventura Pons y Joaquín Sabina, entre otros) consigue reunir su poesía en el volumen Marihuana para los pájaros, que incluye el contenido de todos los libros de poemas publicados anteriormente (Poemas de los ángeles náufragos, San John López del Camino, Juglarock, People y Cannabis flan).
Ese mismo año, la antología Resaca / Hank Over. Un homenaje a Charles Bukowski, que contiene treinta y siete relatos de otros tantos autores hispanohablantes, incluye su cuento Hablando con Bukowski a modo de doble tributo. Además de ésta, conforman el volumen obras breves de escritores contemporáneos como Hernán Migoya, David González, Karmelo C. Iribarren, José Ángel Barrueco, Agustín Fernández Mallo, Ana Pérez Cañamares, Ángel Petisme o Kutxi Romero, entre otros, y sendos prólogos de Patxi Irurzun y Vicente Muñoz Álvarez, responsables también de la selección.
Obra
Poesía
Poemas de los ángeles náufragos (1970)
San John López del Camino (1971)
Juglarock (La Mano en el Cajón, 1972)
People (Tusquets Editores, 1974)
Cannabis flan (Editorial Marte, 1983)
Marihuana para los pájaros, poesía completa (Baile del Sol, 2008)
Novela
Derrama whisky sobre tu amigo muerto (Producciones Editoriales, 1979)
Sinatra. Novela urbana (Anagrama, 1984)
La rubia del bar (Anagrama, 1986)
A solas con Betty Boop (Laia, 1989)
Fuera de combate, inédita
Relatos, artículos y textos breves
El aullido del mudo (Midons Editorial, 1994)
Resaca / Hank Over. Un homenaje a Charles Bukowski (Caballo de Troya / Random House Mondadori, 2008) Selección y prólogo de Patxi Irurzun y Vicente Muñoz Álvarez. 37 relatos de otros tantos autores, incluido Hablando con Bukowski de Raúl Núñez
Otros
La rubia del bar. Guion (1985) de Ventura Pons y Raúl Núñez
SOLAMENTE HE TRATADO DE CONTAR CONTIGO
Cuando no era más que un buscador confuso
y salía a emborracharme con los perdedores,
y recorría los bares una y otra vez,
tratando de asegura rla próxima comida,
y tomaba a quien estuviera a mi lado,
sin preguntarme quién era o qué pensaba,
y me daba lo mismo meterme en una cama o en otra,
porque lo único que necesitaba era una entrada gratis,
y cuando la conseguía podía darlo todo,
porque no me habían pedido nada a cambio,
pude darme cuenta que sólo quien ofrece algo,
llega a recibir lo que espera.
Yo solamente he tratado de contar contigo.
Nunca he querido convencerte de nada,
ni llevarte hasta la última montaña,
ni convertirte en algo diferente a lo que eres,
pero creo que no debes necesitar sólo a quien buscas,
sino a quien te está buscando a ti.
Ahora todo se ha quedado dormido en el camino,
yo solamente he tratado de contar contigo,
y de conseguir una entrada gratis,
para no quedarme esta noche sin ti.
NADIE TE ECHA DE MENOS
Bueno, ahora tienes tu propio huevo frito
y realmente nadie te echa de menos.
Ya no necesitas ir a rodar por los bares
para conseguir donde pasar la noche,
ni robar la propina de la mesa de al lado.
No puedo decirte que hayas dejado tu camino
porque nunca has tenido ninguno,
y cuando te encontraste bajo la lluvia
lo único que se te ocurrió fue buscar un paraguas.
Ahora te han abierto las puertas de tu verdadero mundo
que era todo lo que estabas esperando,
y has entrado corriendo a abrir la nevera
y a lavarte las manos.
Sólo te habías acercado hasta el callejón
para mandar unas cuantas tarjetas postales
y llevarte algunos souvenirs de la tienda,
pero nunca llegaste a entender nada.
Cuando te pasaron la pipa por primera vez
lo primero que pensaste fue llamar a los bomberos
y aseguraste que lo habían hecho para matarte.
Al otro día te emborrachaste con una sola cerveza
y estuviste a punto de vomitar sobre la mesa
mientras querías abrazar al camarero.
Por fin, te vuelves a encontrar en tu sitio
y no creo que tengas ganas de seguir la aventura.
Cannabis Flan (1976).
ESTÁ BIEN, MUÑECA
Está bien, muñeca,
hace cinco días que le hablo de ti a mis amigos
y que me acuesto tarde por caminar de noche como un lobo.
Hace cinco días me regalaron una gran bota para el vino
y me dijero que eso me iba a ayudar,
aunque no es cierto.
Pero sucede que esta tarde me compré un lápiz de colores
y estuve varias horas dibujando en la mesa de un bar
y me sentía muy bien
porque hacía mucho frío y yo tomaba café con leche
y por la ventana del bar
veía la llovizna que caía dulce sobre el Barrio Gótico.
Está bien, muñeca,
creo que ya es muy difícil que me pueda hacer daño,
aunque a veces cuando encendía un cigarrillo
tenía ganas de que estuvieras cerca
y me tomaras la mano
y me hicieras muecas divertidas, como antes,
lo reconozco.
Pero volvía tomar el lápiz y dibujaba un niño con un globo
o un juglar pelirrojo que dormía en el campo
y realmente no te necesitaba.
Está bien, muñeca,
espero que no pase mucho tiempo hasta que puedas olvidarte de alguien
dibujando un juglar pelirrojo.
Quizás te parezca aburrido estar al lado mío en un bar
o inventarle historias a mis dibujos, es probable.
Está bien, muñeca,
me quedo otra vez solo, dibujando.
Yo no te prometo un viaje en auto-stop a la India
ni que dentro de un vemos vamos a asaltar la Casa Blanca
ni que iré a las seis de la mñana a las fábricas
a regalarle fotos de Marx a los obreros.
Sólo te digo que quería encontrarte
para decirte que me hubiera gustado ver un hijo creciendo en tu barriga
y que también me hubiera gustado que tomáramos vino juntos esta noche
y para decirte un montón de cosas mucho más tontas
que no son para escribir en un poema.
Raúl Núñez en People (1974).
SUEÑO JUNTO AL CALEFACTOR
Estoy dormido y sueño
echado en el piso de la estación de Hamburgo
junto a un calefactor
porque en toda la ciudad
no hay una sola cama en la que yo pueda dormir
y ya no tengo frío
porque estoy soñando
y a mi lado
hay dos beatniks suecos
que antes de dormirme me dieron cigarrillos
y sé que ellos también sueñan
entre sus chaquetas de cuero y sus botas gastadas.
Sé que escribo soñando
y entre la niebla rosada
que sube hacia mis ojos
desde mi corazón
siento que llega una muchacha
o una muñeca
y sé que no ha llegado en ningún tren
de los que se hielan parados en las vías
porque hay flores en sus pezones
porque está descalza
y su cabello le besa la cintura
porque sé que habrá gusto a miel y leche
en sus nalgas y en su vientre
y ahora se echa a mi lado
y me calienta con su aliento y su pelo.
Has llegado hasta aquí mi beba,
hasta la estación de Hamburgo
hace demasiado frío
y yo no soy el más solitario
podrías haber llegado hasta el alemán borracho
que cantaba C`est si bon en el bar
tenía 500 marcos
y los muchachos italianos lo robaron.
Ahora está solo
caminando por la estación desierta
tiene una espuma roja en los ojos
y creo que llora,
podrías haberte acercado a él
o al etíope
que hace quince días que no duerme
y ahora está echado en el banco de una plaza
y sabes que allí no hay calefactor
ni siquiera alguien que duerma cerca
y eso no es bueno, muñeca.
Y sin embargo
has venido a echarte al lado mío
y los deditos de tus pies están tibios.
Hagamos el amor, entonces,
aquí sobre el mosaico helado
y después
vayamos a juntar hombres
como si fueran flores
a todos los hombres que están tirados en las calles
o en la plazas
a los borrachos
a los homosexuales
a los drogados de St Pauli
y les contarmos un cuento
o les enseñaremos a balbucear amor
como si fueran niños.
Vayamos a juntar hombres
como si fueran flores
y a llevarlos a todos
a la estación de Hamburgo.
Marihuana para los pájaros, por Raúl Núñez
Editorial Baile del Sol. 209 páginas. 1ª edición de los poemarios 1970-1983. Ésta edición de 2008.
Hace ya 4 años, cuando Baile del Sol, publicó esta poesía reunida de Raúl Núñez (Buenos Aires, 1946 ó 1947 – Valencia, 1996), bajo el título de Marihuana para los pájaros (palabras tomadas de uno de sus versos), recuerdo haber leído comentarios elogiosos sobre este autor en el blog Hankover (lo tengo enlazado a la derecha), gestionado por los escritores Vicente Muñoz Álvarez y Patxi Irurzun. Hankover, que ahora funciona como un fanzine literario, nació para promocionar un libro donde un grupo de autores rendían un homenaje a Charles Bukoswki, narrador y poeta con el que Vicente Muñoz Álvarez relaciona a Raúl Núñez. En su blog, Muñoz Álvarez escribe sobre Núñez: “Un autor al que venero con especial devoción, el heredero hispano de la Beat Generation y el pionero del realismo sucio en nuestro país”.
Me informé sobre Raúl Núñez y pronto me llamó la atención su poderosa aura de autor maldito: su poesía -publicada en España en la década del 70 y el 80 del siglo XX- sobrepasado ya el año 2000 estaba casi olvidada, salvo para un grupo de incondicionales y amigos; y sus textos descatalogados eran muy difíciles de encontrar. Gracias principalmente a la labor de Alfons Cervera y de Uberto Stabile, poetas y amigos de Raúl Núñez (autores además del prólogo y del epílogo, respectivamente, de Marihuana para los pájaros), se han podido reunir sus innecontrables libros de poesía y una editorial pequeña, pero con un fuerte afán de difusión cultural, como es Baile del Sol, pudo publicar en 2008, en un solo volumen, sus 5 títulos de poesía (más un poema inédito).
Y lo curioso es que si se habló –siempre a un nivel restringido- de este rescate de Raúl Núñez hace unos pocos años, para la mayoría de los interesados en la literatura fue una sorpresa; fue, por completo, la aparición de un nombre nuevo. Yo, sin ir más lejos, no había oído nunca nada sobre él, y lo extraño, lo que convierte su olvido en algo sangrante, es que durante al menos algunos años de la década de 1980 Raúl Núñez tuvo que gozar de cierto éxito literario: dos de sus novelas, Sinatra. Novela urbana (1984) y La rubia del bar (1986) las editó Anagrama, y además, ambas, tuvieron su adaptación cinematográfica; la segunda dirigida en 1986 por Ventura Pons y la primera por Francesc Betriu en 1987.
El año pasado, a la hora de cobrar mis derechos de autor por la publicación de mi novela Acantilados de Howth en Baile del Sol, le pedí unos cuantos libros a la editorial, entre los que estaba Marihuana para los pájaros, que reúne los siguientes libros de poesía: San John López del Camino (1970-1971), Poemas de los ángeles náufragos (1969-1970), Cannabis flan (1983), Jougla rock (1971-1972) y People (1974).
Lo primero que me ha llamado la atención de Marihuana para los pájaros es que los poemarios no están ordenados de forma cronológica. Especulo que esto se debe a la búsqueda de un equilibrio para esta compilación: los dos últimos libros son bastante diferentes a los otros tres.
Yo, para facilitarme la tarea, los voy a comentar por orden cronológico:
Poemas de los ángeles náufragos (1969-1970) está escrito cuando Raúl Núñez cuenta con unos 22 ó 23 años; y ya los dos primeros versos marcan el carácter marcadamente beatnik o hippy del poemario: “No estrangules al policía / con las cuerdas de tu guitarra, hermano” (pág. 43). Abundan aquí los poemas narrativos, y varios tienen lugar en la estación de trenes de Hamburgo (estos me han gustado además de por su interés literario por un tema personal: yo conozco esa estación y, aunque no al nivel de Raúl Núñez, también me sentí un tanto desesperado en ella). Estos poemas, en los que acompañamos al poeta por su vagabundeo europeo (Alemania, Suecia, Francia…) además de algunas evocaciones porteñas, me han recordado, por su vocación de aventura desesperada, a algunas páginas de Jack Kerouac, o de Allem Ginsberg, a los que se evoca, y también a los poemas más narrativos de Charles Bukoswki. Además combinan un interesante juego posmoderno -ya que existe poemas donde se habla de la soledad de Superman o del abandono que sufre una máquina de Coca-cola- con una crítica a la actualidad política del momento, sobre todo a la guerra de Vietnam.
Dejó aquí uno de los poemas que más me han gustado de este poemario:
POEMA EN EL BAÑO
No sé si hablar ahora
de las hormigas sobre el rostro
de un guerrillero muerto
en Venezuela o en Colombia,
no sé si hablar de Vietnam
donde la selva brilla de Napalm
bajo la luna
porque quizás no pueda resistir
ahora
hablar de mí
o de mi país
o del día de ayer en la estación de Hamburgo
donde pasé el día y la noche,
de la muchacha del puesto de revistas
que me sonreía
cada vez que pasaba delante de ella
y tampoco sé
si escribirle un poema
al vaso de leche
que le pagué a un muchacho alemán
porque pensé que era
esquizofrénico o idiota
o a mi país
porque hace un rato
en el quiosco que vende frutas
del hall de la estación
vi tres manzanas decoradas
en un platito con papel de seda
y una estampilla que decía
manzanas argentinas.
Ahora estoy confundido
y quisiera
que mi amigo Fernández estuviera aquí
y me hablara de Artaud
o de Jacques Vache,
mientras toma yoghourt
y fuma Monterrey;
porque estoy sentado en el piso
del baño del bar de la estación,
después de haber pagado 0,20 pfennig
para entrar
y estoy muy bien
porque aquí no hace frío
y hasta los azulejos verdes están tibios,
pero esto es muy raro
porque un día elegí el mar
y ahora el mar se terminó,
y escribo un poema en un baño
porque no tengo un marco
para tomar café y escribir
en una de las mesas del bar.
Me pregunto si todo esto está bien,
si estoy haciendo algo por el hombre
y sé que me puedo quedar
mucho tiempo aquí,
porque el encargado de cuidar los baños
es viejo y duerme,
porque son las siete de la mañana
sin darse cuenta que hay alguien
que está escribiendo hace media hora
en uno de los baños,
y como estoy demasiado confundido
y mi amigo Fernández está lejos
y el encargado tiene demasiado sueño
y pienso
que va a pasar mucho tiempo
antes que despierte,
voy a seguir aquí,
pero temblando
por este poema
y por este momento he que elegido
escribir tibiamente en un baño
este poema
que es sólo una pregunta
mientras afuera se matan
los hombres que no escriben.
San John López del Camino (1970-1971) es primer poemario con que nos encontramos al abrir Marihuana para los pájaros, y al leer el poema inaugural –titulado igual que el poemario- anoté en el post-it con que marco por dónde voy cuando dejo el libro: “Lorca-Whitman” porque el tono me recordaba al del poema de Federico García Lorca titulado Oda a Walt Whitman, y pensé que mi intuición había sido cierta cuando unos cuantos poemas más adelante, en la página 23, en el poema Mi bella durmiente de amor que estás en el mundo, Núñez evoca a Walt Whitman con versos que parecen un homenaje al citado poema de Lorca.
Por ejemplo, escribe Núñez:
“Mi bella durmiente de amor /
que estás en el mundo /
yo le voy a decir al viejo Whitman /
que no finja estar muerto /
y que con su barba mojada de lluvia /
te escriba su poema /
para que te despiertes” (pág. 23).
“Mi bella durmiente de amor /
que estás en el mundo /
yo le voy a decir al viejo Whitman /
que no finja estar muerto /
y que con su barba mojada de lluvia /
te escriba su poema /
para que te despiertes” (pág. 23).
Escribe García Lorca en su poema, unas cuantas décadas antes: “Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman, / he dejado de ver tu barba llena de mariposas”.
Los poemas de San John López del Camino vuelven a incidir en figuras posmodernas, muchas de ellas del mundo de la música, como Jimmy Hendrix (en el poemario anterior había poemas dedicados a Mick Jagger, por ejemplo), y el juego surrealista empieza a ser más elaborado, dejando un tanto atrás el puro realismo narrativo.
Me gusta este poema:
FRANKENSTEIN
Frankenstein
hijo de adolescentes
engendrado en caminos
Frankenstein
solo en los supermercados
buscando amigos
la boca hinchada de amor.
Frankenstein
hay pequeñas niñas que te buscan.
Frankenstein
te han mordido los pómulos,
les han dado un miedo atroz.
Frankenstein
no estás solo;
hay miríadas de monstruos fornicando en campos
bajo la lluvia
aullando ante micrófonos.
Frankenstein
cantarás rock
y serás bueno.
Jimmy y su guitarra desde el paraíso.
Miles soplando,
yo golpearé techos,
qué más da.
Frankie,
estaré donde vayas.
Frankie,
Te espero.
Frankie,
tendrás mis manos.
Jougla rock (1971-1972), en este poemario Raúl Núñez se vuelve más intimista y la desesperación que en sus dos libros anteriores parecía formar parte de la aventura beatnik de la juventud, ahora parece más connatural a una idea irremediable de derrota vital. En Jougal rock podemos encontrarnos con versos como estos: “Yo no haré grandes cosas” (pág. 163); “Yo estoy un poco sucio / no tengo demasiado buen aspecto / y sólo me quedan dos o tres monedas en el bolsillo” (pág. 166).
Además en este poemario el amor, que en los libros anteriores parecía centrarse en una deseo de fraternidad universal, incluso con rasgos mesiánicos (que a veces me hacían pensar en Ernesto Cardenal), aquí se concreta en evocaciones de mujeres individualizadas: “Está bien, muñeca / hace cinco días que le hablo de ti a mis amigos / y que me acuesto tarde por caminar de noche como un lobo” (pág. 157).
People (1974) y Cannabis flan (1983) los dos últimos poemarios de Raúl Núñez suponen un cambio radical dentro de su quehacer poético. La voz poética -desesperada, soñadora, evocadora, ilusa, fraternal, frágil…- que conocíamos hasta ahora (si uno lee los poemarios en orden cronológico) se va diluyendo hasta llegar a unos poemas (la mayoría pequeños relatos en prosa) donde Raúl Núñez juega a la libérrima asociación de ideas surrealistas, y que a mí me han interesado y transmitido bastante menos que los libros anteriores, porque me puede interesar unas composiciones con estar características unas pocas páginas, pero pierdo pronto la concentración al leerlas.
En realidad, en estos dos poemarios Raúl Núñez parece meterse en la piel de William Burroughs y escribe páginas disparatadas, como las que escribía el norteamericano bajo los efectos de las drogas para crear El almuerzo desnudo.
Para ilustrar esto, voy a copiar dos poemas: El primero, No hace demasiado tiempo, perteneciente al libro Jougla rock, donde la voz poética es aún intimista (y que yo prefiero), y a continuación el poema Habitación-aguja del poemario Cannabis flan.
NO HACE DEMASIADO TIEMPO (poemario Jougla rock, 1971-1972)
No hace demasiado tiempo
que iba al colegio lleno de libros y bolígrafos
porque esperaba ser médico o profesor de historia.
Subía a un autobús naranja al mediodía
para ir a sentarme a un banco de madera
y escuchar desérticas palabras desde las bocas viejas.
No hace demasiado tiempo
que bailaba tibiamente en un living rosado
junto a una mesa llena de Coca-Cola y tortas
y soñaba casarme con una muchacha de familia respetable
que oliera a perfume importado.
Y soñaba, también, volver al anochecer al céntrico apartamento
que estaría lleno de bondadosos suegros y cuñados
que hablarían con orgullo de mis títulos
y del pequeño autor que me esperaba afuera.
No hace demasiados años
Todo hubiera sido más fácil en mi vida,
pero ya entonces comenzaba
a escribir sucios poemas en las sábanas
y a tirarle huevos podridos a las limpias estrellas.
No hace demasiado tiempo
que dibujé una flor en las alas de Bat-Man
y subí al primer barco.
No hace demasiado tiempo
que robo manzanas de los mercados
y amor de los borrachos.
No hace demasiado tiempo
que trato de ser un hombre más
y pese a todo
no comprendo muy bien por qué escribo todo esto.
HABITACIÓN-AGUJA (poemario Cannabis flan,1983)
Joe Capone –detective privado- toca el clavicordio junto a la puerta de la habitación-aguja de Popeye el heroinómano tratando de atraerlo y terminar con él, pero hasta su almizcle de albóndiga turquesa ha fracasado y sólo la portera albina ha acercado sus narices, luego de hacer un strip-tease ante Joe Capone ha muerto de pulmonía en la escalera –Greta Garbo llora por ella-.
El viejo traficante de venas trata de cobrar su factura grasienta que dice veintitrés metros de venas estirilizadas en tono azul aquavelva a nombre de Popeye –y espera aturdido por el clavicordio diabólico de Joe Capone mientras irrumpe el bebé loco engendrado por Popeye bajo la luna gruyere de los muelles- diciendo que necesita ver a su padre para avisarle que han vuelto a ofrecer recompensa por su captura, y todos comienzan a discutir por lo del dinero y a pegarse en los dientes cuando aparece el Hombre de las Granadas llamado por su intención mágica, y se pone a repartir folletos en colores de soldados mutilados, pero el bebé loco lo echa enfurecido amenazándole con su pene mecánico, y el Hombre de las Granadas huye.
Popeye sigue a gusto en la cama, y su andrajosa neurona amante es elegida reina en el concurso de belleza –luna de miel en los vaciaderos del hospicio- pero Joe Capone, luego de haber noqueado al bebé loco y de firmar un contrato secreto con el Hombre de las Granadas –que ha vuelto disfrazado de cartero- logra tomar la habitación-aguja, somete a Popeye a base de jiu-jitsu y pide una Pepsicola por teléfono a la YMCA. El viejo traficante de venas no ha podido cobrar su factura grasienta y será ejecutado al amanecer.
The End –Marcha sobre el río Kwai-. Un caldeo mira desorientado.
Así que la publicación por parte de Baile del Sol de este libro en 2008, Marihuana para los pájaros, supone el interesante rescate de Raúl Núñez, figura maldita y perdida, que introduce en nuestra poesía una conexión con la norteamericana que yo pensaba que se había establecido mucho más tarde. Y que permiten que, al menos por unos años más, se puedan cumplir los deseos de juventud de Raúl Núñez; con estos versos finaliza el poemario San John López del Camino: “Amar la mágica incertidumbre del camino. / Veinticuatro años / y sé / que el poema sobrevivirá a todo” (pág. 39)
Ya sólo falta que Anagrama se anime a reeditar sus novelas, y que alguien se lance con una novela que dejó inédita.
PUBLICADO POR DAVID PÉREZ VEGA
DOWN DOWN DOWN
Se han apagado las luces de la feria
y el viejo perdedor toca la pandereta.
Se han apagado las luces de la feria
y el viejo perdedor toca la pandereta,
pero yo no puedo escucharlo, nena,
porque estoy Down Down Down.
.
No puedo moverme de la cama
y mi cabeza es una tortilla quemada.
No puedo moverme de la cama
y mi cabeza es una tortilla quemada,
quiero tu paracaídas verde, nena,
porque estoy Down Down Down.
.
Quiero que subas al ascensor conmigo
o que me consigas una alfombra mágica.
Quiero que subas al ascensor conmigo
o que me consigas una alfombra mágica.
Realmente no puedo hacerlo solo, nena,
porque estoy Down Down Down.
.
Tráeme uin cometa Lucky Strike
y pásame tu cuerpo por la boca.
Tráeme un cometa Lucky Strike
y pásame tu cuerpo por la boca.
Es todo lo que necesito, nena,
porque estoy Down Down Down.
EL BOSQUE DE LOS MAGOS
He llegado al bosque de los magos
y no puedo hacer otra cosa que quedarme.
Aquí puedo comprenderlo todo,
pero no hay nada que me interese saber,
porque las preguntas han dejado de tener sentido
y lo único que hago es estar vivo.
Trata de conectarte por arriba
si quieres llegar al bosque de los magos,
porque si te quedas dormido en el sótano
no podrás enterarte de nada
y estarás viendo una película por otra.
Verás qye no hay muerte ni tiempo
en el bosque de los magos,
y no escuches una sola palabra
de quien no haya viajado por aquí.
No necesitas preparar la maleta,
sólo tienes que traer tu mente
y dejar tu chaqueta de fantasma.
Quiero que me acompañes,
porque si no te será difícil entenderme
y seguirás tratando de subir con la cultura
o haciendo el curso de guerrilla urbana.
No tengas miedo a lo maravilloso,
yo te espero en el bosque de los magos.
VEINTICUATRO AÑOS
Veinticuatro años.
No tengo nada.
Ya he tendido los ojos para siempre
a este hermano imbécil o santo del poema.
Ya he elegido.
He cortado las sogas al trapecio
y al caer he cantado.
He cantado siempre.
He tenido coágulos de flores en todas las heridas.
He caminado países
he vuelto
hoy me vuelvo a ir.
He mendigado en puertos extranjeros
y en trenes que cruzaban Europa.
He soñado con Blaise Cendrars.
He tocado la guitarra en una calle de París.
He tenido miedo en Estocolmo
bajo la nieve.
He juntado papeles por la calle
para ir a escribir a una plaza
en la madrugada.
He trabajado, he sido bueno.
Agradezco estar vivo y amar.
Amar a los adolescentes.
Amar a Dylan Thomas y Allen Ginsberg.
Amar los sucios y los locos.
Amar los negros.
Amar a Woodstock.
Amar a todas mis visiones.
Amar a mis amigos.
Amar el mar.
Amar la mágica incertidumbre del camino.
Veinticuatro años
y sé
que el poema sobrevivirá a todo.
JUDITH
Judith que me hablabas de muertos entre una tortilla de patatas
y judías verdes mientras buscabas los ojos de tu padre en el vaso de vino.
Judith que vendías drogas por los bares de noche y quedabas sola
en el alba haciendo pis en un callejón de Barcelona.
Judith que hervías rosas robadas y tocabas un flauta hindú bajo la
lluvia y que ahora estás loca en Marruecos con tu pálida peca del
meñique y tu cabeza llena de rulos rubios.
Ahora estás loca en Marruecos comiéndote las manos.
Ya no me hablas de las últimas palabras de tu abuela que aparece
azul y desnuda colgando de los flecos de alucinados árboles de manos.
Ya no me hablas de los pulmones rotos de tu padre y su gran flema roja
en la nieve de un pueblo gris y sucio de Inglaterra.
Ahora estás loca en Marruecos comiéndote las manos.
Ya no me tocas el pelo ni las manos en tu habitación llena de pájaros
de hilo y delgadas velas rosadas fabricando terribles rostros en las
paredes negras.
Ahora estás loca en Marruecos comiéndote las manos.
El mar de ojos grises te ve dibujar una pequeña casa de arena de la
playa y el viento se te mete en los ojos que al final caen en la noche.
Ahora estás loca en Marruecos comiéndote las manos,
y un moro te tira una bola de carne frita a la cabeza rubia cuando quieres robar
un poco de comida.
LOS LETRAHERIDOS QUIEREN TOMAR
MEDIDAS CON LA POESÍA
para David González
Si me pagaran un millón de dólares por este poema
me callaría la boca para siempre.
Raúl Núñez (de su libro Juglarock)*
Aunque soy demasiado joven para el blues
me ofrecieron dar clases
de poesía no remunerada.
El motivo, según ellos, es porque tengo dos libros
de poemas autoeditados.
Les dije que no.
Y no es porque yo conozca
algo que no quiera compartir,
algo que pudiera
hacer mejor escritor a nadie.
Aunque pueden probar
-al menos por un tiempo- derramando whisky
sobre su poema muerto.
Dije que no
porque me importa bien poco
mi ego
tu ego
el ego
de los que se enfrentan
a la página en blanco
y el ego de los que idean o idearon
métodos impostados
para escribir poesía.
Lo que de verdad me trasciende
es poder pagar mis letras
la luz el agua el teléfono el gas
los créditos el alquiler el pan que le fían a mi madre
el pienso el tabaco la zona azul,
porque no sólo por la boca vive el pez,
porque hay una crisis
en las posibles salidas y
el verso libre de cada día
te lleva a la encerrona comprometida de encararse
con el más jodido de los poemas,
ése que has vivido cientos de veces,
y por el que no se cobra al estar,
tomando medidas, con el agua al cuello.
_________________
* Raúl Núñez. Considerado por muchos como el precursor del realismo sucio en España en los años setenta. Destacan sus libros de poemas: San John López del Camino; Juglarock, y People, así como sus novelas Derrama whisky sobre tu amigo muerto, La rubia del bar y Sinatra, estas dos últimas llevadas al cine. Núñez murió pobre y en el olvido pese a haber publicado sus obras en prestigiosos sellos editoriales. Recientemente la editorial Baile del Sol publicó su poesía completa bajo el título de Marihuana para los pájaros.
Abel Santos, del libro TODO DESCANSA EN LA SUPERFICIE (Ediciones Vitruvio, 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario