MARÍA ELEONOR PRADO MÖDINGER
Nació el 06 de mayo de 1962 en Santiago de Chile, hija de una profesora de literatura y de un escritor. A partir de los 8 años comenzó a perfilarse como poeta, si bien es cierto atacada por la curiosidad de la rima, la que le dedicó buena parte de su adolescencia, a partir de los 20 años ya versaba libremente; es sin duda amante del verso libre sin desmerecer las técnicas que ofrece la literatura, a ella no le va, es por naturaleza desbocada, libre y ansiosa. Estudió Comunicación Audiovisual y se especializó en Producción de Prensa. No tiene cursos formativos en literatura más que un taller realizado el año pasado con el Premio Nacional de Literatura Raúl Zurita. Su pasión siempre será la lírica, le nace espontáneamente sin llamarla, así de repente llega a abstraerse totalmente; ella la atrapó y para siempre.
COBRA
Lánguida mañana animal
despiertan sentidos,
los ojos invertidos en sueños
de imágenes sin rostros.
Se pisa fuerte peldaños
de teflón sin sol que queme.
Se blasfema interno,
de las bocas salen prados,
de la sangre charcos
estancados de alquitrán.
Pletórica y fina dama
envuelta en tafetán,
piel de doble escama,
lengua en menguante
y sonrisa de serpiente.
Se vislumbran plumas albas
y no es un ángel.
PLACENTERO
Como surca el rostro los espacios infinitos de otro ser,
como el aire a ras de suelo
hace que la tierra lo respire
y en él, germinen primaveras.
Perdurar la siembra de los besos,
los roces de las mismas manos imprudentes,
ayudar al cuerpo viejo a montarse
nuevamente y mirarlo con amor.
Porque si y no ya no es nada
sino estar muda tocando tus cabellos
mientras pienso en lo que dí.
Como surca un beso tuyo mis entrañas
esta noche mientras te duermes tranquilo en mi pecho.
AL LADO DEL CEDRO
Abogo por las mentiras piadosas
nunca las verdades con sus filos de hierro,
ejecutar con látigo de esponja
en vez de un tronco con púas:
¡Ay amor que difícil es el olvido!,
prefiero rescatar los sueños a vivirlos muertos.
Añoro el vacío a la intolerancia,
apuesto por ti a más no poder
con tus secretos amordazados,
tus ojos reprimidos,
tu sonrisa refugiada,
tus manos sangrantes
¿Y yo? ..........
sólo con alas para alzarte.
Prefiero tu cuerpo abotonado
para no compartir su desnudez,
tu pelo preso para que el viento no haga su siesta;
te detesto de todas las formas posibles
para nunca dejar de amarte mientras viva.
Si la vid crece bajo el sol,
¿Por qué no parirte en mi alma de noche? :
Oh amor noctámbulo,
te prefiero cedro en la angostura del terral
que me tapa mientras germino una violeta.
EL CATRE
Que al catre no se va a dormir ni a limpiar sus barrotes de bronce,
a dar vuelta el colchón porque su lana te pica en la noche.
No se va simplemente a cambiar sus trapos
viejos por brillantes de seda y menos a pulir
sus ruedas cuando hay jarana.
Allá no se va sin una buena porción de ganas,
una jarra de agua clara
y un par de bocas sedientas.
Al catre que esconde tu cuerpo,
ese gran testamento de besos tardíos
hay que tirarlo al vacío para enterrarlo repleto
una vez que mordido
ha expirado contento.
TRISTE FRÍO
Cómo se destiñe el sol sobre el azul invierno,
si Van Gogh supiera que su amarillo oro
va destilando y haciéndose sombra
lloraría negras ráfagas fijas.
Y tú,
oh cielo llorón
lamentas no poder sólo ovillarte en rocío,
en tenue llovizna con brisa hacia el olmo,
ahí donde se esconde el olfato boreal,
donde duermen las risas infantiles y los
tonos convulsivos de la primavera yerta.
Es triste pasear sola por las durmientes praderas de tus ojos
y beberme la helada sangre de tus labios idos,
es triste alcanzar tu rostro que no dice nada como ayer
en este invierno que sólo drena sus tibiezas lentas.
ESPIGA
Quiero hacer un texto memorable,
un verso a ojos cerrados,
una melodía sin rastro de negras corcheas,
dar un beso sin labios probables,
un toque con dedos de hiel,
el amor en tiempos de fuga.
Quiero plagiar tu cuerpo con mi lengua retráctil,
arañar el principio de tus flujos secretos,
concebir sin la esfera uterina,
contagiar mi vasta indefinición;
y en toda esta bravata de rancias codicias
verter mi cuero y hacerlo una espiga,
esta noble torpeza que la vida misma dejo
tirada en cubículo de tus manos de hombre,
en la cúspide de algo posible.
ERÓTICO
¡Lo sabes!,
desde que mordí tus besos
y arañaste mi alma,
desabotonaste mi brassier
con tus ojos de lobo.
¡Lo sabes!
y callas por vergüenza,
y yo digo no,
no dejes de usar mi carne en tus sueños mojados,
no pavimentes sendas si llevan mi piel.
¡Lo sabes!,
que allá abajo donde te gusta
vivo yo enjaulada y sin llaves.
REZOS MUERTOS
Reza cruz sobre tu cruz
que las plegarias están sordas hoy en día,
no se hizo el cielo sobre tu madero
sino la intolerancia.
La tierra ladra con bozales y apariencias,
mientras las lágrimas no son más que lluvias escarlatas.
Si una sola vela prendiera sin cerillos,
¡Oh dioses benignos y piadosos!
se haría el resplandor.
La telaraña es enorme soporte de redes taciturnas,
amarran el eslabón de lo que una vez hubo
como modo subjetivo
sepultado hoy
en los fieros frenillos de una mueca cabizbaja.
BAJO LA BRUMA
Qua Hy Dem,
apretado silencio invernal con pozas de hielo,
riscos con patas de cabras,
con cencerros arropados de lana y ese acompañante
harapiento que no hace más que soplar un cuerno
de hueso,
y todo me habla de invierno
y nada de sol, de calor, de fuego.
Triste comarca nipona
con azafranes humeantes y caldo delgado.
Se quedó dormida Yin Hua mientras lo esperaba
con sus pobrezas a cuesta y sus pancitos de arroz
en el alero de su bajo vientre;
ese día algo surgió en los acantilados,
se filtró en la cabaña un helado vozarrón que hablaba
de muerte y ella en el desespero apoyó su cabeza
en el muro, mas no quiso saber nada.
Arropada de pena con su canasta de hambre esperó
ser llevada en el lomo de ese macho cabrío que se inmoló
junto a Pei Wuo cuando la bruma lloraba sobre su cuerpo.
VIENTRE VACÍO
Si pudiera
poder asir el luto de tus labios,
colgarme de tus ojos
de acuarelas tardías con tintes
de enorme tristeza,
de triste tristeza ahogada y
sin fin.
Alondra soy de vuelo cortado
que enjuaga tus tibiezas al
alero de tu cuerpo dolido,
lacerado de tanto llorarse.
Y volaré,
y volarás conmigo,
y no serás más
y yo menos que más
en este canto de alas
sin alas y de vientos
en forma de soplos.
Porque la muerte se hizo a los
pies de tu vientre y no pudiste
soñar.
REPOSO
Déjame apoyar mi rostro en el vacío
hueco de tu piel,
con tu permiso,
estoy cansada.
Cerrar los ojos quisiera sin hablar,
sólo coloca tus labios en
mis ojos cerrados mientras
sueño en nada particular.
Si las horas parecen eternas
para tenerme en tus brazos,
disculpa el infortunio de
acoger mi cuerpo en el tuyo,
me iré de madrugada mientras
beso tus labios sin el ruido
de una despedida.
Déjame descansar la pena
que me produce alzar el vuelo.
HUMEDAD
Solía peinarse la niña
su pelo largo sobre cascadas
y mientras más estiraba sus
cuerdas
más cantaba bañada,
porque cuerpo y arpa,
porque lánguidas notas secadas,
la párvula nuca
en los crines,
lluvia de pelo y potranca.
Solía peinarse la niña antes
de ser de otras castas.
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