Melvin René Barahona
Melvin René Barahona (Izabal, Guatemala, 1931 - noviembre de 1965) Fue un periodista, poeta, escritor guatemalteco (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
Barahona vivió una infancia de pobreza extremadamente dura y difícil. Fue uno de los integrantes del Grupo Saker-ti. Colaboro con los periódicos Tribuna Popular, Nuestro Diario y El Imparcial, así como también revistas en Guatemala (Diccionario Histórico Biográfico, 2004).
En el año 1954 se autoexilió en Argentina. Público un ensayo extenso sobre el poemario canto vivo, del poeta y medico Werner Ovalle Lopez. Además escribió Sonetos al amor suicida en el año 1946. Dejo inédito el poemario Guitarra en el exilio, con un prologo de Miguel Ángel Asturias (Diccionario Histórico Biográfico, 2004)
El escritor Guatemalteco falleció trágicamente, por suicidio. Se estima principalmente las enfermedades mentales y los trastornos, diversos entornos culturales y sociales le llevaron a la consecuencia de riesgo de suicidio, en América del Sur, en noviembre de 1965. En homenaje póstumo, el ministerio de Cultura publico su obra Almirante de alba en el año 1995 (Diccionario Histórico Biográfico, 2004)
La Invasión *
Apagad vuestras lámparas...
que viene la aviación.
Apagad vuestros cigarrillos...
que viene la aviación.
Apagad la sonrisa de ese niño...
que viene la aviación.
El Alto del Ejército
Apagad esa radio...
que viene la aviación.
... en el frente de Gualán...
Disimulad esa ventana...
que viene la aviación...,
que viene la aviación...,
que viene la aviación...,
que viene la aviación...,
que viene la aviación...
¡Poommm!
Apagad esa radio...
¡Poommm! ¡Poommm!
(*) Este poema es un fragmento de 'Las Guitarras del Exilio'. Extraido de 'Guatemala, su nombre inmortal. Antología'. Ed. Revista de Guatemala.
Todo pasará (1)
... y todo pasará.
Y yo estaré contigo en las mañanas
de las reconstrucciones.
Si. estaré en Zacapa
y estaré en Chiquimula;
estaré en todas partes
por donde la amuerte anduvo
desalojando a la esperanza.
Yo estaré allí para hacer
la sangre náufraga de los ladrillos muertos.
Para enjugar la última lágrima vertida.
Estaré allí
para borrar con mi frente los escombros
y los recuerdos tristes.
Pondré una rosa roja y un soneto
en cada tumba colectiva.
Pintaré allí un vástago de mi voz, una sonrisa,
un estremecimiento de mis labios
en las palmeras resurrectas,
y besaré los nuevos ladrillos y los muros
definitivamente edificados.
Si, todo pasará;
y vendrán nuevas madres para los niños huérfanos,
y vendrán nuevos hijos para madres tristes,
y un nuevo pan
mas dulce y mas sabroso
desbordará las muecas de mi pueblo,
y una nueva esperanza
desbordará los pechos reconstruidos.
(1) Fragmento de 'Las guitarras del exilio'
Zacapa, niña ardiente
Zacapa, niña ardiente,
corazón de palmera ruborosa.
Fragua donde el verano se adereza
ccon el aroma insustituible
de tu ron tropical, con tu mercado
oloroso a legumbres y sonrisas
que miran a través de los canastos
como ofreciendo un tímido espejismo
de humedad vegetal y caprichosa.
Como si no bastara con el fuego
que transpiran tus cactos;
y ese otro, voluptuoso y enervante
de tus doncellas mañaneras;
hoy le traen, Zacapa de mis antepasados,
el fuego de la muerte, el que destruye
toda la vitalidad y todo ordeño.
Siempre pediste humedad para tus llanos,
para aumentar los surcos de tus milpas,
para bañar la sangre de tus cactos,
para aliviar la frente de tus niñas.
Ya tienes humedad; sí, ya la tienes.
Humedad en los ojos de las madres
con su ternura mutilada.
Humedad en los hijos destrozados
y en su lactancia aniquilados.
Ya puedes inclinarte en los llanos de la Fragua
para beber tu propia sangre,
esa alta sangre, vacilante y poderosa,
que yo traigo en el centro de mi puño
como una herencia desde ayer, desde mis padres.
Fuego sobre fuego te están dando
los perros asquerosos de la noche
para que no te quede piedra sobre piedra.
A ti, diosa del fuego, que le diste
el sello de tu lumbre a Prometeo,
la piedra de tu fuego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario